lunes, 12 de noviembre de 2012

La historia de una loca noche electoral en los Estados Unidos



Por Leyde E. Rodríguez Hernández 

¿Por qué tanta tensión y demora en conocer los resultados de una jornada electoral estadounidense? 

En los Estados Unidos, debido a la existencia de un sistema político y electoral del siglo XVIII, el voto popular directo no elige al presidente. Esa función recae sobre un colegio electoral de 538 bancas en representación de los 50 estados y el Distrito de Columbia (la capital), que depositan los votos por el candidato que haya ganado en su estado. Quien acumule 270 o más votos se convierte en Presidente de la superpotencia. 

Por lo anterior, Barack Obama fue reelecto con la obtención de 332 votos electorales al ganar, finalmente, en la Florida, un estado bien conocido en la historia de las lides electorales de esa nación por las enormes anormalidades y descontroles en los comicios.

En la elección presidencial 2012 también se reportaron en la Florida irregularidades relacionadas con el mal funcionamiento de máquinas de votación, largas filas e información errónea sobre los sitios de sufragio.

Los propios medios de prensa estadounidenses, como la cadena NBC, condenaron que una computadora en Pennsylvania cambió el sufragio por el presidente Barack Obama a su rival republicano Mitt Romney. Luego de una queja del votante la máquina fue “recalibrada” y, tras una prueba, fue puesta en funcionamiento nuevamente, según explicó al portal Mother Jones el vocero del Departamento de Estado de Pennsylvania, Mathew Keeler.

Un problema similar, pero a la inversa, ocurrió en Colorado, uno de los estados claves, luego de que una docena de votantes se quejó de que los votos destinados a Romney se contaban a favor de Obama.  Esa misma mala pasada le sucedió a George W. Bush, quien al votar por Romney se encontró que la máquina lo había hecho por Obama.

Pero, lo que ahora les cuento no tiene comparación con la loca noche del 6 de noviembre del 2000. Un suspenso digno de las mejores películas de acción, vuelcos dramáticos como solo Hollywood puede imaginar, equivocaciones sin precedentes de las cadenas de televisión, sin olvidar la elección de un muerto…. al Senado: Estados Unidos vivió con el corazón en la boca una noche electoral que quedará en los anales. Sí, así lo describió Francis Temman, un periodista de la AFP de la época, en su crónica: “Una loca noche en Estados Unidos”, sobre el caos electoral en la Florida.

Recuerdo que en aquel momento trabajaba como periodista en la redacción internacional del periódico cubano Juventud Rebelde y escribí un artículo para su primera edición bajo el título “Cosas y casos del relajo electoral norteamericano”1 Porque primero, en la Florida, el ganador fue George W. Bush, luego Albert Gore, después volvió a ser Bush. La dramática puja por la Casa Blanca se convertía en un total descrédito para el sistema político estadounidense.

Mi crónica entonces decía así: “¡Qué locura! Esta expresión de incertidumbre y falta de credibilidad en los preliminares resultados de las últimas elecciones norteamericanas del siglo, colmó la paciencia de los ciudadanos de a pie de la “democrática Unión”, de los propios candidatos en la contienda, sus partidarios, y hasta de muchos estadistas que allende los mares seguían con atención las contradictorias informaciones emanadas del show.’

‘Las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2000 no tienen parangón, ni con aquellos comicios más reñidos en los anales de esa nación, porque las escenas de este martes fueron algo realmente insólito y una afrenta a la inteligencia humana. Resulta que todavía en la tarde de ayer no conocíamos a ciencia cierta quién era el ganador de las elecciones en ese país (…)’

‘La situación es bochornosa para el país  más poderoso del orbe. Según comentó EFE, lo sucedido con los resultados de los sufragios en Estados Unidos tiene muchas similitudes con las experiencias de naciones del Tercer Mundo a la hora de anunciar los votos de los principales políticos en la contienda: “Estados Unidos y el mundo están pendientes de cómo en la Florida se cuentan los votos y de si se mantienen o varían esos más o menos 1700 sufragios que en estos momentos separan a los candidatos y que, de confirmarse en el recuento especial ahora en curso, darían la Casa Blanca a George W. Bush”.

Un fraude evidente

‘En la historia del siglo XX estadounidense nunca antes se había producido una encrucijada semejante. Antes de comenzar las votaciones, los observadores divisaban  un escenario en el que podría repetirse un apretado recuento de votos como el de 1960, cuando John F. Kennedy ganó al entonces oponente y vicepresidente republicano Richard Nixon, por sólo 119.450 votos’.

‘Pero, la historia se repite en forma de sátira. La diferencia entre Gore y Bush es prácticamente inexistente – menos de 2000 votos en más de seis millones de sufragios emitidos en la Florida – y contrariamente a lo que ocurrió en aquella época, algunos entendidos prevén que el vencedor se conozca quizás dos días después de cerradas las urnas.’

‘El director del Departamento de Elecciones de Florida, Clay Roberts, - citado por la agencia NTX- anunció que el recuento de los votos podría concluir la mañana del jueves, debido al necesario conteo de miles de boletas ausentes, entre ellas 2300 de militares que trabajan en el exterior, las cuales definirán los 25 votos electorales del estado, ya sea para el demócrata Albert Gore o el Republicano George W. Bush. Y, aunque confirmó que técnicamente es posible que las boletas ausentes puedan cambiar el resultado de la elección, en esta ocasión, dijo, esa posibilidad sería muy difícil.’

‘Sin embargo, diversas agencias de prensa demostraron que ante los apretados resultados de los comicios, un grupo de irregularidades – léase fraude – salió a flote. En la mañana del miércoles se reportaron dos urnas repletas de votos que al parecer no fueron contabilizadas en el condado Miami-Dade y otra en Palm Beach, ambas en barrios considerados demócratas que beneficiarían a Gore.’

‘A ese desorden también se unieron las quejas en Palm Beach de cientos de personas molestas por haber confundido su voto y haberlo otorgado al candidato del Partido Reformista, Patrich Buchanan. Algunos votantes dijeron que se confundieron debido a que los nombres de Gore y Buchanan estaban cruzados el uno con el otro, pero las autoridades prestaron poca atención a esas demandas.’

La crisis del bipartidismo

‘Estas elecciones demuestran que Estados Unidos padece una profunda crisis interna, y que el juego bipartidista atraviesa una de las etapas más críticas de toda su historia desde que a finales del siglo XVIII los padres fundadores de la nación instauraron su sistema político.’

‘Dunathan Turley, un profesor de la Universidad George Washington, expresó a la agencia EFE que “todo puede pasar y sería razonable que cualquiera de los dos candidatos impugne algunos votos, con lo que entraríamos en una situación inédita”, precisamente en el país autoproclamado la democracia perfecta. Otra personalidad académica norteamericana, experto en elecciones presidenciales, Allan Lichtman, de la American University, argumentó que lo ocurrido en la noche electoral del martes debe servir para revisar la viabilidad de todo el sistema. “Y sin olvidar el papel de los medios de comunicación. Se ha llegado a una situación en la que el entretenimiento en política prima sobre el rigor. La lección para las próximas elecciones es que no se puede frivolizar con el escrutinio de los votos”, señaló.’

‘Ojalá los grupos de poder de la potencia oigan los consejos de sus tanques pensantes; o que los dejen algún día diseñar otro sistema social más creíble. Porque el afán de la televisión gringa por dar lo antes posible los resultados – señores, todo se vende: hasta la voluntad popular – llevó a publicar estimados mucho antes de que los centros de votación en Estados de la costa Oeste y Centro de Estados Unidos cerraran sus puertas.’
  
Los errores del imperio

‘De errores está plagado el imperio. Empero, ahora la pifia de las cadenas de televisión - ¿intencional? – al anunciar la victoria de W. Bush en Florida y, en consecuencia, su triunfo como presidente, se debió a la interpretación de los sondeos de opinión realizados a la salida de los centros de votación.’

‘La crisis actual podría empeorar y convertirse en una típica pesadilla si el resultado del recuento de los votos en la Florida no satisface a alguno de los candidatos, en caso de que la diferencia entre ambos, sea, como en este minuto, de menos de 2000 votos’.

‘En este caso, según el periodista español Emilio Sánchez “sería legítimo y comprensible que Gore decidiera impugnar algunos resultados, pues tiene a su favor haber ganado el voto popular”. Con este panorama, aunque Bush gane con amplio margen en la Florida, su aterrizaje en la Casa Blanca tendrá el estigma de haber sido derrotado por el voto popular y sobrevivido a la controversia originada por el recuento de los votos en ese Estado.’

‘Y ante el show, Clinton dijo que había felicitado a Bush y a Gore por la “extraordinaria campaña” y expresó que siguió la noche la noche electoral “como un observador fascinado”. Huelgan los comentarios, son cosas y casos del relajo de la jungla norteamericana.’

‘Pero, gane quien gane, Cuba no espera nada de estas elecciones, ni de la potencia que intenta vender al mundo un sistema político antidemocrático y corrupto.”

Así observé la noche más extraña de la historia electoral estadounidense correspondiente al 6 de noviembre del 2000. Pasados doce años, ¿Quién puede asegurar que tamañas irregularidades no volverán a repetirse en la mayor plutocracia del planeta? En la actualidad, posiblemente nadie podría asegurarlo, porque en la realidad existe una superpotencia que tiende a paralizarse cuando acontecen procesos inesperados y complejos,  a causa de que su sistema de gobierno e instituciones siguen perteneciendo al siglo XVIII. 2


1. Puede verse en periódico Juventud Rebelde, jueves 9 de noviembre del 2000. La Habana. Primera Edición, p. 4.
2. Sobre estas ideas, véase de Paul Kennedy. Estados Unidos, a merced de la corriente. El País digital, 24 de octubre de 2012.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Estados Unidos: El voto hispano y el rancio bloqueo contra Cuba


Por Leyde E. Rodríguez Hernández

En ningún otro momento de la historia de la nación estadounidense el denominado voto hispano influyó tanto en la reelección de un presidente, beneficiando, en la ya histórica jornada electoral del 6 de noviembre de 2012 y por cuatro años en adelante, al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

El hecho de que el voto hispano haya sido uno de los factores principales para garantizar el segundo mandato de Obama, por el amplio resultado de un 75 %, que optó por la reelección del presidente, frente al 23 % que respaldó al candidato republicano Mitt Romney, evidencia un contundente llamado de atención de la población latina hacia la dirigencia demócrata alojada en la Casa Blanca, pues al menos 12 millones de latinos ejercieron el voto, lo que significa un acontecimiento sin precedentes para los registros de una elección presidencial estadounidense. [1]


El peso y la trascendencia del voto latino en esta elección pudieran constituir un nuevo compromiso  moral y un sólido incentivo político para que, en su  último periodo en la Oficina Oval, Obama despliegue una reforma migratoria que mejore la situación de los hispanos residentes en los Estados Unidos. Esta ilusión permanece en las mentes de millones de personas como una de las promesas incumplidas durante el primer mandato de Obama. A partir de ahora, sobre este espinoso tema para la clase política estadounidense, Obama volverá a tener una segunda oportunidad.

Por otra parte, entre la amplia gama de intereses de los latinos, no podría subestimarse el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba hace ya más de 53 años, el cual puede ser considerado un verdadero rezago de la “guerra fría” y paraliza a la política exterior estadounidense en el peor espíritu de la confrontación política, ideológica y diplomática de aquel periodo de máxima tensión en la política internacional.

Por eso, algunos plantean que como reconocimiento al apoyo recibido de los latinos emigrados a los Estados Unidos, el presidente Obama debiera examinar la posibilidad de suspender – más temprano que tarde -  el vetusto bloqueo contra Cuba. 

Al sur del continente, una de las más preclaras voces ha sido la del presidente boliviano, Evo Morales, quien, refiriéndose a Obama, expresó: “Gracias a los latinos es presidente reelecto. Por lo menos yo diría (Evo) que levante o acabe con el bloqueo a Cuba. Es lo mejor que puede hacer si reconoce al voto de los latinoamericanos en Estados Unidos”. Por lo que aquí radica uno de los desafíos morales de Obama ante su electorado latino, incluyendo además al vasto segmento que le dio un decisivo espaldarazo en el disputado estado de la Florida, donde radica la más amplia y diversa comunidad de origen cubano en esa nación, cuya mayoría se opone a las injustas sanciones económicas contra la Isla, porque perjudican, en primer lugar, a sus familiares del otro lado del estrecho.  

El líder boliviano no ha hecho más que recordar el reclamo de la gran mayoría de las naciones reunidas en la Asamblea General de la ONU y en varios escenarios multilaterales, sobre la necesidad de poner fin a la guerra económica, financiera y comercial contra Cuba.

Las señales que Obama debiera visualizar

Al interior de los Estados Unidos también existen reconocidas instituciones académicas, científicas y personalidades políticas que se oponen franca y abiertamente a la política de bloqueo contra Cuba.  

Mencionaré en estas notas algunos sobresalientes ejemplos: el Consejo para Asuntos Hemisféricos (COHA, por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental fundada en 1975 para “alentar la formulación de políticas racionales y constructivas de los Estados Unidos hacia América Latina”, situada no muy lejos de la Casa Blanca, por encontrarse su sede en Washington, ha reiterado en múltiples ocasiones que el bloqueo contra Cuba es uno de los errores más graves de los sucesivos gobiernos estadounidenses en cuanto a política exterior. 

El COHA ha criticado con no menos intensidad la subordinación de la política externa de los Estados Unidos a sectores minoritarios caracterizados por una conducta de extrema derecha y una postura anticubana que no representa a los intereses reales de las mayorías sociales de la Florida. Asimismo, ha valorado de positivas las propuestas del presidente Raúl Castro para entablar un diálogo respetuoso con los Estados Unidos, en condiciones de igualdad mutua.

Para Alexander Frye, investigador asociado del COHA, Washington continua con su apoyo irracional e imprudente a una política que ha demostrado ser un fracaso inequívoco. Claro está que los Estados Unidos, tanto en prestigio internacional como en oportunidades comerciales, están notoriamente perdiendo posicionamiento ante el irreversible proceso de transformaciones y apertura económica en marcha en la Isla. En este sentido, ¿Cabría esperar un giro hacia una política más novedosa, emprendedora y racional hacia Cuba en el transcurso del segundo mandato de Obama? [2] 

Para algunos observadores, eso sería mucho pedir para un establishment bien imbuido en las arcaicas mentalidades de la “guerra fría” y del enemigo a destruir. En el más intacto maniqueísmo de la confrontación ideológica que no deja el más mínimo resquicio a la cooperación entre los pueblos y los estados.       

Pero, sigamos. Otra voz no menos influyente en el partido demócrata ha llegado todavía más lejos en sus pronunciamientos. Se trata del político Jeff Bingaman, presidente del Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, quien ha afirmado que “es Estados Unidos el que está desfasado en su política exterior hacia Cuba y que, a su juicio, es hora de restablecer las relaciones diplomáticas con la Isla”.

Para Bingaman “ya es hora de que establezcamos (los estadounidenses) relaciones diplomáticas con Cuba y de poner fin a nuestro embargo (bloqueo), a la venta de bienes y servicios a Cuba, y a comprar productos de Cuba”. En su opinión, los líderes norteamericanos “han permitido que la política hacia Cuba sea dictada por la comunidad cubanoamericana, en vez de que la dicten los intereses nacionales de los Estados Unidos”. [3]
 
Bingaman, que también preside un subcomité sobre comercio internacional, al igual que muchos otros partidarios del levantamiento del bloqueo contra Cuba, incluyendo el expresidente demócrata James Carter, ha insistido que en aras del interés nacional el gobierno de Washington debe cambiar su política hacia  la mayor de las Antillas, recayendo así esta retadora responsabilidad histórica en el recién reelecto presidente Barack Obama, su líder y correligionario partidista. 

Al margen de las relaciones de poder que ejerce una superpotencia en el escenario internacional y de sus apetencias geopolíticas de dominación y control de sus llamadas zonas de influencias periféricas, los Estados Unidos y Cuba, por su vecindad, problemas similares y la existencia de familias en ambos lados, deben cooperar, sabiendo Obama y el liderazgo en Washington que ha sido el pueblo cubano el más perjudicado por las sanciones económicas, comerciales y financieras, cuyos daños, solo durante el 2011, ascendieron a más de 3 mil 553 millones de dólares, lo que representa un incremento del 15 % respecto a los registrados en el 2010.

En el mismo periodo, el monto de las afectaciones por la imposibilidad de utilizar el dólar estadounidense en las transacciones externas de Cuba aumentó en más del 57 %, así como crecieron los perjuicios resultantes de fondos retenidos, ruptura de contratos y litigios.[4]

Hasta aquí las señales que Obama debiera visualizar en esta hora crucial para dos naciones colindantes, pero con sus relaciones paralizadas en el tiempo histórico del siglo XX. Un tiempo cuyas características para ambas partes sigue presente en el siglo XXI y que se me antoja conjugar - ¿por qué no?-  con el llamado voto hispano o latino y esa rancia política de bloqueo contra Cuba en un sistema-mundo que no ha cesado de transformarse.

Notas:

[1] En esta elección presidencial, el actual presidente, Barack Obama, obtuvo 303 votos electorales (necesitaba 270 votos para retener su cargo de jefe de la Casa Blanca), triunfando en 26 de los 50 estados de la Unión. Mientras el candidato republicano, Mitt Romney, ganó en 24 estados y obtuvo 206 votos electorales. Obama también ganó el voto popular con 59,7 millones de votos populares a su favor y Romney debió conformarse con el apoyo de alrededor de 57,1 millones de personas. Datos de la encuesta del Fondo Educacional de la Asociación Nacional de Oficiales Latinos Elegidos y Designados. Despacho de EFE, Washington, 7 de noviembre de 2012.
[2] Centro de investigaciones en EE.UU. critica bloqueo
[4]  Cifras tomadas de la “Denuncia Cuba daños del bloqueo estadounidense a su economía. http://www.granma.cubaweb.cu/2012/11/07/pdf/todas.pdf



La reelección de Obama: perspectivas de un Imperio polarizado



Por Alejandro L. Perdomo Aguilera

Finalmente se definieron las elecciones presidenciales de los Estados Unidos con la reelección de Barack Obama, para continuar ocupando la Casa Blanca en los próximos 4 años.

Muchas son las expectativas respecto a qué podrá ejecutar el llamado presidente del cambio sin las presiones de una nueva reelección, con una mayoría en el Senado, una Cámara de Representantes con superioridad republicana y un país polarizado bajo los efectos de la crisis del sistema-mundo.

Definitivamente la estrategia de Obama fue pragmática e inteligente. Sin pretender ganarlo todo, se concentró en los Estados claves para llevarse la victoria. La forma en que ubicó su campaña respecto a Estados pendulares, le permitió abrogarse tempranamente la preponderancia del voto electoral. Por ello, independientemente de los fraudes y de la reñida competencia del voto popular, la reelección estaba asegurada.

No obstante, Obama fue mucho más allá de los requeridos 270 votos. Faltando por conocer el cierre de la Florida (29 votos electorales), los resultados provisionales de las elecciones de Estados Unidos arrojan para Obama 303 votos electorales, mientras que Romney solo alcanzó 206.[1] Ello confirma que no es necesario ganar la Florida para resultar electo presidente y que se puede ganar este Estado sin el voto de los cubano-americanos que se inclinan por el partido republicano. 

La victoria de Obama en los llamados Estados pendulares como Ohio, Virginia y en un segundo plano  Wisconsin, Pensilvania, Nueva Hampshire,  Iowa y Nuevo México, además de los más definidos, fueron suficientes para que no hubiera lugar a dudas de quien sería nuevamente el presidente del Imperio. La reelección de Obama, compleja pero esperada, cumplió las expectativas de los pronósticos de Nate Silver, el llamado guru electoral del New Yorrk Times[2], y los mitos sobre la victoria en Ohio.

Respecto a las elecciones del Senado, de un total de 100 senadores, los demócratas lograron 55 escaños y los republicanos 45. La Cámara de Representantes quedó organizada con mayoría republicana, con 234 asientos republicanos y 193 demócratas, de un total de  435.

Sin embargo estas elecciones dejan muchas dudas sobre la factibilidad y transparencia del voto electoral respecto al popular. Ciertamente sólo en contadas ocasiones en la historia de ese país han dejado de coincidir ambos votos. Y para no achacar a los demócratas la jugada perfecta del voto electoral, en el año 2000 fue W. Bush quien se hizo de la presidencia, bajo el auspicio de este voto.

La gran problemática de este voto es que parte del censo realizado cada 10 años. Sin embargo, para el caso de estas elecciones, se contó con el censo de 2010, de modo que no existía una gran diferencia de la realidad. El otro dilema es que el ganador en un Estado se apodera de todos los votos, haciendo que en estados claves por su población, el ganador pueda obtener una gran ventaja sin tener una mayoría territorial.
Por otra parte, los demócratas, favorables en estados urbanos más liberales y cosmopolitas, no necesitan ganar tantos estados sino que concentrándose en los claves obligan al contrario, en este caso Romney, a ganar en el resto. 

Quizás sean estas algunas de las claves que le dieron a Obama una victoria electoral holgada aunque el voto popular haya mostrado una gran competencia. Por suerte, esta vez pudo coincidir, aunque en estrecho margen, que el resultado del voto electoral y el popular dejaran como vencedor a Barack Obama, quien logró un total 60,367,913 votos para un 50.4%, mientras que Romney alcanzó 57,573,527, para un 48.1%.[3]

El voto popular denotó la alta polarización del país, que ha conllevado a una crisis de paradigmas, donde un presidente puede ser reelecto a pesar de mostrar cifras deficientes en la economía y no lograr las expectativas que le permitieron la victoria en 2008. Con ello se denota la erosión interna del líder del sistema-mundo, con una sociedad altamente polarizada y una perdida de credibilidad del ansiado american dream tanto en el plano internacional como nacional.

Ciertamente, el partido republicano ha girado tanto a la derecha que se ha apartado de las bases históricas que le concedieron el impulso en la época de Theodore Roosevelt y el afamado progresismo. El predominio del conservadurismo, con una Convención que mostró fragmentación, más el debate vicepresidencial y los dos últimos debates presidenciales, le permitieron a Obama sacar ventaja de un electorado atemorizado ante la reacción de un partido conquistado por la extrema derecha multimillonaria de ese país. Evidentemente el voto de los blancos y los conservadores del Tea Party no fue suficiente para lograr la victoria republicana. 

Para sorpresa de una administración que tanto descontento provocó en estos sectores, el contexto electoral matizado por la derechización republicana, le posibilitó atraer nuevamente el voto de los latinos. Mediante una campaña inteligente, apoyada en la economía del conocimiento y un discurso basado en expectativas sobre el seguro social, las reformas en la educación y en la salud, logró conformar una matriz de opinión favorable. En ese sentido, las leyes ejecutivas sobre los dreamers y la reducción de los costos de la educación recrearon  un ambiente  de mayores oportunidades. 

Ello le posibilitó ganarse el voto de los hispanos. “Según las encuestas realizadas a pie de urna, la comunidad latina le entregó su confianza con una abrumadora mayoría que rondó el 70% de los votos frente a su rival, el republicano Mitt Romney.”[4]

Con estas elecciones Obama se convierte en el segundo líder demócrata en reelegirse luego de la segunda guerra mundial, sólo precedida por Bill Clinton. Nuevamente el líder demócrata fue favorecido por el voto de los latinos (70-30), los afroamericanos (9 de cada 10 por Obama), las mujeres (55-43) y los jóvenes. 

Una batalla peculiar, fue desarrollada desde las redes sociales en Internet (RSI), para captar la atención de la juventud. La importancia concedida a estas plataformas digitales y la alta participación que se logró en estas elecciones, denota un cambio en la percepción de los medios y la factibilidad de las TICs para el activismo político. Por estas razones, una vez lograda la victoria, Obama afirmó desde su cuenta en Twitter a sus 22 millones de seguidores: "Esto sucedió gracias a ustedes. Gracias"

La cobertura ofrecida por las redes sociales fue impresionante. En Twitter Obama contó con alrededor de 22 millones de seguidores mientras que Romney le era difícil superar los 2 millones. Twitter creó la página especial #Election2012 para seguir en directo toda lo que acontecía de la votación. En Facebook “(…) según los análisis de la empresa de SocialBakers, Romney tiene con 11.9 millones de fans, mientras que Obama puede presumir de más de 31 millones de fans.”[5]

Queda así concluida, las elecciones presidenciales de 2012, pues sea la Florida demócrata o republicana, la reelección de Obama está asegurada, bajo un clima de polarización e incertidumbre en el Estado-Nación líder del sistema-mundial.

Fuentes:
Results - General Election - November 6, 2012. En: http://electionresults.gov/resultsSW.
Datos de: Election Rsult. En: The Huffinngton Post http://www.huffingtonpost.com/
Los resultados de la elección en Estados Unidos. En: http://mexico.cnn.com/infografias/2012/11/07/elecciones-en-eu-2012
Guía práctica para seguir las elecciones de Estados Unidos en internet. En: http://mexico.cnn.com/tecnologia/2012/11/06/guia-practica-para-seguir-las-elecciones-de-estados-unidos-en-internet
Nate Silver. El blog de Nate Silver FiveThirtyEight se ha convertido en la Meca de todos los encuestadores, y Barry Sussman considera que es de lectura obligada. En: http://www.nytimes.com/2012/11/07/us/politics/obama-romney-presidential-election-2012.html?hp&_r=1&
Por Alejandro L. Perdomo Aguilera


[1] Datos de: Results - General Election - November 6, 2012. En: http://electionresults.gov/resultsSW.
Dato de: Election Rsult. En: The Huffinngton Post http://www.huffingtonpost.com/
Los resultados de la elección en Estados Unidos. En: http://mexico.cnn.com/infografias/2012/11/07/elecciones-en-eu-2012
[2] Nate Silver. El blog de Nate Silver FiveThirtyEight se ha convertido en la Meca de todos los encuestadores, y Barry Sussman considera que es de lectura obligada. En: http://www.nytimes.com/2012/11/07/us/politics/obama-romney-presidential-election-2012.html?hp&_r=1&
[5] Guía práctica para seguir las elecciones de Estados Unidos en internet. En: http://mexico.cnn.com/tecnologia/2012/11/06/guia-practica-para-seguir-las-elecciones-de-estados-unidos-en-internet