Por
Leyde E. Rodríguez Hernández
¿Por qué tanta tensión y demora en conocer los resultados de una jornada electoral estadounidense?
En los Estados Unidos,
debido a la existencia de un sistema político y electoral del siglo XVIII, el
voto popular directo no elige al presidente. Esa función recae sobre un colegio
electoral de 538 bancas en representación de los 50 estados y el Distrito de
Columbia (la capital), que depositan los votos por el candidato que haya ganado
en su estado. Quien acumule 270 o más votos se convierte en Presidente de la
superpotencia.
Por lo anterior, Barack
Obama fue reelecto con la obtención de 332 votos electorales al ganar,
finalmente, en la Florida, un estado bien conocido en la historia de las lides
electorales de esa nación por las enormes anormalidades y descontroles en los comicios.
En la elección presidencial
2012 también se reportaron en la Florida irregularidades relacionadas con el
mal funcionamiento de máquinas de votación, largas filas e información errónea
sobre los sitios de sufragio.
Los propios medios de prensa
estadounidenses, como la cadena NBC, condenaron que una computadora en Pennsylvania cambió el
sufragio por el presidente Barack Obama a su rival republicano Mitt Romney.
Luego de una queja del votante la máquina fue “recalibrada” y, tras una prueba,
fue puesta en funcionamiento nuevamente, según explicó al portal Mother Jones
el vocero del Departamento de Estado de Pennsylvania, Mathew Keeler.
Un problema similar, pero a
la inversa, ocurrió en Colorado, uno de los estados claves, luego de que una
docena de votantes se quejó de que los votos destinados a Romney se contaban a
favor de Obama. Esa misma mala pasada le
sucedió a George W. Bush, quien al votar por Romney se encontró que la máquina
lo había hecho por Obama.
Pero, lo que ahora les
cuento no tiene comparación con la loca noche del 6 de noviembre del 2000. Un
suspenso digno de las mejores películas de acción, vuelcos dramáticos como solo
Hollywood puede imaginar, equivocaciones sin precedentes de las cadenas de
televisión, sin olvidar la elección de un muerto…. al Senado: Estados Unidos
vivió con el corazón en la boca una noche electoral que quedará en los anales. Sí,
así lo describió Francis Temman, un periodista de la AFP de la época, en su crónica:
“Una loca noche en Estados Unidos”, sobre el caos electoral en la Florida.
Recuerdo que en aquel
momento trabajaba como periodista en la redacción internacional del periódico cubano
Juventud Rebelde y escribí un artículo para su primera edición bajo el título
“Cosas y casos del relajo electoral norteamericano”1 Porque primero, en la
Florida, el ganador fue George W. Bush, luego Albert Gore, después volvió a ser
Bush. La dramática puja por la Casa Blanca se convertía en un total descrédito
para el sistema político estadounidense.
Mi crónica entonces decía así:
“¡Qué locura! Esta expresión de incertidumbre y falta de credibilidad en los
preliminares resultados de las últimas elecciones norteamericanas del siglo,
colmó la paciencia de los ciudadanos de a pie de la “democrática Unión”, de los
propios candidatos en la contienda, sus partidarios, y hasta de muchos
estadistas que allende los mares seguían con atención las contradictorias
informaciones emanadas del show.’
‘Las elecciones
presidenciales de Estados Unidos del 2000 no tienen parangón, ni con aquellos
comicios más reñidos en los anales de esa nación, porque las escenas de este
martes fueron algo realmente insólito y una afrenta a la inteligencia humana.
Resulta que todavía en la tarde de ayer no conocíamos a ciencia cierta quién
era el ganador de las elecciones en ese país (…)’
‘La situación es bochornosa
para el país más poderoso del orbe.
Según comentó EFE, lo sucedido con los resultados de los sufragios en Estados
Unidos tiene muchas similitudes con las experiencias de naciones del Tercer
Mundo a la hora de anunciar los votos de los principales políticos en la
contienda: “Estados Unidos y el mundo están pendientes de cómo en la Florida se
cuentan los votos y de si se mantienen o varían esos más o menos 1700 sufragios
que en estos momentos separan a los candidatos y que, de confirmarse en el
recuento especial ahora en curso, darían la Casa Blanca a George W. Bush”.
Un
fraude evidente
‘En la historia del siglo XX
estadounidense nunca antes se había producido una encrucijada semejante. Antes
de comenzar las votaciones, los observadores divisaban un escenario en el que podría repetirse un
apretado recuento de votos como el de 1960, cuando John F. Kennedy ganó al entonces
oponente y vicepresidente republicano Richard Nixon, por sólo 119.450 votos’.
‘Pero, la historia se repite
en forma de sátira. La diferencia entre Gore y Bush es prácticamente
inexistente – menos de 2000 votos en más de seis millones de sufragios emitidos
en la Florida – y contrariamente a lo que ocurrió en aquella época, algunos
entendidos prevén que el vencedor se conozca quizás dos días después de
cerradas las urnas.’
‘El director del
Departamento de Elecciones de Florida, Clay Roberts, - citado por la agencia
NTX- anunció que el recuento de los votos podría concluir la mañana del jueves,
debido al necesario conteo de miles de boletas ausentes, entre ellas 2300 de
militares que trabajan en el exterior, las cuales definirán los 25 votos
electorales del estado, ya sea para el demócrata Albert Gore o el Republicano
George W. Bush. Y, aunque confirmó que técnicamente es posible que las boletas
ausentes puedan cambiar el resultado de la elección, en esta ocasión, dijo, esa
posibilidad sería muy difícil.’
‘Sin embargo, diversas
agencias de prensa demostraron que ante los apretados resultados de los
comicios, un grupo de irregularidades – léase fraude – salió a flote. En la
mañana del miércoles se reportaron dos urnas repletas de votos que al parecer
no fueron contabilizadas en el condado Miami-Dade y otra en Palm Beach, ambas
en barrios considerados demócratas que beneficiarían a Gore.’
‘A ese desorden también se
unieron las quejas en Palm Beach de cientos de personas molestas por haber confundido
su voto y haberlo otorgado al candidato del Partido Reformista, Patrich
Buchanan. Algunos votantes dijeron que se confundieron debido a que los nombres
de Gore y Buchanan estaban cruzados el uno con el otro, pero las autoridades
prestaron poca atención a esas demandas.’
La
crisis del bipartidismo
‘Estas elecciones demuestran
que Estados Unidos padece una profunda crisis interna, y que el juego
bipartidista atraviesa una de las etapas más críticas de toda su historia desde
que a finales del siglo XVIII los padres fundadores de la nación instauraron su
sistema político.’
‘Dunathan Turley, un
profesor de la Universidad George Washington, expresó a la agencia EFE que
“todo puede pasar y sería razonable que cualquiera de los dos candidatos
impugne algunos votos, con lo que entraríamos en una situación inédita”,
precisamente en el país autoproclamado la democracia perfecta. Otra
personalidad académica norteamericana, experto en elecciones presidenciales,
Allan Lichtman, de la American University, argumentó que lo ocurrido en la
noche electoral del martes debe servir para revisar la viabilidad de todo el
sistema. “Y sin olvidar el papel de los medios de comunicación. Se ha llegado a
una situación en la que el entretenimiento en política prima sobre el rigor. La
lección para las próximas elecciones es que no se puede frivolizar con el
escrutinio de los votos”, señaló.’
‘Ojalá los grupos de poder
de la potencia oigan los consejos de sus tanques pensantes; o que los dejen
algún día diseñar otro sistema social más creíble. Porque el afán de la
televisión gringa por dar lo antes posible los resultados – señores, todo se
vende: hasta la voluntad popular – llevó a publicar estimados mucho antes de
que los centros de votación en Estados de la costa Oeste y Centro de Estados
Unidos cerraran sus puertas.’
Los
errores del imperio
‘De errores está plagado el
imperio. Empero, ahora la pifia de las cadenas de televisión - ¿intencional? –
al anunciar la victoria de W. Bush en Florida y, en consecuencia, su triunfo
como presidente, se debió a la interpretación de los sondeos de opinión
realizados a la salida de los centros de votación.’
‘La crisis actual podría
empeorar y convertirse en una típica pesadilla si el resultado del recuento de
los votos en la Florida no satisface a alguno de los candidatos, en caso de que
la diferencia entre ambos, sea, como en este minuto, de menos de 2000 votos’.
‘En este caso, según el
periodista español Emilio Sánchez “sería legítimo y comprensible que Gore decidiera
impugnar algunos resultados, pues tiene a su favor haber ganado el voto
popular”. Con este panorama, aunque Bush gane con amplio margen en la Florida,
su aterrizaje en la Casa Blanca tendrá el estigma de haber sido derrotado por
el voto popular y sobrevivido a la controversia originada por el recuento de
los votos en ese Estado.’
‘Y ante el show, Clinton
dijo que había felicitado a Bush y a Gore por la “extraordinaria campaña” y
expresó que siguió la noche la noche electoral “como un observador fascinado”.
Huelgan los comentarios, son cosas y casos del relajo de la jungla
norteamericana.’
‘Pero, gane quien gane, Cuba
no espera nada de estas elecciones, ni de la potencia que intenta vender al
mundo un sistema político antidemocrático y corrupto.”
Así observé la noche más
extraña de la historia electoral estadounidense correspondiente al 6 de
noviembre del 2000. Pasados doce años, ¿Quién puede asegurar que tamañas
irregularidades no volverán a repetirse en la mayor plutocracia del planeta? En
la actualidad, posiblemente nadie podría asegurarlo, porque en la realidad existe
una superpotencia que tiende a paralizarse cuando acontecen procesos inesperados
y complejos, a causa de que su sistema
de gobierno e instituciones siguen perteneciendo al siglo XVIII. 2
1. Puede
verse en periódico Juventud Rebelde, jueves 9 de noviembre del 2000. La Habana.
Primera Edición, p. 4.
2. Sobre estas
ideas, véase de Paul Kennedy. Estados Unidos, a merced de la corriente. El País
digital, 24 de octubre de 2012.
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