domingo, 4 de noviembre de 2018

Vivimos en una época de enormes amenazas a la paz y la seguridad internacional





Por Leyde E. Rodríguez Hernández
Movimiento Cubano por la Paz y 
Soberanía de los Pueblos (Movpaz)

En este Foro por la Paz y la Revolución, dedicado al aniversario 60 del triunfo de la Revolución Cubana,  el Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos (Movpaz), saluda la visita del Barco por la Paz[1], que tradicionalmente en sus travesías llega a esta isla de paz y dignidad y, en especial, a los hibakushas, quienes siempre nos recuerdan las vivencias de aquella injustificable barbarie, que en esta ocasión, están representados por Michiko Tsukamoto y Tomiko Sora,  sobrevivientes de los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki en 1945.

                                    Participantes en Foro por la Paz y la Revolución Cubana                  

En este año, que próximamente culmina, nuestro movimiento se unió a la celebración del aniversario 35 de la fundación del Barco por la Paz, como Organización No Gubernamental  internacional con sede en Japón, que trabaja por promover la paz, los derechos humanos, el desarrollo justo y sostenible y el respeto por el medio ambiente. Con esos mismos fines, más de 170 sobrevivientes de los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki han navegado por el mundo en el simbólico buque.

Vivimos en una época de enormes amenazas a la paz y la seguridad internacional. Los Estados Unidos, la misma potencia que ha impuesto un ilegal e injusto bloqueo económico, comercial y financiero al pueblo cubano, causando enormes daños humanos y materiales, ha tomado la iniciativa de destruir el multilaralismo en las relaciones internacionales y, con su devastadora política, desmantelar el sistema de tratados y acuerdos internacionales que sirvió de cimiento para la paz y la seguridad después de la Segunda Guerra Mundial. Muy recientemente, el gobierno estadounidense declaró su salida del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF) consagrado a la eliminación de misiles de alcance intermedio y corto, el cual por primera vez en la historia, contribuiría a eliminar y destruir esas dos clases de armas nucleares.

Pero esa peligrosa situación no sorprende a las personas bien informadas conocedoras de que son los Estados Unidos los principales promotores del perfeccionamiento de las armas nucleares, de la militarización del ciberespacio y el espacio ultraterrestre.

Las armas nucleares y los llamados sistemas de defensas antimisiles representan hoy una seria amenaza para la humanidad y la lucha por su prohibición y eliminación total debe ser la mayor prioridad en la esfera del desarme. 

La única garantía absoluta contra el empleo o amenaza del empleo de tales armas, es su total eliminación, si se tiene en cuenta que son el medio de guerra más peligroso, destructivo, y de más efectos indiscriminados.

El empleo de armas nucleares no puede ser justificado bajo ningún concepto o doctrina de seguridad, como es el caso de la "estrategia de la disuasión" y la creencia estadounidense de que podría asestar impunemente un "primer golpe nuclear".  Por sus catastróficas consecuencias humanitarias, el empleo de las armas nucleares implicaría la violación flagrante de normas internacionales, incluidas las relacionadas con la prevención del genocidio y la protección al medio ambiente. Es un crimen de guerra y de lesa humanidad. No es posible limitar los devastadores efectos de esas armas,  que se prolongan por décadas.

La existencia de las armas nucleares es una amenaza contra la supervivencia misma de los seres humanos y constituye una afrenta a los principios éticos y morales que deben regir las relaciones entre las naciones. Su uso significaría la desaparición de la civilización humana. Abogar por el desarme, muy particularmente por el desarme nuclear, no solo es un deber sino un derecho de todos los pueblos del mundo.

Es esencial crear conciencia en la sociedad civil internacional y ampliar sus conocimientos acerca de la amenaza que representan para la humanidad las armas nucleares, así como la necesidad de su eliminación total, a fin de movilizar esfuerzos internacionales para alcanzar este objetivo.

Todos los años el Movpaz alienta la realización de actividades para conmemorar el “Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares”, el 26 de septiembre, e invita a los estados miembros del sistema de las Naciones Unidas, a la sociedad civil, al mundo académico, a los parlamentarios, a los medios de comunicación,  y a los individuos a realizar acciones apropiadas para conmemorar esta fecha.

El mantenimiento y modernización de las armas nucleares consume muchos de los recursos que pudieran, y debieran, ser destinados al desarrollo económico, la creación de empleo, la reducción de la pobreza y el hambre, la salud, la educación y para prevenir y combatir los desastres naturales que provoca el cambio climático global. Deberían reorientarse esos recursos hacia el desarrollo y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030.

Los países dotados de armas nucleares han reducido sus arsenales pero los modernizan, e incluso los colocan en los armamentos convencionales, a  pesar de la voluntad de desarme manifestada por la comunidad internacional. 

Nueve países (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte) poseían 14 mil 465 cabezas nucleares a comienzos del 2018, de las cuales 3 mil 750 se encuentran desplegadas por todo el planeta.[2]
 
La disminución del número total de armas nucleares se debe principalmente a que Rusia y Estados Unidos redujeron sus fuerzas nucleares estratégicas, de acuerdo con el tratado sobre las medidas de reducción y limitación suplementarias de las armas estratégicas ofensivas (New START), el cual prevé una reducción del 30% del número de ojivas nucleares de las que disponen las dos superpotencias atómicas -sólo entre ambas concentran el 92% de las armas de este tipo- y verificaciones mutuas más transparentes.[3]

Frente a esa realidad, América Latina y el Caribe fue la primera región densamente poblada del planeta establecida como Zona Libre de Armas Nucleares, en virtud del Tratado de Tlatelolco. Aún más, es la primera región formalmente proclamada como “Zona de Paz”, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebró en La Habana, Cuba, en enero de 2014.

La proclamación de la Zona de Paz incluye el compromiso de todos los Estados de la región de avanzar hacia el desarme nuclear como objetivo prioritario y de contribuir al desarme general y completo.

Consideramos  que la No proliferación nuclear no es un fin en sí mismo, sino un escalón para alcanzar el desarme nuclear. Nos oponemos a todo tipo de ensayo con armas nucleares, incluyendo los que se realizan mediante supercomputadoras y otros sofisticados métodos no explosivos. 

La aprobación el 7 de julio 2017 en la ONU del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares representó un hito histórico que debe ser defendido por la opinión pública internacional.

Este instrumento  establece una nueva norma de Derecho Internacional al prohibir las armas nucleares en toda circunstancia.

El Movpaz se enorgullece de que la República de Cuba haya firmado el Tratado sobre la Prohibición  de las Armas Nucleares el 20 de septiembre de 2017, día en que fue abierto a la firma en la sede de las Naciones Unidas.
Cuba fue el quinto país en ratificar el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, muestra de su compromiso con el desarme general y completo.
Este Tratado es una muestra de la voluntad política de la mayoría de la comunidad internacional de avanzar en el camino hacia el desarme nuclear y la paz mundial.
En Cuba, cuando conmemoramos el aniversario 60 del triunfo de la Revolución,  estamos convencidos de que un mundo de paz y sin armas nucleares es posible y necesario para que nuestra especie sobreviva, pero para lograrlo, como expresara el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, “es imprescindible un salto en la conciencia de la humanidad". 

Los  participantes en este foro nos comprometemos con un futuro de paz para toda la humanidad. 

Hagamos un mundo sin armas nucleares otra vez. Defendamos sin descanso el derecho a la vida en su armonía con la naturaleza.

Muchas gracias,

Notas:

[1] Como reconocimiento a su acción solidaria hacia la Revolución cubana, en mayo de 2009 la organización japonesa fue condecorada con la Orden de la Solidaridad, otorgada por el Consejo de Estado de Cuba a propuesta del ICAP. Peaceboat desde 2008 ha trabajado con la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), la cual fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz correspondiente al año 2017.
[2] Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) en 2018.
[3] Ibídem.

domingo, 28 de octubre de 2018

Una nueva carrera armamentística comienza



Por Mijaíl Gorbachov
 
Hace más de treinta años, el presidente Ronald Reagan y yo firmamos en Washington un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Soviética para la eliminación de misiles de alcance intermedio y corto, el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF). Por primera vez en la historia, dos clases de armas nucleares se eliminarían y destruirían.

Ese fue el primer paso. Después siguió el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START I), que la Unión Soviética firmó en 1991 con el presidente George H. W. Bush, nuestro acuerdo sobre recortes radicales a las armas nucleares tácticas, y el Nuevo START, suscrito por los presidentes de Rusia y Estados Unidos en 2010.

Aún quedan demasiadas armas nucleares en el mundo, pero los arsenales estadounidense y ruso ahora son solo una fracción de lo que fueron durante la Guerra Fría. En la conferencia encargada del examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, celebrada en 2015, Rusia y Estados Unidos informaron a la comunidad internacional que el 85 por ciento de esos arsenales habían sido desmantelados y, en su mayoría, destruidos.

Hoy, este logro formidable, del cual nuestras dos naciones pueden sentirse legítimamente orgullosas, está en peligro. La semana pasada, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que su país planea retirarse del tratado INF y que tiene la intención de fabricar armas nucleares.

Me han preguntado que si ver el fin de un logro que me costó tanto trabajo alcanzar me deja un sabor amargo. Pero este no es un asunto personal. Hay mucho más en riesgo.

Se anuncia una nueva carrera armamentística. El tratado INF no es la primera víctima de la militarización de la política global. En 2002, Estados Unidos se retiró del Tratado sobre Misiles Antibalísticos; este año, del acuerdo nuclear con Irán. El gasto militar se ha disparado a niveles astronómicos y sigue en aumento.

Como pretexto para retirarse del INF, Estados Unidos apeló a las supuestas violaciones de Rusia a algunas disposiciones del acuerdo. Rusia ha expresado inquietudes similares sobre Estados Unidos y, al mismo tiempo, ha propuesto discutir los desacuerdos en una mesa de negociaciones para llegar a una solución que sea aceptable para ambas partes. Sin embargo, en los últimos años, Estados Unidos ha evitado involucrarse en este tipo de debates. Creo que ahora está claro por qué.

Con suficiente voluntad política, se podría resolver cualquier problema de cumplimiento en los tratados existentes. Pero, como hemos visto durante los últimos dos años, el presidente estadounidense tiene en mente un objetivo muy distinto: liberar a Estados Unidos de cualquier obligación, cualquier restricción, y no solo respecto de los misiles nucleares.

En realidad, Estados Unidos ha tomado la iniciativa de destruir el sistema de tratados y acuerdos internacionales que sirvió de cimiento para la paz y la seguridad después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, estoy convencido de que las personas que esperan beneficiarse de una batalla mundial desmesurada están profundamente equivocados. No habrá un ganador en una “guerra de todos contra todos”, en particular si acaba convirtiéndose en una guerra nuclear. Y esa es una posibilidad que no se puede descartar. Una carrera armamentística implacable, tensiones internacionales, hostilidad y la desconfianza universal solo aumentarán el riesgo.

¿Es demasiado tarde para regresar al diálogo y las negociaciones? No quiero perder la esperanza. Confío en que Rusia tomará una postura firme pero equilibrada. Espero que los aliados de Estados Unidos, después de una seria reflexión, se rehúsen a ser plataformas de lanzamiento de los nuevos misiles estadounidenses. Quisiera que las Naciones Unidas, y en especial los miembros del Consejo de Seguridad —investidos por la Carta de las Naciones Unidas y con la principal responsabilidad de mantener la paz y la seguridad a nivel internacional—, tomen medidas responsables.

Ante esta amenaza funesta a la paz, no estamos indefensos. No debemos renunciar, no debemos claudicar.

Mijaíl Gorbachov fue secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética y presidente de la Unión Soviética. 

Pavel Palazhchenko tradujo este artículo del ruso al inglés.


jueves, 25 de octubre de 2018

Oteando la historia de las relaciones internacionales desde la Antigüedad hasta 1815



Por  Laura Álvarez Delgado
Estudiante 4to año del ISRI

Los períodos en que se divide la historia de las relaciones internacionales para su estudio tienen relación con los cambios en las condiciones del Orden Internacional imperante. Si tomamos como primera etapa de estudio la comprendida entre la Antigüedad y la firma de la paz de Westfalia en 1648, veremos que la Edad Antigua es una etapa muy temprana para hablar propiamente de relaciones entre naciones. Es en posteriores etapas históricas que estas se fueron consolidando y fueron estudiadas, más bien, dentro de la diplomacia y del derecho internacional. No me detendré en el análisis  restringido de la evolución de la diplomacia, en el presente trabajo ofrezco elementos que permiten una caracterización más amplia de las diferentes épocas para así comprender las relaciones internacionales que en ellas se establecieron.

El origen de las relaciones diplomáticas está muy ligado al de las propias relaciones entre las sociedades humanas y a la creciente diferenciación entre lo interno y lo externo desde el punto de vista de los territorios. Así, se fueron estableciendo cada vez más diversas formas de intercambio entre pueblos y ciudades colindantes. Un ejemplo a señalar fueron las relaciones entre las repúblicas griegas. En sus inicios, la diplomacia fue tomando un carácter ambulante. Primero, fue realizada mediante representantes designados de forma no permanente ante un país extranjero. Entonces, tuvo como limitantes las impuestas por el incipiente avance de los medios de transporte y las comunicaciones; además de la diferencias lingüísticas y culturales. No fue hasta la Edad Media que la Santa Sede, como potencia religiosa y política de la Cristiandad, adoptó la costumbre de enviar misiones diplomáticas temporales ante los soberanos con el fin de asegurar intereses. Estos son los inicios de las Nunciaturas, como se conocen en nuestros días.

Es Venecia el lugar reconocido como el de origen de la diplomacia moderna de carácter permanente, con el establecimiento de misiones en Roma y Constantinopla. Eran tiempos en los que la diplomacia estaba determinada por los intereses dinásticos y las aspiraciones de la nobleza feudal. Hacia los siglos XV y XVI aparecen obras precursoras del análisis moderno del poder y el sistema de estados como “El príncipe” de Maquiavelo, “De Monarchia” de Dante, uno de los más poderosos llamados a la prevalencia de la paz.

Sin embargo, estos siglos son también los de los grandes descubrimientos geográficos y la ampliación del comercio internacional que tuvo a Europa como centro del Sistema Internacional en gestación. En el siglo XVII, Francia emerge como potencia regional al aplicar una política de protección de la industria y el comercio, estimular la navegación e incentivar, en general, las relaciones de producción capitalistas mercantilistas. En la pugna entre Francia y el predominio de los Imperio de los Habsburgo, Francia se consolida en la supremacía europea, desatándose guerras religiosas como las del período de 1562 a 1598.

Los mencionados conflictos religiosos, producidos ante la Reforma y Contrarreforma de la Iglesia Católica tenían un carácter político. Fueron instrumento de control y dominación al interior de los Estados y de expansión contra otros Estados. En este sentido, fue relevante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648); la cual consagró a Francia como la principal potencia continental.

La Paz de Westfalia (1648) puso fin a esa guerra y marcó, sin dudas, un punto de inflexión hacia un nuevo ordenamiento europeo. A partir de aquí, se produce la consolidación del Sistema Europeo de Estados. La diplomacia permanente se generalizó entre todos los países y monarcas de Europa. Paralelamente, fue configurándose un cuerpo de funcionarios especializados en las tareas diplomáticas, nombrado por el monarca entre la nobleza de su confianza. La idea que se sustentaba entre estos Estados fuertemente centralizados fue la del equilibrio entre potencias.

Otro resultado fue la atomización del El Sacro Imperio en más de 350 estados independientes, perfilándose un norte reformado y un sur católico. Hubo una disminución del poder del Papado en las decisiones de los Estados; desde el punto de vista religioso, se confirmó la libertad para los príncipes, y a los súbditos se les impuso convertirse a la religión de su príncipe o emigrar.

De 1648 hasta 1815

Esta segunda etapa, comprendida desde la firma de la paz en Westfalia hasta el Congreso de Viena en 1815, se caracterizó por avances tecnológicos cruciales en el desarrollo de las fuerzas productivas: las Revoluciones industriales del siglo XVIII. Por su parte, a partir de 1760, Gran Bretaña se convertiría en el “taller del mundo”. En este momento, entran a la correlación de fuerzas otras dos potencias: Rusia y Prusia. Se dan conflictos como la Guerra de Sucesión Española (1702-1714) que enfrentará a Francia y España contra una alianza de naciones encabezada por Gran Bretaña, Austria y Holanda por la obtención del trono español. Finalmente, los Tratados de Utretcht (1713-1715) consienten la instauración de Felipe V (nieto de Luis XIV) como rey de España y primer Borbón español -aunque estableció importantes límites de contención territorial a Francia-. Durante más de 20 años, a mediados del siglo XVIII, se producen una serie ininterrumpida de guerras en Europa y fuera de ella donde las alianzas enfrentadas encuentran siempre a Gran Bretaña y Francia en lados opuestos. Así, llegamos a un verdadero hito en la historia de las relaciones internacionales y de la humanidad en general: la Revolución Francesa de 1789 y los éxitos militares de la Francia revolucionaria y la Francia de Napoleón Bonaparte.

Con las ideas de defensa de los derechos individuales del hombre, la preocupación por la tutela de las libertades personales contra un posible retorno al Antiguo Régimen, Francia se erigió como una verdadera amenaza para el resto de las potencias europeas. Estas se unieron en coaliciones para derrotar el avance de Napoleón, lo cual se logró en Waterloo en 1815. Sin embargo, no se puede dejar de afirmar que, dada su influencia en las revoluciones que se sucedieron en el siglo XIX de carácter liberal y nacionalista en Europa y otras partes del mundo, la Revolución Francesa inaugura una nueva era en la política internacional.

Marcando el declive de Francia, los miembros de la Quinta Coalición se reúnen en el Congreso de Viena para restaurar las monarquías que Napoleón había derrocado. Se trazaba así un nuevo mapa europeo y se intentaba poner coto a la expansión de las ideas de la Revolución de 1789. Este es el inicio del llamado "Concierto Europeo", en el que se comenzaron a tutelar los asuntos continentales por un directorio de grandes potencias, decidiendo en común sobre fronteras, repartos, dinastías, etc. Específicamente, implicó la hegemonía de las 5 grandes potencias (Gran Bretaña, Rusia, Prusia, Austria y Francia). Se implanta la diplomacia de conferencias sobre los grandes temas internacionales. Se restablecía así el equilibrio de poder entre las potencias europeas.

De forma general, podemos concluir que estamos ante dos etapas de las relaciones entre naciones profundamente marcadas por el desarrollo tecnológico y productivo que abrió el camino al capitalismo y al ascenso de una nueva clase social: la burguesía. La Iglesia desempeñó un rol preponderante en las relaciones entre Estados, a pesar de los pasos dados en Westfalia que le habían retirado preponderancia. Estamos ante los primeros tiempos de la llamada “edad de oro de la diplomacia en Europa”, del equilibrio de poder, la política de alianzas -bastante cambiantes- y del derecho internacional en el concierto de naciones.

Bibliografía

Rodríguez Hernández, L. E. (2017). Un siglo de teoría de las Relaciones Internacionales. La Habana: Editorial Universitaria Félix Varela.

Rodríguez Hernández, L. E. (2018, septiembre). Curso de Historia de las Relaciones Internacionales (2018-2019). Tema II. La Estructura y Dinámica del Sistema Internacional en vísperas del inicio de la fase imperialista del Capitalismo. La Habana: Instituto Superior de Relaciones Internacionales.

Romero Puentes, Romero Puentes, Y. (2017). Derecho Internacional Público. Parte General. La Habana: Minrex.
  

Una periodización particular de la Historia de las Relaciones Internacionales (1648-1815)