martes, 3 de julio de 2012

Los Lineamientos y la estructura socioclas​ista en Cuba.


Por Darío Machado Rodríguez 
TERCERA / ESPAÑA

RESUMEN

Los cambios en curso en Cuba como resultado de la aplicación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y de la Revolución, aprobados por el VI Congreso del PCC, si bien tienen claridad y coherencia y su aplicación es un requisito indispensable para avanzar, no están enmarcados en un programa fundamentado en una teoría general de la transición socialista en Cuba que indique además de los argumentos, los alcances y desafíos generales de las transformaciones. Estos cambios están determinando la aceleración de la transformación de la estructura socio-clasista de la sociedad cubana, sin que estén explicitados suficientemente los impactos sociales y políticos que implican e implicarán.

El abordaje de esta importante arista dentro de una teoría general de la transición socialista en Cuba pasa por la necesidad de una comprensión dialéctica de lo que significan las clases sociales y de su complejidad dentro de la estructura socio-clasista, terreno en el que el pensamiento teórico de las experiencias socialistas se enfocó más en el lado estructural que en el funcional y no prestó suficiente atención a los factores culturales, subjetivos.

La diversificación de los tipos de propiedad no tiene que verse como una amenaza, sino que puede verse como una oportunidad, pero se necesita apoyar con más recursos humanos y materiales el seguimiento científico de los cambios en curso, de manera que se obtenga información sistemática que contribuya a las medidas correspondientes para asegurar el equilibrio en el funcionamiento del metabolismo socioeconómico de la sociedad.

Se exponen los argumentos acerca de la continuidad de los estudios sobre estructura socio-clasista de la sociedad cubana como parte integrante de una teoría general de la transición socialista en Cuba, así como líneas generales de su desarrollo.

INTRODUCCIÓN

Un análisis cuidadoso de los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, denota la existencia de una voluntad política de cambio en una determinada dirección con el objetivo declarado de hacer una economía más eficiente y estable y defender el rumbo socialista de la sociedad cubana. En su desarrollo se van observando incipientes resultados alentadores. Es preciso continuar con el proceso de aplicación y experimentación en curso, irreversible, tal como lo calificara recientemente el Dr. Eusebio Leal. Ser revolucionario hoy –vale reiterarlo- es aplicar los Lineamientos, pero también se aprecia que no queda resuelta integralmente la problemática de los cambios esperados en el modelo social hacia el cual nos encaminamos, en un proceso que -como también afirmara el Historiador de la Ciudad de La Habana-, debe ser profundizado. Ahora bien, esa problemática tampoco la abordó la Conferencia celebrada meses después del congreso, ni existe hoy el debate, en mi criterio imprescindible, sobre este particular. Un debate que puede y debe tener lugar ahora junto con el proceso de cambios y para el cual no puede haber soluciones previas, y que tampoco puede ser resuelto de una vez, con un único momento de discusión y análisis, ni solamente por los militantes del partido, sino que de debe involucrar a todo el pueblo y ser abierto, organizado y sistemático, transcurrir junto con las experiencias de aplicación de los Lineamientos e involucrar a los ámbitos académico y político, a los medios de comunicación, a las organizaciones sociales y profesionales, etc. Sus premisas deben ser la observancia de los principios socialistas y el respeto a la Constitución socialista de la República de Cuba, sin detrimento que aspectos de ella resulten modificados como resultado del consenso que se alcance.

Solo en líneas muy generales puede construirse cierta imagen del futuro a partir de los Lineamientos. Los conceptos fundamentales del socialismo en Cuba se mantienen con toda claridad, cuando me refiero al modelo social estoy aludiendo al enfoque integral de lo económico, con lo político, con lo organizativo, con lo jurídico normativo, a los límites en diversificación de la propiedad, a la ampliación de las formas de participación ciudadana, a las formas de ejercicio del control popular, al papel que deben jugar los medios de comunicación, a la democracia socialista, al Estado socialista de Derecho, a las relaciones económicas, políticas y culturales con el mundo.

Los rasgos del estado futuro al que se aspira con los cambios en curso estarían delineados en un programa o plataforma programática actualizada. Un elemento fundamental como lo es, por ejemplo, el límite previsto en las proporciones de los diferentes tipos de propiedad y su enfoque global dentro del metabolismo socioeconómico de la sociedad cubana en transición socialista, sus posibles efectos, etc. es uno de esos rasgos indefinidos en la proyección general. Los Lineamientos no especifican la proporción que alcanzará a corto plazo la producción no gestionada por el Estado, tampoco quedó esclarecido por la Conferencia Nacional del Partido, y es algo que tendrá efectos importantes en la estructura socio-clasista de la sociedad cubana.

Otro de los rasgos, muy vinculado al anterior, es el que prefigura esa estructura socio-clasista a mediano y largo plazo, asunto precisamente de este breve ensayo. La estructura socio-clasista en Cuba y sus cambios han sido por años objeto de estudio sistemático por destacados investigadores sociales del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas de Cuba, y su análisis ha sido también promovido por otras instituciones, como es el caso del taller convocado por la revista Cuba Socialista, cuyos contenidos fueron publicados por la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana, en 2003 en un libro titulado “Los cambios en las estructuras socio-clasistas” y en la propia revista.

Las políticas económicas pueden contribuir a mantener relativamente estables la estructura socio-clasista o pueden impulsar sus cambios, propiciando una mayor diferenciación y una movilidad social mayor que es precisamente lo que está ocurriendo ahora. El proceso que tiene lugar hoy, promovido desde la superestructura política, que condiciona una creciente y acelerada movilidad social, no pocas veces traumática para quienes encarnan personalmente los cambios, hace oportuno volver acerca de la necesidad de promover el debate de este particular para actualizar los enfoques sobre tan importante aspecto de la teoría de la transición socialista en Cuba.

El tema es transversal para los ámbitos económico cultural, jurídico normativo, político, ideológico, e incluye tanto lo relativo al diagnóstico, como a la probable evolución de la estructura socio-clasista. Su estudio debe continuarse de modo sistemático, sujeto a monitoreo y evaluación periódicos. El socialismo es una sociedad que se construye conscientemente, necesita del enfoque científico y experimental, el único que puede aportar la perspectiva más segura contra la improvisación y la disgregación y reducir el error. Para la presente contribución considero indispensable una profundización en el concepto mismo de clase social y una aproximación a la caracterización de los cambios que hoy tienen lugar en Cuba y de sus efectos sociales y políticos, desde esa perspectiva, ejemplificando particularmente con los cuentapropistas y los usufructuarios del Decreto-Ley 259.

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