jueves, 5 de abril de 2018

Cold War 2.0: una nueva guerra fría, que puede tomar temperatura



MSc Enrique R. Martínez Díaz,
Investigador CIPI

Muchos autores, especialmente periodistas de los grandes medios de difusión masiva (o de desinformación masiva en algunos casos), han escrito anunciando que, debido al aumento de la rivalidad entre las principales potencias de la época actual, y el empleo por muchos de los líderes políticos de esas naciones, y de organizaciones internacionales, de un lenguaje mucho más agresivo, ha comenzado una nueva Guerra Fría, Guerra Fría 2.0.,  ó “COLD WAR”, como se escribe en inglés. 

La etapa histórica conocida como “Guerra Fría”  comenzó, según describen diferentes historiadores, después de un famoso discurso hecho por Winston Churchill en una Universidad norteamericana (Fulton, Missouri)  el 5 de Marzo de 1946, aunque otros adjudican ese comienzo a  la elaboración y envío del no menos famoso “telegrama largo” en febrero de 1946 por  un funcionario norteamericano llamado George Kennan[i],  desde la embajada de esa nación en Moscú, a sus jefes en Washington. Como se conoce, la base del concepto sobre la tal Guerra Fría estaba en lo que denominaban “Contención del Comunismo”, o sea, el enfrentamiento por parte de EE.UU. y sus aliados a la URSS; como se conoce, una de las consecuencias de dicho enfrentamiento fue el surgimiento en 1949 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, organización que aún existe; tal etapa histórica concluyó con la caída del Muro de Berlín,  la desaparición de la Unión Soviética y del Campo Socialista Europeo entre 1989 y 1991.

Devino entonces un período llamado “unipolar”, en el cual EE.UU.  fue catalogada (o se autocatalogó) como la “Única Superpotencia” (con gran beneplácito en Washington DC y en el Pentágono); pero, como la rueda de la Historia nunca se detiene,  el ascenso de la República Popular China (RPCH) y la recuperación de la Federación Rusa, así como de otras naciones, han ido cambiando el panorama estratégico mundial.

Debemos recordar que durante la etapa en la cual el poderío norteamericano parecía incontestable, no todo le fue tan bien a la superpotencia yanqui. Tras la victoria de la “Operación Tormenta del Desierto” en Irak en 1991, el caso de Somalia en 1993 mostró que no siempre las superpoderosas FF.AA. de EE.UU. eran infalibles; las “águilas chillantes” y los “halcones negros” podían ser abatidos, y los Rambos no eran invulnerables a las balas.

La Guerra en Yugoslavia demostró que existían limitaciones a sus capacidades destructivas, amén de que no siempre los aliados/subordinados estaban a la altura de sus amos, sobre todo en tecnología.

El gobierno de George W. Bush no fue especialmente exitoso para el imperio; los ataques a las Torres Gemelas le dieron ocasión para alcanzar las aparentemente fáciles victorias en Afganistán e Irak, que, para sorpresa de los halcones pentagonales, devinieron en  sangrientas, prolongadas y costosas guerras de desgaste, que aún perduran (lo más exitoso ha sido indudablemente el ascenso de Afganistán a principal proveedor de heroína  a nivel mundial). Algunos de sus aliados más cercanos, a pesar del sostenido apoyo estadounidense, tampoco la pasaron bien; solo recordar la Guerra de 2006 en la cual el ejército israelí sufrió una derrota a manos del movimiento libanés Hizbollá. Finalmente, la crisis económica de 2007 puso en situación muy complicada a la todopoderosa potencia imperial y a sus aliados.

En el interim, la RPCH mantuvo un sostenido crecimiento económico, que la ha llevado a convertirse en la segunda economía a nivel mundial, y con perspectivas de convertirse en la primera en los años futuros; Rusia, relevado Boris Yeltsyn por un desconocido hasta entonces Vladimir Putin, comenzó una lenta recuperación y dio una señal de aviso en el año 2008 en Georgia. Algo que no recibió la necesaria atención fue que en Julio de 2001 se firmó en Moscú el Tratado de Buena Vecindad y Cooperación Amistosa entre la República Popular China y la Federación Rusa (antes, en Abril de ese propio año 2001, los llamados Cinco de Shanghai crearon la Organización de Cooperación de Shanghai). Esas naciones también forman parte de los BRICS.

El gobierno siguiente de Mr. Obama tuvo la tarea de restañar los daños (curiosamente, aun cuando la crisis comenzó en EE.UU., entre los países más afectados por la misma estuvieron sus aliados de Europa Occidental, muchos todavía no la han superado), para lo cual acudió a la aplicación del llamado “poder inteligente” (Smart Power); con su refinado y atrayente discurso (y la activa participación de los servicios de Inteligencia: CIA, NED, etc), estimuló las llamadas “revoluciones de colores” en diferentes lugares, con resultados diversos; especialmente llevó el caos a muchos países del Medio Oriente: los casos de Libia y Siria son los más elocuentes. En el interim, las fuerzas de la OTAN se aproximaron aún más a las fronteras rusas, so pretexto de la crisis ucraniana; modernos sistemas de defensa antimisil fueron desplegados en Europa y en la Península de Corea; y mediante el llamado Rebalance, el 60 % de las fuerzas aeronavales de EE.UU. fueron desplegadas en el Pacífico.

Con el nuevo presidente y su equipo de halcones, se ha endurecido notablemente el lenguaje. De los textos de los más recientes documentos rectores de la política norteamericana, como la Estrategia de Seguridad Nacional emitida en Diciembre de 2017 (ESN 2017)[ii], emana un discurso claramente confrontacional, encaminado a alcanzar los objetivos de ese país “desde posiciones de fuerza”, catalogando a la República Popular China (RPCH) y a la Federación de Rusia  (FR) de rivales y “amenazas”, al igual que a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y la República Islámica de Irán (RII).

Otros documentos posteriores, como la Estrategia de Defensa Nacional (EDN)[iii] o la Revisión de la Postura Nuclear (RPN)[iv], son portadores de un discurso mucho más agresivo; declaran que: La competencia estratégica interestatal, no el terrorismo, es ahora la principal preocupación en la seguridad nacional de EE. UU.[v]; esgrimen argumentaciones sobre un poco creíble debilitamiento del poder militar de EE.UU. ante el ascenso de la RPCH. De estos documentos, y de las solicitudes de presupuesto ante el Congreso de los principales jefes militares norteamericanos, cualquiera que no esté bien informado creería que EE.UU. está desvalido y que sus FF.AA. no han recibido enormes fondos en los últimos años para mantener e incrementar sus capacidades militares.

De acuerdo a los datos que aportan importantes “tanques pensantes” de los propios EE.UU. y otras naciones capitalistas, nada sospechosas de estar compradas por el “Oro de Moscú” o de afiliación izquierdista, en el período comprendido entre 1991 y 2016 se gastó la enorme cifra de 34 billones 301 mil millones de dólares en gastos militares a nivel mundial,  de los cuales 14 billones, 394 mil 104 millones de dólares correspondieron a EE.UU. (mas del 40%)[vi].

Obviamente, las partes amenazadas han respondido; en el caso de la FR, su actuación en Siria ha sido decisiva para derrotar al ISIS y evitar que el gobierno de Al Assad fuera derrocado; recuperaron Crimea; y recientemente, en un discurso ante la Asamblea Federal o Duma,  el Presidente Putin anunció el desarrollo de nuevas armas estratégicas como respuesta al armamentismo occidental.

Por su parte, la RPCH, manteniendo un lenguaje sereno, ha  continuado fortaleciendo sus capacidades militares, gracias a que la economía del gigante asiático ha mantenido ritmos de crecimiento entre el 6,7 y el 10% anual. Sus programas de desarrollo económico, como el proyecto “Un Cinturón, Una Franja”, atraen la atención de muchos países de Asia, Medio Oriente y Europa, que valoran sus ventajas y por lo tanto no están interesados en un incremento de las tensiones militares.

El desarrollo del arma nuclear y de mísiles balísticos por parte de la RPDC, considerados necesarios para su seguridad por el gobierno de esa nación ante la presencia militar norteamericana en el área y la no consecución de un tratado de paz estable, ha sido un elemento que ha incrementado las tensiones en el este de Asia. Pese a las sanciones internacionales, el gobierno de la RPDC no ha cedido, y al parecer, los gobiernos de la región han logrado que se regrese a la mesa de conversaciones, aunque es muy pronto para pensar que la crisis se resolverá satisfactoriamente; es importante recordar el fracaso de las llamadas “Conversaciones a Seis Bandas” hace algunos años (en el cual tuvo un papel importante la actitud saboteadora de los norteamericanos).

En el caso de Irán, la retórica del Presidente Trump contra el acuerdo firmado con esa nación respecto a su programa nuclear no ha sido apoyada por sus aliados europeos, ni por Rusia o la RPCH (aunque sí por Israel y Arabia Saudita); las consecuencias de una retirada de EE.UU. del acuerdo pueden ser graves; el discurso del presidente norteamericano contra este acuerdo nos retrotrae, por la similitud de la situación, a la actitud de un anterior presidente norteamericano, Mr. George W. Bush, que ignorando irrespetuosamente la opinión pública internacional y las afirmaciones de importantes agencias de la ONU, decidió, de motu proprio, invadir Irak en el año 2003, a causa de la supuesta posesión por el gobierno de Saddam Hussein de unas armas de destrucción masiva que jamás aparecieron. Ahora Mr. Trump arremete contra el tratado desconociendo criterios ajenos, e incluso de algunos de sus asesores; por ejemplo, en el Reporte de Amenazas de Febrero de este año 2018[vii], el Director de Inteligencia Nacional reconoció que Irán cumplía con sus compromisos de acuerdo al Plan de Acción Integral Conjunto, incluso permitiendo un mayor acceso  de los expertos del OIEA a las instalaciones nucleares (página 7 del susodicho reporte). Por cierto, que dicho informe tampoco está muy en línea con los criterios de Mr. Trump sobre el Cambio Climático (mencionado en la página 4 del Reporte del Director de Inteligencia Nacional norteamericano).

En uno de los aspectos en el que el discurso confrontacionista de Mr. Trump y compañía, y su alarmismo respecto al desarrollo militar de la RPCH, la FR, etc, parece haber tenido éxito, es en lo referente al incremento del presupuesto militar de EE.UU., que ha sido aumentado notablemente; de acuerdo a datos del Departamento de Defensa de EE.UU.[viii], los gastos militares de esa nación durante el Año Fiscal 2017 (FY 2017) (que comprendía desde el 1 de Octubre de 2016 hasta el 30 de Septiembre de 2017, y por tanto, corresponde a la administración Obama) ascendieron a 606 mil millones de dólares (tres o cuatro veces superior al presupuesto del país que lo sigue en ese rubro a nivel mundial, la RPCH); para el FY 2018 las cifras ascendieron notablemente, hasta cerca de 700 mil millones de dólares, y para el FY 2019 (que es el que comenzará en Octubre de 2018), se considera que pueda rondar los 716 mil millones de dólares[ix].

Obviamente, tal incremento en los gastos militares de EE.UU. provocará que los demás países mantengan o incrementen esos gastos, lo que motivará que los mismos a nivel mundial continúen creciendo, para gran satisfacción del Complejo Militar Industrial estadounidense; incluso, hay informaciones de que Mr. Trump pretende aumentar aún más las ventas de armas norteamericanas en el exterior (a pesar de que desde hace muchos años, EE.UU. sigue siendo el mayor exportador de armas del planeta; por solo citar un hecho, recordar las anunciadas multimillonarias ventas de armas a Arabia Saudita).

Otro elemento bastante alarmante es lo planteado en la Revisión de la Postura Nuclear, en la cual se anuncia la modernización de ese tipo de armamento y de los medios portadores, dentro de la llamada “Tríada Estratégica”; miles de millones de dólares serán invertidos en construir nuevas ojivas y bombas nucleares, submarinos de propulsión nuclear portadores de mísiles balísticos, aviones bombarderos estratégicos “invisibles”, misiles balísticos intercontinentales, misiles crucero con capacidad nuclear, sistemas modernizados para la dirección de esos ingenios de muerte, etc. Más peligroso aún es la declarada intención de emplear esas armas si consideran que estén siendo atacadas “capacidades o intereses vitales” de EE.UU., aun cuando no sea con armas nucleares.

El último episodio de esta “COLD WAR 2.0” está desarrollándose actualmente respecto al supuesto ataque con sustancias químicas en Gran Bretaña contra un ex agente de inteligencia ruso y su hija (en una trama que parece extraída de las películas de James Bond, el célebre Agente 007 “con licencia para matar”), de lo cual el gobierno de esa nación culpa al gobierno de Moscú; primeramente, todo parecía un intento de influir en las elecciones de la FR, las cuales devinieron en una victoria incontestable para Vladimir Putin; en esta segunda fase, los gobiernos de EE.UU., Gran Bretaña y muchos de sus aliados europeos y de la OTAN han procedido a expulsar diplomáticos rusos de su territorio; el gobierno ruso, por su parte, ha aplicado medidas similares. Incluso el gobierno norteamericano ha anunciado la expulsión de representantes rusos ante la ONU en New York, lo cual es violatorio de sus compromisos como país sede de ese organismo.  

Si a esto le sumamos la agresiva política económica de la Casa Blanca, caracterizada por declaraciones de Mr. Trump sobre supuestos abusos de empresas chinas contra la propiedad intelectual estadounidense, imposición de  nuevos derechos aduaneros a productos chinos, acusaciones sobre manipulación de divisas por parte de la RPCH, culpando a esa nación de malas prácticas por su superávit comercial con EEUU, entre otros aspectos, que incluye el abandono de proyectos como el TPP.  La RPCH no se ha quedado con los brazos cruzados, respondiendo con medidas arancelarias contra productos norteamericanos.

A esto se suma el abierto intervencionismo norteamericano en diferentes regiones, como en el Medio Oriente (donde incluso tiene tropas desplegadas en Siria, contra la voluntad de su gobierno), América Latina, etc, la situación es muy preocupante.

Consideramos que este remake de la Guerra Fría ha incrementado el riesgo de enfrentamientos entre las principales potencias a nivel global, lo cual para nada favorecerá a los pueblos de esos países y mucho menos al resto de mundo; enormes recursos se destinarán al desarrollo y construcción de nuevas y cada vez más sofisticadas armas, para garantizar los “sagrados privilegios” del 0,01 % de la humanidad, que vive en la opulencia, en tanto más de la mitad de los seres humanos del planeta apenas sobreviven, amenazados por el hambre, la escasez de agua, la contaminación ambiental, las epidemias y el Cambio Climático. Muchos en el mundo ven la situación actual con sentido crítico; por ejemplo, la junta directiva del Bulletin of the Atomic Scientists (Boletín de Científicos Atómicos) de la Universidad de Chicago, adelantó hace dos meses en treinta segundos el llamado Reloj del Apocalipsis (DoomsdayWatch)[x], o sea, vaticinan que estamos aún más cerca de una confrontación que extinguiría la humanidad del planeta.

Se hacen así aún más vigentes las palabras escritas por nuestro invicto Comandante en Jefe en una de sus últimas Reflexiones[xi]: Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos, cualesquiera que sean sus religiones o país de nacimiento, el color de su piel, su edad adulta o su juventud.


Notas:

[i]Devenido después importante historiador e investigador, considerado padre de la “Teoría de la Contención”.
[ii] The White House.The National Security Strategy of the United States of America.   Washington, December 2017 (https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf)
[iii] Department of Defense Summary of the 2018 National Defense Strategy of the United States of America  Sharpening the American Military´s Competive Edge , Washington, January 2018
(https://www.defense.gov/Portals/1/Documents/pubs/2018-National-Defense-Strategy-Summary.pdf)
[iv] US Department of Defense. NUCLEAR POSTURE REVIEW 2018. Washington DC, February2, 2018
 (https://media.defense.gov/2018/Feb/02/2001872886/-1/-1/1/2018-NUCLEAR-POSTURE-REVIEW-FINAL-REPORT.PDF)
[v]Department of Defense Summary of the 2018 National Defense Strategy of the United States of America  Sharpening the American Military´s Competive Edge , Washington, January 2018, página 1.
[vi]Calculado por el autor de acuerdo a la Base de Datos del Instituto de Estudios sobre la Paz de Estocolmo  (https://www.sipri.org/databases/milex )
[vii] Coats, Daniel R. Worldwide Threats Assesment of the US Intelligence Community, Statement for the Record,  13 February 2018 (https://www.dni.gov/files/documents/Newsroom/Testimonies/2018-ATA---Unclassified-SSCI.pdf  )
[viii]Office of the Under Secretary of Defense (Comptroller) / CFOFISCAL YEAR 2019  BUDGET REQUEST, WASHINGTON DC, FEBRUARY 2018 (http://comptroller.defense.gov/Portals/45/Documents/defbudget/fy2019/FY2019_Budget_Request.pdf)
[ix] Korb, Lawrence J. Trump´s Defense Budget,  Center for American Progress, February 28, 2018 (file:///E:/2018/USA/DEFENSE%20BUDGET%20FY%2019/Trump's%20Defense%20Budget%20-%20Center%20for%20American%20Progress.htm)
[x] Bulletin of the Atomic Scientists  It is 2 minutes to Midnigth. 2018 Doomsday Clock Statement. Chicago, IL, January 25, 2018(https://thebulletin.org/sites/default/files/2018%20Doomsday%20Clock%20Statement.pdf)
[xi] Castro Ruz Fidel Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos (http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2016//02/21/luchar-por-la-Paz-es-ei-deber-mas-sagrado-de-todos-los-humanos/)

martes, 27 de marzo de 2018

Ciencias de la Comunicación, Diplomacia y Relaciones Internacionales[1]

Por Leyde E. Rodríguez Hernández


El doctor Leyde, al centro, durante la conferencia (Fotos 2018—Relaciones Internacionales. (Foto: Luis Baracaldo)
  
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, uno de los factores decisivos en el surgimiento de la moderna disciplina de las Relaciones Internacionales fue el surgimiento de una efectiva opinión pública internacional como resultado de los avances tecnológicos y las experiencias catastróficas de dos guerras mundiales.

En las postrimerías del siglo XX y en el transcurso del siglo XXI, el desarrollo acelerado de los medios de comunicación y el surgimiento de actores no estatales en las relaciones internacionales han proporcionado nuevos temas estratégicos a la agenda internacional.

Ante estas transformaciones, los Estudios de las Relaciones Internacionales requieren de conocimientos y habilidades que desbordan los límites de las disciplinas académicas tradicionales haciendo necesario abordar las relaciones internacionales de forma multidisciplinar, integrando la teoría y la práctica, nuevas competencias profesionales, experiencias de cooperación social y un pensamiento crítico-prospectivo que contribuya a la construcción de nuevos escenarios de política internacional.

En un sistema internacional global, planetario, los procesos de comunicación, especialmente a través de Internet y las redes sociales, constituyen un nexo de vinculación que trasciende ampliamente las fronteras de los estados y las barreras construidas durante generaciones por las diversas visiones políticas de carácter  etno y estatocéntricas. 

Con una visión crítica y anti hegemónica de las redes sociales, podría decirse que el proyecto de Facebook se ha vuelto tan vasto y poderoso por la prioridad que representa para la estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos. Los estrategas de esta potencia reconocen que es una forma de poder muy profundo pero suave entre los distintos instrumentos de la política exterior de los Estados Unidos. Hoy las “operaciones de información”, junto con las operaciones de tierra, mar, aire y espaciales integran la doctrina geopolítica de las Fuerzas Armadas estadounidense sobre un campo de batalla concebido en esas cinco dimensiones de poder.

La Comunicación se integra plenamente en el campo de las Relaciones Internacionales y éstas, con sus atributos políticos, económicos y militares, ya no pueden comprenderse y explicarse sin referencia a los nuevos flujos de información generados y difundidos directamente por los múltiples canales que pone en contacto a los individuos y las sociedades, en un contexto de mediatización de la vida política internacional, complejos fenómenos transnacionales y de interdependencia, que han sido exacerbados por el proceso de expansión capitalista en una era de globalización neoliberal que produce desigualdades y asimetrías económicas en un orden internacional cada vez más convulso desequilibrado e injusto.[2]

Teniendo en cuenta la complejidad del medio internacional actual, un funcionario de las relaciones internacionales debe tener la capacidad de expresar sus puntos de vista de manera clara y precisa, y hacerse entender por cualquier tipo de interlocutor, ya que de esta capacidad depende el logro de sus objetivos o, en el caso de un diplomático, el exitoso desarrollo de su actividad en el servicio exterior del Estado que representa.

Un especialista en relaciones internacionales debe dominar los instrumentos científicos de la Comunicación para el desempeño de actividades estratégicas, sobre temas de política exterior, seguridad internacional, las relaciones económicas y comerciales, en el ámbito de los partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones regionales, internacionales y no gubernamentales.

El especialista dedicado a las relaciones internacionales depende, en gran medida, de la comunicación. En la comunicación el emisor es el que incluye la información y el receptor recibe el mensaje y origina una respuesta, pero un enfoque sistémico de las relaciones internacionales considera muy importante la existencia de un canal y los procesos de retroalimentación en la comunicación.
Sin embargo, uno de los problemas globales de nuestra contemporaneidad se relaciona con la calidad de la información que circula, lo cual provoca problemas de comunicación  y comprensión entre los actores estatales y entre estos y los no estatales. La prensa burguesa transnacionalizada y corrupta no informa, solo manipula, fue y ha sido, por ejemplo, un enemigo principal de los gobiernos progresistas en distintas regiones del sistema mundo capitalista, como sucede actualmente en América Latina, donde las derechas han retomado el poder político mediante golpes mediáticos y judiciales, como en el caso de Brasil, que se ha visto acompañado de una estrategia de hostigamiento mediático y liquidación de los líderes populares.
Otro ejemplo muy ilustrativo es la Revolución Bolivariana de Venezuela que ha sufrido una cruel campaña mediática y una secuencia  de intentos de golpes mediáticos, pero no ha podido ser derrotada por una derecha entreguista y subordinada a los intereses de dominación imperialista. Y no es extraño observar así como toda Revolución se ve acompañada de una contrarrevolución, pero en esa lucha los revolucionarios venezolanos tienen el apoyo del pueblo cubano y de las fuerzas progresistas que defienden una verdadera integración latinoamericana y caribeña, en una región que se había proclamado Zona de Paz, en La Habana, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).      
El “dominio informacional” por las transnacionales al servicio de la derecha internacional y de las potencias occidentales, consistente en un conjunto de técnicas que incluyen rumores, desinformación y noticias falsas, ha contribuido a los reveses electorales de la izquierda en Latinoamérica y al regreso de opciones conservadoras, tomando como experiencia para futuros procesos progresistas que “gran parte del problema y de la solución viene por tener una prensa mucho mejor, y la manera para ello es democratizar la propiedad de los medios que corrompen y frenan modelos alternativos de comunicación.[3]
Una visión paradigmática de la Comunicación y las Relaciones Internacionales desde el Sur, como concepto político más que geográfico, sugiere la búsqueda de alternativas al poder hegemónico que utiliza los medios de Comunicación al servicio de la manipulación de las conciencias.[4] Las fuerzas progresistas y de izquierda, los movimientos sociales e incluso la política exterior de Cuba, tendrán que seguir librando una fortísima batalla de ideas en el ámbito comunicacional contra las distintas formas de dominación mediante la ideología y la cultura. Y en el ese enfrentamiento ideológico local, regional y global, los “condenados de la tierra” tendrán que proponerse la indispensable descolonización de las mentalidades, mediante la necesidad de estimular un pensamiento propio, un interlocutor lucido, critico y participativo.       
Por todo lo anterior, se puede aseverar que la Comunicación en las relaciones internacionales tiene un lugar central e impacta directamente las dinámicas de cooperación y conflicto que se producen en el escenario internacional, pues este se encuentra signado por relaciones de poder que producen tendencias desestabilizadoras, tensiones e incluso la guerra, las que pueden ser mediáticas, comerciales o mediante el uso de la fuerza militar, involucrando incluso a los actores de carácter no estatal.

Lo cierto es que en el siglo XXI existe un vínculo cada vez mayor entre la Ciencia de la Comunicación y la disciplina científica de las Relaciones Internacionales, cuyas interrelaciones deben estudiarse desde una perspectiva multidisciplinaria, atendiendo el grado de complejidad de los procesos y fenómenos que se producen en el escenario internacional. 

En ese sentido, quiero recordar que Raúl Roa García, nuestro Canciller de la Dignidad, un gran comunicador social y periodista, solía definir a la diplomacia como “el arte de la táctica, el tacto y el contacto”, lo que evidenció, en su profunda y criolla definición, el carácter netamente relacional y comunicacional de la actividad diplomática, lo que puede ser aplicado en cualquier época histórica o coyuntura de las relaciones internacionales.  

¿Encontrarían ustedes una expresión superior a la de Roa, para manifestar el vínculo existente entre Comunicación, Diplomacia y Relaciones Internacionales?

Notas:

[1] Resumen de la conferencia impartida a los alumnos de la Maestría en Ciencias de la Comunicación de la Universidad José Martí, en la provincia de  Sancti Spíritus, el 22 de marzo de 2018. 
[2] Véase de Leyde E. Rodríguez Hernández, el libro: “Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales. Selección de temas y lecturas diversas.” Editorial Universitaria Félix Varela, La Habana, 2017.   
[3]  Al respecto resultan interesantes los criterios de Rafael Correa, sobre Latinoamérica: “Vivimos tiempos muy oscuros”, Buenos Aires, 23 de marzo (EFE) 2018.
[4] La ensayista cubana Grazziela Pogolotti aborda esta problemática en su artículo: “Un pionero de la comunicación audiovisual”, en el periódico Juventud Rebelde, La Habana, añ0 53, Nro. 132, 25 de marzo de 2018, p.03.

Imparten en Sancti Spíritus conferencia sobre vínculos de la política interna y exterior de Cuba

La conferencia fue dedicada especialmente a los alumnos de la Maestría en Ciencias de la Comunicación, de la provincia. El texto presentado lo fue por primera vez en el interior del país


Por Pastor Guzmán


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El doctor Leyde, al centro, durante la conferencia (Fotos 2018—Relaciones Internacionales. (Foto: Luis Baracaldo)
El vínculo estrecho y recíproco entre la política interior de Cuba y su política internacional, fue destacado aquí por el doctor en Ciencias Históricas Leyde E. Rodríguez Hernández, —actualmente vicerrector de Investigación y Postgrado del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), Raúl Roa García—, oriundo de Sancti Spíritus, quien subrayó que “la política exterior de Cuba la hace el pueblo”.

En su conferencia pronunciada en la Universidad José Martí, en la capital espirituana, Rodríguez Hernández definió asimismo que toda la historia de la humanidad es la historia de las relaciones de poder, porque precisamente los Estados son expresión de poder y Cuba ha sido víctima del hegemonismo —de cierta potencia— en las relaciones internacionales a través de su historia.

El ponente indicó que la comunicación se incluye dentro del factor intelectual en la medida en que no sea un instrumento de la explotación, la opresión y la imposición de las potencias imperiales. Lo importante, aseveró Leyde, es la forma como nos apropiamos y utilizamos los medios de comunicación en esta lucha intensísima por el dominio de las ideas en el campo de las relaciones internacionales.

La comunicación planteó, se inserta plenamente en el ámbito de esas relaciones y estas, en sus dimensiones políticas, económicas, militares… ya no pueden entenderse de forma estereotipada, maniquea, sino teniendo en cuenta  los múltiples canales de su interacción, con factores ideológicos, culturales, de subjetividad, éticos, etc.

El autor de varios libros y de numerosos artículos y ensayos sobre el tema publicados en revistas y periódicos dentro y fuera de Cuba, compartió sus ideas con los maestrantes, profesores y directivos presentes, abierto a escuchar opiniones y preguntas en una atmósfera de familiaridad aportada por la presencia en el local de sus padres y de personas que fueron sus profesores aquí hace ya algunas décadas.


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El público asistente se interesó por esta otra de indudables valores en el contexto actual de la lucha geopolítica entre potencias. (Foto: Luis Baracaldo)
LIBRO QUE DEBUTA

El libro de Leyde Un siglo de teoría de las Relaciones Internacionales, devenido una especie de texto básico sobre esta materia en el ISRI —especializado en formar profesionales para el cuerpo diplomático—  y en la Universidad de La Habana, vio la luz por primera vez en el interior del país con su presentación en Sancti Spíritus, patria chica de su autor, donde fue acogido con entusiasmo por los presentes.

A propósito de lo anterior, el licenciado Juan Eduardo Bernal Echemendía, amigo personal de Leyde Rodríguez, quien asumió las palabras rituales sobre el texto, apuntó su opinión de que no se pueden abordar con acierto las relaciones internacionales si no se tiene en cuenta también el terruño por quien las aborda.

Sobre el texto en cuestión aseveró que no es un libro que se limita a ir describiendo el sustento material de las relaciones internacionales, sino que va haciendo propuestas y planteando retos a través de sus páginas, lo que hace que el lector con conocimiento de causa, se motive aún más. Por lo tanto, añadió, una primera lectura no hizo más que despertarle inquietudes que lo motivan a volver sobre la obra para aprehender conocimientos.

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Portada del libro presentado por primera vez en el interior del país. (Foto: Luis Baracaldo)
 
http://www.escambray.cu/2018/imparten-en-sancti-spiritus-conferencia-sobre-vinculos-de-la-politica-interna-y-exterior-de-cuba/
 

lunes, 26 de marzo de 2018

Los bienes globales comunes y los intentos de EE.UU de asegurar su control



MSc Enrique R. Martínez Díaz
Investigador CIPI

Existen en este pequeño, superpoblado y amenazado planeta llamado por los integrantes de una cierta especie que lo puebla (que se considera a si misma sabia y racional, de ahí que se autodenomina SABIA: Homo Sapiens) La Tierra, un determinado número de organizaciones político-económicas, que agrupan a los seres humanos, denominados “estados”, las cuales están asentadas en distintas áreas geográficas que abarcan prácticamente toda la superficie terrestre del planeta, y una parte relativamente considerable de esa superficie que está cubierta por las aguas.

Existen, no obstante, áreas o dimensiones que no se encuentran bajo la jurisdicción o soberanía de estado alguno, y son, por lo tanto, patrimonio de toda la humanidad (asumiendo que nosotros, los seres humanos, nos hemos apropiado de todo el  planeta, donde existen seres vivos que moran en el mismo desde hace millones de años, y a los que pocos derechos reconocemos); estas a las que nos referimos, de acuerdo a lo que define la División de Convenciones y  Reforzamiento de la Ley del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, la ley internacional generalmente identifica como “Bienes Comunes Globales”, y que son cuatro:  La Alta Mar, la Antártida, el Espacio Exterior y el Ciberespacio.

LA ALTA MAR: la mayor parte de los océanos no están bajo la jurisdicción de ningún estado (al menos formalmente), aun cuando cierto país, que posee la mayor Marina de Guerra del mundo, adopte el papel de gendarme, “sheriff” o guardacostas planetario (pese a que el todopoderoso Congreso de esa misma nación se ha negado a ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, CONVEMAR o UNCLOS, según sus siglas en español o inglés respectivamente).

Esa CONVEMAR a la que hemos hecho referencia establece que el área marítima que no está bajo la soberanía de país alguno se denomina ALTA MAR,  o LA ZONA (en lo que se refiere a los fondos marinos), y en la misma existe plena libertad para los buques y aeronaves de todos los países del mundo de cruzarla libremente; en el caso de las riquezas que se encuentran en el fondo marino o en el subsuelo del mismo en dicha ZONA, la CONVEMAR establece  que su explotación por cualquier empresa, país o grupo de países debe ser aprobada por las Naciones Unidas, a través de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (International SeabedAuthority, ISA), y debe perseguir un beneficio común para la humanidad; no son propiedad de ningún estado, tal como establece el artículo 136 de la CONVEMAR.

En el caso de la ANTÁRTIDA, es el único continente no poblado (por seres humanos, ya que los pingüinos, leones marinos y otros seres lo pueblan hace millones de años; se dice que incluso los pingüinos emigraron desde África hace dos millones de años hacia la Antártida, por alguna razón desconocida por nosotros). Hasta el momento, solamente existen en ese helado continente una cantidad considerable de estaciones científicas de varios países, principalmente los más desarrollados, y siete naciones reclaman soberanía sobre grandes extensiones del mismo (fundamentalmente los países ubicados más al Sur del planeta, como Argentina, Chile, Australia, Nueva Zelanda, sin descontar que el Reino Unido, por su posesión de los archipiélagos de las Malvinas o Falkland, Georgia del Sur y Orcadas -en disputa con Argentina-, también reclama parte de la Antártida; igualmente Francia y Noruega también forman parte del grupo de reclamantes); varios tratados internacional han sido subscritos respecto a la Antártida y la preservación de muchas de las especies que lo pueblan; el más importante es el Tratado Antártico, firmado el 1 de Diciembre de 1959 y que entró en vigor en 1961; existe una denominada Secretaría del Tratado Antártico, que convoca las llamadas Reuniones Consultivas del Tratado Antártico,  que cuentan con 29 países considerados “parte consultiva”,  y 24 naciones considerados “partes no consultivas” (entre los que se incluye Cuba)·y además participan como observadores otras instituciones, como son el Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR), la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) y el Consejo de Administradores de los Programas Antárticos Nacionales (COMNAP);  además de  otras asociaciones, consideradas como expertos, en calidad de invitados tales como la Coalición Antártica y del Océano Austral (ASOC) y la Asociación Internacional de Operadores Turísticos en la Antártida (IAATO).

El ESPACIO EXTERIOR es considerado otro Bien Global Común, de acuerdo a las Naciones Unidas; claramente, hay  que tener en cuenta que, hasta el momento, no hay constancia o evidencia de la existencia de otras civilizaciones en el resto del universo, las cuales pudieran disputar a los seres humanos la posesión de cualquier parte de tal espacio. A nivel terrícola,  existe el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre o Tratado sobre el Espacio Exterior, cuyo nombre completo es Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, y que es un tratado que forma la base del Derecho internacional acerca del espacio (obviamente, a partir de las concepciones de los habitantes humanos de este planeta, o de algunos de ellos, para ser más precisos). El tratado quedó abierto a su firma en Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética el 27 de enero de 1967 y entró en vigor el 10 de octubre de 1967. De acuerdo a los datos disponibles, hasta el año 2015, 103 países han devenido partes del tratado, mientras que 24 han firmado el acuerdo pero no lo habían ratificado para esa fecha.

Pese a esto, se conoce o se supone que varias naciones, las más poderosas por supuesto, han planificado o realizado actividades de carácter militar en el Espacio Exterior, fundamentalmente el despliegue de satélites con capacidades de realizar acciones de inteligencia; además,  algunos de estos países incluso han ensayado o realizado derribo de satélites propios, para lo cual es necesario disponer de armas que puedan actuar en dicho espacio. A esto se debe sumar que cada vez con más frecuencia representantes de gobiernos de las principales potencias, o incluso en documentos oficiales de dichas naciones, se habla del desarrollo y eventual despliegue de sistemas de armas en el espacio exterior; por ejemplo, se puede recordar que en el programa conocido popularmente como “Guerra de las Galaxias” de la Administración del difunto presidente estadounidense Ronald Reagan, se hablaba del despliegue de armas láser y otras en el Espacio Exterior; más recientemente, en la Estrategia de Seguridad Nacional de los EE.UU. hecha pública en Diciembre de 2017, el “team” del actual inquilino de la Casa Blanca parece que tomará un camino similar (obviamente, acusando a los demás estados de desplegar armas en el espacio). La semana  anterior (13 de Marzo 2018), en la Base Aérea de Miramar, California, Mr. Trump alardeó sobre la creación de una “Fuerza Espacial”.

El otro elemento que se considera dentro de los Bienes Globales Comunes es el llamado Ciberespacio; es este el de más reciente desarrollo, pero en el mismo ya se han desarrollado acciones de diferente cariz por estados o agentes individuales o privados, contra instalaciones gubernamentales o de empresas particulares; esto se conoce con el nombre de “Hacking”. Igualmente, es el gobierno norteamericano la voz cantante acusando a otros países de actuar ilegalmente en el Ciberespacio, aun cuando se sabe que desde hace más de diez años existen en sus Fuerzas Armadas estructuras para actuar en ese dominio, el llamado Cyber Command.

Es conocido que los diferentes gobiernos de Estados Unidos han esbozado en diferentes documentos, fundamentalmente en las llamadas “Estrategias de Seguridad Nacional”, determinadas concepciones respecto aciertas áreas o dominios, incluidos los Bienes Globales Comunes a los que nos hemos relacionado anteriormente; además, incluyen como tales las rutas aéreas y marítimas internacionales. En un ejercicio muy propio de ellos,  utilizan definiciones como “dominios comunes” (tal como lo expresan en la página 40 de la ESN 2017), “espacios compartidos”, etc. Lo interesante es que el gobierno norteamericano, en virtud de lo que consideran su potestad o atribución dentro del “Liderazgo” que plantean ejercen a nivel mundial, se atribuyen la responsabilidad de velar por estos espacios o dominios, y amenazan con actuar, junto a  aliados y socios o  independientemente, contra aquellos que, según sus criterios, afecten sus intereses en tales dominios.

Siendo conocido que el gobierno norteamericano representa, ante todo, los intereses de las grandes empresas transnacionales (incluso, y casi siempre, por encima de los del propio pueblo de esa nación),  resulta extremadamente sospechosa tal actitud; poco se beneficiará el 99% de la población del planeta de ese interés norteamericano, que, como es conocido, desconoce las potestades de las instituciones internacionales cuando lo cree necesario (recordar cuando el presidente George W. Bush ordenó invadir Irak en 2003, desoyendo los informes de instituciones de la ONU que  afirmaban la no existencia de armas de destrucción masiva en el país medio-oriental; después,  ni siquiera se disculpó el “imperator” residente en Washington). Si a esto sumamos que actualmente ocupa ese puesto en la Casa Blanca alguien con una “enorme experiencia” internacional como Mr. Donald J. Trump, la situación es mucho peor.

Es indudable que, ante el ascenso de la República Popular China como potencia económica y militar a nivel mundial, la recuperación de la Federación Rusa, y el surgimiento de otros actores globales de importancia, los  representantes de la hasta hace poco “única superpotencia” ven comprometido su dominio a nivel planetario, y por lo tanto, tratan de afianzar o retener el control sobre importantes fuentes de recursos mundiales.

Para que toda la humanidad, y no un grupo de privilegiados, se beneficie del empleo racional de los recursos del planeta que habitamos, y se eliminen todos los males que aquejan a sus habitantes, en un mundo cada vez más interconectado, y aquejado de diferentes calamidades, incluyendo el Cambio Climático, sería bueno se cumplieran estas palabras de nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro :Para que la globalización haga realidad su enorme potencial de beneficio para la humanidad, necesita ser acompañada por un nuevo orden mundial, justo y sostenible, que incluya la participación de los países del Tercer Mundo en la toma de decisiones globales”.

BIBLIOGRAFIA

Castro Ruz, Fidel. Mensaje a los participantes en la Reunión Ministerial del Grupo de los 77. LA HABANA, 19 de Septiembre de 1999 (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1999/esp/f190999e.html )
Convención de las Naciones Unidas sobre Derechos del Mar.MontegoBay, 10 de Diciembre de 1982 (www.un.org/depts/los/convention_agreements/texts/unclos/convemar_es.pdf)

Global Commons. Division of Law Enforcement and Conventions, United Nations Environment Programme (http://www.unep.org/delc/Default.aspx)

Secretaria del TratadoAntártico(https://www.ats.aq/index_s.htm)
The White House.The National Security Strategy of the United States of America.   Washington, December 2017 (https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf)