Los bancos privados se hacen ricos a costa de los ciudadanos
Por Salim Lamrani
Opera Mundi
Todos los países europeos se enfrentan al problema de la deuda que afecta
severamente a las finanzas públicas. Francia, la quinta potencia mundial,
tampoco se libra de la crisis que hace la felicidad de los bancos privados.
Ninguna nación europea se salva del problema de la deuda pública, aunque la
gravedad de la crisis difiere de un país a otro. A un lado se encuentran los
“buenos alumnos” tales como Bulgaria, Rumania, República Checa, Polonia,
Eslovaquia, acompañados de los países bálticos y escandinavos, con un
endeudamiento inferior al 60% del PIB. Al otro lado están los cuatro “malos
alumnos”, cuya deuda pública supera el 100% del PIB: Irlanda (108%), Portugal
(108%), Italia (120%) y Grecia (180%). Entre estos dos extremos se hallan el
resto de los países de la Unión Europea, tales como Francia (86%), cuya deuda
oscila entre el 60% y el 100% del PIB.[1]
Los gobiernos europeos de filosofía liberal, simbolizados por la Alemania de
Ángela Merkel, son unánimes en cuanto a la importancia que conviene dedicar al
“desendeudamiento” público, aplicando políticas de austeridad. Del mismo modo,
Pierre Moscovici, a pesar de que es el ministro de Economía francés del
gobierno socialista de François Hollande, ha fijado como objetivo prioritario
“reducir los déficit”, y se ha comprometido a limitarlos a un 3% del PIB por
año, entre otras cosas a través de la reducción de los gastos públicos.[2]
No obstante, es de notoriedad pública que las políticas de austeridad que
promueven la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional y que se aplican en el Viejo Continente, son económicamente
ineficaces. Incluso tienen el efecto contrario, ya que lejos de estimular el
crecimiento, la reducción de los gastos, la disminución de los salarios y de
las pensiones de retiro –además de las consecuencias sociales y humanas
catastróficas que ocasionan– conducen inevitablemente a una contracción del
consumo. De hecho las empresas se ven obligadas a reducir la producción y los
salarios e incluso a prescindir de sus empleados. Consecuencia lógica, los
recursos tributarios del Estado disminuyen mientras que sus gastos –para
atenuar los efectos del desempleo– estallan, creando así un interminable
círculo vicioso, cuyo símbolo es la crisis griega. Así, varios países europeos
se encuentran en recesión.
Cómo nació la
deuda pública de Francia
En 1973, Francia no tenía problema de deuda y el presupuesto
nacional se encontraba equilibrado. En efecto, el Tesoro Público podía
financiarse directamente con el Banco de Francia para construir escuelas,
infraestructuras viarias, portuarias y aéreas, hospitales y centros culturales,
sin tener que pagar una tasa de interés exorbitante, y entonces apenas tenía
déficit. No obstante, el 3 de enero de 1973, el gobierno del Presidente Georges
Pompidou, él mismo antiguo director general del Banco Rothschild, influenciado
por el mundo financiero, adoptó la Ley n°73/7 sobre el Banco de Francia,
apodada la “Ley Rothschild” por el cabildeo del sector bancario a favor de su
adopción. Elaborada por Olivier Wormser, gobernador del Banco de Francia, y
Valéry Giscard d’Estaing, entonces ministro de Economía y Finanzas, la ley
estipula en su artículo 25 que “el Tesoro Público no puede ser presentador de
sus propios efectos a descuento del Banco de Francia”.[3]
En otras palabras, el Estado francés ya no puede financiar el
Tesoro Público contratando préstamos sin interés con el Banco de Francia, sino
que tiene que abastecerse en los mercados financieros. Así, el Estado se
encuentra obligado a contratar préstamos y pagar intereses a las instituciones
financieras privadas, mientras que hasta 1973 podía crear moneda para
equilibrar su presupuesto mediante el Banco Central. Los bancos comerciales
disponen ahora del poder de creación monetaria mediante el crédito, mientras
que antes era una prerrogativa exclusiva del Banco Central, es decir del
Estado, y se enriquecen a costa de los contribuyentes, con un estatus de casi
monopolio.
Así, los bancos privados pueden prestar, gracias a los sistemas de reservas
fraccionarias, más de seis veces la suma que tienen en moneda central. En otras
palabras, por cada euro de que disponen pueden prestar hasta 6 euros gracias a
la creación monetaria mediante el crédito. Si no es suficiente, pueden
contratar con el Banco Central todos los fondos que necesiten con una tasa a
menudo del 0%, con el fin de prestarlo luego… a los Estados con una tasa del 3%
al 18%, como es el caso de Grecia. Así, la creación monetaria mediante el
crédito representa el 90% de la masa monetaria en circulación en la zona euro.
Maurice Allais, Premio Nobel de Economía francés, denunció esta situación y
afirmó que la creación monetaria debía ser una prerrogativa del Estado y del
Banco Central. Según él,
“Toda creación
monetaria debe ser del Estado y sólo del Estado: toda creación monetaria
distinta de la moneda de base del Banco Central debe ser imposible, de modo que
desaparezcan los ‘falsos derechos’ que resultan actualmente de la creación
monetaria bancaria […]. Por esencia, la creación monetaria ex nihilo que
practican los bancos se parece a –no vacilo en decirlo para que la gente
entienda bien lo que está en juego– la fabricación de dinero por
falsificadores, tan justamente sancionados por la ley. Concretamente, lleva a
los mismos resultados. La única diferencia es que los que se benefician de ello
son distintos”.[4]
En la actualidad la deuda de Francia se eleva a más de 1,7
billones de euros. Ahora bien, entre 1980 y 2010, el contribuyente francés
rembolsó más de 1,4 billones de euros a los bancos privados sólo a título de
intereses de la deuda. Así, sin la ley de 1973, el Tratado de Maastricht y el
Tratado de Lisboa, la deuda francesa sería apenas de 300.000 millones de euros.[5]
Francia paga cada año 50.000 millones de euros de intereses, lo
que pone dicho pago en el primer puesto del presupuesto, antes de la educación.
Con semejante suma, el gobierno podría construir 500.000 viviendas de 100.000€
o crear 1,5 millones de empleos en la función pública (educación, salud,
cultura, ocio) con un salario mensual neto de 1.500€. El contribuyente se ve
despojado de más de 1.000 millones de euros cada semana en provecho de los
bancos privados. Así, la categoría más rica de la población ha recibido del
Estado el fabuloso privilegio de enriquecerse a costa del contribuyente sin
ninguna contrapartida y sin el menor esfuerzo.
Por otra parte, este sistema permite al mundo financiero someter a
la clase política a sus intereses y dictar la política económica mediante las
agencias de calificación, ellas mismas financiadas por los bancos privados. En
efecto, si un gobierno adopta una política contraria a los intereses del
mercado financiero, esas agencias bajan la nota de los Estados, lo que tiene
como efecto inmediato el alza de las tasas de interés.
Al mismo tiempo, cuando el Estado y el Banco Central Europeo
reflotan los bancos privados en dificultad –es decir, que proceden a su
nacionalización de facto sin beneficiarse de ninguna ventaja, como por ejemplo
un poder de decisión en el Consejo de Administración-, lo hacen con tasas de
intereses menos elevadas que las que esas mismas entidades financieras aplican
al Estado.
El sistema de crédito que se ha establecido en Francia desde 1973
y que se ha ratificado en los tratados de Maastricht y de Lisboa sólo tiene un
objetivo: enriquecer a los bancos privados a costa de los contribuyentes. Es
una lástima que no se abra un debate sobre los orígenes de la deuda pública en
Francia en los medios informativos ni en el Parlamento. No obstante, bastaría
con devolver la exclusividad de la creación monetaria al Banco Central para
resolver el problema de la deuda.
*Doctor en Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim
Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris
IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista, especialista de
las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Etat
de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis contre Cuba, París,
Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de
Paul Estrade. Contacto: Salim.Lamrani@univ-mlv.fr
Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel
[1] Eurostat,
« La dette publique des Etats membres », diciembre de 2011. http://www.touteleurope.eu/fr/actions/economie/euro/presentation/comparatif-le-deficit-public-dans-la-zone-euro.html
(sitio consultado el 12 de junio de 2012).
[2] Le Point,
« Moscovici : l’Europe, dossier prioritaire, la dette publique est un
‘ennemi’ », 17 de mayo de 2012.
[3] Loi du 3 janvier
1973 sur la Banque de France. http://www.legifrance.gouv.fr/affichTexte.do?cidTexte=JORFTEXT000000334815&dateTexte=19931231
(sitio consultado el 13 de junio de2012)
[5] Une histoire
de la dette, « Comprendre la dette publique », 7 de octubre de
2011. http://www.unehistoiredeladette.fr/2011/10/07/video-comprendre-la-dette-publique-en-quelques-minutes-et-drcac/
(sitio consultado el 13 de junio de2012). Sociétal, « L’arnaque de
la dette publique », http://www.societal.org/docs/dette-publique.htm
(sitio consultado el 13 de junio de 2012).
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