Fotos: Roberto Garaicoa
Siete años después, la crisis que tuvo su génesis en Estados Unidos
y llegó al Viejo Continente con la fuerza globalizadora del
capitalismo, aún se expande por las arenas políticas, económicas,
sociales y militares de los países de la Unión Europea. Ahí están los sucesos recientes en España, Grecia y Ucrania para confirmarlo.
El experto Leyde Rodríguez no le dio muchas vueltas al
abordar el asunto: “La crisis forma parte de los desafíos y
contradicciones de la Unión Europea”. Y Santiago Pérez respaldó
la perspectiva desde el enfoque de un problema sistémico y estructural,
de la cual España es parte y también víctima, al igual que Grecia,
Portugal… países que sufrieron los impactos de las medidas neoliberales.
En el caso puntual de España, parte de las ramificaciones de esa
crisis se ha hecho evidente con los últimos comicios regionales y
municipales, en los que sufrieron un fuerte revés los partidos
tradiciones y emergieron formaciones políticas como Podemos y
Ciudadanos.
Pese a ser el más votado el domingo, el Partido Popular (PP) obtuvo
su peor resultado en 20 años en unas elecciones, ya perdió casi 2,5
millones de votos en relación con los comicios de 2011, mientras hubo un
ascenso impetuoso de la izquierda en grandes ciudades como Madrid y
Barcelona.
El bipartidismo —a base del PP y del Partido Socialista Obrero
Español (PSOE)— registró un profundo deterioro al lograr alrededor del
50 por ciento de los votos, muy por debajo del 65,3 por ciento alcanzado
hace cuatro años.
En tanto, en Grecia, el mapa político también se reconfiguró con la
formación Syripas, quien ha tenido que enfrentarse a la bancarrota en la
que los mandatarios anteriores dejaron al país, y se niega a saldar
deudas con más recortes que perjudiquen al pueblo.
Para la experta Elsa Claro, si nos atenemos a las
informaciones que están circulando por Internet, parece que se va a
llegar a un acuerdo entre Grecia y la Troika (FMI, UE, Banco Central
Europeo), aunque el problema ha demorado en dilucidarse porque
el Gobierno griego se ha negado a afectar más a la población y a hacer
lo que le plantea el FMI, lo que implicaría que no tendría forma de
moverse para lograr crecimiento.
En su opinión, este es el primer país que sufre el descalabro de la
crisis. Y por suerte “Alexis Tsipras —primer ministro de la nación
helénica— y su grupo han luchado para llegar a un acuerdo de
renegociación de la deuda sin afectar a la gente, sin intervenir a los
fondos de pensiones”.
En Grecia, puntualizó, la situación sigue siendo muy delicada,
porque incluso aunque se logre el acuerdo, hay una erosión enorme de
tipo financiera, porque han salido más de 60 mil millones de dólares del
país en los últimos cuatro meses y el Estado no tiene dinero.
Las fórmulas neoliberales, dijo, ha sido a lo que más se ha recurrido
en estos países en crisis, lo que ha generado bajos salarios,
desempleos y otros problemas sociales. Chipre, por ejemplo, está en
pésimas condiciones y, en España, aunque tiene áreas como Baleares que
tiene una recuperación económica, el país solo tiene un crecimiento del
uno por ciento, lo cual habla de que no se ha recuperado.
En su intervención en la Mesa Redonda, ahondó en que países como Gran
Bretaña hoy tienen más de un millón y medio de pobladores que van a
comedores humanitarios. “Y estamos hablando de un país encumbradísimo”.
Santiago Pérez insistió en que se trata de una crisis
estructural del capitalismo desarrollado, de la que el propio Obama dijo
que era la peor después de la del 33. “Arrancó en 2008 en
Estados Unidos y evidentemente tiene sus reflejos a nivel de los
sistemas políticos. Y el hecho de que haya crecimiento no hay indicios
de que estén saliendo del bache”.
Advirtió que todo esto ha tenido implicaciones geopolíticas, porque
no pocos países han buscado en esa zona determinadas salidas. “El caso
ucraniano es paradigmático, porque golpeó al presidente y se han visto
implicados Rusia, con poder nuclear, la Unión Europea y Estados Unidos”.
La Unión Europea, advirtió, fue arrastrada por el poder
norteamericano a seguir las sanciones contra Rusia en medio de estas
tensiones, sin embargo han tenido que reaccionar por el nivel de pérdidas que le ha costado esta postura.
“Con el pretendido aislamiento a Rusia no lograron los resultados
esperados en cuanto a su debilitamiento. De hecho, las recientes visitas
de Kerry y de la Merkel, confirman que esa oposición que montaron a
nadie le conviene”.
También el anuncio ruso-británico de cooperar estrechamente para
resolver la crisis en Siria indica que Occidente parece haber
comprendido que la confrontación con Rusia no tiene un buen final.
Igualmente se ha alertado de que una eventual entrada de Ucrania a la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) provocaría
tensiones irreversibles. Si se quiere que Ucrania sea un amigo de Europa
y un puente con Rusia, pero no un miembro de la OTAN ni de la Unión
Europea (UE), entonces hay que impulsar políticas coherentes con este
objetivo. “Pero si el propósito es adherir Ucrania a la OTAN, entonces
se crearán tensiones irreversibles”, han reconocido altas autoridades
británicas.
En tanto, la situación interna en Ucrania sigue frágil. “Si bien
funciona el protocolo de Minsk, todavía la paz es muy inestable. Además,
se avecinan elecciones, y será absurdo pretender que Donetsk y Lugansk,
con más de 6 mil muertos en la confrontación, quieran sumarse a esta
contienda”.
Sobre el rol de Rusia en la situación ucraniana, Santiago
Pérez precisó que han sido una contención poderosa, aunque ellos siempre
han asumido que lo que allí ocurre es un problema interno.
El profesor Leyde Rodríguez, por su parte, puso la mirada en la
respuesta de Europa al tema migratorio, la cual calificó de triste. “Las
intervenciones de los buques no será la solución del problema. Lo que
allí está sucediendo está asociado a la brecha entre el norte y el sur
en materia de desarrollo económico. Y aunque la UE es uno de los mayores
donantes en África, ellos han exacerbado el éxodo. Son cientos de miles
las personas que llegan todos los días, y no es acertado el uso de los
mecanismos militares para enfrentar el tráfico de personas. Todo esto
solo servirá de pretexto para las políticas antimigratorias, el
resurgimiento de fuerzas de extremo fascista y la xenofobia”.
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