Por Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique - Editorial
Mayo 2013.
Cada cuatro años, con el
inicio del nuevo mandato presidencial en Estados Unidos, el National
Intelligence Council (NIC), la oficina de análisis y de anticipación
geopolítica y económica de la Central Intelligence Agency (CIA), publica un
informe que se convierte automáticamente en una referencia para todas las
cancillerías del mundo. Aunque obviamente se trata de una visión muy parcial
(la de Washington), elaborada por una agencia, la CIA, cuya principal misión es
defender los intereses de Estados Unidos, el informe estratégico del NIC
presenta una indiscutible utilidad porque resulta de una puesta en común
–revisada por todas las agencias de inteligencia de EE.UU.– de estudios
elaborados por expertos independientes de varias universidades y de muchos otros
países (Europa, China, la India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán,
etc.).
El documento confidencial
que el presidente Barack Obama encontró sobre la mesa de su despacho en la Casa
Blanca el pasado 21 de enero al tomar posesión de su segundo mandato, se acaba
de publicar con el título: Global Trends 2030. Alternative Worlds (Tendencias
mundiales 2030: nuevos mundos posibles). ¿Qué nos dice?
La principal constatación
es: el declive de Occidente. Por vez primera desde el siglo XV, los países
occidentales están perdiendo poderío frente a la subida de las nuevas potencias
emergentes. Empieza la fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación
occidental del mundo. Aunque Estados Unidos seguirá siendo una de las
principales potencias planetarias, perderá su hegemonía económica en favor de
China. Y ya no ejercerá su “hegemonía militar solitaria” como lo hizo desde el
fin de la Guerra Fría (1989). Vamos hacia un mundo multipolar en el que nuevos
actores (China, la India, Brasil, Rusia, Sudáfrica) tienen vocación de
constituir sólidos polos continentales y de disputarle la supremacía
internacional a Washington y a sus aliados históricos (Japón, Alemania, Reino
Unido, Francia).
Para tener una idea de la
importancia y de la rapidez del desclasamiento occidental que se avecina, baste
con señalar estas cifras: la parte de los países occidentales en la economía
mundial va a pasar del 56% hoy, a un 25% en 2030... O sea que, en menos de
veinte años, Occidente perderá más de la mitad de su preponderancia económica...
Una de las principales consecuencias de esto es que EE.UU. y sus aliados ya no
tendrán probablemente los medios financieros para asumir el rol de gendarmes
del mundo... De tal modo que este cambio estructural (añadido a la profunda
crisis económico-financiera actual) podría lograr lo que ni la Unión Soviética
ni Al Qaeda consiguieron: debilitar durante mucho tiempo a Occidente.
Según este informe, en
Europa la crisis durará al menos un decenio, es decir hasta 2023... Y, siempre
según este documento de la CIA, no es seguro que la Unión Europea logre
mantener su cohesión. Entretanto, se confirma la emergencia de China como
segunda economía mundial y con vocación de convertirse en la primera. Al mismo
tiempo, los demás países del grupo llamado BRICS (Brasil, Rusia, la India y
Sudáfrica) se instalan en segunda línea compitiendo directamente con los
antiguos imperios dominantes del grupo JAFRU (Japón, Alemania, Francia, Reino
Unido).
En tercera línea aparecen
ahora una serie de potencias intermediarias, con demografías en alza y fuertes
tasas de crecimiento económico, llamadas a convertirse también en polos
hegemónicos regionales y con tendencia a transformarse en grupo de influencia
mundial, el CINETV (Colombia, Indonesia, Nigeria, Etiopía, Turquía, Vietnam).
Pero de aquí a 2030, en el
Nuevo Sistema Internacional, algunas de las mayores colectividades del mundo ya
no serán países sino comunidades congregadas y vinculadas entre sí por Internet
y las redes sociales. Por ejemplo, ‘Facebooklandia’: más de mil millones de
usuarios... O ‘Twitterlandia’, más de 800 millones... Cuya influencia, en el
“juego de tronos” de la geopolítica mundial, podrá revelarse decisivo. Las
estructuras de poder se difuminarán gracias al acceso universal a la Red y el
uso de nuevas herramientas digitales.
A este respecto, el informe
de la CIA anuncia la aparición de tensiones entre los ciudadanos y algunos
gobiernos en unas dinámicas que varios sociólogos califican de ‘post-políticas’
o ‘post-democráticas’... Por un lado, la generalización del acceso a la Red y
la universalización del uso de las nuevas tecnologías permitirán a la
ciudadanía alcanzar altas cuotas de libertad y desafiar a sus representantes
políticos (como durante las primaveras árabes o la crisis de los “indignados”).
Pero, a la vez, según los autores del informe, estas mismas herramientas
electrónicas proporcionarán a los gobiernos “una capacidad sin precedentes para
vigilar a sus ciudadanos”.
“La tecnología –añaden los
analistas de Global Trends 2030– continuará siendo el gran nivelador, y los
futuros magnates de Internet, como podría ser el caso de los de Google y
Facebook, poseen montañas enteras de bases de datos, y manejan en tiempo real
mucha más información que cualquier Gobierno”. Por eso, la CIA recomienda a la
Administración de EE.UU. que haga frente a esa amenaza eventual de las grandes
corporaciones de Internet activando el Special Collection Service, un servicio
de inteligencia ultrasecreto –administrado conjuntamente por la NSA (National
Security Service) y el SCE (Service Cryptologic Elements) de las Fuerzas
Armadas– especializado en la captación clandestina de informaciones de origen
electromagnético. El peligro de que un grupo de empresas privadas controle toda
esa masa de datos reside, principalmente, en que podría condicionar el
comportamiento a gran escala de la población mundial e incluso de las entidades
gubernamentales. También se teme que el terrorismo yihadista sea reemplazado
por un ciberterrorismo aún más sobrecogedor.
La CIA toma tan en serio
este nuevo tipo de amenazas que, finalmente, el declive de Estados Unidos no
habrá sido provocado por una causa exterior sino por una crisis interior: la
quiebra económica acaecida a partir de 2008. El informe insiste en que la
geopolítica de hoy debe interesarse por nuevos fenómenos que no poseen
forzosamente un carácter militar. Pues, aunque las amenazas militares no han
desaparecido (véase les intimidaciones armadas contra Siria o la reciente
actitud de Corea del Norte y su anuncio de un uso posible del arma nuclear),
los peligros principales que corren hoy nuestras sociedades son de orden
no-militar: cambio climático, conflictos económicos, crimen organizado, guerras
electrónicas, agotamiento de los recursos naturales...
Sobre este último aspecto,
el informe indica que uno de los recursos que más aceleradamente se está
agotando es el agua dulce. En 2030, el 60% de la población mundial tendrá
problemas de abastecimiento de agua, dando lugar a la aparición de “conflictos
hídricos”... En cuanto al fin de los hidrocarburos en cambio, la CIA se muestra
mucho más optimista que los ecologistas. Gracias a las nuevas técnicas de
fracturación hidráulica, la explotación del petróleo y del gas de esquisto está
alcanzando niveles excepcionales. Ya Estados Unidos es autosuficiente en gas, y
en 2030 lo será en petróleo, lo cual abarata sus costos de producción
manufacturera y exhorta a la relocalización de sus industrias. Pero si EE.UU.
–principal importador actual de hidrocarburos– deja de importar petróleo, es de
prever que los precios se derrumbarán. ¿Cuáles serán entonces las consecuencias
para los actuales países exportadores?
En el mundo hacia el que
vamos, el 60% de las personas vivirá, por primera vez en la historia de la
humanidad, en las ciudades. Y, como
consecuencia de la reducción acelerada de la pobreza, las clases medias serán
dominantes y se triplicarán, pasando de los 1.000 a los 3.000 millones de
personas. Esto, que en sí es una revolución colosal, acarreará como secuela,
entre otros efectos, un cambio general en los hábitos culinarios y, en
particular, un aumento del consumo de carne a escala planetaria. Lo cual
agravará la crisis medioambiental. Porque se multiplicará la cría de ganado, de
cerdos y de aves ; y eso supone un derroche de agua (para producir piensos), de
pastos, de fertilizantes y de energía. Con derivaciones negativas en términos
de efectos invernadero y calentamento
global...
El informe de la CIA anuncia
también que, en 2030, los habitantes del planeta seremos 8.400 millones pero el
aumento demográfico cesará en todos los continentes menos en África, con el
consiguiente envejecimiento general de la población mundial. En cambio, el
vínculo entre el ser humano y las tecnologías protésicas acelerará la puesta a
punto de nuevas generaciones de robots y la aparición de “superhombres” capaces
de proezas físicas e intelectuales inéditas.
El futuro es pocas veces
predecible. No por ello hay que dejar de imaginarlo en términos de prospectiva.
Preparándonos para actuar ante diversas circunstancias posibles, de las cuales
una sola se producirá. Aunque ya advertimos que la CIA tiene su propio punto de
vista subjetivo sobre la marcha del mundo, condicionado por el prisma de la
defensa de los intereses estadounidenses, su informe tetranual no deja de
constituir una herramienta extremadamente útil. Su lectura nos ayuda a tomar
conciencia de las rápidas evoluciones en curso y a reflexionar sobre la
posibilidad de cada uno de nosotros a intervenir y a fijar el rumbo. Para
construir un futuro más justo.
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