viernes, 19 de agosto de 2011

Cuatro lecciones del derrumbe de la Unión Soviética


Por Liu Shulin

Diario del Pueblo


Una oleada de reformas se diseminó por los estados socialistas en los años 80. Sin embargo, como siempre habrá mayor riesgo de caer cuando se corre que cuando se camina, las reformas en los países socialistas pronto demostraron su vulnerabilidad intrínseca.

Las lecciones derivadas de los errores cometidos por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) tienen valor para China, que hoy está experimentando su propia reforma.

En primer lugar, el Partido no debe renunciar a su liderazgo del país durante las reformas. El PCUS, aunque había estado plagado por la corrupción en alto grado, habría podido resucitarse. Pero al calor de la “Glasnost,” el PCUS había perdido su control sobre la intelectualidad, los círculos académicos y la prensa.

En segundo lugar, la reforma no debe abandonar el principio de la propiedad pública como fundamento económico. La propiedad pública socialista ha determinado la naturaleza del socialismo y garantizado el autosostenimiento de la población. Es también la parte más sustancial del sistema socialista. En tanto se mantenga la posición de la propiedad pública, perdurará la base de los países socialistas, sin importar cómo procedan las reformas.

El 1 de julio de 1991, el Soviet Supremo de la Unión Soviética aprobó una ley de privatización, según la cual las empresas propiedad del gobierno se podrían convertir en empresas colectivas o de accionistas, y podrían ser vendidas o subastadas.

En el mismo mes, el líder soviético Mijaíl Gorbachov escribió a la cumbre del G7 para informarles que durante los primeros dos años del plan, 80 por ciento de las empresas medianas o pequeñas serían vendidas a individuos, tras lo cual se promovió la modalidad de empresas privadas masivas.

La privatización generó la clase privilegiada y produjo la diferenciación de clases en la Unión Soviética, lo que podía conducir solamente a dos resultados: un agudo reajuste del país debido a la transformación sufrida por la política del partido gobernante, o a una sociedad que reaccionara con ira ante la nueva realidad.

En tercer lugar, la reforma no significa simplemente negar a los líderes anteriores. Nikita Jruschóv denunció a José Stalin en el “discurso secreto” de 1956. Y desde entonces la corriente antiestalinista perduró por varias décadas en la Unión Soviética, y condujo a las consecuencias desastrosas de negar la historia de país, hasta desembocar en la oposición al sistema y las metas del comunismo.

Sin embargo, la mera negación del pasado no ayuda a solucionar el problema. Durante las reformas de los años 80, Gorbachov cambió el rumbo de la Unión Soviética acudiendo a un denominado “nuevo pensamiento.” ¿Cuál era el propósito último de la reforma? ¿Debe la reforma persistir en los principios del socialismo? Al respecto, Gorbachov sólo demostró una ceguera total.

En cuarto lugar, la reforma no debe descansar en potencias externas. EEUU nunca cambió su meta de intentar la “transformación pacífica” de la Unión Soviética y otros países socialistas. Tomó medidas para aplicar la presión ideológica sobre dichos países, mientras que los líderes de la Unión Soviética que apoyaban las reformas no tomaron ninguna precaución.

Gorbachov se preocupaba de recibir la evaluación y alabanza de EEUU, y sus esfuerzos de promover la Glasnot, Perestroika y una supuesta “autonomía cultural” se encaminaban todos a obtener el apoyo de EEUU.

Por otra parte, se afirma que cuando los militantes de línea dura le propinaron el fallido golpe de estado, en 1991, lo primero que hizo Gorbachov fue llamar a EEUU, y sólo abandonó su arresto domiciliario después de solicitar instrucciones al presidente de EEUU. Resulta comprensible que mantengamos contactos con los países occidentales bajo la situación de apertura, pero es necesario mantener una mente sobria y tomar precauciones eficaces.(Pueblo en Línea)

Liu Shulin es profesor del Colegio de Ciencias Sociales de la Universidad Tsinghua.

Jueves 11 de agosto de 2011 por CEPRID

jueves, 18 de agosto de 2011

Wallerstein: Se vienen años de incertidumbre y caos mundial

Por Sally Burch
El destacado académico de las ciencias sociales, Immanuel Wallerstein, es uno de los más connotados exponentes del pensamiento crítico contemporáneo y durante su reciente visita a Ecuador, ALAI conversó con él sobre la actual crisis de deuda que golpea duramente a Estados Unidos y sus consecuencias para los países emergentes y América Latina.
 
El investigador principal de la Universidad de Yale considera que el dólar ha entrado en un proceso grave e irreversible de pérdida de valor como moneda de reserva mundial, subrayando que era “el último poder serio que mantenía Estados Unidos”.
 
Wallerstein piensa que las diferentes medidas de emergencia que se están implementando en su país simplemente están retrasando la banca rota mundial. “Los daños son hechos concretos, la situación de los Estados Unidos es grave y no es recuperable”, recalca.

Estima que el desenlace ocurrirá dentro dos o tres años, con resultados caóticos para el sistema mundial porque “no habrá una moneda de reserva internacional” y tampoco existen condiciones para que otra moneda pueda ocupar ese rol.  Entonces con el fin del dólar como reserva mundial “van a existir cinco, seis o siete monedas importantes, una situación caótica porque habrá fluctuaciones enormes continuas”. 

“Ni los gobiernos ni las firmas transnacionales, ni los mega-bancos, ni los individuos sabrán qué hacer. Una incertidumbre enorme paralizará el mundo, especialmente a los inversionistas”, advierte el académico estadounidense.
 
Mientras esto ocurre en un nivel macro de la economía norteamericana, paralelamente también en un plano más local se vienen produciendo serios problemas económicos.“Comunidades urbanas pequeñas están entrando a la bancarrota y por ejemplo no pueden pagar las jubilaciones”, indica el científico social.
 
El investigador considera que en su país la clase media es la más afectada porque de un día a otro las familias pierden posición y los trabajadores que perdieron su empleo no pueden hallar otro puesto, especialmente las personas entre 40 y 60 años, llegando incluso a perder sus casas.  Es una situación que actualmente no tiene solución y no se observa posibilidad de encontrar una válvula de escape.

Además, Wallerstein señala que “la situación en Estados Unidos va a empeorar porque se va a eliminar la posibilidad que el gobierno sostenga gastos necesarios en este momento, creándose una situación peor que la actual. La fantasía del Tea Party está llevando a Estados Unidos y por consecuencia a todo el mundo en dirección de un crash”.
 
Teniendo en cuenta estas consideraciones el pronóstico del teórico norteamericano, para los próximos años, es bastante pesimista.  “Yo veo guerras civiles en múltiples países del norte, sobre todo en Estados Unidos donde la situación es mucho peor que en Europa occidental, aunque allá también hay posibilidades de guerra porque hay un límite hasta el cual la gente ordinaria acepta la degradación de sus posibilidades”.
 
China y países emergentes
 
Ante la crisis de Estados Unidos y Europa los países emergentes por el momento parecen vivir bien, sin embargo, desde el punto de vista de Wallerstein, esconden una falsa realidad porque todos estamos en una misma canasta.

Teniendo en cuenta que China es el principal tenedor de bonos norteamericanos, ese país afronta una disyuntiva muy delicada. Wallerstein considera que si por un lado “deja de comprar bonos de Estados Unidos va a perder la oportunidad de colocar productos chinos en ese mercado, un problema muy serio para la China.  Al mismo tiempo, cuando el dólar pierda su posición relativa a las otras monedas sus bonos no van a valer mucho”.

Entonces, China se está arriesgando a perder enormemente tanto si se retira o si continúa en el mercado de bonos norteamericanos. Frente a esta situación considera que “lo más probable es que la China se vaya retirando poco a poco”. Justamente el problema está en determinar cuando es el momento perfecto para detener las inversiones, lo cual es imposible de señalar porque si lo supiéramos seríamos todos ricos, agrega el investigador.
 
Además de este serio problema que afronta China, explica que el país asiático atraviesa por una situación muy frágil desde el punto de vista de su economía interna, “porque los bancos chinos están en la misma situación que los bancos norteamericanos de hace dos o tres años”. Asimismo, la inflación limita posibilidades a China y a otros países emergentes como, por ejemplo, a Brasil.

En este contexto considera que los países emergentes, y en el caso de Suramérica la Unasur, deberán hallar los mecanismos de un “proteccionismo a corto plazo a fin de minimizar los daños que serán para todo el mundo.  No habrá países que escaparán de los daños pero serán más grandes para algunos que para otros”.

Preguntado sobre la construcción de una nueva arquitectura financiera regional, con iniciativas como el Banco del Sur o de una moneda regional como el Sucre, el académico valoró positivamente esas posibilidades para los pueblos de América del Sur. “La creación eventual de una moneda verdadera común será un elemento de fuerza económica en esta situación”.  En ese sentido citó como ejemplo que a pesar de las dificultades en Europa con el euro, la decisión de salvaguardar la moneda común “va a permitirles una posición política importante”.
 
Finalmente, como un mensaje para América Latina invitó a continuar con la reflexión sobre la necesidad de garantizar alimentos suficientes para su pueblo, agua para su pueblo, energía para su pueblo, como cuestiones mínimas y esenciales que deben hacer todos los gobiernos del Sur.

Fuente:http://www.alainet.org/active/48721&lang=es

martes, 16 de agosto de 2011

¿Qué pasó con las revoluciones en el mundo árabe?

“La revolución en el mundo árabe recién comienza”
Hassane Zerrouky entrevista a Samir Amin
(Traducción: Atilio A. Boron)


Pasaron algo más de seis meses y los oligopolios mediáticos han desplegado una espesa cortina de humo sobre las rebeliones del Norte de África. En esta nota, el economista egipcio Samir Amin ofrece un breve y esclarecedor análisis del momento actual, con referencias a los casos de Túnez y Egipto pero también a la situación imperante en Libia, Siria y Yemen.


¿Cuál es su opinión sobre lo que está sucediendo en el mundo árabe seis meses después de la caída de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto?
 
Samir Amin. Lo cierto es que nada será como antes. Porque no es un  levantamiento cuyo único propósito haya sido deshacerse de los dictadores sino un movimiento de protesta de larga duración que pone en tela de juicio tanto el orden social, incluyendo las manifiestas desigualdades en la distribución del ingreso, como  el orden internacional: el papel de los países árabes en el orden económico mundial para poner fin a su sumisión al neo-liberalismo y a los dictados de los Estados Unidos y la OTAN en el orden político global. Este movimiento, que ambiciona democratizar la sociedad exigiendo justicia social y nuevas políticas económicas y sociales nacionales -y, yo agregaría, anti-imperialistas- está destinado a durar muchos años y seguramente tendrá sus alzas y bajas, sus avances y retrocesos, dado que difícilmente pueda encontrar solución a sus propias demandas  en un plazo de semanas o inclusive meses. 

¿Le sorprende que estos levantamientos hayan sido llevados adelante o conducido por nuevos actores sociales - especialmente a los jóvenes?


Samir Amin. No, es muy positivo. Las nuevas generaciones se han re-politizado. En Egipto, por ejemplo, la juventud está muy politizada pero a su manera, por fuera de los partidos tradicionales de la oposición egipcia (que son de tradición marxista). Sin embargo no se repolitizan contra estos partidos. Pero su despertar político no se realizó en contra de dichos partidos. Les puedo decir que en la actualidad existe una simpatía espontánea y profunda entre los jóvenes y los partidos de la izquierda marxista radical, incluyendo aquellos de la tradición socialista y comunista.


Usted dice que es este es un movimiento de larga duración, pero si tomamos el ejemplo de Egipto, ¿no existe el riesgo de que estas revoluciones sean secuestradas por las fuerzas conservadoras?

Samir Amin. Ciertamente existen riesgos de varios tipos, incluyendo el desarrollo a corto o mediano plazo de una alternativa islámica y reaccionaria. Este es, por cierto, el proyecto de los Estados Unidos y, por desgracia, también el de Europa, al menos en lo que respecta a Egipto. El plan es establecer una alianza entre las fuerzas reaccionarias egipcias y los Hermanos Musulmanes. Esta es, en otras palabras, una alianza apoyada por los aliados de Washington en la región, comandados por Arabia Saudita y apoyada, tal alianza, inclusive por Israel. ¿Podrá tener éxito? Es posible que funcione en el mediano plazo, pero no ofrecerá ninguna solución a los problemas del pueblo egipcio. Por lo tanto, el movimiento de protesta y la lucha va an continuar y crecer. Además, debemos  ser conscientes que la Hermandad Musulmana se encuentran en crisis ...

En relación a lo que usted ha mencionado, ¿qué piensa de lo que sucede en Siria, donde en primer lugar el régimen de Bashar Al Assad acaba de autorizar un sistema multipartidario para restaurar la calma?

Samir Amin. La situación de Siria es extremadamente compleja. El régimen Baath, que había sido legítimo durante mucho tiempo, ya no lo es en absoluto: se ha convertido cada vez más autocrático, cada vez más un estado policial, y al mismo tiempo, en lo sustantivo, haciendo enormes concesiones al liberalismo económico. No creo que este sistema pueda transformarse en uno de carácter democrático. Hoy en día se ha visto obligado a hacer concesiones, lo que es una buena cosa, porque una intervención extranjera como la que se está llevando a cabo en Libia    –que por suerte no es posible en el caso de Siria- sería otra catástrofe. Además, en comparación con Egipto y Túnez, la debilidad en Siria es que los movimientos de protesta son muy heterogéneos. Yo no quiero generalizar pero muchos de esos movimientos carecen de un programa político que vaya más allá de la protesta, sin establecer una conexión entre la dictadura política del régimen y sus opciones liberales en materia de política económica.

¿No teme una implosión de Siria y que haya un riesgo de enfrentamiento sectario entre sunitas, alawitas (la principal minoría étnico-religiosa de Siria) y los cristianos drusos?

Samir Amin. Es un riesgo. La implosión de los estados en la región es un proyecto de los Estados Unidos e Israel. Pero no será fácil porque el sentimiento nacional es un factor muy poderoso en Siria en todos los movimientos que desafían al régimen, a pesar de las diferencias existentes entre ellos.

También está Yemen, un aliado de los Estados Unidos?


Samir Amin. Los Estados Unidos apoyan el régimen de Ali Abdullah Saleh. La razón es el miedo al pueblo de Yemen, especialmente en el sur. Allí hubo un  régimen marxista progresista que disfrutaba de un fuerte apoyo popular, y cuyas fuerzas están activamente involucradas en el movimiento de protesta social. Washington y sus aliados temen una desintegración del país y la restauración de un régimen progresista en el sur de Yemen. Esta es la razón por la cual el régimen yemenita, con la aprobación de Estados Unidos, está permitiendo que al-Qaida (que es un instrumento ampliamente manipulado por los Estados Unidos) ocupe las ciudades del sur para amedrentar a los sectores progresistas y obligarlos a aceptar el mantenimiento de Saleh en el poder.

Y con respecto a la situación en Libia, existe el riesgo de implosión?


Samir Amin. La situación es trágica, pero muy diferente a las de Egipto y Túnez. Las fuerzas de oposición en Libia no son mejores que el régimen. El Presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Moustapha Abdel Jalil, es un curioso demócrata: fue el juez que condenó a las enfermeras búlgaras a la muerte antes de ser promovido a Ministro de Justicia por Gaddafi. El CNT es un bloque de fuerzas ultra-reaccionarias. En cuanto a los Estados Unidos, no es el petróleo libio lo que están buscando por la sencilla razón que ya lo tienen en sus manos. Su objetivo es poner a Libia bajo su tutela  para allí establecer el Africom (el Comando Militar de Estados Unidos para África) actualmente con sede en Stuttgart, Alemania, dado que los países africanos, no importa lo que usted piense acerca de ellos, se negaron a aceptar su radicación en África. En cuanto al riesgo de la desintegración del país en dos o tres estados, Washington podría optar por aplicar la fórmula política utilizada en Irak: mantener una unidad formal bajo la protección militar occidental.

La entrevista original "Samir Amin «C’est un mouvement qui va durer des mois et des années»"  fue publicada en L'Humanité el 1º de Agosto de 2011. Tomado del blog de Atilio A. Boron.

lunes, 15 de agosto de 2011

¿Por qué América latina no quiebra?


Por Jorge Gómez Barata



Tironeada por los 12 integrantes de la Unión de Naciones Suramericana, la economía latinoamericana se desempeña positivamente, entre otros factores por la existencia de gobiernos de la "nueva izquierda", capaces de administrar el crecimiento económico en función de las mayorías y de lidiar con la inversión extranjera, contener las tensiones inflacionarias y la especulación y aplicar políticas monetarias y fiscales coherentes. 

Una de las preguntas del momento es: ¿Por qué la situación económica de Europa y los Estados Unidos no arrastra a la ruina a América Latina? La respuesta debería provocar jubilo: ¡Latinoamérica es menos dependiente!, económicamente más sólida y más próspera; mientras los Estados Unidos no son los mismos. 

Aunque el entusiasmo disminuye cuando se sabe que el crecimiento no ha conseguido reducir en la misma proporción la pobreza ni se expresa en políticas sociales más justas, especialmente en materia de salud y educación, protección a la infancia y la vejez, mejora de los salarios y otros indicadores menos abstractos que el PIB; manteniéndose vigente las grandes desigualdades que caracterizan la distribución del ingreso en la región. No obstante se trata de indiscutibles avances.

La lección más importante es que quizás, el oprobio y la dependencia que caracterizó a la América Latina dominada por las oligarquías, va quedando atrás; cosa que se expresa también en otras regiones, particularmente en Asia. 

La crisis mundial de la década del 30 del siglo XX comenzó cuando la Primera Guerra Mundial arruinó a la economía europea y agotó sus reservas monetarias, reduciendo drásticamente la capacidad de compra del Viejo Continente. Estados Unidos que resultó el vencedor se encontró sin clientes, sus stocks se acumularon, sus fábricas cerraron, los agricultores se arruinaron, aumentó la inflación y el desempleo y sobrevino un crack bancario y luego una crisis de sobreproducción. 

Aunque en algunos sitios persisten situaciones análogas a las de aquella época y quedan no pocas rémoras de la dominación y la dependencia al imperialismo, en términos económicos, políticos y comerciales, estructuralmente el mundo de hoy apenas se parece al de 1930, cuando la Gran Depresión se propagó por todo el mundo. 

Aunque por operar con dogmas y preconceptos ideológicos, algunas personas se aferren a otros juicios, el imperialismo es menos protagónico y menos hegemónico que cincuenta años atrás. 

En los años treinta, lo que hoy llamamos sociedad internacional estaba formada por menos de 50 estados independientes, la mitad de ellos naciones subdesarrolladas de América Latina, menos de media docena africanos y unos pocos asiáticos. El resto estaba constituido por Estados Unidos; así como por Europa y sus colonias que abarcaban prácticamente a toda África y gran parte de Asia. Países que hoy figuran entre las principales economías mundiales como: India, Indonesia, Corea del Sur, Singapur y otros, entonces no eran independientes y China, hoy segunda economía mundial, era un país tan pobre que ni siquiera podía alimentar a su enorme población.

Los resultados de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos la elevación de la Unión Soviética a la categoría de superpotencia mundial, el surgimiento del vilipendiado y atrozmente gobernado campo socialista, así como la descolonización que permitió el debut de más de 50 estados que integraron el llamado Tercer Mundo, significaron cambios tan profundos e irreversibles en la estructura y la correlación mundial de fuerzas que, a la larga, han permitido a los países latinoamericanos y asiáticos absorber la crisis sin daños sensibles. 

La estabilidad económica y política de América Latina, el retorno de la izquierda, esta vez no a la oposición, sino al poder, la subsistencia de Cuba y su capacidad para participar en la gran empresa desarrollista emprendida a escala continental, la consolidación de los cambios operados hasta hacerlos irreversibles y no dependientes de contingencias electorales, constituyen las mayores victorias de los pueblos sobre el imperialismo, solo que han sido conseguidas de otra manera, entre otras cosas, probando que la globalización es un camino de varias vías. 

Los hechos están a la vista: se puede derrotar al imperio jugando con sus reglas y sin exponer a los pueblos a traumas y costos sociales excesivos. El tiempo pasó y aunque las tareas históricas sean en muchos sentidos análogas, las estrategias y las tácticas son otras. Allá nos vemos.
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Fuente: EXCLUSIVO,
13/08/11

domingo, 14 de agosto de 2011

Hijo de marino francés herido en sabotaje a La Coubre busca la verdad

Por Jean-Guy Allard


Un ciudadano francés de 52 años, Jean-François Guillotin, hijo de un marino que sufrió heridas el 4 de marzo de 1960 en la explosión del barco La Coubre en el puerto de La Habana, visitó Cuba esta semana en busca de la verdad sobre el atentado. 

Foto: Orlando Pereira (ICAP)
François Guillotin, con camisa blanca, e integrantes del Comité Cubano de Víctimas del Terrorismo rindieron tributo a los mártires del criminal sabotaje.

Guillotin descubrió, al consultar los archivos de la desaparecida Compagnie Générale Transatlantique (CGT), en el sitio web de la fundación francesa French Lines, la mención de un expediente de la investigación de los hechos realizada en 1960 por los dueños del buque.

Su sorpresa fue grande cuando vio al lado del nombre del documento, la restricción "Publicable: 150 años", aparentemente escrita por los juristas de la CGT al archivarlo.

La fundación French Lines, retomando una marca que usaba la CGT para sus operaciones, maneja un servicio de investigación histórica de distintos fondos de empresas de navegación, en su sede de la ciudad portuaria de Le Havre, con el propósito de garantizar la conservación del patrimonio marítimo francés.

LA COUBRE MARCÓ LA HISTORIA DE MI FAMILIA

"La tragedia de la Coubre marcó la historia de mi familia", señala Guillotin. "Cuando niño yo me fijaba en cómo mi padre había escapado a una catástrofe tan grande".

"Mi padre no murió en el evento pero sí fue herido y sufrió luego secuelas que lo afectaron toda la vida. Perdió la facultad del oído del lado izquierdo y tuvo que someterse a varias operaciones".

"En el momento de la primera explosión se encontraba en su cabina, escribiendo a su esposa. Siempre lo escuché decir que la explosión fue extremadamente fuerte, y que luego el comandante del barco organizó urgentemente la evacuación que se realizó con la ayuda del personal de socorro cubano". 

La tripulación de La Coubre se quedó una docena de días en La Habana en espera de su regreso a Francia.

"Los marinos se encontraban bastante afectados por la dimensión de la catástrofe en la cual habían perdido a seis compañeros, dos de ellos tan destrozados que no se pudo recuperar sus cuerpos", cuenta Guillotin.

"Fue entonces que recibieron la visita de Fidel Castro y del Che Guevara que vinieron a expresar su apoyo".

Jean-Marie Guillotin era oficial de mecánica a bordo de La Coubre. Tenía dos hijos. "Yo tenía entonces dos años y mi hermana seis meses".

Guillotin ha conservado los papeles de su padre relacionados con estos días. "Fueron vestidos, alimentados, hospedados en el Hotel Plaza de La Habana. Tengo hasta una hoja en la cual mi padre había anotado todos los objetos que perdió en la explosión".

Los 22 sobrevivientes franceses de La Coubre fueron luego repatriados a Francia por barco.

Guillotin tuvo la oportunidad de conversar con varios familiares de víctimas cubanas de La Coubre. "Fue muy emocionante", comentó.

Ellos no solo recordaron cómo la pérdida de sus padres en el atentado afectó su existencia y la del conjunto de sus familias, sino que pidieron al visitante francés seguir a su lado en la búsqueda de la verdad. "Todos sabemos que fue obra de la CIA", insistió Golio Sotolongo, uno de ellos.

Guillotin tiene la esperanza de lograr la desclasificación de aquel documento. 

Tomado de Granma.