miércoles, 18 de julio de 2012

Centenario del Congreso Nacional Africano

Por Jorge Risquet Valdés (*)







Verdaderamente emocionante fue para mí estar presente el 8 de enero del actual año en las actividades celebradas en la ciudad de Bloemfontein en conmemoración del Centenario de la fundación del Congreso Nacional Africano (ANC).

Un siglo atrás, en una pequeña sinagoga de aquella ciudad, entonces capital del Estado Libre de Orange, república boer, menos de un centenar de jefes tribales de lo que es hoy la República Sudafricana, así como de Botswana, Swazilandia y Lesotho y algunos clérigos, profesionales y trabajadores negros, culminaron la acción que venía gestándose paulatinamente, fundaron el Congreso Nacional Africano.
En esta histórica sinagoga, tuvo lugar a media noche, como inicio de la celebración del Centenario, una  solemne recordación con la asistencia reducida de 150 personas, dada la pequeñez del antiguo recinto.
El gran acto se efectuó en la tarde del domingo día 8, en un gran stadium del fútbol que resultó pequeño para las decenas de millares de ciudadanos que acudieron a la masiva conmemoración, que resumió el Presidente Jacob Zuma con una magistral disertación de recuento histórico.
Antecedentes
Aunque la vida humana en el territorio que hoy ocupa la República de Sudáfrica tiene una presencia que se pierde en los tiempos, los antecedentes de la conquista colonial comienzan en 1652 con el arribo de los primeros holandeses. Esta ocupación  europea se inició con el establecimiento de una estación de abastecimientos por parte de la Compañía Holandesa de India Oriental en el Cabo de Buena Esperanza.
El crecimiento numérico de los empleados de la compañía condujo al asentamiento familiar y gradualmente al apoderamiento por parte de ellos de tierras que habitaba el grupo étnico Khoisan en esa parte del territorio.  Ese proceso dio origen a los campesinos libres que en idioma holandés recibieron el nombre boers, quienes pronto convirtieron a los khoisan en esclavos agrícolas.
El colonialismo holandés duró en Sudáfrica más de 150 años y durante ese periodo de tiempo los boers se asentaron definitivamente, desarrollaron un idioma derivado del holandés (afrikaans) y por intereses socioeconómicos entraron en contradicción con las estrictas regulaciones de sus autoridades coloniales y directamente con la citada Compañía, que se llevaba la mejor tajada del comercio del trigo, vino y otros productos agrícolas que los boers ya producían con mano de obra esclava.
El arribo creciente de colonos holandeses los condujo a la búsqueda de nuevas tierras aptas también para la ganadería, pero en su avance hacia el nordeste y norte del territorio chocaron con el poderoso grupo étnico Xhosa que se les enfrentó militarmente con sus armas rústicas.  Aquellos encuentros militares duraron cerca de 50 años sin que una de las partes lograra imponerse sobre la otra.  Los colonos europeos desarrollaron gradualmente una fuerte ideología racista mediante la cual consideraban que los khoisan eran una especie de creación de dios que nombraban en su idioma como skepsels, o sea, una especie de animal intermedio superior al de la selva pero inferior al hombre blanco. Esta era su absurda y criminal interpretación de la Biblia.
Colonialismo Británico
Los ingleses se apoderaron del Cabo de Buena Esperanza en 1806 y de inmediato comenzaron a introducir una nueva estructura socioeconómica. Inglaterra se encontraba en pleno proceso de su Revolución Industrial con una visión imperial del mundo que no existía en Holanda.  Con su política de libre mercado, aunque incipiente, Londres ya procuraba nuevos mercados para su acelerada producción industrial y por su ventaja geográfica el Cabo le ofrecía un punto estratégico en la ruta hacia las llamadas Indias y toda el Asia.  Uno de los primeros resultados de lo anterior fue la eliminación gradual de la esclavitud impuesta por los boers que culminó oficialmente en 1838.  Había comenzado en Sudáfrica el desarrollo de la agricultura comercial.
En la década de 1860 fue descubierto un enorme depósito de diamantes en Kimberley con su consiguiente explotación y en la década del 80 se encontraron importantes minas de oro en lo que es hoy Johannesburgo.  La ambición imperial británica en el territorio se elevó a niveles sin precedentes.  Las Repúblicas de Transvaal y Orange Free State, declaradas por los boers 10 años antes y aceptadas como tales por Londres fueron ahora impugnadas; las contradicciones ya existentes entre británicos y  boers se recrudecieron y desembocaron en la guerra anglo-boer de 1899 a 1902 ganada por los primeros.
Lenin califica a la guerra hispano-americana en Cuba y la anglo-boer en Sudáfrica, como las primeras contiendas interimperialistas por un nuevo reparto del mundo. 
Todo el territorio que hoy ocupa la República de Sudáfrica se convirtió entonces en 4 provincias bajo el dominio de Londres.  Durante aquella guerra los británicos crearon campos de concentración en zonas rurales en los cuales murieron de hambre y enfermedad miles de mujeres, ancianos y niños boers,  exactamente igual que lo ocurrido con la población rural cubana en la guerra de 1895-98 a mano de los españoles en los crueles campos de concentración de Weyler.
Poco después, en 1910, los ingleses se pusieron de acuerdo con los boers para crear la Unión de Sudáfrica y entre ambos continuar explotando a la mayoría absoluta negra. En 1921 a la Unión Sudafricana se le adjudicó el carácter de Estado independiente, miembro del Commonwealth.
El Congreso Nacional Africano (ANC)
El 8 de enero de 1912 fue fundado con el nombre inicial de Congreso Nacional Nativo Sudafricano (South African Native National Congress).  Su nombre actual, de contenido más amplio, fue adoptado en 1923.  El evento fue convocado por un intelectual sudafricano llamado Pixley ka Isaka Seme y al mismo asistieron unos setentitantos representantes de varias regiones del país y de territorios vecinos.  Entre los más destacados están Sol Plaatje, autor y editor de un periódico; John Langalibalele Dube, maestro; el religioso y escritor Walter Rubusana; Alfredo Mangena, abogado; Charlotee Maxseke, maestra educada en Estados Unidos; Thomas Makipela, hombre de negocios; el pastor Ngakayiya y otros.
Entre los líderes tribales se encontraban Salomón Kadinizulu; Montsoia del grupo étnico Barolon; Dalindyebo del grupo Tembu; Sekhukhuni de los Bapedi; Labotsibeni de Swazilandia; Lewanika de los Lozi de Zambia; Letsie II de Lesotho y Khama de Botswana, entre otros.  El rey de los zulúes, Dinizulu había sido desterrado por los británicos a la Isla Santa Elena, (la misma donde había expirado Napoleón) por su fuerte oposición militar a los colonialistas, pero fue elegido Presidente Honorario de la Organización.
Con su declaración visionaria inicial “Nosotros los africanos somos un solo pueblo” esta organización  comenzó una prolongada lucha de unidad en la diversidad que demostraría su validez histórica por su esencia antitribal.  Durante varios años el ANC fue una pequeña organización apoyada en jefes tradicionales y en pequeños hombres de negocios y algunos intelectuales.  Sus objetivos iníciales eran lógicamente limitados: crear grupos de presión contra las regulaciones racistas y promover los intereses de los africanos.  Sus métodos eran estrictamente constitucionalistas: peticiones escritas, delegaciones ante Londres y las autoridades boers y campañas de propaganda.
Los principales dirigentes de la Organización se oponían a métodos y objetivos más radicales contra el Estado. 
Durante la década del 30 al 40 el ANC desarrolló poca actividad, pero en la década del 40 surgió un nuevo escenario en medio de la Segunda Guerra Mundial en la cual Sudáfrica combatió junto a los Aliados  por presión de Gran Bretaña.  La pequeña burguesía negra que avanzaba a pesar de la discriminación racial también comenzaba a radicalizarse políticamente.  El entonces Presidente del ANC, Dr. Xuma, jugó un papel importante en el proceso de transformación de la organización en movimiento de liberación de masas.  El ANC adoptó una constitución más democrática y más exigente en relación a las demandas hechas al gobierno, incluyendo la exigencia de plenos derechos políticos para los africanos.  Fue esta la primera vez que el ANC exigió el derecho universal  y no racial al voto y años más tarde abrió sus filas a blancos, mulatos e indios, como antes había admitido a las mujeres.  La alianza con el Partido Comunista (fundado en 1922) y la cooperación con otras organizaciones nacionales se hicieron más abiertas y fuertes.
Ese mismo escenario fue testigo de la creación del ala juvenil del ANC que recibió el nombre de Congreso de la Liga Juvenil, entre cuyos principales dirigentes se encontraban Nelson Mandela, Oliver Tambo, Walter Sisulu y otros líderes que serían luego prominentes en la dirección del ANC.
En los años en que los pueblos del mundo, al precio de decenas de millones de vidas, la mayor parte del heroico pueblo soviético, habían librado la guerra contra el eje nazi-fascista en Europa y Asia, paradójicamente, en África del Sur, asumieron el poder en 1948, las fuerzas más retrógradas, agrupadas en el Partido Nacional, bajo la presidencia de Daniel Malan, implantando el más despiadado de los regímenes de colonialismo y opresión, el Apartheid.
En las décadas siguientes, Sudáfrica se convirtió, por la pobreza, el desempleo y la opresión racial de la inmensa mayoría de la población, en la sociedad más desigual del mundo y el régimen del Apartheid en el más repudiado del orbe,
La Liga Juvenil creció políticamente  y se convirtió en el factor ideológico dominante hasta que sus principales líderes pasaron a dirigir el ANC en 1949.  Esta nueva dirigencia le puso fin a los métodos constitucionalistas que habían nacido con la organización desde 1912 y predominado más tres décadas. Ese mismo año el programa de acción de la Liga Juvenil fue adoptado como nueva estrategia política del ANC; este programa situaba el derecho de los africanos a la autodeterminación en el centro de sus demandas bajo la bandera del nacionalismo africano, y concebía por vez primera una política de huelgas y desobediencia civil.  No obstante lo anterior, todavía su principal forma de lucha era la  resistencia pasiva. 
Este programa de acción condujo en 1952 al hecho conocido como “Campaña de Desafío contra las leyes injustas”.  Sus objetivos fueron bloquear las cárceles, frenar la aplicación de leyes racistas y demostrarles a los africanos la eficacia de la acción de masas no violenta.  Esta campaña fue desarticulada a golpe y porrazo mediante fuerte represión estatal pero tuvo efectos favorables para el ANC.
En pocos meses las filas de la organización se multiplicaron hasta alcanzar unos cien mil miembros. Por primera vez tuvieron lugar acciones públicas conjuntas con otras agrupaciones políticas y de hecho esto último sirvió de base para la creación poco después de una nueva organización llamada Alianza del Congreso, o sea, la coordinación política entre el ANC, el Congreso Indio Sudafricano, el Congreso de los Pueblos de Color, el Congreso de Demócratas (blancos), a quienes se les unió luego el Congreso Sindical Sudafricano (SACTU).  En cuanto a los comunistas ya actuaban desde el seno de las filas de la ANC manteniendo una doble militancia.  La Campaña de Desafío produjo igualmente un cambio en el pensamiento estratégico de algunos de los dirigentes de la Organización, particularmente en el grupo alrededor de Nelson Mandela quien en ese momento ocupaba el cargo de líder principal del ANC en el Transvaal.
Mandela comenzó a argumentar que la Organización debía prepararse para el trabajo semiclandestino -lo que llamó Plan-M- dirigido a reorganizar  los métodos del ANC.  No todas las regiones estuvieron de acuerdo, pero esta idea continuó cobrando fuerza.  Aquella Campaña de Desafío mostró también a la Dirección del Movimiento la necesidad de elaborar un nuevo programa de acción que incluyera mayores demandas de derechos para los africanos que las hasta entonces solicitadas.  Con esta nueva visión política fue convocado el Congreso del Pueblo en junio de 1955; esta convocatoria fue realizada por la Alianza del Congreso.  Con la presencia de 3000 delegados de todas las regiones del país se adoptó un documento histórico   en la lucha del ANC y del pueblo sudafricano: La Carta de la Libertad, principios aun vigentes como programa de objetivos. 
Entre las principales demandas de la Carta tenemos: el pueblo gobernará; todos los grupos nacionales tienen iguales derechos; el pueblo se beneficiará de las riquezas del país; la tierra será distribuida entre quienes la trabajan; todos disfrutaran de iguales derechos humanos; habrá empleo y seguridad para todos; se abrirán las puertas del conocimiento y la cultura para todos; habrá viviendas, seguridad y bienestar; habrá paz y amistad.
La estrategia de política de masas continuó ininterrumpidamente durante la década del 50 y también creció la represión policíaca y del aparato de seguridad. 
El principal aliado del ANC, el Partido Comunista de Sudáfrica, fue ilegalizado en 1950. En 1956 fueron encarcelados centenar y medio  de los principales dirigentes del ANC entre los cuales estaban Mandela y Sisulu; el Estado llevó a cabo un largo proceso judicial contra ellos conocido como el Juicio de la Old Sinagogue,  que duró cinco años y aunque al final fueron absueltos, habían sufrido años de prisión, durante los cuales la Organización estuvo descabezada.
Con sus líderes de nuevo en las calles, el ANC organizó en 1960 una campaña contra los infames pases (que se exigía a los africanos para transitar por las zonas urbanas) y acto seguido las manifestaciones populares organizadas por el PAC que culminaron con la conocida masacre de Sharpeville.  El ANC y el PAC (organización formada por una fracción del ANC de criterios políticos estrechos) fueron ilegalizados ese mismo año.  El próximo único paso para ellos –como había ocurrido con el Partido Comunista años atrás- era la lucha clandestina y eso fue lo que ocurrió.  Oliver Tambo, entonces vicepresidente de la Organización,  y otros dirigentes  fueron enviados de inmediato a radicarse en el exterior para movilizar a la opinión pública internacional.  En 1961 el ANC y el Partido Comunista de Sudáfrica crearon el Umkhonto We Sizwe (MK), cuya traducción al español es Lanza de la Nación, brazo armado del ANC, con Nelson Mandela como Comandante en Jefe. 
Comenzó también la salida de cuadros para recibir entrenamiento militar en el exterior y  ese mismo año arribaron a Cuba los 3 primeros estudiantes del ANC quienes cursaron carreras universitarias en Santiago de Cuba.  Max Moabi, uno de ellos, fue años más tarde el Primer Representante Permanente del ANC ante el MPLA en Luanda, después de la independencia de Angola.
Mandela realiza un periplo por países africanos independientes y progresistas: Egipto, Argelia, Ghana, Guinea y regresa más resuelto aún a desarrollar el combate frontal contra el régimen del Apartheid.
Las primeras acciones militares del MK se dirigieron contra instalaciones estatales mediante sabotajes con explosivos: Entre otros objetivos a alcanzar estaba el de preparar a las masas a favor de la nueva estrategia basada en la lucha armada, que sustituía  la política de resistencia pasiva inculcada por la misma organización durante su primer medio siglo de existencia.
En una operación del aparato de seguridad del gobierno racista, fueron capturados casi todos los principales dirigentes del MK en 1963 y luego del llamado juicio de Rivonia, por ser aquel el lugar donde fueron apresados;  los principales líderes fueron condenados a cadena perpetua, entre ellos:  Mandela, Sisulu, Mbeki, Mhlaba, Motsoaledi, Mlangni, todos africanos negros, MKathrada indio y Goldberg blanco. 
Mandela, que igualmente había actuado como su propio abogado defensor en 1962 en el juicio de Old Sinagoga, pronunció ante la corte su extenso y profundo alegato conocido como “Estoy dispuesto a morir”.
Mandela clavó en la picota al régimen abominable del Apartheid, declaró ilegítimo a un gobierno electo por el voto exclusivo de los blancos para regir una sociedad donde de cada 100 personas, 63 eran negros, 10 mestizos, 3 indios, es decir, 86 colered y sólo 14 blancos.
Describió con datos irrefutables las condiciones infrahumanas en que vivía la población negra, arrinconada en las llamadas reservas nativas rurales, en los guetos urbanos y en las villas-miseria; la brutal injusticia económica y social y la negación absoluta de derecho político de que era objeto.
Expuso con razonamiento convincente la línea política consecuente del Congreso Nacional Africano desde su fundación en 1912, basada en la lucha pacífica para la conquista de sus legítimos derechos.
Demostró que frente a este modo de actuar del ANC, el gobierno blanco había respondido, una y otra vez, a las protestas cívicas de los negros, con horrenda masacres, señalando las más sangrientas con fecha, lugar y número de víctimas, hasta la más reciente en Shaperville en 1960, donde murieron 69 sudafricanos desarmados.
Los asesinatos aislados de negros perpetrados cotidianamente en toda la geografía del país, conformaban cifras tan incontables como monstruosas.
Explicó la decisión de crear el Umkhonto we Sizewe que él encabezaba, como un instrumento aparte del ANC, para aplicar una forma de lucha violenta, las acciones de sabotaje económico y efecto político sin víctimas humanas.
Esta presión se sumaría a las acciones pacíficas de masas del ANC, y a la vez tratarían de evitar que los partidarios de la violencia cayeran en acciones terroristas desesperadas contra la población blanca, lo cual profundizaría tan hondo la división que haría imposible la convivencia pacífica de todas las razas en una futura Sudáfrica democrática y no racista.
Con el aplomo de quien está narrando un acto absolutamente justo, legítimo y honroso y la valentía de arrostrar la pena capital como castigo, expuso que si la lucha pacífica del ANC, incluyendo formas declaradas ilegales como las huelgas obreras y las acciones de violencia debidamente controladas por un Umkhonto, no lograban un cambio en la intolerable situación en que vivía el pueblo negro, el camino más apropiado sería la guerra de guerrilla.
Para estar preparado, si el desarrollo de los acontecimientos conducía a ello, (cito)
“Intenté examinar todos los tipos de autoridad al respecto, de oriente y occidente, partiendo de la obra clásica de Clausewitz  y abarcando hasta Mao Ze Dong y Che Guevara, por una parte, y los escritos sobre la guerra de los boers, por otra”.
A la noche siguiente de dictar la sentencia a cadena perpetua, el líder africano era conducido junto a sus compañeros de lucha y de condena a Ciudad de El Cabo y de allí, en vote a Robben Island, la pequeña isla penal de máxima seguridad y crueldad para los prisioneros políticos sudafricanos: ¡27 años de sádico e implacable encierro!
La heroica resistencia de Mandela y sus compañeros de lucha desde la prisión de Robber Island es bien conocida.
La dirigencia externa del ANC presidida por Oliver Tambo había comenzado sus nuevas tareas en 1960 y pronto estableció vínculos de trabajo político con los movimientos de liberación de la región austral. La Organización pronto comenzó a recibir apoyo de la URSS y de otros países socialistas.
La principal actividad guerrillera del ANC a través del MK tuvo lugar a finales de 1967 y principios del 68 en una región del territorio entonces llamado Rhodesia del Sur, cuando en operación conjunta con guerrilleros zimbabweanos intentaron llegar hasta la frontera sudafricana pero fueron detectados por los rhodesianos en un área llamada Wankie donde se libraron varios combates; la incorporación de tropas sudafricanas puso fin a aquella incursión que costó la vida a muchos hombres del ANC y de ZAPU.
En el mismo momento que tenían lugar aquellos combates terminaban su entrenamiento guerrillero de varios meses en el PETI  1 de Pinar del Río alrededor de 130 zimbabweanos de las dos organizaciones independentistas ZAPU y ZANU, (coordinadas luego en el Frente Patriótico).
 Cuando todos ellos regresaron por vía marítima al puerto de Dar es Salam ya era tarde para incorporarse a las campañas de Wankie, que por haber terminado en derrota militar afectaron lógicamente la moral combativa del ANC, pero no tanto como para detener la lucha por la emancipación.
Un próximo hecho político importante para el ANC fue la organización de una Conferencia Consultiva efectuada en Morogoro, Tanzania, en 1969.  La Organización abrió sus puertas a todos los demócratas del país.
En dicho evento el ANC definió lo que ocurría dentro de Sudáfrica como Colonialismo de Tipo Especial y convirtió esa definición en parte importante de su política oficial.  Asimismo, en el documento adoptado en Morogoro titulado La Estrategia y la Táctica se hacía énfasis  en el objetivo de la emancipación económica y confería un papel especial en la lucha a la clase trabajadora como garante del período de transición hasta la liberación total.
Recordó igualmente que los principios recogidos en la Carta de la Libertad aceptados por todos los africanos se mantenían vigentes, entre los cuales estaban: nacionalización de las industrias monopólicas, de los grandes latifundios, de las minas, de los bancos y otros.
La Revolución Cubana, que desde 1959 había condenado en todos los foros internacionales al régimen del Apartheid ofreció al ANC todo su apoyo la formación de técnicos y profesionales en Cuba y el entrenamiento militar que necesitaran.
El régimen del Apartheid y el gobierno fascista lusitano, estrechamente aliados, dominaron durante décadas la vasta región del África Austral, hasta la Revolución de los Claveles en Portugal, en 1974.

Mozambique obtuvo la independencia a mediados de 1975 y accedió al poder el FRELIMO, encabezado por Samora Machel.

En Angola, tras la larga y heroica lucha de su pueblo bajo la Dirección del MPLA presidida por Agostinho Neto esta organización se aprestaba a ganar las elecciones y a dirigir el país en la independencia, fijada para el 11 de Noviembre de ese año de la liberación de las colonias portuguesas,

Mas existían dos organizaciones contrarrevolucionarias, FNLA y la UNITA que, con el apoyo de los gobiernos de Estados Unidos, Sudáfrica y Zaire de Mobutu, desarrollaron la lucha armada contra el MPLA y pretendían acceder al poder en una república neocolonial, que habría terminado en el desmembramiento.

El 14 de octubre, una poderosa columna blindada sudafricana, con infantería de las bandas fantoches y mercenarios portugueses, penetró en Angola desde el territorio ocupado de Namibia, en dirección a Luanda. En marcha hacia el norte, a 70 kilómetros por día, el objetivo era ocupar la ciudad capital antes del 11 de Noviembre.

Es conocido que los días primero y dos del mes crucial, una fuerza de reclutas angolanos del Centro de Instrucción de Benguela, con sus instructores cubanos se enfrentó a las fuerzas invasoras en dos puntos de dicha provincia, produciéndole fuertes bajas. En esos días cruciales sangre angolana y cubana regó por vez primera el suelo de la patria de Agostinho Neto.

Fue el día 4 de noviembre que se conoció en Cuba aquel inicio del heroico enfrentamiento de angolanos y cubanos ante una fuerza invasora de gran superioridad militar.

Ese mismo día, un avión tipo Britania partió de La Habana con un centenar de instructores militares de blindados, morteros, cañones anti-tanques y artillería reactiva, armamento entregado por la Unión Soviética al MPLA.  Los instructores llegaron a Luanda el día 6. El armamento mencionado llegó el día 7 en un barco cubano procedente de Punta Negra. El día 9 arribó por vía aérea la primera compañía de un batallón especial.

La triple invasión de la triple alianza (Washington, Pretoria, Zaire) para ocupar Luanda y Cabinda fue derrotada.

No me aparto del tema.

La derrota militar de las tropas del Apartheid, infligida por una tropa colored,  de negros, mulatos y blancos, terminó con el mito de la superioridad racial, esencia de la ideología del Apartheid.

Pese a la superioridad en armamento de la columna Zulú abastecida por aire desde Sudáfrica, el millar de combatientes del Centro de Instrucción de Benguela  -reclutas angolanos y medio centenar de instructores cubanos-  encabezado por el Comandante Díaz Arguelles en sucesivos combates, hizo costoso, difícil y lento el avance de los invasores.

El día 13 de noviembre lograron llegar hasta la margen sur del río Queve, a 250 kilómetros de Luanda. A partir de esa posición, serían empujados hacia su punto de partida por las tropas cubanas que por aire y por mar llegaban a Angola incesantemente.

 Volviendo a Luanda.

El intento de tomar la capital desde el norte, por fuerzas zairotas, bandidos del FNLA y mercenarios portugueses, asesorados por un general sudafricano, fracasó el 10 de noviembre, en Kifangondo, 22 kilómetros al norte de Luanda. La novena brigada de las FAPLA y artilleros cubanos de una batería de morteros, otra de cañones y otra de artillería reactiva BM21, bajo el mando del Comandante Carlos Fernández Gondín, destruyeron los tanques invasores y produjeron más de 300 bajas al enemigo, que se retiró en desbandada.

En Cabinda, entre el 10 y el 12 de noviembre, fuerzas de las FAPLA y reclutas angolanos del Centro de Instrucción con instructores cubanos, dirigidos por el Comandante Ramón Espinosa rechazaron a las fuerzas regulares zairotas y la banda fantoche del FLEC.

Con olor a pólvora del  reciente combate victorioso, los patriotas angolanos, congregados en una plaza de Luanda, acompañaron al Presidente del MPLA Agostinho Neto, que proclamó el nacimiento de la República Popular de Angola en las primeras horas en la madrugada del 11 de Noviembre.

A fines de marzo de 1976, las tropas sudafricanas derrotadas cruzaron el río Cunene internándose en Namibia. En ese momento, 36 mil combatientes cubanos habían llegado a Angola y peleaban junto a las FAPLA.

La derrota de las tropas del régimen del Apartheid constituyó un poderoso aliento para el pueblo de Sudáfrica y su ANC.

La rebelión del Soweto en Johannesburgo fue una resonante muestra del impulso creciente que adquiriría en los años siguientes la lucha contra el Apartheid.

La consolidación de la República Popular de Angola bajo la dirección del MPLA crearía una firme base, donde los movimientos de liberación, el ANC, la SWAPO de Namibia, y el ZANU-ZAPU de Zimbabwe tendrían un sitio en África meridional donde preparar y equipar sus combatientes.

Angola, Cuba y la Unión Soviética coordinarían sus esfuerzos y aportarían los recursos para este hermoso objetivo internacionalista.

Ante la nueva situación creada el Secretario de Estado norteamericano Henrry Kissinger declaró “si no se resuelve el problema de Rodhesia del Sur (Zimbabwe) las tropas cubanas actuarían allí como lo han hecho en Angola.

Estados Unidos y Gran Bretaña, auspiciaron el establecimiento de negociaciones entre el Frente Patriótico de Zimbabwe y el gobierno racista de Iam Smith, extensión del sistema del Apartheid en Rodhesia del Sur, colonia británica que había accedido a la independencia.

En las negociaciones entre el Frente Patriótico y Londres, se llegó al acuerdo de efectuar elecciones generales en Rodhesia del Sur, que aunque no se basaron en el principio de “un hombre un voto” fueron ganadas arrolladoramente por los patriotas y así surgió, con el nombre de Zimbabwe, el gobierno independiente de Robert Mugabe en 1982.

En relación a Namibia, el llamado Grupo de los Cinco (Estados Unidos, Canadá. Gran Bretaña, Francia, Alemania) elaboró la Resolución 435 aprobada por la ONU en 1978 que planteaba el cese de la lucha armada SWAPO-Sudáfrica, comicios generales supervisados por la ONU para elegir al gobierno de Namibia independiente.

Mas el gobierno de Pretoria, pese al creciente repudio universal de su criminal régimen no renunciaba a sus planes de dominio de toda el África Austral.

Ello fue alentado por la política adoptada por la Administración de Ronald Reagan llamada de “compromiso constructivo” con Sudáfrica y el apoyo irrestricto a la UNITA.

Sudáfrica se negó a aceptar la Resolución 435 de la ONU y emprendió un acelerado rearme incluyendo la fabricación de bombas atómicas, con el objeto de mantener su ocupación de Namibia y revertir los gobiernos patrióticos de Angola y Mozambique.

Seria largo de relatar sus tropelías en el prolongado período de 1975-1988.

Basta una palabra para resumir sus acciones genocidas y su temor a las tropas cubanas: Cassinga.  En este lugar del sur de Angola, a 250 kilómetros de la frontera, radicaba un campamento de refugiados de más de 3 mil civiles, la inmensa mayoría mujeres, niños y ancianos, procedentes de la Namibia ocupada y aterrorizada por Sudáfrica.

El 4 de mayo de 1978 el campamento fue bombardeado intensamente. Más de una docena de aviones MIRAGE y C-130 y 8 helicópteros de la fuerza aérea sudafricana sembraron el terror y la muerte durante toda la mañana, con un saldo de 600 muertos y 650 heridos graves.

Fuerzas cubanas acantonadas en Chamutete. A 15 kilómetros de distancia, avanzaron en dirección al campamento, sufriendo la pérdida de 16 combatientes muertos y 76 heridos a causa de la aviación sudafricana y las minas terrestres instaladas por los agresores en la senda obligada entre uno y otro punto.

A la llegada de nuestro destacamento, los cobardes asesinos dedicados a seguir liquidando refugiados, eludieron el combate y huyeron en sus helicópteros.

Analistas militares de Pretoria se jactaron de que había sido la operación aérea más grande realizada en África después de la Segunda Guerra Mundial.

Para Cuba, el enfrentamiento al Apartheid se convirtió en su más importante y decidida tarea internacionalista. En la Conferencia Cumbre de los Países no Alineados, efectuada en Harare en 1986, el Comandante en Jefe Fidel Castro expuso ante la opinión mundial, la decisión cubana en mantener sus tropas en Angola hasta el fin del régimen del Apartheid, siempre partiendo de la anuencia del Gobierno del país.

En la segunda mitad de 1987, frente a una ofensiva de las tropas de elite de las FAPLA en dirección al extremo sudeste del país hacia el cuartel general de la UNITA, los halcones dentro del gobierno de Sudáfrica se lanzaron esta vez a una nueva agresión en profundidad, haciendo retroceder a la agrupación de las brigadas hasta Cuito Cuanavale.

Se trataba de una agresión abierta, con una visita publicitada del Presidente de Sudáfrica y sus Ministros a las tropas invasoras que contaban con blindados y artillería reactiva, muy superiores a las que participaron en la aventura de 1975-76, y 6 bombas atómicas.

Se creo una situación muy difícil para la agrupación de brigadas angolanas.

Ante la gravedad de la situación militar el Presidente José Eduardo dos Santos solicitó el auxilio de las tropas cubana.

Como en 1975, decidimos satisfacer la ayuda solicitada, aceptar el reto del abyecto Apartheid y obligarlo a retirarse de Angola y de Namibia, acercando con ello la victoria del pueblo sudafricano y su ANC sobre el afrentoso régimen racista.

Para ello fue necesario incrementar el número de nuestras tropas y enviar nuestras más poderosas armas.

Fue una verdadera proeza de nuestro país trasladar y desplegar en el suroeste angolano, entre otros medios:

---  40 000 combatientes (otros 15 mil quedaron acantonados en Luanda, Cabinda y el nordeste de Angola
           --- 998 tanques
           --- 600 transportadores blindados
          --- 1 600 piezas de artillería, morteros y medios de Defensa antiaérea

Mil bocas de fuego apuntando hacia el cielo y nuestra aviación de combate en un aeropuerto construido en tiempo record más cerca de los objetivos vitales del enemigo nos dio por primera vez la supremacía aérea bajo los cielos de Angola.

Cuito Cuanavale se convirtió en un bastión inexpugnable y trampa para los arrogantes agresores.

El Comandante en Jefe, artífice de la táctica y la estrategia de esta victoria las definió muy gráficamente: “…el boxeador con la mano izquierda lo mantiene y con la derecha lo golpea, Cuito Cuanavale fue la mano izquierda y la mano derecha fue las fuerzas que se acumularon”.

El avance de nuestra fuerza hacia la frontera con Namibia los obligó a retroceder.

Tras el inicio en Londres a principios de mayo de 1988 de las negociaciones entre los contendientes (Angola-Cuba-Sudáfrica y Estados Unidos como “mediador”) continuaron en El Cairo a fines de junio, en víspera de los golpes demoledores que habrían de recibir.

El avance por el sudoeste, de las tropas de Cuba, Angola y la SWAPO hacia la frontera con Namibia y los golpes al enemigo en Tchipa, Ruacaná y Calueque obligó a las tropas sudafricanas internarse en Namibia y volar el puente sobre el río fronterizo Cunene  para evitar nuevas derrotas.

En el mes de agosto todas las tropas sudafricanas se retiraron de Angola.

Mientras tanto las negociaciones culminaron el 22 de diciembre de 1988 con los acuerdos de Nueva York, sede de la ONU, que prescribían la aplicación de la Resolución 435 para la independencia de Namibia, el cese de la ayuda a la UNITA por Sudáfrica y la retirada gradual de las tropas cubanas hasta junio del 2001.

En el largo período desde la primera derrota de los invasores sudafricanos en Angola en 1975-76 y esta nueva victoria de las fuerzas cubanas expulsándolos otra vez y definitivamente en 1987-88, la lucha del ANC en Sudáfrica creció tanto en la movilización política como en acciones militares y en la misma medida el régimen del Apartheid se hizo acreedor de la más universal repulsa.
Nuestra colaboración con el ANC y el Partido Comunista se hizo muy estrecha.  Oliver Tambo, Joe Slovo, Crist Hani, Tabo M´beki, Cyril Ramaphosa, Ronny  Castry y otros dirigentes sudafricanos visitaron nuestro país, algunos de ellos varias veces.
Las elecciones en Namibia fueron ganadas por la SWAPO y su líder Sam Nujoma accedió a la presidencia de la nueva república independiente en marzo de 1990, 40 días antes había sido liberado Nelson Mandela ante el creciente combate del ANC, el repudio internacional del Apartheid y la derrota militar sudafricana. Era el principio del fin del repugnante régimen implantado más de cuatro décadas atrás.
En abril de 1994, el triunfo electoral del ANC en alianza con el Partido Comunista y la central sindical COSATU,  llevó a Mandela a asumir la presidencia de Sudáfrica, libre para siempre del apartheid.
Nunca olvidaremos sus palabras, pronunciada en su visita a Cuba. Recordarlas es la forma más emocionante de concluir este largo artículo sobre el centenario del ANC.
“Hemos venido aquí conscientes de la gran deuda que hay con el pueblo de Cuba. ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?
Yo me encontraba en prisión cuando por primera vez me enteré de la ayuda masiva que las fuerzas internacionalistas cubanas le estaban dando al pueblo de Angola –en una escala tal que nos era difícil creerlo- cuando los angolanos se vieron atacados en forma combinada por las tropas sudafricanas, FNLA financiado por la CIA, los mercenarios y las fuerzas de la UNITA y de Zaire en 1975.
La presencia de ustedes y el refuerzo enviado para la batalla de Cuito Cuanavale tienen una importancia verdaderamente histórica.
¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África!
¡Esa contundente derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía!
¡La derrota del ejército racista le permitió al pueblo combatiente de Namibia alcanzar finalmente su independencia!
¡La decisiva derrota de las fuerzas agresoras del apartheid destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco!
¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica!
¡Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones no hubieran sido legalizadas!
¡La derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale hizo posible que hoy yo pueda estar aquí con ustedes!
¡Cuito Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África Austral!
¡Cuito Cuanavale marca del viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!"
(*) Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

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