MSc. Enrique R. Martínez Díaz,
Investigador CIPI.
Los recientes
acontecimientos relacionados con la política de la actual dirigencia de EE.UU.
respecto a los asuntos militares confirman los criterios de que el equipo del 45to
Presidente de los Estados Unidos, Mr. Donald John Trump favorecerá la
aplicación de la fuerza o la amenaza de la misma, así como el incremento de los
gastos militares de esa nación en los próximos años, dando un nuevo impulso a
la carrera armamentista.
Coincidiendo con el
inicio de su primera gira internacional,
fue presentado el proyecto de presupuesto para el Año Fiscal 2018 (FY
2018), bajo la denominación de Una Nueva Fundación para la Grandeza
Americana[i],
en el cual, en la página 17 se plantea la decisión de eliminar el llamado
“secuestro” e incrementar en 54 mil millones de dólares el gasto de defensa,
incluyendo 52 mil millones de dólares más para el presupuesto del Departamento
de Defensa, y otros dos mil millones para gastos relacionados con la defensa en
otros departamentos (como es el caso del Departamento de Energía, que recibe asignaciones para el mantenimiento
de las armas nucleares). Este incremento es respecto a lo que se había planificado para
ese período en la propuesta de presupuesto anterior del gobierno de Barack
Obama (generalmente, cuando se hace la propuesta de presupuesto para un año
fiscal dado se enuncia la proyección para los años siguientes).
De tal forma, podemos
ver a continuación los presupuestos de defensa planificados para los venideros
años fiscales, según se señala en la Tabla S-7, página 40 del documento emitido
por la Casa Blanca, al cual hacemos referencia:
AÑO FISCAL
PROPUESTA ANTERIOR PROPUESTA
ACTUAL
FY 2018 549 mil millones USD 603 mil millones USD
FY 2019 562 mil millones
USD 616 mil millones USD
FY 2020 576 mil millones USD 629 mil millones USD
FY 2021 590 mil millones
USD 642 mil millones USD
FY 2022 605 mil millones
USD 655 mil millones USD
FY 2023 620 mil millones
USD 669 mil millones USD
FY 2024 636 mil millones
USD 683 mil millones USD
FY 2025 652 mil millones
USD 697 mil millones USD
FY 2026 668 mil millones
USD 712 mil millones USD
FY 2027 685 mil millones
USD 727 mil millones USD
En total, entre los
FY 2018 y 2027 había previsto un gasto militar de unos 6 billones 144 mil
millones de dólares, y la nueva propuesta asciende a 6 billones 633 mil
millones, 489 mil millones más.
Consideramos que los
altos mandos militares, y los empresarios del Complejo Militar Industrial deben
estar satisfechos. No obstante, no debemos olvidar que tras esta propuesta
comienza una importante puja dentro del Congreso estadounidense a fin de
decidir qué programas se beneficiarán más y cuáles serán perjudicados. En este proceso
muchas veces influyen más los intereses de las transnacionales y las
aspiraciones electoreras que los verdaderos intereses del país.
Por solo poner un
ejemplo, se conoce que la Marina de Guerra estadounidense (US NAVY), con el
apoyo del presidente Trump, está optando por que se autoricen fondos para
acelerar el programa de construcción de buques de guerra, con el objetivo de
llegar a una fuerza de unos 355 navíos para el FY 2025 (actualmente la US NAVY
cuenta con 280 buques aproximadamente). La argumentación principal es el
notable crecimiento de la marina de guerra de la R.P. China. En ocasiones
muchas de las alegaciones de los altos jefes militares norteamericanos
reclamando más fondos para sus programas armamentistas son verdaderamente
patéticas, y algunas rozan el ridículo.
La argumentación,
para semejantes gastos, no resiste el más mínimo cuestionamiento objetivo.
Desde hace mucho tiempo, EE.UU. es la principal potencia militar del planeta, y
su gasto militar es equivalente o superior a lo que gastan los 10 países que le
siguen en los listados que se publican anualmente por los principales centros
de investigaciones relacionados por el tema, por cierto, ninguno sospechoso de constituir
una amenaza comunista.
De acuerdo al reporte[ii] del Instituto de Estudios
sobre la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés), en su
página 2, en el año 2016 el gasto militar mundial fue de un billón 686 millones
de dólares; de ellos, EE.UU. fue el de mayor gasto con 611 mil millones de
dólares[iii], lo que representó el 36
% de ese rubro a nivel mundial; la República Popular China, segunda en el
“ranking”, según el SIPRI, gastó 215 millones (una tercera parte
aproximadamente de lo que gastó EE.UU.). Las 15 naciones de mayor gasto
mundial, sumados sus montos en ese año, llegaron a un billón 360 mil millones
de dólares, un 80 % del total mundial; el gasto de EE.UU. fue superior a lo que
gastaron los diez países que le siguieron el “ranking”: 596 millones de
dólares.
Súmese a eso que, de las mayores empresas productoras de
armamentos en el mundo, las empresas estadounidenses representaron en el año 2015 (fecha del más
reciente informe[iv]
del SIPRI sobre el tema) el 56,6 de todas las ventas de armas a nivel global, y
que de las 10 empresas mayores de esa rama, 8 son norteamericanas.
Otra fuente, como el
Balance Militar de 2016 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos,
un “think tank” con sede en Londres, plantea que en el año 2015 el gasto
militar de EE.UU. fue de 597,5 miles de millones de dólares, un 38,3 % del
gasto mundial.[v]
En línea con el reforzamiento
militar, el presidente Trump, durante su visita a Arabia Saudita, a partir del
20 de Mayo de 2017 y hasta el 22 de ese mes, acordó que a ese reino meso-oriental
se le venderían armamentos y medios de combate por una suma ascendente a unos
110 mil millones de dólares, dentro de unos acuerdos comerciales globales que
ascendieron a 380 mil millones de dólares.
Posteriormente el
presidente Trump visitó a su aliado Israel; aun cuando no se hicieron anuncios
en ese sentido, es muy probable que el gobierno de Tel Aviv haya recibido
promesas de incremento de la gran ayuda militar que le da EE.UU.; el último
monto anunciado en ese rubro, por un período de 10 año, fue hecho por el ex
presidente Barack Obama, y ascendía a 38 mil millones de dólares.
Posteriormente, al
reunirse en Bruselas con sus colegas de la OTAN, para inaugurar la nueva sede
de esa alianza belicista, el día 25 de Mayo de 2017, el presidente estadounidense se quejó de que solo cinco de los 28 miembros de esa organización
cumplen con el empleo del 2% de su PIB en el gasto militar; planteó que si
todos hubieran cumplido ese compromiso en el 2016, la OTAN habría tenido 119
mil millones de dólares más para sus actividades. Con un cierto tono amenazador
exigió que se cumpliera ese objetivo.
Lo cierto, en nuestro criterio, es que los pasos que da
esta administración estadounidense parecen encaminados a reforzar la
superioridad militar norteamericana, y
proyecta un mayor uso de la fuerza como instrumento principal de la política
exterior. Las más recientes acciones parecen confirmar esta tendencia, si
valoramos el despliegue del sistema THAAD en Corea del Sur; el despliegue de
hasta dos Grupos de Choque de Portaaviones hacia el Mar de Japón, y su
participación en ejercicios militares combinados con las fuerzas militares de
la República de Corea, a lo que se suma el despliegue de bombarderos
estratégicos B 1B hacia esa candente región. Podemos sumar el lanzamiento de la
“Madre de todas las Bombas” (MOAB 143) en Afganistán, la primera vez que se
utiliza semejante artefacto en acciones combativas; la amenaza de enviar más
tropas a ese país centroasiático, revirtiendo la política de Obama de retirada
gradual del conflicto. También han amenazado con incrementar sus acciones en el
Medio Oriente, en específico en Siria e
Irak.
Tal vez el
actual inquilino de la Casa Blanca no tiene asesores suficientemente informados para recordarle los estruendosos fracasos que ha sufrido EE.UU. en
sus últimas aventuras militares: Vietnam, Afganistán e Irak; en estas dos
últimas conflagraciones, después de cerca de 15 años, la situación no es de paz
y seguridad. En otros lugares donde sus acciones militares no fueron directas,
tampoco hay una situación favorable: Somalia, Libia y ahora Siria.
Es hora que los
políticos estadounidenses comprendan que es más importante buscar la paz
mediante las negociaciones y el respeto al derecho de los pueblos, y no
mediante la imposición, la violencia y la guerra. ¡Un Mundo Mejor es Posible!
Notas:
[i]The White House Office of Management
and Budget. BUDGET OF THE U. S. GOVERNMENTA New Foundation For American
Greatness. Fiscal Year 2018. Washington
DC , May 2017 https://www.whitehouse.gov/sites/whitehouse.gov/files/omb/budget/fy2018/budget.pdf
[ii] SIPRI FACT BOOK. TRENDS IN MILITARY
EXPENDITURE 2016. STOCKHOLM, APRIL 2017 https://www.sipri.org/sites/default/files/Trends-world-military-expenditure-2016.pdf
[iii]aquí se
incluyen los gastos que representan para EE.UU. sus operaciones militares en el
exterior, y otros gastos que no se incluyen en el presupuesto.
[iv] SIPRI FACT BOOKTHE SIPRI TOP
100ARMS‑PRODUCING ANDMILITARY SERVICESCOMPANIES, 2015, STOCKHOLM DECEMBER 2016
https://www.sipri.org/sites/default/files/The-SIPRI-Top-100-2015.pdf
[v] IISS, The Military 2016, Chapter
Two, page 19. LONDON, FEBRUARY 2016
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