miércoles, 15 de febrero de 2012

Los Indignados: ¿Revolución o Reforma?

Los Indignados:
Por Claudia Morgade Donato.

En estos últimos meses estamos asistiendo a un fenómeno político y social, el de los indignados. Este movimiento; que ya había comenzado, de alguna manera, en Túnez y Egipto; se inició en España y se está extendiendo al resto del mundo. Este hecho social y político no está dirigido, aparentemente, por ninguna persona o grupo de interés o de poder, sino que son “autoconvocados” por los medios de comunicación. 

El móvil parece ser la falta de futuro, tanto económico como social y político del sistema capitalista que, en estos momentos de crisis, brinda sobradas razones para la indignación, sin embargo, ¿Constituye este movimiento una revolución o una reforma? A partir del análisis de sus medios, objeto, composición social y reclamos; el movimiento de los indignados no pasa de ser una reforma que pide cambios dentro del sistema capitalista, pero que en ningún momento se dirige contra sus bases ni su sistema de valores. El objetivo de este trabajo es demostrar que el movimiento de los indignados no puede ser considerado una revolución, en tanto no pasa de ser una reforma que busca cambios dentro del sistema capitalista. Para ello se hacen necesarios los siguientes objetivos específicos:
  •  Señalar el origen del movimiento de los indignados, sus causas y antecedentes. 
  •  Especificar las características, estructura y reclamos del movimiento.

Marco teórico conceptual: 

Movimiento de los indignados o 15-M: Movimiento ciudadano iniciado en España el 15 de mayo de 2011. Extendido posteriormente a otros países europeos y de América.  

Revolución: Podemos hablar de Revolución sólo cuando el cambio se produce en el sentido de un nuevo origen (…) para dar lugar a un cuerpo político nuevo, cuando la liberación de la opresión conduce, al menos, a la constitución de la libertad. (Arendt, Hannah. La vida del espíritu).  

Reforma: Medidas tendientes a adaptar las superestructuras política y jurídica de la sociedad a condiciones económicas nuevas. Son reformas si emanan de las clases que, hasta entonces, han ejercido en la sociedad la soberanía política y económica. Son también reformas si en vez de haber sido acordadas de buen grado, fueron arrancadas por un esfuerzo de las clases dominadas, o simplemente impuestas por la fuerza de las circunstancias. Inversamente, son fases de una revolución si son la obra de una clase que, hasta entonces oprimida política y económicamente, acaba de conquistar el poder político y lo emplea, como es necesario y, además, fatal, para metamorfosear en su provecho, lenta o rápidamente, la totalidad de las superestructuras política y jurídica, e instituir nuevos modos de relaciones sociales. (Kautsky, Cito, en traducción libre, La Révolution sociale, París, Marcel Riviére.)  

Capítulo I. El Movimiento de los Indignados. Origen:  

El Movimiento 15-M o Movimiento de los indignados, es un movimiento ciudadano que se inicia en España el 15 de mayo de 2011. Este movimiento demandaba, a partir de una serie de protestas pacíficas, una democracia más participativa alejada del bipartidismo: Partido Socialista Obrero Español (PSOE)- Partido Popular (PP) y del dominio de bancos y corporaciones, así como una "auténtica división de poderes" con la intención de mejorar el sistema político. No parece casual que el movimiento de los indignados haya surgido en España, la cercanía de la península ibérica con los territorios árabes e incluso su historia común, hacen que la “primavera árabe” sea una referencia indiscutible para el movimiento. Además, la actual crisis del sistema capitalista golpea a España con más fuerza que a otros países de la euro-zona; eso explica porqué el movimiento ha encontrado seguidores en Grecia, Portugal e Italia y sin embargo, se mantienen más escépticos en Alemania, Francia y los países nórdicos. Aunque oficialmente el movimiento se inicia el 15 de mayo del 2011, existen una serie de acontecimientos que constituyen la plataforma sobre la que se monta el movimiento de los indignados.  

El 30 de marzo se produjo en España la primera protesta juvenil, una huelga general de estudiantes, con asistencia de miles de jóvenes en todo el país, protestaban contra el paro y la precariedad laboral, los recortes presupuestarios en la educación, el plan Bolonia y el aumento de las tasas universitarias. 

Asimismo, el movimiento internauta No les votes, nacido en respuesta a la Ley Sinde contra la libre distribución de obras, instó a no votar a los partidos que la apoyaron: PSOE, PP y CiU. 

El autor intelectual del movimiento 15-M fue el escritor y diplomático francés Stéphane Hessel, quien con su libro Indignez vous!, publicado en Francia a finales de 2010, dio nombre, consigna y programa al movimiento de Los Indignados. Hessel, en siete capítulos, convoca a la juventud a rebelarse pacíficamente frente a un sistema económico y político que niega un presente y futuro promisorio, propone un alzamiento contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica.  


¿Cómo concluir este llamado a la indignación? Diciendo todavía lo que, en ocasión del sexagésimo aniversario del programa del Consejo Nacional de la Resistencia dijimos el 8 de marzo del 2004 -- somos veteranos de los movimientos de resistencia y fuerzas de combate de la Francia Libre (1940-1945) -- que ciertamente "El nazismo fue derrotado, gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y a las Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta amenaza no ha desaparecido y nuestra ira contra la injusticia sigue intacta". No, esta amenaza no ha desaparecido por completo. Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no nos propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos. 

Entre las bases del Movimiento 15-M, que comenzó a organizarse tras el establecimiento de centenares de acampadas en plazas de la mayoría de las ciudades españolas, así como otras creadas por expatriados españoles en ciudades de todo el mundo, están las de ser un movimiento apartidista (sin afiliación a ningún partido ni sindicato), pacífico y horizontal (sin estar sujeto a ningún tipo de jerarquía). El movimiento se organiza a través de asambleas populares abiertas celebradas generalmente en plazas o parques y está estructurado en diversas comisiones (Legal, Comunicación, Acción, Actividades, Barrios, Estatal e Internacional, Información, Infraestructuras y Lenguas de Signos) y grupos de trabajo (Cultura, Educación, Política, Economía, Medio Ambiente, Trabajo Social, Feminismos, Ciencia y Tecnología, Diálogo entre Religiones, Migración y Movilidad y Pensamiento). En la actualidad, el movimiento de los indignados ha globalizado la protesta social y se ha extendido a varios países europeos, latinoamericanos y a Estados Unidos. El movimiento está compuesto en su mayoría por jóvenes, estudiantes, desempleados e inmigrantes. De manera general, son estos los sectores más afectados por la actual crisis del sistema capitalista y son los que ven disminuidos sus intereses y proyecto de vida dentro de una sociedad cuya élite, al mismo tiempo, los excluye y los utiliza. Es precisamente esta heterogeneidad de la base social del movimiento lo que hace que exista multiplicidad de intereses dispersos. No obstante su multiplicidad de intereses, a los manifestantes los unen, al menos, dos factores:  

Son en su mayoría jóvenes auto-convocados a través de las redes sociales digitales. Las manifestaciones se han propagado rápidamente gracias al uso de medios de comunicación vía Internet, tales como el streaming, las redes sociales, los blogs y las videoconferencias; alcanzando su punto más alto con la movilización global del 15 de octubre, realizada en más de 900 ciudades de todo el mundo.  

Asimismo, sienten preocupación por el panorama político, económico y social; la corrupción de políticos, empresarios y banqueros y, en fin, la indefensión del ciudadano de a pie, como declaran en su plataforma “Democracia real ya”. 

Reclamos:  

Los indignados apelan a la unión de la sociedad civil para construir un sistema mejor. En el Comunicado de prensa de “Democracia real YA” de fecha 17 de mayo de 2011 se planteó que: Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas. Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes… queremos un cambio y un futuro digno. Estamos hartos de reformas antisociales, de que nos dejen en el paro, de que los bancos que han provocado la crisis nos suban las hipotecas o se queden con nuestras viviendas, de que nos impongan leyes que limitan nuestra libertad en beneficio de los poderosos. Acusamos a los poderes políticos y económicos de nuestra precaria situación y exigimos un cambio de rumbo. De este planteamiento se desprenden dos aspectos fundamentales. Por un lado no se consideran a las empresas, al menos no a las grandes empresas, como parte de la sociedad civil y por otro que el movimiento no busca un cambio de sistema sino una reforma dentro del sistema apelando a los patrones en los que históricamente se ha basado el capitalismo. 

Esto se ve de manera más clara en sus propuestas, resultado del consenso alcanzado en la Asamblea del Sol, que tuvo lugar en la Puerta del Sol, Madrid, el 20 de mayo de 2011.


 1. Cambio de la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y con circunscripción única. La obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos. 


 2. Atención a los derechos básicos y fundamentales recogidos en la Constitución como son: derecho a una vivienda digna, articulando una reforma de la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda; sanidad pública, gratuita y universal; libre circulación de personas y refuerzo de una educación pública y laica. 


3. Abolición de las leyes y medidas discriminatorias e injustas como han calificado la Ley del Plan Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior, la Ley de Extranjería y la conocida como Ley Sinde.  


4. Reforma fiscal favorable para las rentas más bajas, una reforma de los impuestos de patrimonio y sucesiones. Implantación de la Tasa Tobin, que grava las transferencias financieras internacionales y supresión de los paraísos fiscales. 


 5. Reforma de las condiciones laborales de la clase política para la abolición de sus sueldos vitalicios, así como que los programas y las propuestas políticas tengan carácter vinculante.  


6. Rechazo y condena de la corrupción. Que sea obligatorio por la Ley Electoral presentar unas listas libres de imputados o condenados por corrupción.  


7. Medidas plurales con respecto a la banca y los mercados financieros en cumplimiento del artículo 128 de la Constitución, que determina que “toda la riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Reducción del poder del FMI y del BCE. Nacionalización inmediata de todas aquellas entidades bancarias que hayan tenido que ser rescatadas por el Estado. Endurecimiento de los controles sobre entidades y operaciones financieras para evitar posibles abusos en cualquiera de sus formas.  


8. Democracia participativa y directa en la que la ciudadanía tome parte activa.  


9. Acceso popular a los medios de comunicación, que deberán ser éticos y veraces.  


10. Verdadera regularización de las condiciones laborales y que se vigile su cumplimiento por parte de los poderes del Estado.  


11. Recuperación de las empresas públicas privatizadas.  

12. Efectiva separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.  


13. Reducción del gasto militar, cierre inmediato de las fábricas de armas y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.


14. Recuperación de la Memoria Histórica y de los principios fundadores de la lucha por la Democracia en el Estado. 


15. Total transparencia de las cuentas y de la financiación de los partidos políticos como medida de contención de la corrupción política. 


Como puede apreciarse, siguen apegados a la Constitución vigente desde el año 1978. 


Cada constitución política es el producto de una revolución. En la historia de las clases, la revolución es el acto de creación política, mientras la legislación es la expresión política de la vida de una sociedad que ha surgido ya.2 Así, son las constituciones las que regulan el sistema económico, político y social de todo país. El movimiento de los indignados no va contra el sistema en su totalidad, pues sus pedidos encuentran cabida dentro del sistema existente, solamente tratan de imponerle ciertas reformas. Por tanto, el cambio que proponen es de forma, no de fondo.  

Capítulo II. El Movimiento de los indignados: ¿Revolución o Reforma?  


El movimiento de los indignados es un fenómeno político y social que ha sacado a la calle a decenas de miles de personas en el mundo, sin embargo, no puede ser considerado una revolución. Los tiempos de crisis son favorables para la efervescencia de las masas y es en esta coyuntura cuando las desigualdades del sistema capitalista se hacen más visibles. Si bien podemos afirmar que el movimiento 15-M ha llegado en un momento oportuno en el que la inflación, el desempleo y la crisis económica y social se encuentran en su punto más álgido y el llamado a la indignación resulta tentador; sus reclamos no pasan de imponerle una reforma al sistema. Sin embargo, dentro de toda reforma existen aspectos que resultan novedosos e interesantes, el citado movimiento no es la excepción, por ejemplo: Al lograr congregar pacíficamente a la juventud global, como no había sucedido desde hace varias décadas, se da un paso muy importante que podría conducir a una verdadera revolución, pues saca a los jóvenes, que son la fuerza determinante en cualquier proceso revolucionario, de la generalizada apatía política en la que el sistema capitalista los mantiene sumidos. 


De igual forma, las movilizaciones de los indignados cobran gran importancia en tanto son colectivas, constituyendo así un modo de accionar distinto al individualismo que pondera el sistema capitalista, hecho que si bien no es nuevo, sí revoluciona y modifica la manera de actuar y pensar de las personas. Aunque lo que vemos hoy es, de hecho, la explosión de todo un conjunto de ideas e iniciativas que ya estaban postuladas desde hace tiempo, tanto en el tercer mundo como en los países emergentes; lo novedoso está en que esos discursos penetraron las democracias occidentales. No obstante, en la actualidad el movimiento de los indignados no parece conducirse hacia una verdadera revolución. Ni sus medios, ni su objetivo, ni sus reclamos indican un camino más allá de una reforma. Los medios con que el movimiento de los indignados se proponen alcanzar sus fines, la no violencia y la participación democrática, son su principal obstáculo. En el primer caso, el de la no violencia, hay que tener presente que las elites intentarán prolongar su dominación. El poder político no se cede, se arrebata; y esa no parece ser la intención de los indignados.

 En el segundo caso, el de la participación democrática, hay que recalcar que estos valores, la afirmación de una sociedad civil internacional en torno a los valores de la democracia, son los valores oficiales de las elites, del estado de derecho, del capitalismo. De allí el hecho de que el movimiento de los indignados sea a la vez poderoso y peligroso para las elites, porque reposa sobre la ideología oficial de las elites. Se hace una suerte de protesta en nombre de los valores de la elite dominante. Por otro lado está la falta de un objetivo concreto más allá del sentimiento de indignación. La ciudadanía ha perdido la fe en las instituciones, en los políticos y en los sistemas financieros y quieren seguridad y justicia, pero no saben cómo conseguirlo. Dentro de sus reclamos, los indignados no buscan un cambio de sistema, lo cual queda refrendando en su consigna “No somos antisistema – el sistema es antinosotros”, lo que piden son reformas dentro del sistema que lo vuelva más aceptable para el ciudadano de a pie, todavía no han comprendido que eso es antagónico con la esencia del capitalismo. La indignación del movimiento 15-M aún no es suficiente, por qué insistir en no ser enemigos de un sistema que genera desempleo, recortes de salarios y jubilaciones, aumentos de impuestos, subastas forzosas y miseria; por qué seguir aferrándose a formar parte de un sistema tan hostil hacia el ser humano. A pesar de su indignación, el movimiento 15-M sigue fiel a la ilusión de que el sistema de democracia y economía de mercado ofrece de alguna manera, en el fondo, una perspectiva de vida que no hace que tenga que ser totalmente cambiado. De todos modos, y aunque hoy los indignados no parecen estar buscando un proceso realmente revolucionario, estamos en presencia de un fenómeno social nuevo, que cuenta con la energía dinámica y transformadora del hombre y sobre todo, de la juventud; con lo cual no se descarta que en su desarrollo se radicalice, deje esa indignación equivocada e ilusa y comience la verdadera indignación; esa que por fuerza debe descartar toda reconciliación con el sistema capitalista y su sistema de valores. Tanto para Karl Marx como para Rosa Luxemburgo, la reforma es la antesala de la revolución:  

Antes del triunfo del proletariado, las reformas son un producto subsidiario de la lucha de clases revolucionaria. Después, constituyen, además, en el país en que aquél ha triunfado (aunque en el plano internacional sigan siendo un producto subsidiario), una tregua necesaria y legítima en los casos en que es evidente que las fuerzas sometidas a la máxima tensión no bastaban para dar tal o cual paso revolucionario.  

En la historia de la sociedad burguesa, la reforma legislativa sirvió para fortalecer progresivamente la clase naciente, hasta que ésta fue lo bastante poderosa para adueñarse del poder político, suprimir el sistema jurídico entonces imperante y construir por sí misma uno nuevo. Los indignados podrían ser el primer paso hacia un sistema diferente, sería triste que sucediera lo que atemorizaba al teórico Slavoj Žižek cuando acudió el 22 de octubre a la Plaza Liberty en Nueva York en apoyo a los ocupantes: Lo único que me atemoriza es que un día nos vayamos simplemente a casa y después nos reunamos una vez al año, tomando una cerveza y recordando nostálgicamente el buen rato que pasamos aquí. Prometámonos que este no será el caso.  

Conclusiones:  

El Movimiento 15-M o Movimiento de los indignados es un fenómeno social que se inicia en España y mediante el uso de las nuevas tecnologías ha abarcado un escenario global.  

Sus antecedentes directos fueron: la primavera árabe, una serie de protestas y plataformas dentro de España y el libro ¡Indignaos! del francés Stéphane Hessel. El movimiento está compuesto en su mayoría por jóvenes aunque tiene una base social heterogénea, lo que determina su multiplicidad de intereses. 

Dentro de las características del movimiento destacan las de ser apartidista, pacífico y horizontal; estar organizado a través de asambleas populares abiertas y se estructura en diversas comisiones y grupos de trabajo. Los reclamos y medios empleados por los indignados, así como su objetivo, no van más allá de una reforma. Sus reclamos encuentran fundamento en la Constitución existente. 


Sus métodos realmente no acometen contra las élites, por el contrario, reposan en la ideología oficial de las élites. Los indignados no poseen un objetivo concreto independientemente del sentimiento de indignación, además esa indignación no saben cómo canalizarla para convertirla en un objetivo y una vez que este esté conformado no saben cómo darle cumplimiento dentro del propio sistema, sencillamente porque no se puede. El movimiento de los indignados no es anti-sistema, se aferra al capitalismo y reivindica el sistema de valores del sistema capitalista. En tanto no busca la transformación real del sistema en ninguna de sus aristas, no puede ser catalogado como una revolución, con lo cual no pasa de ser una reforma al estresado sistema capitalista.

Bibliografía: 

Arendt, Hannah. La vida del espíritu. Versión Digital.  

Boffi, Luis Eduardo. Los indignados. Crisis de la representación política. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires.  

Coutrot, Thomás. La paradoja con los indignados.  

Hessel, Stéphane. Indignez vous! Versión Digital.  

Marrero, Domingo. Los Indignados en la historia. Material Digital.  

Marx, Karl. El Capital. Tomo I, Versión Digital.  

Luxemburgo, Rosa. Reforma o Revolución, México, Grijalbo, 1967.  

Riviére, Marcel. La Révolution sociale. Versión Digital.  

Villegas, Daniela. Indignados vs. Capitalismo/Patriarcado. Revista Interpretando.  

Discurso de Slavoj Žižek en New York el 22 de octubre de 2011. Bajado en enero 2012 en www.democraciarealya.es  

¡Indignados! 15-M. Material Digital. Bajado en enero 2012 en www.educacionysociedad.org  

Indignados, desigualdades y poder. Material Digital. Bajado en enero 2012 en www.mandalaediciones.com.  

Manifiesto “Democracia real, ya”. Bajado en enero 2012 en www.democraciarealya.es  

Propuestas aprobadas en la Asamblea del día 20 de mayo de 2011 en Acampada Sol. Bajado en enero 2012 en www.democraciarealya.es 


 Notas:
Los Indignados:
1. Uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

2.  Rosa Luxemburgo. Reforma o Revolución, México, Grijalbo, 1967, pp. 88-89.

3. Karl Marx, El Capital. Tomo I, p. 101.

4. Rosa Luxemburgo. Reforma o Revolución, México, Grijalbo, 1967, pp. 88


2 comentarios:

  1. ¿Acaso una reforma no es en si misma una revolución?

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  2. Una revolución es la más profunda e intensa reforma; pero una reforma en si misma no es una revolución.

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