Por Umberto
Mazzei - Roxanne Zigon
(especial para ARGENPRESS.info)
“El lenguaje político sirve para hacer parecer verdad las mentiras y al
asesinato cosa respetable”.
George Orwell
La inauguración y la despedida de los recientes juegos olímpicos de invierno en
Sochi, mostraron la belleza, la antigüedad y la vastedad de la cultura rusa. La
historia europea no es concebible sin ese aporte. La potencia del pueblo
vikingo de los Russ – que se extendió desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro y
desde el Vistula hasta el Volga- protegió a Europa de una invasión árabe
musulmana durante toda la alta Edad Media. Desde el siglo IX los rusos tenían
una estructura política descentralizada que giraba en torno al Principado de
Kiev.
En el siglo XIII, los rusos, con su resistencia antes de sucumbir, salvaron a
Europa de ser arrollada por la Horda Dorada. Cuando los cumanos, sus vecinos
del este, fueron atacados por los mongoles, los rusos acudieron en su ayuda
pero fueron derrotados en la Batalla del río Kalka; sin embargo, se frenó el
avance mongol por trece años. En 1237 los mongoles regresaron, quemaron
ciudades rusas y tomaron a Kiev en 1240; muchos rusos fueron vasallos mongoles
por tres siglos, pero el ímpetu mongol llego debilitado a Polonia y Hungría.
El vasallaje mongol fracturó la unidad rusa entorno al Principado de Kiev. Para
consolidar los vínculos comunes, pero admitiendo evidentes divisiones, en 1253,
el Papa proclamo a Danilo I como Rey de todas las Rusias (Rex Russiae), un
titulo plural que usaron también los czares rusos. Al Principado Ruso de Kiev
lo sucedieron los de Galitzia y de Volodýmyr-Volynsky, que luego se fusionaron
en el principado de Halych-Volhynia.
El nombre Ucrania viene de krajina, país fronterizo y en efecto es lugar de
fronteras. Se usa desde mediados del siglo XIV, cuando la presente Bielorrusia
y la zona de Kiev fué invadida por Lituania y el grueso de la moderna Ucrania
fue invadida por Polonia, sin llegar hasta Crimea, que era turca. Poco después
Polonia y Lituania formaron la mancomunidad Polaco-Lituana y la zona ucraniana
paso a llamarse Rutenia, forma latinizada de Rusenia.
A mediados del siglo XVI, la nobleza cosaca y los campesinos, apoyados por la
iglesia ortodoxa y el gobierno moscovita, se rebelaron contra el régimen
polaco, que había entregado muchas tierras a la iglesia católica que eran arrendadas
a khazares judíos. En el oriente de Ucrania formó el Atamato cosaco, que se
integró a Rusia con el tratado de Pereyáslav, en 1654. Esa fractura política la
explotó Carlos XII de Suecia, cuando invadió Ucrania como aliado del Ataman
Mazepa, pero fue derrotado en Poltava (1709) por Pedro El Grande.
Entre 1772 y 1795 Austria, Prusia y Rusia se repartieron la mancomunidad
polaco-lituana y casi toda Ucrania paso a ser rusa, con Galitzia y Bukovina al
oeste, para Austria. Al caer el Zar fue independiente y luego se unió a la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La Galitzia fue dada a Polonia y la
Bukovina dividida. Después de la Segunda Guerra Mundial, Stalin anexo a Ucrania
la Galitzia y la mayor parte de Bokovina. En 1954, el ucraniano Nikita Khruschev,
le quitó Crimea a Rusia para anexarla a Ucrania, como República Autónoma. En
1991, Ucrania se hizo miembro de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
Su constitución fue proclamada en 1996 y revisada en 2004.
La relación de Ucrania y Rusia
El pasado de Ucrania y Rusia es complejo y a la vez uniforme. Por 500 años la
historia ucraniana, bielorrusa y rusa fue la misma, con Kiev como eje. Durante
300 años Ucrania estuvo sometida a Polonia y Lituania. Durante 340 casi toda
fue del Imperio ruso y desde la II Guerra Mundial toda Ucrania fue de la URSS.
La lengua ucraniana es tan próxima al ruso como para que puedan entenderse
entre ellos y el ruso predomina en Kiev, en el oeste y en el sur. La religión
principal es el Cristianismo Ortodoxo (60%), le sigue una minoría católica
(10%) en el occidente y un grupo musulmán (3%) en Crimea. La lista de
científicos, músicos, literatos, políticos y militares de la historia rusa, no
puede escribirse sin ucranianos (Eugen Slutzky, Igor Prokofiev, Nicolai Gogol,
Gregory Zinoviev, Kliment Voroshilov); ni la historia ucraniana sin nombres
rusos.
Ucrania tiene 46 millones de habitantes (censo 2011) sobre 603 mil km2 con
siete fronteras: Bielorrusia al norte; Polonia, Eslovaquia al oeste; Hungría,
Rumania y Moldavia al sur, con una costa sobre el Mar Negro; eso le da gran
importancia estratégica para Rusia. También para la OTAN, si piensa atacar a
Rusia.
El Golpe de Estado Euro-Americano
En 2004 Victor Yanukovych, quien fuera Governador de Donetsk (1997 – 2002) y
Primer Ministro (2002 – 2004) de Leonid Kushma, ganó las elecciones en Ucrania,
pero el desorden de la llamada “Revolución Naranja” amplificado por una campaña
de la prensa internacional – la técnica de revoluciones de color – presionó a
la Corte Suprema para anular la elección y repetirla para imponer el candidato
de Bruselas y Washington: Victor Yushchenko.
En 2010 Yanukovych ganó con el 49% de los votos contra el 45% de Julia
Timoshenko, la primer ministro de Yushchenko. En las elecciones parlamentarias
de 2012 el partido de Yanukovych gano 187 asientos contra 102 del de
Timoshenko, un claro aumento de apoyo electoral. La Sra.Timoshenko años antes
había sido condenada por corrupción en Rusia y lo fue de nuevo en Ucrania en un
caso sobre comercio de gas y fue enviada a prisión. La prensa occidental
comenzó entonces una campaña de difamación contra los tribunales ucranianos y
de exaltación de Santa Julia mártir, la de la trenza aureolada.
Las nuevas elecciones presidenciales de Ucrania estaban previstas para
diciembre 2014. Desde el 2013 comenzó una campaña de la prensa internacional
contra Yanukovych preparando a la opinión pública internacional para un golpe
de Estado. Estados Unidos “invirtió” 5 millardos de dólares en organizar y
entrenar grupos para cambiar el gobierno ucraniano, según las palabras de la
Secretario de Estado Adjunto para Europa del Este, Victoria Nuland, ante una
reunión del Club Nacional de la prensa, auspiciada por Chevron.
Desde enero, grupos entrenados por Washington y Bruselas, invadieron
violentamente Kiev, ocuparon edificios públicos y exigieron la dimisión de las
autoridades legítimas, cuando faltaba menos de un año para nuevas elecciones.
Según testigos, su modo operativo mostraba formación y la coordinación militar,
en lo que, según Haaretz, participó personal israelí. Otros vieron como
personal norteamericano, alemán y polaco dirigían las protestas, donde junto a
grupos ucranianos actuaban mercenarios moldavos, turcos, afganos y árabes.
La gran prensa elogió las violencias. Altos funcionarios europeos y americanos
fueron a Kiev para mostrar apoyo al alzamiento; tal como Victoria Nuland dando
galletas a los revoltosos. Obama pidió la renuncia del “dictador” Yanukovych.
La prensa siempre reportó desde el lado de los manifestantes; nunca del lado de
la policía que sufrió muchos muertos y heridos. Los políticos de oposición
ucranianos buscaron el poder sin apelar nunca a las masas, sino ante
funcionarios norteamericanos y europeos; Ángela Merkel en especial. Se puede
especular sobre qué pasaría si funcionarios extranjeros incitasen a ocupar con
violencia oficinas públicas en Washington y a destituir a Obama. Si Yanukovych
fue culpable de algo, fue de indecisión y no de violencia o terquedad. Su
gobierno llegó a un acuerdo con los revoltosos, garantizados por cancilleres de
la UE, que los revoltosos no cumplieron.
El momento para derrocar con un desorden artificial a un gobierno legítimo, en
las fronteras de Rusia, fue obviamente calculado: los Juegos Olímpicos de
Invierno en Sochi. Rusia hacia de anfitrión mundial y la atención del mundo se
enfocaba fraterna a otro lado, como cuando durante los Juegos Olímpicos de
Beijing el ejercito de Georgia atacó Ossetia del Sur.
Hubo muertos y heridos, entre la policía y los manifestantes. Según el
testimonio del Ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Urmas Paet, quien
habló con la Doctora Olga Bogolomets, la medico jefe de la clínica movil en la
Plaza Maiden cuando la protesta se hizo violenta en Kiev, la doctora le mostró
fotos y le dijo que ambos bandos habían sido víctimas de los mismos
francotiradores; que se había usado el mismo tipo de balas. Ella añadió que lo
más chocante era que el “gobierno provisional” no quería investigar lo
sucedido. Cuando Paet habló sobre eso con la Jefa de Relaciones Exteriores de
la UE, Catherine Ashton, ella solo dijo: Oh! Que terrible! pero no hizo nada.
Ahora se acusa a Yanukovych y sus ministros de esos asesinatos.
Pareciera que Washington y Bruselas aplicaron en Ucrania – fuera del golpe
militar- todas las técnicas de golpe de estado que los anglo-sajones han
practicado en el Tercer Mundo desde la época napoleónica. Primero, los bancos
endeudaron a Ucrania por 138 millardos (PIB 176 millardos, 2012) con pagos
pendientes este año por 8 millardos, lo que limita las políticas independientes
y resulta siempre en corrupción. Segundo, se apoyó financieramente a muy
diferentes partidos políticos para dirigirlos hacia un objetivo político común.
Tercero, se desató una campaña de prensa para desacreditar el gobierno y
demonizar a sus líderes. Cuarto, se financió y le entrenó a grupos para
fomentar desórdenes violentos. Quinto, se usó francotiradores para disparar
contra ambos bandos y generar odio y violencia, como en Siria. Sexto, se aplicó
el truco usado recientemente en Honduras y Paraguay: el Golpe Parlamentario.
En Ucrania se hizo con la invasión del Parlamento por matones armados, que
causaron la fuga de la mayoría de los parlamentarios del gobierno. Luego, bajo
evidente amenaza y tal vez con sobornos llevaron al resto a destituir al
Presidente en una súbita sesión, sin siquiera juicio. Para el estándar
democrático de la OTAN no importa que el presidente “destituido” no haya sido
nombrado por el Parlamento, sino por votación popular directa; igualmente los
gobiernos de la OTAN reconocieron enseguida al ya previsto “gobierno
provisional”.
El gobierno usurpador
El “gobierno provisional” puede llamarse también el Gobierno Oligarca. El
Presidente es Oleksandr Turchynov, un pastor evangélico, pero quien manda es el
Primer Ministro Arseniy "Yats" Yatsenyuk – un banquero judío,
escogido por Victoria Nuland para ser el títere de la OTAN. Turchov y Yatsenyuk
pusieron varios oligarcas a gobernar las regiones donde el apoyo a Yanukovych
es mayor. Es fácil asumir que por su potencial para sobornos políticos.
Uno de ellos es Ihor Kolomosky, un banquero, empresario metalúrgico y patrón de
medios millardario, también miembro prominente de la comunidad judía ucraniana
y cuyos diarios dieron una cobertura favorable a las revueltas. Se le nombró
gobernador de su patria chica: Dnepropetrovsk. Putin dijo de él que es un
estafador y explicó como Kolomosky había robado 2 millardos a un socio.
Kolomosky es bien conocido como amigo de Julia Timoshenko, la antigua primer
ministro cuya primera llamada al salir de prisión fue para Angela Merkel.
Otro es Serhiy Taratuta, el hombre más rico de Ucrania en 2009, según Forbes,
que fue nombrado gobernador de su nativa Donetsk. El 9 de marzo ya enfrentó un
alzamiento popular para reinstalar a Pavel Gubarev, el anterior gobernador; alzamientos
que se repiten en otras provincias.
El clima político se pondrá peor, porque el Fondo Monetario Internacional mandó
a Ucrania una “misión investigadora” la semana pasada. Las reservas de Ucrania
ya habían bajado de US$17,8 millardos a 15 millardos en las últimas cuatro
semanas. Después de la visita del FMI los ucranianos de todas las tendencias
aprenderán lo que significa “ajuste estructural”.
La mayoría ucraniana de lengua rusa está tan furiosa con la corrupción, el
desempleo y la desigualdad económica como los ucranianos del oeste; pero la
gente puesta al mando por las turbas no trae un cambio revolucionario. Son las
mismas caras conocidas por su corrupción y su complicidad en enriquecer a los
oligarcas ucranianos. Esta vez, para servir intereses foráneos, parecen querer
borrar la milenaria herencia cultural ucraniana. La inquietud en el centro y el
oeste de Ucrania aumentó desde que los usurpadores anularon la ley que permitía
el uso del ruso como lengua oficial en esas zonas. Es una prueba de su
tendencia anti-rusa y pro- OTAN. Una prueba de su autoritarismo es la
proscripción del Partido Comunista, que sacó el 13% de los votos en la última
elección.
Desde su independencia, las encuestas en Ucrania muestran una gran mayoría
contraria a ser parte de la OTAN, pero el gobierno “de facto” quiere ignorarlo.
En su campaña electoral, Victor Yanukovych se postuló como contrario a la OTAN
y su Partido de las Regiones hizo del no-alineamiento la estrategia de
seguridad del país, como en Finlandia, Suecia e Irlanda.
Crimea
Crimea ya fue objeto de la ambición anglo-sajona en la Guerra de Crimea (1853 –
56) pero quedó rusa. La vasta mayoría de su población sigue siendo rusa; por
ello cuando Kruschev la anexo a Ucrania, fue como República Autónoma. Después
del Golpe de Estado en Kiev, el gobierno local permaneció leal a Yanukovych y
rechazo los intentos de invadir Crimea con matones mercenarios y de crear una
rebelión de los tártaros locales. El gobierno “de facto” comenzó entonces a
hablar de una invasión rusa de la Crimea.
La prensa y los gobiernos de la OTAN quieren ignorar que Crimea es la base de
la flota rusa del Mar Negro y que de acuerdo al tratado Ruso-Ucraniano de 1997,
hasta el año 2040 Rusia tiene derecho a mantener allí hasta 27 mil hombres, aunque
por el momento solo hay 16 mil. Lo que la gran prensa reporta como “gente en
uniforme” cuidando edificios públicos son las milicias locales de autodefensa y
las unidades ucranianas que permanecen fieles al Presidente Yanukovych y al
Gobierno de Crimea.
El Gobierno de Crimea, confrontado a los usurpadores de Kiev que quieren
ignorar sus legítimas credenciales, ha decidido consultar al pueblo sobre su
futuro. Es un ejercicio de auto-determinación de impecable credencial
democrática, reconocido por la ONU; aunque abusado por Estados Unidos arrancar
provincias a países; desde Panamá hasta Kosovo.
La cuestión energética
El 66% del gas Ruso que se exporta a la UE y Turquía (86 bcm) se hace por
Ucrania, pero esta va perdiendo importancia como red de tránsito. Hay dos
nuevos gasoductos submarinos, el Gasoducto del Norte y el Gasoducto del Sur que
pasan fuera de Ucrania. El Gasoducto del Norte, terminado en 2011, conecta a
Rusia con Alemania por el Mar Báltico. El Gasoducto del Sur, que pasa por
debajo del Mar Negro, estará listo para 2015.
El monopolio ruso Gazprom había llegado a un acuerdo con Yanukovych para bajar
el precio del gas destinado a Ucrania, de US$400 por 1.000 m3 a US$268,5, desde
el 2014. La política anti-rusa del gobierno usurpador no favorece la
continuación de ese descuento. La deuda por gas de Ucrania con Rusia en este
momento es de US$1,5 millardos.
Un maligno rizo del rizo geopolítico
Rusia no va a pedir la indulgencia o la bendición de Occidente. Alea jacta est,
la suerte está echada, Crimea es una pieza perdida en el gran tablero de la
NATO. Ahora lo que hay es un problema de tres colas para los conspiradores euro
– americanos: a) como salvar sus intereses económicos en Rusia (comercio UE con
Rusia medio billón; EE UU 40 millardos); b) castigar a Rusia o a los autores
del fracaso; c) expandir la integración europea después del choque.
Herman Van Rompuy, Presidente del Consejo Europeo, dijo, el primero de febrero,
en la conferencia sobre seguridad de Munich: “para los europeos y americanos,
las economías se basan en reglas y las sociedades en valores – esto es lo que
somos, es lo que significamos para tantos y lo que juntos debemos representar
para el mundo”. Palabras huecas, porque ni sus reglas ni sus valores tuvieron
éxito en liberar sus países del peso de una decadencia socio – económica,
política e intelectual, ni restauraron sus identidades, su moralidad o su
espíritu.
La tonada que hoy cautiva el oído de los electores en Europa es el
euro-escepticismo, porque ofrece una valoración de asuntos vitales para tantos
europeos dejados fuera de la mesa en la cena transnacional. El “déficit
democrático” es una inexorable realidad y es raro encontrar en Europa quien
apoye la perspectiva sombría que pintan quienes hacen la política en Bruselas.
Hay una trampa mental convertida en un peligroso rizo del rizo geopolítico para
el estilo de maniobra Euro – Atlántico, se trata del “Despertar Político
Global” nutrido por Zbigniew Brzezinsky. Se le lanzó como una estrategia de EE
UU para el Medio Oriente, pero aterrizó, como un Caballo de Troya, el la
llamada Euromaidan de Kiev. Fue algo articulado por Van Rampuy en Munich: “A
pesar de la geopolítica, hemos ofrecido a Ucrania una relación más cercana con
la Unión Europea, con los países a su oeste…y sabemos que el tiempo está de
nuestro lado. El futuro de Ucrania pertenece a la Unión Europea”.
Quienes hacen la política en Bruselas tienen sus mentes controladas por
Washington y el paradigma de Brzezinsky, quien ve a Ucrania como “un reducto
occidental que impida la reencarnación de la Unión Soviética, porque sin está
Rusia cesa de ser un imperio”. El Dr. Brzezinsky, desafortunadamente, enseño
bien como odiar y temer a Rusia, pero, por suerte, su legado geopolítico es
anticuado, porque el mundo moderno no soporta vivir dos conceptos opuestos al
mismo tiempo: mundialismo unilateral vs diversidad del diálogo civilizado.
Conclusiones y recomendaciones
Las amenazas de Estados Unidos de sanciones económicas y de otro tipo contra
Rusia en caso de auto-determinaciones en Ucrania favorables a una integración
con Rusia son risibles. El poder económico de EE. UU. se desvanece y Rusia
tiene suficiente músculo económico para hacer sentir sus represalias en Londres
y New York. Si las cosas se calientan, China, aliada de Rusia, puede dar una
mano en fundir el dólar, para disminuir las tensiones.
Rusia puede declarar inaceptable la injerencia de EE UU y la UE en los asuntos
ucranianos, apoyar el regreso a la legalidad apoyando los partidos pro-rusos y
acercándose a los partidos nacionalistas ucranianos que estarían incómodos bajo
la tutela de Bruselas.
La Crimea y otras partes de Ucrania pudieran integrarse con Rusia, mientras
Europa absorbe la Ucrania Occidental en bancarrota; algo como una restitución
de territorios anexados desde la segunda guerra mundial.
Los rusos y los alemanes debieran recordar que – como Bismarck bien demostró -
la paz europea está a salvo y la cultura europea florece cuando ambos países
actúan de acuerdo.
Umberto Mazzei, Doctor en Ciencias Políticas
de la Universidad de Florencia, Italia; Director del Instituto de Relaciones
Económicas Internacionales Sismondi, en Ginebra, Suiza.
Roxanna Zigon, Master en Economía
Internacional de la Universidad de Lubliana, Eslovenia; Doctorante en Relaciones
Internacionales de la Escuela de Diplomacia y Relaciones Internacionales de
Ginebra, Suiza.
Bibliografía: escritos y opiniones
sobre el tema de Ernesto Wong Maestre, James Petras, Pepe Escobar, Joseph
Kishore, Paul Craig Roberts, Eric Margolis, Finian Cunningham, William Blue,
Francis Boyle, Mike Whitney, Zbigniew Brzezinsky, Vladimir Putin.