Por Darío Machado Rodríguez
TERCERA / ESPAÑA
RESUMEN
Los cambios en curso en Cuba como resultado de la aplicación
de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y de la
Revolución, aprobados por el VI Congreso del PCC, si bien tienen claridad y
coherencia y su aplicación es un requisito indispensable para avanzar, no están
enmarcados en un programa fundamentado en una teoría general de la transición
socialista en Cuba que indique además de los argumentos, los alcances y
desafíos generales de las transformaciones. Estos cambios están determinando la
aceleración de la transformación de la estructura socio-clasista de la sociedad
cubana, sin que estén explicitados suficientemente los impactos sociales y
políticos que implican e implicarán.
El abordaje de esta importante arista dentro de una teoría
general de la transición socialista en Cuba pasa por la necesidad de una
comprensión dialéctica de lo que significan las clases sociales y de su
complejidad dentro de la estructura socio-clasista, terreno en el que el
pensamiento teórico de las experiencias socialistas se enfocó más en el lado
estructural que en el funcional y no prestó suficiente atención a los factores
culturales, subjetivos.
La diversificación de los tipos de propiedad no tiene que
verse como una amenaza, sino que puede verse como una oportunidad, pero se
necesita apoyar con más recursos humanos y materiales el seguimiento científico
de los cambios en curso, de manera que se obtenga información sistemática que
contribuya a las medidas correspondientes para asegurar el equilibrio en el
funcionamiento del metabolismo socioeconómico de la sociedad.
Se exponen los argumentos acerca de la continuidad de los
estudios sobre estructura socio-clasista de la sociedad cubana como parte
integrante de una teoría general de la transición socialista en Cuba, así como
líneas generales de su desarrollo.
INTRODUCCIÓN
Un análisis cuidadoso de los Lineamientos aprobados por el
VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, denota la existencia de una voluntad
política de cambio en una determinada dirección con el objetivo declarado de
hacer una economía más eficiente y estable y defender el rumbo socialista de la
sociedad cubana. En su desarrollo se van observando incipientes resultados
alentadores. Es preciso continuar con el proceso de aplicación y
experimentación en curso, irreversible, tal como lo calificara recientemente el
Dr. Eusebio Leal. Ser revolucionario hoy –vale reiterarlo- es aplicar los
Lineamientos, pero también se aprecia que no queda resuelta integralmente la
problemática de los cambios esperados en el modelo social hacia el cual nos
encaminamos, en un proceso que -como también afirmara el Historiador de la
Ciudad de La Habana-, debe ser profundizado. Ahora bien, esa problemática
tampoco la abordó la Conferencia celebrada meses después del congreso, ni
existe hoy el debate, en mi criterio imprescindible, sobre este particular. Un
debate que puede y debe tener lugar ahora junto con el proceso de cambios y
para el cual no puede haber soluciones previas, y que tampoco puede ser
resuelto de una vez, con un único momento de discusión y análisis, ni solamente
por los militantes del partido, sino que de debe involucrar a todo el pueblo y
ser abierto, organizado y sistemático, transcurrir junto con las experiencias
de aplicación de los Lineamientos e involucrar a los ámbitos académico y
político, a los medios de comunicación, a las organizaciones sociales y
profesionales, etc. Sus premisas deben ser la observancia de los principios
socialistas y el respeto a la Constitución socialista de la República de Cuba,
sin detrimento que aspectos de ella resulten modificados como resultado del
consenso que se alcance.
Solo en líneas muy generales puede construirse cierta imagen
del futuro a partir de los Lineamientos. Los conceptos fundamentales del
socialismo en Cuba se mantienen con toda claridad, cuando me refiero al modelo
social estoy aludiendo al enfoque integral de lo económico, con lo político, con
lo organizativo, con lo jurídico normativo, a los límites en diversificación de
la propiedad, a la ampliación de las formas de participación ciudadana, a las
formas de ejercicio del control popular, al papel que deben jugar los medios de
comunicación, a la democracia socialista, al Estado socialista de Derecho, a
las relaciones económicas, políticas y culturales con el mundo.
Los rasgos del estado futuro al que se aspira con los
cambios en curso estarían delineados en un programa o plataforma programática
actualizada. Un elemento fundamental como lo es, por ejemplo, el límite
previsto en las proporciones de los diferentes tipos de propiedad y su enfoque
global dentro del metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana en
transición socialista, sus posibles efectos, etc. es uno de esos rasgos
indefinidos en la proyección general. Los Lineamientos no especifican la
proporción que alcanzará a corto plazo la producción no gestionada por el
Estado, tampoco quedó esclarecido por la Conferencia Nacional del Partido, y es
algo que tendrá efectos importantes en la estructura socio-clasista de la
sociedad cubana.
Otro de los rasgos, muy vinculado al anterior, es el que
prefigura esa estructura socio-clasista a mediano y largo plazo, asunto
precisamente de este breve ensayo. La estructura socio-clasista en Cuba y sus
cambios han sido por años objeto de estudio sistemático por destacados
investigadores sociales del Centro de Investigaciones Psicológicas y
Sociológicas de Cuba, y su análisis ha sido también promovido por otras
instituciones, como es el caso del taller convocado por la revista Cuba
Socialista, cuyos contenidos fueron publicados por la Editorial de Ciencias
Sociales de La Habana, en 2003 en un libro titulado “Los cambios en las
estructuras socio-clasistas” y en la propia revista.
Las políticas económicas pueden contribuir a mantener
relativamente estables la estructura socio-clasista o pueden impulsar sus
cambios, propiciando una mayor diferenciación y una movilidad social mayor que
es precisamente lo que está ocurriendo ahora. El proceso que tiene lugar hoy,
promovido desde la superestructura política, que condiciona una creciente y
acelerada movilidad social, no pocas veces traumática para quienes encarnan
personalmente los cambios, hace oportuno volver acerca de la necesidad de
promover el debate de este particular para actualizar los enfoques sobre tan
importante aspecto de la teoría de la transición socialista en Cuba.
El tema es transversal para los ámbitos económico cultural,
jurídico normativo, político, ideológico, e incluye tanto lo relativo al
diagnóstico, como a la probable evolución de la estructura socio-clasista. Su
estudio debe continuarse de modo sistemático, sujeto a monitoreo y evaluación
periódicos. El socialismo es una sociedad que se construye conscientemente,
necesita del enfoque científico y experimental, el único que puede aportar la
perspectiva más segura contra la improvisación y la disgregación y reducir el
error. Para la presente contribución considero indispensable una profundización
en el concepto mismo de clase social y una aproximación a la caracterización de
los cambios que hoy tienen lugar en Cuba y de sus efectos sociales y políticos,
desde esa perspectiva, ejemplificando particularmente con los cuentapropistas y
los usufructuarios del Decreto-Ley 259.
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