martes, 18 de junio de 2013

Avanza programa de escudo antimisil indio



Delhi, 17 jun (PL) La India concluyó la primera fase de su programa antimisil y ya está en condiciones de desplegarlo como un escudo protector en torno a esta capital y, progresivamente, sobre las demás principales ciudades del país.(RadioPL).

En declaraciones que hoy reproducen los medios de prensa locales, el jefe de la Organización para la Investigación y Desarrollo de la Defensa (DRDO), Avinash Chander, dijo que por ahora el sistema defensivo antimisil (DAM) puede interceptar cohetes enemigos a una distancia de dos mil kilómetros.

"Pero planeamos llevar a cabo pronto la primera prueba de la Fase II a fin de constatar nuestra capacidad de destruir un misil balístico entrante disparado desde cinco mil kilómetros", señaló.

Interrogado sobre la ciudad que probablemente estrene el escudo antimisil, el recién nombrado jefe de la DRDO apuntó que "la primera opción para desplegarlo podría ser la capital, Nueva Delhi, puesto que es el corazón del país".

El año pasado por esta época, funcionarios del Ministerio de Defensa anunciaron que la India se proponía instalar el DAM antes del 2014 y, en primera instancia, en Nueva Delhi y la populosa Mumbai.

La DRDO eligió a estas urbes como primeras a colocar bajo protección por ser de las más vulnerables a un ataque con misiles desde el exterior, dijeron las fuentes.

Con 18,4 millones de habitantes, Mumbai es la ciudad más poblada del gigante asiático y está considerada su capital financiera. Le sigue Delhi, la capital política, con 16,3 millones.

La sofisticada versión india del proyecto de la guerra de las galaxias está bajo la observación de una comisión del gabinete de Seguridad de la India.

En una siguiente etapa, el DAM debe cubrir a las ciudades de Kolkata (este), Bangalore y Chennai (sur), que también están entre las más populosas y de mayor valor estratégico del país.

Los resultados de las pruebas realizadas con los misiles anti-balísticos indios han sido satisfactorios, recordaron expertos.

La India ha optado por desarrollar un escudo antimisil autóctono pese a recibir ofertas de instalar el Patriot Advanced Capability-3 (de Estados Unidos), el S-300V (Rusia) y el Arrow-2 (Israel).

lunes, 17 de junio de 2013

Apuntes sobre la dependencia estructural de América Latina hacia Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX


Por  Nízida Varona Salas
El sistema capitalista mundial se estableció sobre la base de la conquista y colonización, asentada en una política de explotación y saqueo que las potencias europeas impusieron a América Latina, cuyo carácter fue esencialmente minero-extractivista. 

Como resultado de este proceso colonizador, América deviene en una colonia productora y suministradora de materias primas para los centros de la naciente economía industrial. Al mismo tiempo las naciones americanas se convierten en consumidoras de artículos industriales, que impiden el desarrollo de una producción nacional no destinada al proceso exportador y que pueda competir exitosamente con los productos importados.

Con la independencia política alcanzada por América Latina, se consiguió expulsar a la decadente y retrasada España, como metrópoli política; sin embargo el capital inglés y la posterior entrada del capital estadounidense dio lugar al llamado segundo proceso colonizador en el continente, que con métodos más sofisticados desarrolló idéntica estrategia de acuerdo con el desarrollo capitalista alcanzado en cada período histórico.

En este nuevo proceso, la región asume el modelo agroexportador; esto es  enclaves bananeros, plantaciones y fincas de café y otros productos primarios; serían los rubros a través de los cuales América Latina se inserta en la economía mundial capitalista. De ahí que se mantenga en la zona, la tarea de producir las materias primas para las industrias del norte, al tiempo que se comienza un proceso gradual de incremento de la presencia de empresas extranjeras. Esto sienta las bases de la conversión de estos territorios en la base para la acumulación de capitales.

Es importante señalar el rol de la burguesía nacional, que cede a los intereses de los monopolios extranjeros; los cuales a su vez dan apoyo y sostenimiento a los sectores que garantizan su intervención en las economías nacionales. Se establece entonces una relación bidireccional –favorable en los dos sentidos- entre ambos actores. En este sentido, en las economías de los países de la región comenzó a cobrar una importancia singular el capital extranjero en tanto este se dirigía al desarrollo, ampliación y diversificación de diferentes ramas de la economía.

Aparentemente la presencia de bienes de capital genera progreso; sin embargo el papel que ha desempeñado el capital extranjero en Latinoamérica ha sido el de crear empresas productoras de materias primas para el mercado mundial. De este modo han resultado beneficiadas ramas como la minería: aluminio, plomo, estaño, zinc, níquel, cobre y petróleo; la agricultura: café, cacao, azúcar, caucho, henequén, quinina, caoba; que constituyen materias primas indispensables para el funcionamiento de la economía mundial.

Teniendo en cuenta lo anterior puede decirse que las inversiones constituyen un elemento más de deformación del aparato productivo local (nacional), en tanto se sitúan en puntos estratégicos para el desarrollo de las economías centrales y no en los sectores que favorecerían más y mejor el desarrollo de los países ‘anfitriones’. Al mismo tiempo, dichas inversiones constituyen la mejor vía que les permite apropiarse del excedente económico; es decir el capital imperialista llega a América Latina atraído por la posibilidad de obtener superganancias si se tiene en cuenta que, como alertaba Lenin (aún en otro contexto):
En estos países atrasados el beneficio es de ordinario elevado, pues los capitales son escasos, el precio de la tierra relativamente poco considerable, los salarios bajos y las materias primas baratas.1
Otro de los factores de la llamada multifacética dependencia es la existencia de una herencia de pensamiento al estilo occidental, que se vincula además con los factores antes mencionados. América Latina es resultado de un proceso de hibridación y mestizaje de origen histórico que incluye la formación del pensamiento; pero la acentuación de esta tendencia pro-norteamericana, no es siquiera exclusiva de nuestro continente.

En este sentido, cuando se habla del proceso de desnacionalización  -en América Latina- no puede aludirse solo a lo económico sino también a lo cultural; pues este tiene su origen en el propio proceso de surgimiento de las naciones. Fue tradición y aún se mantiene la tendencia a que la burguesía nacional, la clase media y alta realice sus estudios en las principales universidades europeas y norteamericanas.

Pero veamos que estos elementos aunque se analicen por separado están indisolublemente ligados y un ejemplo lo constituye el dominio de los medios de comunicación. Unas pocas mega corporaciones son las que controlan o poseen, los grandes medios de comunicación en EEUU y sus productos culturales abarcan desde la prensa, la música, el cine, el entretenimiento, los parques de diversiones, la industria aeronáutica, entre otros.

Los productos y servicios de estos holdings son consumidos a diario por los propios norteamericanos, latinoamericanos y el resto del mundo. Estos grupos que tienen una cuota y un espacio dentro de las élites de poder.

Un artículo publicado publicado por Rebelión titulado “Los amos de la prensa”.2 revela el control y dominio que ejercen megacorporaciones como el grupo AOL/Time Warner. Este se conoce en América Latina por la Revista Time, por la proveedora de servicios de internet AOL (AOL Europe, AOL Instant Messenger, AOL.com), las películas de la Warner Brothers, la CNN y sus sucursales (CNN en Español, CNN Radio, CNN Airport Network, CNN Headline News), HBO. Posee revistas como Life, Money. Al mismo tiempo participan en la junta directiva de otras compañías como Colgate-Palmolive Company, Hilton Hotels Corporation, Citigroup, Estée Lauder, Harvard University.

En este proceso de consolidación de la llamada dependencia, también ha desempeñado un rol trascendental el sistema interamericano; que ha sentado las bases para la conformación del eje influencia-hegemonía-dominación que ha caracterizado las relaciones entre EEUU y América Latina y en el cual instituciones y organizaciones como la Escuela de las Américas, el Banco Interamericano de Desarrollo, Organización Panamericana de la Salud, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otras desempeñan un rol vital.

El objetivo principal de la clase hegemónica en EEUU, en la región, es mantener un clima favorable a los intereses inversionistas de las grandes transnacionales estadounidenses con sus aliados locales; para lo cual es necesario instaurar sistemas políticos que favorezcan estos intereses; es entonces que los gobiernos de la región llegan al poder con el apoyo de las élites norteamericanas. Al mismo tiempo se precisaba descartar el peligro que representan los regímenes nacionalistas sensibles a las demandas populares de mejoras en la calidad de vida de la población y mejoras en las condiciones de las empresas nacionales (a favor de la demanda interna); así como la diversificación de sus economías.

Los planes para el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala constituyen un ejemplo de que la consigna del anticomunismo fue solo un pretexto utilizado por los círculos de poder en EEUU para mantener su dominio en el continente.

El proceso progresista en Guatemala desarrollado por Arbenz, comenzó a tensar las relaciones con EEUU por el rumbo nacionalista de las medidas (legalización de las labor de los partidos políticos, entre ellos el comunista, y los sindicatos). Sin embargo; no es hasta la aprobación de la Ley de Reforma Agraria que preveía la expropiación de tierras de la United Fruit Company que las tensiones se agudizan; pues constituían una amenaza directa a los intereses del capital norteamericano. Es entonces ahí donde la OEA comienza a desempeñar un rol protagónico en las presiones en el terreno diplomático e intenta vincular otras organizaciones como la Organización de los Estados Centroamericanos (ODECA).

Especial rol desempeñó el gobierno de Somoza en Nicaragua que autorizó junto a Honduras la creación de un puente aéreo para el traslado de armas desde EEUU hasta Guatemala. Asimismo en la X Conferencia en Caracas, los norteamericanos recibieron el apoyo de los representantes de dictaduras de la región: Cuba (Batista), Nicaragua (Somoza), Venezuela (Pérez Jiménez), Santo Domingo (Trujillo).

Una gran parte de los diplomáticos con puestos clave en el diseño e implementación de la llamada ‘Operación Guatemala’ poseían estrechos vínculos con la poderosa compañía frutera. Tal es el caso de John Foster Dulles, Jefe del Departamento de Estado; John M. Cabot, nombrado Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos; su sobrino Henry Cabot Llodge, que fue designado Jefe de la delegación permanente de EEUU en la ONU y no por último menos importante, Allen Dulles, hermano del primero, que tenía a su cargo la dirección de la CIA. También es preciso mencionar que la persona elegida por la CIA para encabezar la oposición efectiva de carácter armado al gobierno oficial sería el coronel Carlos Castillo de Armas quien había sido formado en la escuela de mando de Kansas (EEUU) y que además recibió todo el apoyo necesario por parte de EEUU para dirigir el ejército de liberación.

Todo lo anterior, sienta las bases para que a finales de la década de los 80, se de el proceso de establecimiento de una nueva doctrina económica: el neoliberalismo, la cual con nuevas tácticas y un discurso renovado aboga e implica la búsqueda y apertura de nuevos mercados y la privatización de las instituciones del Estado, que fueron colocadas bajo el control y al servicio de las transnacionales.



Notas:

1. Lenin, V.: El imperialismo, fase superior del capitalismo. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1948 (Disponible en formato digital).
2. Tomado del artículo Los amos de la prensa. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51346 Consultado: 18 de enero de 2013.

La "colaboración antagónica" entre las potencias imperialistas del siglo XIX


   Por  Raquel Susini Varona      
           Doris Ortiz Remón 
          

Las clases poderosas tienen intereses comunes, léase las clases hegemónicas, se entienden y la relación entre ellas se da en un continuo proceso de colaboración-concertación-confrontación marcado por intereses nacionales y pretensiones individuales.

En el siglo XIX, las potencias habían alcanzado diferente grado de desarrollo. A la cabeza se habían colocado Francia e Inglaterra con sendas revoluciones industriales; España, portadora de una vieja estructura colonial y EEUU, una nación en franco proceso de desarrollo y expansión.

En 1823, EEUU enunció la Doctrina Monroe, que constituyó una declaración unilateral del gobierno norteamericano cuyo fin último era apartar a las naciones del viejo continente de América; a la par que se comprometía a abstenerse de intervenir en los asuntos europeos. Para las frágiles naciones latinoamericanas estas afirmaciones constituyeron una condición de que, bajo el amparo norteamericano, podrían hacer frente a las amenazas por parte de las potencias europeas. 

Lo que sí quedó claro es que la posición norteamericana se erigió solo en declaración formal pues no reaccionaron frente a la intervención española en México (1829), la invasión británica a las Islas Malvinas (1833), las aventuras francesas y británicas en Río de la Plata (1838-1850), la ocupación de Francia de Veracruz y la anexión gradual de territorios centroamericanos por parte de Inglaterra. En el caso cubano también cabe destacar como un pequeño ejemplo el no reconocimiento de la beligerancia y la negativa de vender 30 cañoneras que permitirían a los cubanos fortalecer su armamento en las luchas de liberación.

Pese a lo anteriormente mencionado en el terreno político, durante el siglo XIX, EEUU se devela como potencia económica en franco proceso de expansión y futura consolidación; lo cual lo coloca como un actor decisivo en las relaciones con América Latina y el Caribe. Aunque España mantenía un poderío en el plano político –consecuente con los intereses norteamericanos- paralelamente EEUU comenzó un proceso paulatino de penetración en las economías de la región. 

En general, las relaciones entre las potencias fueron oscilantes, marcadas siempre por el interés hegemónico en América Latina y sus pretensiones imperiales. Sin embargo, hacia finales del siglo XIX, con la consolidación económica y política a nivel internacional que experimenta EEUU; las relaciones con las potencias europeas comienzan un cambio de tono y se comienza a asumir en el terreno político una posición más agresiva en el discurso y que en siglo XX iría mucho más allá.

No obstante, el concepto de colaboración antagónica presentado por Ruy Mauro Marini, explica el proceso contradictorio de manifestación dual, inherente a la lógica del sistema capitalista expresado, en primer lugar, en las contradicciones antiimperialistas y en segundo lugar, entre dichas potencias y sus territorios coloniales o las naciones subdesarrolladas con las cuales mantienen vínculos.

“La lógica capitalista, que subordina la inversión a la expectativa de beneficio, lleva esos capitales a las regiones y sectores que parecen más prometedores. La consecuencia es, a través de la repatriación de capitales, un aumento suplementario del excedente, que impulsa a nuevas inversiones en el exterior”. 1 

No es hasta el siglo XX cuando este tipo de relaciones llega a su máxima expresión tras la segunda guerra mundial en el cual EEUU, la nueva potencia poseedora de la hegemonía mundial en todos los terrenos, se aboca a la reconstrucción de la devastada Europa a través del Plan Marshall; cuyo fin era devolver a las otroras potencias –principal competencia en el siglo XIX- el dinamismo a sus economías nacionales para crear los imprescindibles nuevos mercados.

En este sentido, Marini explica que: “los demás países industrializados, (…) sometidos a la penetración de las inversiones norteamericanas, volviéronse a su vez centros de exportación de capitales y extendieron simultáneamente sus fronteras económicas, dentro del proceso ecuménico de la integración imperialista. Las tensiones que intervinieron entre esos varios centros integradores, de desigual grandeza (como, por ejemplo, Francia y Estados Unidos), aunque no puedan, como en el pasado, llegar a la hostilidad abierta, y tengan que mantenerse en el marco de la cooperación antagónica, obstaculizan el proceso de integración, abren fisuras en la estructura del mundo imperialista y actúan vigorosamente en beneficio de lo que tiende a destruir las bases mismas de esa estructura: los movimientos revolucionarios en los países subdesarrollados”. 2  

Más adelante señala que “la expansión del capitalismo mundial y la acentuación del proceso monopolista mantuvieron constante la tendencia integracionista, que se expresa hoy, de manera más evidente, en la intensificación de la exportación de capitales y en la subordinación tecnológica de los países más débiles”. 3

Lo cierto es que durante las fases de surgimiento-expansión-‘decadencia’ de una u otra de las potencias mundiales siempre se ha apreciado un proceso de confrontación-colaboración que ha devenido en una suerte de reacomodo en el cual todas han subsistido en el complejo sistema capitalista mundial; aunque posean desigual desarrollo económico y político, pues como alertaba Lenin, ello es “una ley absoluta del capitalismo”.4

Notas:

1. Marini, R.: La integración imperialista y América Latina. Tomado de La teoría social Latinoamericana:    Textos escogidos, UNAM, México, 1994, Tomo II,  págs 15-19.
2. Marini, R.: La integración imperialista y América Latina. Tomado de La teoría social Latinoamericana: Textos escogidos, UNAM, México, 1994, Tomo II,  págs 15-19.
3. Ibídem 
4. Lenin, V.: La consigna de los Estados Unidos de Europa. En Sotsial-Demokrat, núm. 44, 23 de agosto de 1915. Disponible en: www.marxists.org  Consultado 9 de enero de 2012.