viernes, 27 de septiembre de 2019

La Tabla Económica de Quesnay y la crisis mundial que se avecina



Por Ernesto Molina Molina.[i]

Molina.jpgLa historia de la ciencia resulta muy interesante, porque el desarrollo no es lineal, avanza en zigzag, y las polémicas y el debate están siempre presentes.

A mediados del siglo XVIII, Francia pasaba por una terrible crisis agraria, motivada en gran parte, por los altísimos impuestos que el sistema feudal imponía a los siervos de la gleba y a los hacendados arrendatarios. Estos últimos ya explotaban el trabajo asalariado, pero eran la excepción.

Los fisiócratas partían de la idea de que los fenómenos sociales, políticos y económicos están gobernados por un “orden natural”, la competencia irrestricta, cuya sólida base reside en la gran propiedad agrícola capitalista y en la implantación de la libertad de comercio.

Francois Quesnay (1694-1774), en su Tabla Económica, no tuvo en cuenta a los siervos de la gleba. En la Tabla Económica, Quesnay expone el proceso de la circulación de la riqueza nacional y del producto social entre las tres clases sociales en su relación con el producto neto, que, según su punto de vista, sólo podía crearse en la agricultura. El producto neto es el excedente económico producido por los granjeros y obreros agrícolas, según la concepción fisiocrática.

Los fisiócratas identifican al trabajo productivo con el trabajo agrícola, pues reconocen al producto neto sólo en la agricultura. La industria es estéril, no produce valor, sólo cambia la forma material del valor.

Por más que los fisiócratas se proclamaban partidarios de la monarquía absoluta, de hecho, todo su sistema teórico y su programa estaba dirigido a la abolición inmediata de todas las leyes restrictivas al capitalismo, de allí su consigna “laissez faire, laissez passere” (dejar hacer, dejar pasar).

Quesnay, médico de la corte, apreció que el sistema capitalista era mejor que el feudal, porque las granjas que utilizaban el trabajo asalariado, salían mejor paradas que las haciendas con siervos. Y creó una “tabla”, sin siervos y con obreros, creando el primer modelo macroeconómico de la historia. Algo que aún no existía, pero que convenía crear, según Quesnay.

Con ello quería convencer al rey de que se podría salir de la crisis, sustituyendo el trabajo feudal por el capitalista. Por supuesto, no lo convenció: y en 1789 ¿Qué sucedió? La Gran Revolución Francesa.

En la historia, casi siempre los problemas se intentan resolver primero por las buenas.

La tabla económica refleja con 500 movimientos los intercambios entre las tres clases a que aspira Quesnay que Francia modifique su situación social:

·         La clase productora: el capitalista que tenía una finca, el cual producía, junto a sus obreros asalariados, el producto neto.
·         La clase propietaria: los poseedores de la tierra (el rey, los terratenientes y la iglesia) y compradores del producto neto.
·         La clase estéril: todas aquellas personas no ocupadas en el trabajo agrícola, artesanos, comerciantes. Entre estas 3 clases tiene lugar la circulación del producto nacional.

Los 500 movimientos de intercambio entre las tres clases se pueden resumir en 5 actos:

La tabla económica de FrancoisQuesnay

Acto 1 Granjeros→           $2000 → Terratenientes
                                        ←$1000←
                                      → 1000mc→

(los granjeros les pagan la renta a los terratenientes; y estos le compran medios de consumo a los granjeros)

Acto 2 Terratenientes→ $1000→       Industriales
                                        ←1000mc←

(Los terratenientes le compran medios de consumo a los industriales)

Acto 3 Industriales→     $1000 →         Granjeros
 ←1000mc←

(Los industriales le compran medios de consumo a los granjeros)

Acto 4 Granjeros →        $1000→         Industriales
                                       ←1000mp←
(Los granjeros le compran medios de producción a los industriales)

Acto 5 Industriales→    $1000→            Granjeros
                                      ←1000mp←

(Los industriales le compran medios de producción a los granjeros)

La idea de la tabla era mostrar, cómo, al menos, se podía evitar la crisis, creando de nuevo las condiciones mínimas para seguir adelante, para garantizar el desarrollo del producto nacional. El dinero pasa de mano en mano y facilita el movimiento del producto nacional. Nada debe impedir el libre movimiento del intercambio mercantil, de lo contrario, habrá crisis.

Con la Revolución Industrial iniciada a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, las crisis se hicieron cíclicas y tuvieron un carácter industrial, asociadas a la renovación del capital fijo, que, con la maquinaria y la gran industria, llegaron a cobrar preponderancia. El monopolio industrial a escala mundial sustituyó el predominio del monopolio comercial. El liberalismo económico sustituyó el predominio del proteccionismo económico. En realidad, ambos tipos de políticas han coexistido a escala nacional en dependencia de los intereses nacionales específicos.

En el siglo XIX, en el comercio mundial de la época del capitalismo de libre concurrencia sólo el dinero real (Oro) era válido como dinero mundial.

                 .....MMMMMMMM.....
                ..... O OOOOOOOO.....(circulación)
                 .....M MMMMMMM.....

En el mercado mundial funcionaba el dinero en toda su plenitud como la mercancía, cuya forma natural es al mismo tiempo la encarnación social inmediata del trabajo humano en abstracto: el oro (O). En 1933, se recogió todo el oro en Estados Unidos y se eliminó el patrón oro.

Surge el imperio del dólar

El Banco Central de Estados Unidos (FED) fue creado bajo la inspiración de los Morgan, los Warburg, los Rockefeller, los Rothchild: la ley o Acta de la Reserva Federal, fue creada por banqueros, no por legisladores, en 1913.

Para ser electo presidente de los Estados Unidos, W. Wilson recibió el apoyo de los banqueros, quien se comprometió a aprobar la ley. El Banco de la Reserva Federales una institución privada que le suministra “dinero” a interés al gobierno (al Tesoro).

M.A. Rothchild pudo decir: “Denme el control del suministro de dinero de una nación y no me interesa quien haga sus leyes”.

Las monedas no son dinero porque el Estado las acuñe. Y, sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el dólar norteamericano ($) cobra tal preponderancia en el sistema monetario internacional, que desde entonces da la impresión de que el Estado norteamericano tiene la capacidad de acuñar dinero mundial.
                   .....MMMMMMMM.....
               .....     $ $ $ $ $ $ $ $.....(circulación)
                   .....MMMMMMM M.....

Desde que el dólar fue impuesto por Estados Unidos como la divisa internacional (Bretton Woods), la Reserva Federal, no solo cobra interés por suministrar dólares al mercado mundial, sino que exporta su inflación al resto del mundo.

En 1971-1973, Estados Unidos eliminó la tasa de cambio fija y la hizo flotante. El sistema financiero internacional creado después de la Segunda Guerra Mundial perdió estabilidad y seguridad; y el mundo financiero se hizo turbulento e imprevisible. La tasa de cambio flotante desató la especulación financiera.

Estados Unidos pudo estafar aún más al resto del mundo exportando su inflación con un dólar devaluado.

A partir de los años 70 del siglo XX, comenzaron a desplegarse las políticas neoliberales, sustituyendo a las políticas keynesianas que habían predominado después de la Segunda Guerra Mundial en los países capitalistas desarrollados.

Las políticas keynesianas estuvieron dirigidas a regular el ciclo económico capitalista que había llegado a ser catastrófico, cuando la Gran Depresión de los años 30.

Las políticas neoliberales aparentaron ser un regreso al liberalismo económico defendido por Adam Smith y David Ricardo; en realidad, respondían no, al monopolio industrial de la época de la Revolución Industrial, respondían ahora al monopolio financiero: que exige libre movimiento de capitales a escala mundial.

¿Quién podía imaginar que el libre movimiento de capitales iba a favorecer un desarrollo desigual y a saltos de un grupo de países como Japón, los Tigres Asiáticos y sobre todo, de China? Todas estas economías llegaron a rivalizar en competitividad tecnológica con Estados Unidos

Ello pudo suceder porque dichos Estados receptores del capital yanqui o europeo supieron desarrollar una política soberana de desarrollo. Aplicaron a su manera y en nuevas condiciones una “Tabla Económica” de nuevo tipo a escala nacional.

Durante décadas, el intercambio de productos básicos por productos industriales había sido cada vez más desfavorable.

Con el despertar del gigante asiático (China), los precios de los productos básicos mejoraron ostensiblemente. Pero ello duró poco, los Estados Unidos reaccionaron con el petróleo fracking: el precio del petróleo cayó.

Hoy el producto es mundial y el planeta maravilloso en que vivimos es quizás único. No tenemos otro. El modelo a construir para salvar al mundo de la crisis es mucho más complicado que la famosa Tabla Económica de Quesnay.

Cada Estado nacional, legítimo representante de los intereses de su pueblo, tendrá que construir su propia “Tabla Económica”; hasta que podamos contar con una “Tabla Económica Mundial”

Se avecina una crisis mundial. Donald Trump, legítimo representante de los banqueros yanquis de siempre, se opone a cualquier Tabla Económica nacional o Mundial y le hace la guerra comercial y financiera al resto del mundo; especialmente a la Ruta de la Seda: la Tabla Económica China. ¿Podremos convencer a los banqueros yanquis y a Trump para evitar la crisis? ¿Hará falta de nuevo la guillotina?

¿O habrá que hacer lo que Martí sugirió hacer con los banqueros yanquis?

En cuerda pública, descalzos y con la cabeza vendada debían ser paseados por las calles los malvados que amasen sus fortunas con las preocupaciones y los odios de los pueblos... ¡Banqueros no, bandidos!

(José Martí, Obras Completas, en 28 tomos, T. 13, pp. 344-345, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975)

Notas:


[i] Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba; Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” y Presidente de la Sociedad Científica de Pensamiento Económico y Economía Política de la ANEC.

La Amazonía en llamas a la luz de la Economía política



Por Ernesto Molina Molina.[i]

Molina.jpg
Cuando el mundo todavía sufre los estragos de los incendios en la Amazonía, ante la indolencia de los poderosos que pudieran haber evitado o debieran ayudar a resarcir los daños, Cuba perfecciona y diversifica su cobertura boscosa en aras de garantizar la prevalencia del patrimonio forestal cubano. Pero no siempre fue así. Nuestros primeros historiadores nos hablan de cómo, a la llegada de Cristóbal Colón, se podía caminar toda la Isla a la sombra de sus bosques.

El problema del carácter destructivo del capital sobre la naturaleza se ha hecho tan evidente durante el siglo XX e inicios del XXI, que puede resultar lógico que los menos informados crean que el problema existe en términos históricos relativamente recientes. Con distintos enfoques y aristas, muchas de las ideas que surgieron desde el siglo XIX, nos han alertado sobre alcanzar aquel desarrollo que permita satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades.

En “Cuba 1860”, Ramón de La Sagra se manifiesta contra la política de destrucción de bosques asociada al desarrollo de la industria azucarera, El derecho a deforestar la isla fue una de las grandes victorias de los hacendados azucareros. Los bosques fueron arrasados y como dijera. La Sagra "en ningún momento discutieron la utilización racional de los recursos forestales; sino a quien correspondía el derecho de talar y destruir”. [ii]

La Sagra pidió establecer reservas forestales intocables como una salvaguarda de la Isla para las generaciones futuras. Y como sabía que esto iba contra el concepto burgués de propiedad, hace una crítica socialista a lo que llama "Vicios de la teoría económica de la libertad mal entendida", exigiendo la subordinación de esa libertad a la utilidad pública.[iii]

Y añade:

"El  periodo actual de madurez de la  humanidad, enriquecida con las  conquistas de la ciencia, e iluminada en sus empresas por el sentimiento moral, corresponde la grande y trascendental empresa de explotar la superficie del planeta que habita, del modo más útil y conveniente, no sólo para la generación presente, sino también para las generaciones venideras, lo cual no se conseguirá jamás si no se subordinan los intereses  individuales, efímeros y transitorios, a los   generales y  eternos de la humanidad entera".[iv]

Carlos Marx reconoció el aporte científico que hizo Adam Smith en relación con la renta del suelo capitalista. Smith apreció cómo los productos que una vez proporcionan renta, otras veces no lo proporcionan. El bosque, por ejemplo, en un país densamente poblado y edificado como lo era Inglaterra, proporcionaba renta, pero se estaba pudriendo vivo en muchas zonas de América del Norte. Y en efecto, la tierra unas veces se convierte en fuerza económica y otras veces no.

Algo semejante ocurre en la Amazonía. Y es por eso que los intereses del capital están reñidos con la conservación del oxígeno en el planeta. Jair Bolsonaro, presidente del Brasil, es un legítimo representante de los intereses del gran capital: no le interesa para nada subordinar los intereses individuales, efímeros y transitorios, a los   generales y eternos de la humanidad. La Amazonía no está densamente poblada urbanísticamente, la habitan descendientes aborígenes, que protegen la “madre tierra”.

¿Qué renta paga el resto del mundo por el oxígeno que produce la Amazonía para todo el planeta, para todos los seres vivos de la tierra? Bajo una sociedad capitalista mundial esto no resulta racional: la existencia de un inmenso territorio que no aporta, ni renta del suelo, ni enormes ganancias a la agroindustria contemporánea. Bolsonaro invoca la soberanía del capital para quemar esos bosques y convertir esas tierras en fuerza económica.

¡Nadie paga por el oxígeno que produce la Amazonía brasileña!

Uno de los méritos considerables de Smith consiste en que ponía el nivel de la renta de las mercancías de segundo orden en dependencia del nivel de la renta proporcionada por el capital invertido en la producción de los productos alimenticios principales.

Una vez liberadas de bosques las tierras de la Amazonía, se podrán sembrar de soya, dedicar a la ganadería, a la agroindustria, a la minería, al servicio del capital transnacional.

No creo que Bolsonaro haya estudiado la obra de Adam Smith o de Milton Friedman. Y, sin embargo, puede ser considerado uno de los fieles seguidores ideológicos de este último.

Llama la atención como Naomi Klein destaca la alegría de Milton Friedman, máximo representante de la Escuela de Chicago, al conocer éste el desastre del ciclón Katrina y la oportunidad que se abrió para privatizar la educación en Nueva Orleans como buen ejemplo para todo Estados Unidos:

Milton Friedman fue uno de los que vio oportunidades en las aguas que inundaban Nueva Orleans. Gran gurú del movimiento en favor del capitalismo neoliberal, fue el responsable de crear la hoja de ruta de la economía global, contemporánea e hipermóvil en la que hoy vivimos. A sus noventa y tres años, y a pesar de su delicado estado de salud, el «tío Miltie», como le llamaban sus seguidores, tuvo fuerzas para escribir un artículo de opinión en The Wall Street Journal tres meses después de que los diques se rompieran: «La mayor parte de las escuelas de Nueva Orleans están en ruinas —observó Friedman—, al igual que los hogares de los alumnos que asistían a clase. Los niños se ven obligados a ir a escuelas de otras zonas, y esto es una tragedia. También es una oportunidad para emprender una reforma radical del sistema educativo.[v]

Jair  Bolsonaro no fue sorprendido por la oportunidad de la Amazonía en llamas. Su actitud antes y después de estos acontecimientos ha sido cómplice del hecho. Discípulo vulgar de Maquiavelo, Bolsonaro tiene como divisa: Si el hecho me acusa, que el resultado me excuse. Y desde el poder, pone a su servicio personal y del capital transnacional las tierras arrasadas de la Amazonía. Pero él no es el único responsable: él es una pieza del sistema global del capital.

Karl Marx fue por supuesto un personaje importante en las ciencias sociales del siglo XIX. Se le ha denominado el último economista clásico. Aportó gran parte de las premisas epistemológicas del mundo intelectual europeo de ese entonces.

Cuando Engels dijo que el pensamiento marxista tenía sus raíces en Hegel, Saint Simon y los economistas ingleses clásicos, estaba confesando ser parte de ellos.

Y no obstante Marx afirmó participar en una “crítica de la economía política”, afirmación que hace con base muy seria.

Nadie como Marx supo desentrañar los problemas científicos planteados por los autores “clásicos” y “vulgares”, según la propia denominación o clasificación que hiciera el propio Marx. Si Marx se hubiera limitado a estudiar la historia económica y política de las sociedades precapitalistas y la capitalista, no hubiera podido aprovechar la inteligencia de tantos economistas que lo precedieron, unos, (los clásicos) para identificar las leyes económicas objetivas asociadas a cada sistema social; y otros, (los vulgares) para reflejar los fenómenos superficiales del devenir de esos sistemas sociales: todos ellos sirvieron de campo de investigación al primer científico social que develó la materialidad del comportamiento social; pues hasta ese momento solo se reconocía la materialidad de los fenómenos naturales.

Al mismo tiempo, Marx no perdió de vista la historia económica a escala global y geográfica hasta donde pudo hacerlo, porque solo así podía contar con un criterio de comprobación científica de su quehacer científico. No olvidemos que Marx no restringió su concepción a las 5 formaciones económico-sociales que los manuales marxistas posteriores presentaron en forma lineal progresiva: él nos habló del modo asiático y de la sociedad antigua.

A ninguna otra sociedad que la capitalista atribuyó Marx un carácter tan catastrófico, capaz de destruir a las dos fuentes fundamentales de toda riqueza: al hombre y a la naturaleza. Federico Engels lo expresa en forma muy clara en su ensayo “El Papel del trabajo en la transformación del hombre en mono”: 

“La ciencia social de la burguesía, la Economía Política Clásica, solo se ocupa preferentemente de aquellas consecuencias sociales inmediatas de los actos realizados por los hombres en la producción y el cambio (…) Cuando en Cuba los plantadores españoles quemaban los bosques en las laderas de las montañas para obtener con la ceniza un abono que solo les alcanzaba para fertilizar una generación de cafetos de alto rendimiento, ¡poco les importaba que las lluvias torrenciales barriesen la capa vegetal del suelo, privada de la protección de los árboles, y no dejasen tras sí más que rocas desnudas!”[vi]

Solo el socialismo, incluso, a escala nacional, cuando está “bien diseñado”, es capaz de dirigir sus actos productivos con visión prospectiva a largo plazo, con responsabilidad por las generaciones futuras y protegiendo la madre tierra con ciencia y conciencia.
Pero cada día nos acercamos a pasos agigantados al llamado de Rosa Luxemburgo: “O Socialismo o barbarie”.

Notas:

[i] Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba; Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” y Presidente de la Sociedad Científica de Pensamiento Económico y Economía Política de la ANEC.
[ii] Ramón de La Sagra, "Cuba 1860", p. 67, Selección de artículos sobre la agricultura cubana, Comisión Nacional de la UNESCO, La Habana, 1963.
[iii] Ramón de La Sagra, "Cuba 1860", Ibidem, capítulo 1.
[iv] Ramón de La Sagra, "Cuba 1860", p. 64.
[v]The Promise of Vouchers», Wall Street Journal, 5 de diciembre de 2005.
[vi]F. Engels: El Papel del Trabajo en la transformación del mono en hombre, C. Marx; F. Engels: Obras Escogidas, Tomo III, p.38, Editorial Progreso, Moscú, 1978.