jueves, 23 de febrero de 2012

De la condena de los crímenes de Auschwitz a la impunidad en Abu Ghraib

Por Yissel González García
 
La historia de la existencia del hombre ha estado matizada por la masacre a su propia especie. Se han observado con preocupación, a lo largo del siglo XX y lo que ha transcurrido del XXI, las atrocidades que han convertido, al ser humano, en víctima y victimario de sus ambiciones. Los intereses de dominación y poder han conducido a las sociedades por el camino del crimen y la violencia. 

Los campos de concentración y los centros de detención y tortura forman parte de los capítulos más oscuros de la historia. Lo allí ocurrido no tiene rango de entendimiento o comparación.

Con el fin de la II Guerra Mundial se elaboraron instrumentos jurídicos internacionales para proscribir los crímenes cometidos. Fue creada, entonces, la Organización de Naciones Unidas (ONU) como institución internacional “garante” de la paz y la seguridad.

Sin embargo, el mundo es cada vez más violento bajo la égida de intereses de dominación capitalista y control económico. Los Estados Unidos y sus aliados occidentales constituyen hoy, la principal amenaza a la estabilidad mundial. El fin de la Guerra Fría y la caída del campo socialista dejaron vía libre a la creación de un mundo unipolar y hegemónico. 

Las ambiciones de poder y los intereses de clases condujeron a Hitler a Auschwitz, al exterminio y a la masacre. Hoy una simple analogía nos conduce a Abu Ghraib, donde otro actor, EEUU, recurre a similares tácticas para instaurar su dominio. Tanto Auschwitz como Abu Ghraib han llevado la crueldad humana al punto más alto.
 

El campo de concentración de Auswitch

Tras la llegada al poder del nazismo alemán se implementó una estrategia nacional de subordinación y manipulación de la sociedad. Lo más terrible del período hitleriano fue la creación de los campos de concentración los cuales se convirtieron en el instrumento básico del Estado y en un medio para garantizar la sumisión del enemigo.

La crisis alemana, posterior a la I Guerra Mundial, no fue mostrada como la consecuencia directa de la imposición de los Tratados de Versalles, el asfixiamiento económico y militar por parte de las potencias vencedoras ni la influencia de la Revolución de Octubre. Se identificó entonces, como causa irrefutable de la crisis, la existencia de “parásitos” judíos como una plaga en la sociedad y en el mundo. En el libro “Mi lucha”, Adolfo Hitler recogió esta esencia:

El judío destruye (…) los fundamentos de la economía nacional, sirviéndose de la organización sindicalista, que podría ser bienhechora para la nación.

Políticamente el judío acaba por sustituir la idea de la democracia por la de la dictadura del proletariado. El ejemplo más terrible en ese orden, lo ofrece Rusia, donde el judío, con un salvajismo realmente fanático, hizo perecer de hambre o bajo torturas feroces a treinta millones de personas, con el solo fin de asegurar de este modo a una caterva de judíos, literatos y bandidos de bolsa, la hegemonía sobre todo un pueblo.

Ciertamente, para Hitler, el judío constituía el usurpador de la riqueza nacional y el principal obstáculo para el desarrollo del país. Se hacía urgente la toma de decisiones bajo la idea filosófica-política “el fin justifica los medios”. Se inició, como política estatal, un proceso de limpieza étnica denominado “Solución Final” donde la raza aria era considerada como superior. El intrínseco nacionalismo alemán y los mecanismos de sumisión y subordinación a las ideas del Fürer llevaron a la Alemania nazi a cometer uno de los mayores delitos contra la humanidad: la creación de los campos de concentración.

El mayor campo de concentración, y posteriormente campo de exterminio, creado por el régimen nazi, fue Auswitch. Este se convirtió en símbolo del sistema antisemita  y racista alemán.

Podemos identificar entre los objetivos de su creación marcados intereses económicos, políticos y sociales.

Económicos
Políticos
Sociales
Garantizar mano de obra forzada a las principales empresas alemanas (petrolera IG Farben, construcción)
Garantizar la producción de armamentos y suministro bélico
Afianzar el poderío nazi desmembrando los partidos y la influencia política judía que era de gran peso en la sociedad alemana
Eliminación de un grupo socio-religioso de gran peso en la sociedad alemana, de gran influencia económica y política

La existencia de estos campos constituyó una cláusula oculta para la opinión pública internacional. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial salieron a la luz las dimensiones del asesinato y genocidio cometido en Auschwitz. Los datos revelados demostraron la existencia de un programa de exterminio de diferentes grupos raciales, sociales y políticos.

 Juicio de Núremberg: justicia a los responsables


 Los actos de salvajismo del sistema nazi estimularon un cuestionamiento generalizado de los valores que sustentaban la “civilización” europea. La imagen de la afamada democracia occidental y sus patrones de comportamiento quedaron dañados por lo sucedido en los campos de concentración de Hitler. La opinión pública y el movimiento internacional condujeron a la creación de un tribunal ad-hoc para impartir justicia a los responsables de los crímenes. Los Juicios de Núremberg fueron un conjunto de procesos jurisdiccionales emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas y vencedoras de la contienda bélica. En Núremberg fueron juzgados los principales responsables de los crímenes cometidos en nombre del III Reich.

Abu Ghraib


Lo sucesos del 11 de septiembre de 2001 marcaron un punto de inflexión en la historia expansionista y de dominación de los EEUU. Se elaboró una nueva estrategia de política exterior, comenzó a esgrimirse la bandera de la lucha contra el terrorismo para justificar intereses hegemónicos. Se dibujó al “Eje del Mal” como financiadores del terrorismo y poseedores de armas nucleares y con ello, el siguiente destino militar de la coalición occidental bajo la Doctrina de la Guerra Preventiva.

La guerra de Irak, iniciada en el 2003, tuvo como telón de fondo el marcado interés de penetración y control económico de los EEUU. La ubicación geoestratégica de la zona, el gran valor energético y la necesidad de controlar la zona del Medio Oriente constituyeron móviles esenciales para el despliegue de todo el aparato militar ofensivo estadounidense. Se trató de un proceso colonizador en pleno siglo XXI a base de eliminar la historia nacional y controlar los recursos naturales.

“No es el enemigo quien rodea vuestra nación; el enemigo es el que lo gobierna. La ocupación militar estadounidense de Irak será el día de vuestra liberación”

Además de la aniquilación cultural, del estado permanente de guerra y del monopolio comercial, la represión de Estados Unidos sobre el pueblo iraquí fue mucho más lejos. Abu Ghraib marcó el momento en el que la invasión pasó de ser una mera guerra de intereses a convertirse en un crimen. El ejército estadounidense impuso la tortura como método habitual y llevó el terrorismo de estado a un punto de no retroceso.

Abu Ghraib no fue diseñada como un sistema de encarcelamiento para criminales comunes sino como una operación de retención con el propósito de obtener información sensible. Cuando el único propósito es romper las voluntades y extraer información esto es, por naturaleza, un sistema de tortura.

En abril de 2004, la publicación en el Washington Post de diversas fotografías de soldados norteamericanos torturando a reclusos en la prisión de Abu Ghraib dio la vuelta al mundo y movilizó la opinión pública internacional. Los altos mandos norteamericanos5, como principales responsables, rechazaron las acusaciones por tortura y violación del derecho internacional.

El 9 de marzo de 2006, las autoridades militares estadounidenses decidieron el cierre de la prisión de Abu Ghraib y el traslado de los detenidos a otros centros penitenciarios de Iraq. Hoy, Abu Ghraib se encuentra en manos de las autoridades iraquíes y se espera sea convertido en un museo del “papel salvador de los EEUU en Irak”. Sin embargo, las huellas imborrables de lo que allí sucedió quedarán para la memoria de la humanidad. En Abu Ghraib la opinión pública fue manipulada. El autodenominado paradigma de la democracia y la libertad ha mostrado al mundo entero sus más despiadadas técnicas de tortura. Ello fue una clara muestra de la total pérdida de valores éticos y morales. La imagen de la civilización occidental ha quedado sepultada bajo los cadáveres de las masacres norteamericanas alrededor del planeta.

El establecimiento del centro de detención y tortura de prisioneros de guerra en la Base Naval de Guantánamo tuvo reflejo en Abu Ghraib. La administración Bush inició el camino de la construcción de un sistema de detención militar a escala mundial, localizado deliberadamente en bases fuera del territorio norteamericano y resguardado del escrutinio civil y de la revisión judicial. Una cultura quebrada en su más profunda estructura es lo que Auschwitz ha dejado como herencia y Abu Ghraib ha venido a reforzar. Se han sacrificado los valores de la humanidad para justificar fines políticos y económicos. 

En Abu Ghraib, el ser humano dejó de ser sujeto para transformarse en objeto de las prácticas sádicas y terroristas de los EEUU. En las paredes de ese centro de detención se legaron, a las generaciones posteriores, una amalgama de evidencias de que el genocidio, la tortura y el terrorismo son los mecanismos y las estrategias de las potencias occidentales para imponer su dominio. 


“Se habla de amenaza de recaída en la barbarie.
Pero ésta ya no amenaza, sino que Auschwitz fue la recaída; la barbarie persiste mientras las condiciones que hicieron posible dicha recaída sigan existiendo”
(Theodor W. Adorno, 1966) 

La barbarie coexiste con la civilización. Auschwitz señaló un extremo en la cadena social de la barbarie, que sin embargo no se vio interrumpida con el fin del fascismo.

El mundo imaginó que, luego de la derrota de la Alemania hitleriana y la implementación del Tribunal Militar, se conocería por fin la justicia plena. Los vencedores juzgaron a los vencidos, los crímenes del eje fascista no quedaron impunes. Sin embargo, pocos días después el lanzamiento de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki demostraba que la justicia plena era una utopía. Los Estados Unidos estaban dispuestos a mostrar al mundo y al bloque comunista que eran superiores en armamento y tecnología. Una vez más se recurrió al exterminio de población civil como consecuencia de un agresivo y despiadado choque de intereses. Esta vez no hubo justicia a los responsables. Para 1945, ya los Estados Unidos manejaba el sistema internacional a cuenta de garantizar su impunidad. La historia, no se detuvo ahí. Habrá que rememorar seis décadas atrás y la ilegalidad y violencia de los crímenes norteamericanos quedarán entredicho: la guerra de Corea, el ataque a Playa Girón, la guerra de Vietnam, el conflicto yugoslavo, la guerra en Afganistán y la guerra en Irak.

El paralelismo de dos épocas históricas, con más de 60 años de distancia, nos lleven a un retroceso  inmoral: de la condena de los crímenes de Auschwitz a la impunidad en Abu Ghraib.

Las condiciones que hicieron posible el Holocausto aún subsisten. Las causas subjetivas y objetivas que provocaron la masacre de millones de personas siguen vigentes, y señalan su repetitividad. Los intereses de dominación y expansión económica impuestos por el capitalismo, la necesidad de mano de obra barata, la imposición de una ideología o sistema sobre otro, la ambición del control hegemónico del mundo, la intolerancia religiosa y el nacionalismo radical son las variables causales comunes entre el holocausto nazi y las guerra imperialistas de la coalición occidental.

Con el fin de la guerra en Irak y la retirada de las tropas estadounidenses, aparentemente, la derrota era clara. Sin embargo, la realidad se remite a la esencia de la situación. Los Estados Unidos fue el neto vencedor de la guerra en Irak. Los objetivos propuestos fueron cumplidos: obtuvieron el control de los recursos naturales, instauraron un gobierno pro-norteamericano, establecieron bases militares y se afianzó la intervención económica y política en una zona de esencial valor geoestratégico. Sin embargo, la contraparte recibió un país devastado y desmoralizado y una población víctima del terror y la violencia.

Estados Unidos ha actuado, en el escenario internacional, con absoluta impunidad. En el Tribunal para la ex- Yugoslavia, tras la inestabilidad mundial, se impartió justicia a los perdedores. Paradójicamente no fueron mencionados los bombardeos de la OTAN ni la injerencia occidental en el conflicto.

Tras la masacre tutsi en Ruanda una vez más el CSONU creó un Tribunal Internacional para Ruanda en virtud del capítulo VII de la Carta de la ONU bajo acusaciones de genocidio y otras violaciones del derecho internacional. Ni en Vietnam, ni en la Base Naval de Guantánamo, ni en Afganistán, ni en Abu Ghraib hubo un pronunciamiento de la ONU y su Consejo de Seguridad para juzgar los crímenes cometidos ni las violaciones a los derechos humanos. Israel ha violado fronteras y amenaza con exterminar la población palestina, los Estados Unidos instaura gobiernos títeres en Egipto, incita la guerra civil en Libia y contrata mercenarios para asesinar y torturar a su líder, en Siria se promueven los disturbios y a Irán se le amenaza con un ataque nuclear. Estos sucesos de violación a la paz internacional no han tenido una condena en las Naciones Unidas porque, sencillamente, el control del mundo está en manos de los poderosos. 

 Conclusiones

Las semejanzas y diferencias son evidentes. Auschwitz y Abu Ghraib son iguales crímenes en épocas discordantes, la impartición de justicia fue diferente. En Auschwitz hubo un Núremberg, en Abu Ghraib ha perdurado el silencio. Los vencedores son los mismos del Holocausto disfrazados de democracia y los juzgados han sido los vencidos. La impunidad de los crímenes de EEUU se repite como una constante mundial. En Núremberg se intentó poner coto a la anarquía y crear un sistema de garantías a la perdurabilidad de la especie. EEUU en Abu Ghraib ha demostrado que la historia la escriben los vencedores. Las atrocidades allí cometidas son comparables a las de los campos nazis de concentración donde el terror y la violencia se impusieron como una constante. La identificación de un culpable ha constituido una permanente estrategia de manipulación. En Auschwitz se definió a los judíos como causa de la crisis alemana, en Abu Ghraib se fue tras la lucha contra el terrorismo. Ello justificó las matanzas y el exterminio. El manejo de la opinión pública y las campañas mediáticas han sido el instrumento de las políticas expansionistas, injerencistas y hegemónicas de los poderosos. En ambos momentos, a pesar de la distancia histórica, los objetivos fueron claros: el interés desmedido por el poderío económico y el control mundial. Auschwitz y Abu Ghraib demostraron que las relaciones internacionales giran en torno a un eje de poder, en el cual los vencedores imponen sus reglas a los vencidos y que el respeto a los derechos humanos depende de cuál sea el estado promotor del delito. 

La diferencia es única pero es clara. La opinión pública en Auschwitz se hizo eco en Núremberg donde fueron juzgados los principales responsables. En Abu Ghraib fue silenciada la justicia. El peso de los crímenes cometidos en Abu Ghraib ha recaído en las manos menos culpables, los autores de la masacre aún quedan impunes. En Núremberg se juzgó a los perdedores y se les acusó de violadores de los derechos humanos, en Abu Ghraib “no hubo violación alguna que mereciera ser juzgada”. Mientras EEUU garantice la victoria, el mundo no será capaz de garantizar la justicia.

Bibliografía:


Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio. (1951).
Declaración dobre la protección de todas las personas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. (1975).
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miércoles, 22 de febrero de 2012

Marx is back


Por Isaac Rosa*

Desde hace tres años, en el cementerio londinense de Highgate se oye por las noches una risa atronadora que hiela la sangre a los vigilantes. Atraído por el caso, nuestro Iker Jiménez hizo noche entre las lápidas y localizó el origen de las carcajadas: salen de la tumba del más ilustre de los inquilinos de Highgate: Karl Marx.

Marx ha vuelto, como se titula el último libro de Daniel Bensaïd, que viene a decirnos lo que muchos ya sospechábamos: que el pensador de Tréveris está más vivo que nunca, y la quiebra del capitalismo nos lleva a revisar su obra, donde ya se anticipaban crisis como esta. No estaba muerto, ni de parranda, ni tampoco es otro zombi. Más bien lo enterraron vivo, prematuramente, y ahora, cuando el capitalismo global degrada por igual el planeta, las condiciones de vida y su propia supervivencia, está de vuelta. En las librerías se multiplican las ediciones resumidas de El Capital, y todo tipo de títulos que actualizan su obra, al tiempo que cada vez más gente emplea términos proscritos del lenguaje político durante demasiados años en los que decir “lucha de clases” te hacía pasar por trasnochado.

Como sus sepultureros sabían que no estaba muerto, se ocuparon de echar sobre su tumba varias capas de hormigón, en forma de tópicos difamantes para que nadie se acercase a su tumba, no sea que le oyesen removerse en el ataúd. Ya conocen esos tópicos, pues hemos crecido con ellos: el marxismo pasó a la historia, fracasó como sistema político, llevó miseria y terror a millones de personas, es incompatible con la libertad y la democracia, reduce todo lo humano a cuestiones económicas, ya no hay lucha de clases ni tampoco clase obrera, creó monstruos como Stalin…

A refutar una por una todas esas críticas y devolver toda su frescura al marxismo original se dedica un libro formidable cuyo título ya es una declaración: Por qué Marx tenía razón, de Terry Eagleton, que además funciona como introducción asequible al pensador que mejor comprendió el funcionamiento de ese mismo capitalismo que hoy intenta refundarse a nuestra costa. Léanlo, y rían con él. 13 feb 2012

*Escritor español. La malamemoria (1999), posteriormente reelaborada en ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), El vano ayer (2004) y El país del miedo (2008), su última novela, que ha recibido el Premio Fundación José Manuel Lara a la mejor novela de 2008. Columnista de Público de Madrid.

 Tomado de IPS.


lunes, 20 de febrero de 2012

El calentamiento climático se torna planetario


Por Leyde E. Rodríguez Hernández

El antiguo Primer Ministro socialista francés Michel Rocard, durante una reciente estancia en Cuba, visitó el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, donde ofreció una magistral conferencia al colectivo de estudiantes y profesores de esa alta casa de estudios universitarios.

La distinguida personalidad francesa manifestó que, desde su tarea como Embajador para el Polo Ártico y Antártico, batalla por la regulación de los problemas polares, en un contexto caracterizado por la agudización del calentamiento climático, que ya se torna planetario, teniendo entre los productores de mayor efecto invernadero a China y la India, pues no solo la Unión Europea y los Estados Unidos inciden de forma directa en el desarrollo de ese fenómeno.

Rocard argumentó el valor de las instituciones para enfrentar el calentamiento global y, en particular, resaltó la importancia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), tomando como ejemplo la etapa en que esta organización internacional fue una poderosa fuerza de esperanzas  en la época en que Javier Pérez de Cuellar desempeñó el cargo de Secretario  General.

Para Rocard, aunque las conferencias de Copenhague, Cancún y Durbam  concluyeron en un claro fracaso diplomático, los Estados deberán concertar posiciones en el siglo XXI sobre la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero, porque el nivel promedio de los océanos podría aumentar entre 80 centímetros y un metro, lo cual configura un escenario muy peligroso para los actuales territorios insulares, generando incertidumbre en muchas islas y pequeños archipiélagos que pudieran desaparecer en los próximos 40 años, como resultado del aumento de los  niveles de los mares.

Por consiguiente, fue recordado que existen algunos países con posiciones insensibles en este tema e incluso los que como Arabia Saudita consideran que los análisis sobre el cambio climático tienen un fundamento carente de rigor científico. Rocard rememoró que Francia siempre prestó atención a estos asuntos desde el gobierno socialista de François Mitterrand, quien fue un líder  de profundos conocimientos históricos, reconocimiento social, carácter impredecible y que le encomendó la responsabilidad de ocuparse de los temas que afectan el futuro de la humanidad, pues su pasión por la historia le hacía subestimar las problemáticas del futuro, las cuales, evidentemente, no eran de su predilección. En aquel momento, según confesó el conferencista, encontró el apoyo del socialista español Felipe González, para hacer un llamamiento de conciencia a las naciones en torno al cambio climático.

En su disertación, Rocard expresó que todo no está perdido, pero al mismo tiempo reconoció que la situación  de las regiones polares es alarmante, porque en los próximos años tendremos la agravación de los siguientes problemas:

a). Millones de emigrados climáticos. El conferencista se preguntó: ¿Cuál será la    situación futura de las llamadas poblaciones esquimales? Un pueblo transnacional que vive entre Canadá, Groenlandia y Siberia.    

b).  La desaparición de especies, ya amenazadas, como el Oso blanco, que ahora está en proceso de adaptación y cruzamiento con el Oso gris.

c). La falta de agua y la desertificación de vastos territorios. 

d). El cambio de estructura de las corrientes marítimas.

e).  La elevación de las aguas oceánicas, por el aumento de las temperaturas  y del agua dulce que va a los mares.

A todo eso se suma la preocupación de que en el año 2030 comience un período sin peces y que el Polo Norte y Siberia se conviertan en zonas navegables en función del comercio mundial.

Rocard elogió el Tratado del Antártico de 1959, como un paso avanzado de lo que debería hacer la humanidad para la administración de los recursos naturales. Asimismo invitó a todos los países a fortalecer este tratado mediante la firma y ratificación de su tercer protocolo. Así lamentó que después de Kyoto no se hayan obtenido nuevos resultados diplomáticos, porque las grandes empresas prefieren obtener ganancias sin establecer compromisos en comportamientos ecológicos. En sentido general, la crisis del capitalismo financiero y la recesión económica han complejizado este panorama.   

Según Rocard, el sistema europeo de cuotas de Carbono ya no es un disuasivo para reducir el efecto invernadero, pero tiene la ventaja de ser aceptado por los Estados Unidos y la mayor parte de los Estados. También valoró que hoy, más que nunca, se requiere de una estrategia planetaria que establezca normas y reglas comunes para la explotación y uso de los recursos del Polo Norte, lo que ratifica la importancia de los mecanismos y poderes de la ONU y de las instituciones multilaterales.  


                                                Visión sobre Cuba

Rocard enfatizó que, en su quinto viaje a Cuba, sentía alegría por el interés de la isla en temas de gran importancia estratégica y global. Confesó a los estudiantes y académicos del alto centro de estudios que él forma parte de los que acogen a Cuba como una nación normal, entre los países que deben librar su batalla diplomática sin ostracismo.

Además, el exprimer ministro galo dijo que Cuba es necesaria para una Antártica bien administrada y transmitió un mensaje solidario a su auditorio, como miembro del Partido Socialista francés, en oposición al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba.   

 Datos biográficos de Michel Rocard

Nació el 23 de agosto de 1930, en  Courbevoie, cerca de París. Diploma en Letras. Diploma del Instituto de Estudios Políticos de París. Ex alumno de la ENA (Escuela Nacional de Administración) (1956-1958). Diplomado del Centro de Estudios de Programas Económicos. 

 Inspector de hacienda (1958); inspector general de hacienda (1985). Conferenciante. Asesor. Secretario Nacional del PSU (Partido Socialista Unificado) (1967-1973). Miembro de la Mesa Ejecutiva del PS (desde 1975). Secretario Nacional del PS encargado del sector público (1975-1979). Primer Secretario del PS (1993-1994). Miembro permanente de la Mesa Nacional del PS. Alcalde de Conflans-Sainte-Honorine (1977-1994). Miembro del Consejo Regional de Isla de Francia (1986-1992). Diputado a la Asamblea Nacional por la cuarta circunscripción (1969-1973) y por la tercera circunscripción (1978) de Yvelines. Diputado a la Asamblea Nacional por Yvelines (1986). Senador por Yvelines (1995-1997). Ministro de Programación y Ordenación Territorial (1981-1983). Ministro de Agricultura (1983-1985). Primer Ministro (1988-1991). 

 Diputado al Parlamento Europeo (desde 1994). Presidente de la Comisión de Desarrollo y Cooperación (1997-1999), de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales (1999-2002) y de la Comisión de Cultura, Juventud, Educación, Medios de Comunicación y Deportes (2002-2004) del Parlamento Europeo. Comendador del Mérito Agrícola. Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito (1988).

  

viernes, 17 de febrero de 2012

Kissinger y las guerras planificadas

 Siria e Irán, guerras imperiales planificadas

Por Hedelberto López Blanch
Al igual que las guerras y ocupaciones contra Afganistán, Irak y Libia, las futuras invasiones contra Siria e Irán han sido diseñadas por Estados Unidos desde hace años y los objetivos fueron expuestos por uno de sus máximos asesores, el sionista norteamericano Henry Kissinger.   

La ultraderecha dentro de los gobiernos norteamericanos que han impulsado la instauración de dictaduras, golpes de Estado, guerras, represiones y asesinatos en muchas partes del mundo, tiene entre sus máximos consejeros e inspiradores a Kissinger, ex secretario de Estado durante la administración de Richard Nixon.

Las recientes declaraciones que el ex secretario de Estado hizo a periodistas desde su lujoso apartamento en Manhattan, Nueva York, resultan reveladoras de la ideología fascista de la ultraderecha norteamericana:

“Estados Unidos está rendido ante China y Rusia, y el último clavo en el ataúd será Irán, que es, por supuesto, el principal objetivo de Israel. Hemos permitido a China aumentar su fuerza militar y a Rusia recuperarse de la sovietización, lo que les dará una falsa sensación de valentía, pero que traerá para todos juntos una muerte más rápida. Somos como el tirador que se atreve a dejar que el novato coja el arma, y cuando lo intenta, es bang bang”.  

A continuación, ese señor, uno de los gestores principales del golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende y propulsor de la operación Cóndor agregó: “La próxima guerra que viene será tan grave que solo una superpotencia puede ganar, y esa somos nosotros, amigo. Les dijimos a los militares que tendrían que conquistar más de siete países de Oriente Medio por sus recursos y casi han completado su trabajo. Todos sabemos lo que pienso de los militares, pero tengo que decir que han obedecido las órdenes someramente en esta ocasión”.

Sin ningún escrúpulo de respeto por los derechos humanos ni por la sobrevivencia de la Humanidad, Kissinger apologiza y apuesta por una guerra, hasta nuclear, que puede ser el principio del fin del mundo.

Y al parecer, sus pensamientos estan acordes con las acciones de la Casa Blanca y de los militares pues ya Estados Unidos ha colocado en la zona del Golfo Pérsico a los portaaviones Abraham Lincoln y el Carl Vinson, además de dos cruceros con 26 misiles a bordo cada uno; cuatro destructores, con capacidad de portar de 8 a 56 misiles y dos submarinos nucleares del tipo Annapolis que portan 12 misiles de crucero.

Para abril se prevé que llegue a la zona el portaaviones Enterprise. Con su arribo, el grupo de combate contará con 430 misiles cruceros Tomahawk, de medio y largo alcance, capaces de volar a baja altura de modo que pueden ser lanzados desde un submarino sumergido.

Mientras, la élite sionista que dirige a Israel amenaza constantemente con atacar a la nación islámica y mediante los abundantes medios de comunicación occidentales atemoriza al mundo con noticias distorsionada sobre la utilización de la energía nuclear por parte de Teherán.

El politólogo norteamericano James Petras en un artículo divulgado hace pocos días señaló: “La Casa Blanca está totalmente en deuda con los recaudadores de fondos sionistas y recibe órdenes de los 52 presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses. La estrategia israelí-sionista es rodear a Irán, debilitarlo económicamente y atacarlo militarmente. La invasión de Irak fue la primera guerra de Estados Unidos realizada para Israel; la guerra de Libia la segunda; la actual guerra por poderes contra Siria es la tercera. Estas conflagraciones han destruido o están destruyendo a los adversarios de Israel”. 

Por su parte, Irán esta muy bien armado, cuenta con suficiente tecnología para detener ataques de los posibles invasores, un extenso territorio y sobre todo gran unión del pueblo alrededor de sus dirigentes. 

Moscú y Beijing ya se opusieron a resoluciones en Naciones Unidas contra Siria, auspiciadas por Estados Unidos, Unión Europea y con la utilización de varias monarquías del Golfo que controlan en estos momentos a la Liga Árabe. También esos dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad han declarado que no permitirán en ONU, nuevas resoluciones agresivas contra Irán.

En el caso de Moscú, esta semana el comandante del Estado Mayor, general Nicolai Makárov, advirtió que cualquier agresión militar de Estados Unidos contra la República Islámica de Irán será respondida de forma contundente por Moscú.

Makárov en declaraciones a la prensa, agregó que el Ministerio de Defensa de Rusia está controlando la situación que se vive en Irán y Oriente Medio a través de un centro recién creado de monitoreo y control, además de observar cualquier movimiento de las fuerzas extranjeras en la zona y que en el caso de un supuesto conflicto militar en la región, Moscú baraja varias opciones al respecto.

En sus declaraciones, Kissinger fue mucho más allá y divulgó la verdadera razón de los sucesivos conflictos bélicos:

“Es sólo la última piedra del camino, es decir, Irán, la que realmente inclinará la balanza. ¿Cuánto tiempo pueden China y Rusia esperar y ver a América poniendo orden? El gran oso ruso y la hoz china se han despertado de su letargo, y aquí es cuando Israel tiene que luchar con todas sus fuerzas y armas para matar a tantos árabes como pueda. Esperemos que si todo va bien, la mitad de Oriente Medio será israelí”.

El fin es entregarle casi todo el Medio Oriente a Israel, el fiel aliado de Washington. Pero, por lo expuesto, una guerra será larga, extensa, difícil y desastrosa tanto para invadidos como para invasores. Esperemos que prime la sensatez sobre la inconciencia imperial.