lunes, 5 de junio de 2017

El estado de la Unión Europea: Relanzar Europa




Comentario en el panel: Presentación del Informe: “El estado de la Unión Europea 2017: Relanzar Europa”, en el que Diego López Garrido, exsecretario de Estado para la UE y director del informe estado de la UE 2017 y María Pallares, coordinadora, presentaron el libro. Seminario Relaciones América Latina y Cuba con la Unión Europea celebrado en el ISRI los días 31 de mayo y 1 de junio de 2017. Situación, avances y Perspectivas. Con el Auspicio de la Fundación Alternativas de España, el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” (ISRI), la Cátedra Jean Monet de la Universidad de La Habana y la Fundación Friedrich Ebert-Stiftung de Alemania.

Por Dr. Leyde E. Rodríguez Hernández

En primer lugar quiero agradecer al Director, Dr. Diego López Garrido, la presentación de esta excelente publicación que ya es  conocida en la comunidad académica cubana por su calidad y profundidad en los análisis  sobre la situación de la Unión Europea. También es importante reconocer la colaboración de dos instituciones académicas europeas en la elaboración del estado de la Unión, las cuales han auspiciado este seminario: la Fundación Alternativas y Friedrich-Ebert.

Después de haber leído este informe, nos damos cuenta de la urgencia que su titulo significa: “Relanzar Europa”. Eso quiere decir que el estado de la Unión Europea, en el 2017, difiere en aspectos cualitativos a  décadas anteriores, y que un cambio o transformación de la integración europea es perentorio para el accionar de este actor global del sistema internacional del siglo XXI.

En este libro se hace un balance crítico e integral de la evolución de la Unión Europea en el último año, que ha sido calificado como la etapa más horrible y el recorrido más espinoso de la Unión Europea. No habría que leer otra publicación para encontrar una caracterización amplia y exacta de la coyuntura económica, política y social que perturba la integración europea. Situados geográficamente del otro lado del Atlántico, también no pocos académicos cubanos observamos que la integración europea se encuentra inmersa en su peor momento en toda su historia, pero sin ánimo de exageración, con la mayor objetividad académica y alejada del posible catastrofismo, porque las crisis  generan desafíos y oportunidades para los actores involucrados.

En el informe se mencionan dos acontecimientos que pusieron a prueba a la Unión Europea en el último año:

·         El referendo británico para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit).
·         La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

También coincido con la percepción expuesta de que los problemas de la Unión Europea no son el Brexit o la elección de Donald Trump, la crisis de Ucrania con Rusia o las guerras de Oriente Medio. El problema grave es el estancamiento, sin avanzar, sin que se emprendan iniciativas institucionales que favorezcan el progreso de la integración europea. En estos aspectos las páginas del informe son esclarecedoras y, al mismo tiempo, tienen una visión autocrítica de lo que ha podido lograr la Unión Europea en las últimas décadas. 

Se reconoce que la crisis económica y financiera ha provocado múltiples problemas como el déficit de estabilidad porque se ha extendido por la Unión Europea las crisis presupuestarias estatales. En el informe se demuestra la deficiencia estructural de la política económica de la Zona Euro, lo cual pone de manifiesto que no se pueden ignorar las consecuencias y los costos sociales y políticos de no contar con una política económica y financiera conjunta. 

Es cierto que el paisaje político actual de la Unión Europea está siendo transformado por la crisis entrelazada con la ola de refugiados y la inseguridad que producen los actos de terrorismo, y que el populismo y la xenofobia crecen a lo largo de Europa, al mismo tiempo que los partidos europeos tradicionales, que una vez impulsaron la construcción europea, han perdido terreno, tanto a la izquierda como a la derecha, lo que se puede vincular con la crisis global de los paradigmas teóricos y políticos tradicionales.

Lo anterior tiene relación con que una parte de la población no se siente representada cultural y políticamente manifestando desafección hacia la democracia representativa. Es por eso que se evidencia la urgencia de un nuevo contrato social para una política europea progresista que introduzca una visión democrática de bienestar y seguridad, lo cual, en mi opinión, estaría en correspondencia con los objetivos originales de la Unión Europea, y que fueron sus principales logros antes de la ejecución y generalización de la política económica  neoliberal que descarriló dichos avances y erosionó, en casi toda Europa, el estado de bienestar en sectores clave como la educación, la salud y las pensiones.  

Considero que aquí radica una cuestión esencial para extraer lecciones prácticas. Me refiero a la necesidad de regular el mercado salvaje, el poder desmedido de las transnacionales y la evasión fiscal, afín de evitar el daño que la desigualdad creciente genera en todos los tejidos de la sociedad: en el plano económico, social, político y moral.

Ya es un hecho que las relaciones trasatlánticas de la Unión Europea son complejas y difíciles. Es muy probable que la Unión Europea tenga que avanzar más en seguridad y defensa para obtener  autonomía estratégica. Con una visión prospectiva, el informe vislumbra ese escenario. Por otra parte, pienso que millones de personas en el mundo y, en especial, en América Latina  y el Caribe, desearían que la Unión Europea sea un polo de balance de poder global, para el desarrollo equilibrado de la cooperación internacional multisectorial, la promoción de un mundo de paz, desarrollo y estabilidad, en contraposición a las políticas hegemónicas que generan el intervencionismo político, militar y la guerra en las relaciones internacionales.

Por los elementos expuestos, es tan fuerte la crisis que atraviesa la Unión Europea que está poniendo en riesgo el proyecto supranacional más potente e integrador que Europa ha conocido a lo largo de su historia. Siempre he pensado que una eventual desaparición de la Unión Europea es un escenario poco probable, pero sabemos que ha sido pronosticado por distintos analistas políticos internacionales. La desintegración de la Unión Europea representaría una catástrofe geopolítica de imprevisibles consecuencias para un continente en condiciones de interdependencia compleja y con potencias poseedoras de armas nucleares. Un escenario de esa naturaleza, en la coyuntura internacional actual, sería perjudicial para Europa y tendría impactos negativos para todos los estados, para el funcionamiento del sistema internacional en su conjunto.

Es muy importante recordar que en su nacimiento la Unión Europea llegó dotada de una estrategia de paz y reconciliación de Europa y la regeneración social y económica de un continente devastado por la guerra. El proceso de integración europea se adaptó y sobrevivió a los peores momentos de la guerra fría.  La Unión Europea, de la misma manera, supo renovarse a través del proyecto de la Unión Económica y Monetaria, la Europa del Euro, consiguiendo su reunificación política con la caída del muro de Berlín, la libre circulación y residencia, ambas altamente valoradas por los ciudadanos europeos.

Cuando estudiamos esa historia de la Unión Europea, nos percatamos de la trascendencia de su reforma en beneficio de los ciudadanos europeos y de la humanidad. En ese sentido, recomiendo la lectura de este informe que va mucho más allá de un compendio de complejos problemas y desafíos, porque contiene, además, un conjunto de valiosas propuestas que podrían contribuir a la renovación de la integración europea.

El desordenado, convulso y turbulento contexto internacional actual es muy peligroso, para el mantenimiento de la paz mundial y la supervivencia de la especie humana, por la existencia de enormes arsenales de armas nucleares y el acelerado cambio climático global, en una época marcada por la persistente crisis sistémica del capitalismo globalizado. 

Es por ello que prefiero conservar la imagen optimista que encabeza este informe: “Relanzar Europa”, tal vez a varias, múltiples velocidades como expresión de las agudas asimetrías existentes entre los estados miembros, antes de aceptar los titulares de algunos medios de prensa europeos e internacionales que, carentes de análisis objetivos y balanceados, repiten con axiomático infantilismo que: “había una vez la Unión Europea”. Estas son, en realidad, presentaciones caricaturescas sobre la Unión Europea, que no decidió disolverse y, por el contrario, se propone relanzarse, lo que quiere decir reformarse, transformarse, pero ahora solo sé que el tiempo dirá si es y será posible.

Por todo lo expresado hasta aquí, felicito a los autores de este informe y esperemos con interés una nueva presentación del libro sobre el estado de la Unión Europea en el 2018.  

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