jueves, 16 de mayo de 2013

PETROCARIBE y la necesaria integración

Por Hedelberto López Blanch
 
En un mundo globalizado donde imperan las prácticas neoliberales capitalistas que soslayan a las mayorías pobres y solamente benefician a las transnacionales y a los países ricos, los miembros de PETROCARIBE laboran por acelerar la integración latinoamericana como única forma de enfrentar esas realidades.

Y precisamente eso fue lo que ocurrió en la recién concluida VII Cumbre del grupo efectuada en Caracas con la presencia de los jefes de delegaciones de sus 18 miembros.

La Declaración Final del evento resulta clara al señalar: “La voluntad de los miembros en seguir impulsando este esquema de cooperación que transciende de la relación entre gobiernos para construir la plataforma concreta con el objetivo de elevar la calidad de vida de los pueblos caribeños y centroamericanos como ha sido demostrado en sus casi ocho años de existencia y grandes logros”.

Esto ocurre cuando también Estados Unidos trata de cerrar filas con sus mejores aliados en la región en aras de contrarrestar los nuevos aires de soberanía, independencia e integración que recorren la América Latina y el Caribe.

En el cónclave que duró dos días, el ministro de Petróleo y Minería de Venezuela, Rafael Ramírez señaló que las condiciones estan dadas para que los países que integran PETROCARIBE puedan trabajar y constituir una zona económica que permita seguir fortaleciendo la alianza entre la región y pasar del tema petrolero al desarrollo económico y comercial.

Según la propuesta de la República Bolivariana, la Zona Económica de PETROCARIBE estará destinada a profundizar los alcances obtenidos en los últimos años por el grupo encaminada a desarrollar los sectores productivos de los países miembros.

En ese sentido, los jefes de delegaciones asistentes al cónclave, acordaron crear cadenas productivas que generen excedentes mercantiles y económicos que ayuden e impulsen la cooperación desde un comercio justo y equitativo.

Los países miembros también iniciarán estudios y discusiones técnicas para establecer el sistema de Fondos Bilaterales para la Integración de PETROCARIBE, (FOBIP) como plataforma financiera de articulación productiva del intercambio comercial a ser desarrolladas por el mecanismo regional, y será el Banco del Alba el apoyo institucional monetario para la formulación de proyectos y administración de los fondos.

Resultan importantísimos estos avances institucionales con motivo de fortalecer al grupo integrado por Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras (readmitida en la VII Cumbre), Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía, Surinam y Venezuela con posibilidades de que se incorporen otros países pues en la reunión también participaron como observadores, Bolivia, Ecuador y Brasil.

Otro acuerdo firmado por los asistentes fue el del suministro de fertilizantes a los países miembros lo que resulta fundamental para la elevación de las producciones agrícolas.

PETROCARIBE surgió en junio de 2005 por iniciativa del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías y sus integrantes reciben crudo venezolano en condiciones ventajosas, con un financiamiento que llega al 40 % cuando el precio del petróleo supera los 50 dólares; al 50 % si sobrepasa los 80 dólares y al 60 % cuando la barrera se sitúa en 100 dólares. El plazo de financiamiento es de 25 años y la tasa de interés que se aplica es de solo 1 %.

Indiscutiblemente que este mecanismo de cooperación y solidaridad ha permitido a las pequeñas naciones de Centroamérica y el Caribe, enfrentar la profunda crisis capitalista mundial y los altos precios del crudo en el mercado internacional.

Los beneficios para el progreso económico y social de esos países ha sido fundamental y se ha logrado sin presiones y amenazas como ha ocurrido con las políticas de saqueo y explotación impuestas por Estados Unidos y sus organismos financieros (Banco mundial y el Fondo Monetario Internacional) contra la región desde hace más de un siglo.

Asimismo, el fondo PETROCARIBE, orientado a disminuir las grandes secuelas sociales y económicas que han dejado en esos países las políticas neoliberales impuestas por Washington, ha aportado más de 450 millones de dólares para 104 proyectos de desarrollo que se ejecutan en los países del grupo.
Ya se han realizado inversiones en infraestructura, como  plantas de llenado de gas licuado, refinerías, plantas de almacenamiento y distribución de crudo y derivados, además de equipos de generación de energía eléctrica.
Proyectos sociales en educación y salud se adelantan en todas esas naciones, y se hizo énfasis en resolver la grave situación alimentaria en momentos en que esos productos se encarecen en el mercado internacional.

Hasta el momento se conformaron 12 empresas mixtas que dan empleo a más de 4 000 personas con amplias posibilidades de continuar expandiéndose en diferentes ramas económicas y de servicios de sus 18 miembros. 

Con hechos palpables se ha demostrado que PETROCARIBE, al igual que la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) han avanzado en el fortalecimiento  de la integración regional y en la búsqueda de soluciones conjuntas a los graves problemas que vive la humanidad como son el hambre, insalubridad, inequidad, violencia, los cuales se han acrecentado con la crisis económica-financiera capitalista.

Como señaló el presidente venezolano Nicolás Maduro en la recién concluida VII Cumbre, “PETROCARIBE es un proyecto histórico que marcó en su momento una nueva época en la cooperación solidaria en la región”, y puntualizó que como planteaba Hugo Chávez, el petróleo fue un instrumento para la dominación y ahora se está convirtiendo en un instrumento de liberación (...) luego de 200 años de iniciada la lucha por la independencia continental.

Publicado en Ajintem, Opciones, Rebelión, Telesur, Aporrea, Diario Universal, Kadadiasomosmas

lunes, 13 de mayo de 2013

La ALBA-TCP: un proyecto de integración cualitativamente superior.


Por Orisel Sierra Santiesteban

La ALBA-TCP es, en mi opinión, un proyecto de integración cualitativamente superior a los disímiles y numerosos procesos de integración regional o subregional que se han desarrollado en toda América desde 1960, incluido el NAFTA, muy alabado por los intelectuales y académicos de la derecha. En primer lugar porque es un proyecto incluyente, que toma en cuenta todos los grupos sociales de los diferentes países que componen el mecanismo integrador, y no solo a los grupos dominantes, que tienen en su haber un largo camino de intentos fallidos, fundamentalmente porque han estado basados en la prolongación de su dominio sobre los otros sectores sociales y de la extensión de los beneficios que les ofrece la relación subordinada al capital trasnacional y nacional, muy a tono con lo que Osvaldo Martínez[i] refiere como una integración de los capitales.

Además es un proyecto que toma en cuenta las asimetrías de sus miembros y aprovecha de cada cual lo que le es permitido dar en un intercambio de retroalimentación común, en el que todos se benefician y no solo lleno de bondades dadivosas de su socio más poderoso (específicamente por el petróleo) de Venezuela y de uno de sus promotores más fervientes el “presidente-comandante” Hugo Chávez como muchos han querido señalar.  Muchas veces el respeto y la solidaridad hacia y con los países de menos recursos, como en el caso de PETROCARIBE para la zona del Caribe, se ha querido ver como la exportación de un modelo (pretexto antiguamente utilizado con la Revolución Cubana en el marco de la Guerra Fría) y no como la verdadera consolidación de una estrategia integracionista en la búsqueda de la real independencia de los países de esta área de la hegemonía estadounidense, en particular, y del imperialismo global, en sentido general.

La solidaridad que promueve la ALBA dista mucho de la caridad que ha sido el  instrumento empleado para la integración que por siglos ha propuesto el sistema interamericano y que ha fortalecido el afianzamiento de Estados Unidos como centro de la región, garantizando la dependencia económica, política, cultural, diplomática, jurídica, y la más terrible en mi opinión, ideológica de las naciones latinoamericanas hacia esa superpotencia, la única hasta ahora multidimensional.[ii]

La ALBA es el primer mecanismo de integración que se propuso, y en mi opinión ha logrado positivamente, mediante el uso de los medios de comunicación y otras vías como INTERNET, cuestionar el american way of life de una manera seria y consecuente, a partir de la construcción de un discurso propio de la región, y la creación de otro modelo de vida, o paradigma, para nuestros pueblos más a tono con nuestras necesidades y capacidades que promueve un respeto a la naturaleza y el cuidado del medio ambiente y a la biodiversidad, en contraposición a la explotación desmedida de los recursos naturales que fomenta ese modo de vida, fundamentado exclusivamente en la búsqueda de ganancias. Eso sin dejar de mencionar que ha favorecido el conocimiento de los diferentes pueblos que componen el área, que aunque parezca difícil de creer en mucho de los casos nos son totalmente desconocidos y en otros totalmente indiferentes. Este instrumento ha servido a un auto-reconocimiento de nuestras diferencias al tiempo que a un acercamiento de nuestros pueblos, desde la emisión de la verdad, y no la desinformación a la que la región ha sido sometida, muchas veces exacerbando sentimientos de odio y discriminación racial, en el último siglo por el predominio exclusivo del monopolio estadounidense sobre este sector. 

Además, aunque la ALBA dentro de sus bases fundadoras contiene la integración económica y comercial entre sus miembros, da prioridad a la integración política y social, aspecto que determina su superioridad frente a los otros proyectos integracionistas, incluso de aquellos con resultados más palpables como la CARICOM y el MERCOSUR. “La integración no puede reducirse al comercio, ni medir sus avances por el crecimiento del intercambio comercial, ni éste puede encerrarse entre las rejas del llamado ‘libre comercio’”.[iii] Ejemplos concretos de la prioridad que se le da en los marcos de la ALBA a lo social lo constituyen las misiones médicas-humanitarias como la Operación Milagro y la campaña Yo Sí Puedo para la alfabetización de los sectores más excluidos.

Es también el primer proyecto que surge como una alternativa a la hegemonía estadounidense, y por extensión, a las oligarquías y burguesías nacionales, que lo excluye explícitamente y conscientemente y convoca la integración desde los sólidos pilares de la identificación histórica y cultural de las naciones latinoamericanas y caribeñas, y en la comprensión de que la unidad es el único modo posible para alcanzar el desarrollo y enfrentar los retos cada vez mayores del sistema internacional.  

El compromiso de sus creadores con el mejoramiento de la situación de sus pueblos es una diferencia también con el resto de los proyectos existentes, gobiernos con una posición independiente y autónoma que construyen su política exterior y de integración sin estar subordinados a Estados Unidos y que son exponente de una política transformadora de la situación existente. 

La sola existencia de la ALBA denota los cambios de la región y además la creencia de que es posible creer en un futuro mejor, porque si bien es cierto que falta mucho por hacer y que todo parece indicar que la ALBA es solo un proyecto de gobierno y no de Estado y que puede desaparecer una vez que sus promotores no estén en el poder, es la primera vez que un proyecto de la región se expresa en términos más allá de los puramente económicos, y se remonta a los pilares integracionista del verdadero panamericanismo, el antiimperialismo martiano, y la creación de un mecanismo confederativo, a la manera bolivariana, que permita a todos integrarse y alcanzar mediante esta unión un mayor reconocimiento en el mundo.

viernes, 10 de mayo de 2013

EL MUNDO EN 2030



Por Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique - Editorial
Mayo 2013.

Cada cuatro años, con el inicio del nuevo mandato presidencial en Estados Unidos, el National Intelligence Council (NIC), la oficina de análisis y de anticipación geopolítica y económica de la Central Intelligence Agency (CIA), publica un informe que se convierte automáticamente en una referencia para todas las cancillerías del mundo. Aunque obviamente se trata de una visión muy parcial (la de Washington), elaborada por una agencia, la CIA, cuya principal misión es defender los intereses de Estados Unidos, el informe estratégico del NIC presenta una indiscutible utilidad porque resulta de una puesta en común –revisada por todas las agencias de inteligencia de EE.UU.– de estudios elaborados por expertos independientes de varias universidades y de muchos otros países (Europa, China, la India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán, etc.).

El documento confidencial que el presidente Barack Obama encontró sobre la mesa de su despacho en la Casa Blanca el pasado 21 de enero al tomar posesión de su segundo mandato, se acaba de publicar con el título: Global Trends 2030. Alternative Worlds (Tendencias mundiales 2030: nuevos mundos posibles). ¿Qué nos dice?

La principal constatación es: el declive de Occidente. Por vez primera desde el siglo XV, los países occidentales están perdiendo poderío frente a la subida de las nuevas potencias emergentes. Empieza la fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. Aunque Estados Unidos seguirá siendo una de las principales potencias planetarias, perderá su hegemonía económica en favor de China. Y ya no ejercerá su “hegemonía militar solitaria” como lo hizo desde el fin de la Guerra Fría (1989). Vamos hacia un mundo multipolar en el que nuevos actores (China, la India, Brasil, Rusia, Sudáfrica) tienen vocación de constituir sólidos polos continentales y de disputarle la supremacía internacional a Washington y a sus aliados históricos (Japón, Alemania, Reino Unido, Francia).

Para tener una idea de la importancia y de la rapidez del desclasamiento occidental que se avecina, baste con señalar estas cifras: la parte de los países occidentales en la economía mundial va a pasar del 56% hoy, a un 25% en 2030... O sea que, en menos de veinte años, Occidente perderá más de la mitad de su preponderancia económica... Una de las principales consecuencias de esto es que EE.UU. y sus aliados ya no tendrán probablemente los medios financieros para asumir el rol de gendarmes del mundo... De tal modo que este cambio estructural (añadido a la profunda crisis económico-financiera actual) podría lograr lo que ni la Unión Soviética ni Al Qaeda consiguieron: debilitar durante mucho tiempo a Occidente.

Según este informe, en Europa la crisis durará al menos un decenio, es decir hasta 2023... Y, siempre según este documento de la CIA, no es seguro que la Unión Europea logre mantener su cohesión. Entretanto, se confirma la emergencia de China como segunda economía mundial y con vocación de convertirse en la primera. Al mismo tiempo, los demás países del grupo llamado BRICS (Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica) se instalan en segunda línea compitiendo directamente con los antiguos imperios dominantes del grupo JAFRU (Japón, Alemania, Francia, Reino Unido).

En tercera línea aparecen ahora una serie de potencias intermediarias, con demografías en alza y fuertes tasas de crecimiento económico, llamadas a convertirse también en polos hegemónicos regionales y con tendencia a transformarse en grupo de influencia mundial, el CINETV (Colombia, Indonesia, Nigeria, Etiopía, Turquía, Vietnam).

Pero de aquí a 2030, en el Nuevo Sistema Internacional, algunas de las mayores colectividades del mundo ya no serán países sino comunidades congregadas y vinculadas entre sí por Internet y las redes sociales. Por ejemplo, ‘Facebooklandia’: más de mil millones de usuarios... O ‘Twitterlandia’, más de 800 millones... Cuya influencia, en el “juego de tronos” de la geopolítica mundial, podrá revelarse decisivo. Las estructuras de poder se difuminarán gracias al acceso universal a la Red y el uso de nuevas herramientas digitales.

A este respecto, el informe de la CIA anuncia la aparición de tensiones entre los ciudadanos y algunos gobiernos en unas dinámicas que varios sociólogos califican de ‘post-políticas’ o ‘post-democráticas’... Por un lado, la generalización del acceso a la Red y la universalización del uso de las nuevas tecnologías permitirán a la ciudadanía alcanzar altas cuotas de libertad y desafiar a sus representantes políticos (como durante las primaveras árabes o la crisis de los “indignados”). Pero, a la vez, según los autores del informe, estas mismas herramientas electrónicas proporcionarán a los gobiernos “una capacidad sin precedentes para vigilar a sus ciudadanos”.

“La tecnología –añaden los analistas de Global Trends 2030– continuará siendo el gran nivelador, y los futuros magnates de Internet, como podría ser el caso de los de Google y Facebook, poseen montañas enteras de bases de datos, y manejan en tiempo real mucha más información que cualquier Gobierno”. Por eso, la CIA recomienda a la Administración de EE.UU. que haga frente a esa amenaza eventual de las grandes corporaciones de Internet activando el Special Collection Service, un servicio de inteligencia ultrasecreto –administrado conjuntamente por la NSA (National Security Service) y el SCE (Service Cryptologic Elements) de las Fuerzas Armadas– especializado en la captación clandestina de informaciones de origen electromagnético. El peligro de que un grupo de empresas privadas controle toda esa masa de datos reside, principalmente, en que podría condicionar el comportamiento a gran escala de la población mundial e incluso de las entidades gubernamentales. También se teme que el terrorismo yihadista sea reemplazado por un ciberterrorismo aún más sobrecogedor.

La CIA toma tan en serio este nuevo tipo de amenazas que, finalmente, el declive de Estados Unidos no habrá sido provocado por una causa exterior sino por una crisis interior: la quiebra económica acaecida a partir de 2008. El informe insiste en que la geopolítica de hoy debe interesarse por nuevos fenómenos que no poseen forzosamente un carácter militar. Pues, aunque las amenazas militares no han desaparecido (véase les intimidaciones armadas contra Siria o la reciente actitud de Corea del Norte y su anuncio de un uso posible del arma nuclear), los peligros principales que corren hoy nuestras sociedades son de orden no-militar: cambio climático, conflictos económicos, crimen organizado, guerras electrónicas, agotamiento de los recursos naturales...

Sobre este último aspecto, el informe indica que uno de los recursos que más aceleradamente se está agotando es el agua dulce. En 2030, el 60% de la población mundial tendrá problemas de abastecimiento de agua, dando lugar a la aparición de “conflictos hídricos”... En cuanto al fin de los hidrocarburos en cambio, la CIA se muestra mucho más optimista que los ecologistas. Gracias a las nuevas técnicas de fracturación hidráulica, la explotación del petróleo y del gas de esquisto está alcanzando niveles excepcionales. Ya Estados Unidos es autosuficiente en gas, y en 2030 lo será en petróleo, lo cual abarata sus costos de producción manufacturera y exhorta a la relocalización de sus industrias. Pero si EE.UU. –principal importador actual de hidrocarburos– deja de importar petróleo, es de prever que los precios se derrumbarán. ¿Cuáles serán entonces las consecuencias para los actuales países exportadores?

En el mundo hacia el que vamos, el 60% de las personas vivirá, por primera vez en la historia de la humanidad,  en las ciudades. Y, como consecuencia de la reducción acelerada de la pobreza, las clases medias serán dominantes y se triplicarán, pasando de los 1.000 a los 3.000 millones de personas. Esto, que en sí es una revolución colosal, acarreará como secuela, entre otros efectos, un cambio general en los hábitos culinarios y, en particular, un aumento del consumo de carne a escala planetaria. Lo cual agravará la crisis medioambiental. Porque se multiplicará la cría de ganado, de cerdos y de aves ; y eso supone un derroche de agua (para producir piensos), de pastos, de fertilizantes y de energía. Con derivaciones negativas en términos de efectos  invernadero y calentamento global...

El informe de la CIA anuncia también que, en 2030, los habitantes del planeta seremos 8.400 millones pero el aumento demográfico cesará en todos los continentes menos en África, con el consiguiente envejecimiento general de la población mundial. En cambio, el vínculo entre el ser humano y las tecnologías protésicas acelerará la puesta a punto de nuevas generaciones de robots y la aparición de “superhombres” capaces de proezas físicas e intelectuales inéditas.

El futuro es pocas veces predecible. No por ello hay que dejar de imaginarlo en términos de prospectiva. Preparándonos para actuar ante diversas circunstancias posibles, de las cuales una sola se producirá. Aunque ya advertimos que la CIA tiene su propio punto de vista subjetivo sobre la marcha del mundo, condicionado por el prisma de la defensa de los intereses estadounidenses, su informe tetranual no deja de constituir una herramienta extremadamente útil. Su lectura nos ayuda a tomar conciencia de las rápidas evoluciones en curso y a reflexionar sobre la posibilidad de cada uno de nosotros a intervenir y a fijar el rumbo. Para construir un futuro más justo.