Por Guillermo Sánchez
La
reciente declaración del primer ministro británico David Cameron
acusando a la Argentina de “colonialista” en relación con las islas
Malvinas no cabe en ningún sector de la diplomacia. Sin duda, una
actitud ofensiva e inadmisible. El vicepresidente Amado Boudou afirmó
que es “un exabrupto torpe e ignorante de la realidad histórica”, en
tanto el canciller Héctor Timerman dijo que “son resabios del
colonialismo de Gran Bretaña dentro de la decadencia imperial cuando
decide rescribir la historia”. Brasil y Uruguay manifestaron su apoyo a
la Argentina ante las circunstancias.
No ha sido la única afirmación inglesa en ese sentido. Expresiones, respuestas y acciones en torno de las Islas por parte del gobierno británico constituyeron movimientos que fueron rechazados por nuestro país y denunciados en los niveles de Naciones Unidas. Recordemos la conformación del área petrolera ubicada a 100 y 150 kilómetros al norte de Malvinas cuando lograron establecer la Plataforma Océano Guardian de la empresa Drigling (norteamericana) y determinaron un tiempo de 6 a 8 meses para explorar sobre petróleo. Asimismo, el envío de fuerzas militares para seguridad de los pobladores ingleses de las islas y disuadir cualquier intento en ese ámbito a la Argentina.
De todos modos, es legítimo recordar aspectos históricos sobre esta cuestión que hacen a la soberanía e integridad territorial de la Argentina cuando van a cumplirse treinta años de la Guerra del Atlántico Sur el próximo 2 de abril (1982).
No ha sido la única afirmación inglesa en ese sentido. Expresiones, respuestas y acciones en torno de las Islas por parte del gobierno británico constituyeron movimientos que fueron rechazados por nuestro país y denunciados en los niveles de Naciones Unidas. Recordemos la conformación del área petrolera ubicada a 100 y 150 kilómetros al norte de Malvinas cuando lograron establecer la Plataforma Océano Guardian de la empresa Drigling (norteamericana) y determinaron un tiempo de 6 a 8 meses para explorar sobre petróleo. Asimismo, el envío de fuerzas militares para seguridad de los pobladores ingleses de las islas y disuadir cualquier intento en ese ámbito a la Argentina.
De todos modos, es legítimo recordar aspectos históricos sobre esta cuestión que hacen a la soberanía e integridad territorial de la Argentina cuando van a cumplirse treinta años de la Guerra del Atlántico Sur el próximo 2 de abril (1982).
Designación
Luis Vernet -comandante político y militar de las islas Malvinas designado el 10 de junio de 1829 por el gobierno de Buenos Aires- ante diversas infracciones cometidas por buques de bandera norteamericana se vio obligado a tomar presa a una de las embarcaciones y la misma fue llevada al puerto de Buenos Aires. Este hecho provocó una serie de incidentes diplomáticos con Estados Unidos en 1831. Más tarde, esta situación conflictiva con la Argentina sería utilizada por Estados Unidos para afirmar su posición de reconocer la soberanía de las islas a Gran Bretaña.
Luis Vernet -comandante político y militar de las islas Malvinas designado el 10 de junio de 1829 por el gobierno de Buenos Aires- ante diversas infracciones cometidas por buques de bandera norteamericana se vio obligado a tomar presa a una de las embarcaciones y la misma fue llevada al puerto de Buenos Aires. Este hecho provocó una serie de incidentes diplomáticos con Estados Unidos en 1831. Más tarde, esta situación conflictiva con la Argentina sería utilizada por Estados Unidos para afirmar su posición de reconocer la soberanía de las islas a Gran Bretaña.
La usurpación
Desde 1826 aparecieron en Londres insinuaciones de navegantes y comerciantes ingleses que sugirieron la conveniencia de que Gran Bretaña se apoderase de las islas, es decir, que renovase la tentativa que había fracasado cuando debieron abandonar Puerto Egmont en la isla Gran Malvina en 1774. Así, el Foreign Office reaccionó ante la designación en 1829 de Luis Vernet a cargo de las islas por el gobierno de Buenos Aires. Este reclamo más los incidentes con las embarcaciones norteamericanas decidieron materializar la usurpación. Ante este panorama, Gran Bretaña, el 2 de enero de 1833, con la fragata Clío se apoderó de las islas echando a los criollos habitantes de la misma. Desde ese momento ejerció vigilancia militar y jurisdicción sobre el archipiélago hasta el 2 de abril de 1982 en que perdió la posesión hasta el 14 de junio por acciones llevadas a cabo por fuerzas argentinas. Ese fue el resultado de la Guerra del Atlántico Sur.
Desde 1826 aparecieron en Londres insinuaciones de navegantes y comerciantes ingleses que sugirieron la conveniencia de que Gran Bretaña se apoderase de las islas, es decir, que renovase la tentativa que había fracasado cuando debieron abandonar Puerto Egmont en la isla Gran Malvina en 1774. Así, el Foreign Office reaccionó ante la designación en 1829 de Luis Vernet a cargo de las islas por el gobierno de Buenos Aires. Este reclamo más los incidentes con las embarcaciones norteamericanas decidieron materializar la usurpación. Ante este panorama, Gran Bretaña, el 2 de enero de 1833, con la fragata Clío se apoderó de las islas echando a los criollos habitantes de la misma. Desde ese momento ejerció vigilancia militar y jurisdicción sobre el archipiélago hasta el 2 de abril de 1982 en que perdió la posesión hasta el 14 de junio por acciones llevadas a cabo por fuerzas argentinas. Ese fue el resultado de la Guerra del Atlántico Sur.
Contexto
En 1833 la Argentina era una nación débil, lo que a criterio de los ingleses no podía oponer resistencia ante la ocupación de las islas.
Las protestas diplomáticas del gobierno de Buenos Aires ante Londres no tuvieron efecto alguno. Este formal reclamo se extendió hasta 1849. Argentina sentó una cláusula que establecía que ante el silencio inglés dejaría de reclamar, pero hizo reservas de sus legítimos derechos de soberanía. En 1880 volvió a los reclamos. En 1884 Gran Bretaña invitó a la Argentina a someter el diferendo ante un árbitro, lo que no fue aceptado. Desde 1888 hasta 1908 y con una cláusula de reserva similar Argentina dejaba de lado los reclamos pero reafirmaba sus derechos sobre las islas.
De ahí en más, Argentina nunca dejó de reivindicar oficialmente y denunciar en foros internacionales y ante Naciones Unidas (1945) -la Organización continuadora de la Sociedad de las Naciones- sobre la usurpación inglesa del archipiélago.
En 1833 la Argentina era una nación débil, lo que a criterio de los ingleses no podía oponer resistencia ante la ocupación de las islas.
Las protestas diplomáticas del gobierno de Buenos Aires ante Londres no tuvieron efecto alguno. Este formal reclamo se extendió hasta 1849. Argentina sentó una cláusula que establecía que ante el silencio inglés dejaría de reclamar, pero hizo reservas de sus legítimos derechos de soberanía. En 1880 volvió a los reclamos. En 1884 Gran Bretaña invitó a la Argentina a someter el diferendo ante un árbitro, lo que no fue aceptado. Desde 1888 hasta 1908 y con una cláusula de reserva similar Argentina dejaba de lado los reclamos pero reafirmaba sus derechos sobre las islas.
De ahí en más, Argentina nunca dejó de reivindicar oficialmente y denunciar en foros internacionales y ante Naciones Unidas (1945) -la Organización continuadora de la Sociedad de las Naciones- sobre la usurpación inglesa del archipiélago.
Derechos irrenunciables
Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de Naciones Unidas creó la “Comisión para la Información sobre Territorios No Autónomos” que inicia la etapa de descolonización. Durante 1946 potencias administradoras de esos territorios de la antigua Sociedad de las Naciones enviaron información y, en consecuencia, nacen nuevos Estados. Gran Bretaña incluyó en su lista 43 territorios y entre ellos las islas Malvinas. Argentina ante el hecho reaccionó y formuló reserva sobre sus derechos de soberanía respecto del archipiélago.
Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de Naciones Unidas creó la “Comisión para la Información sobre Territorios No Autónomos” que inicia la etapa de descolonización. Durante 1946 potencias administradoras de esos territorios de la antigua Sociedad de las Naciones enviaron información y, en consecuencia, nacen nuevos Estados. Gran Bretaña incluyó en su lista 43 territorios y entre ellos las islas Malvinas. Argentina ante el hecho reaccionó y formuló reserva sobre sus derechos de soberanía respecto del archipiélago.
Fin del colonialismo
El Comité de Descolonización dictó la resolución 1514/60 estableciendo principios fundamentales.
La resolución es conocida como “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales” y determina que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación y en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”.
Afirma que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Y “todos los Estados deberán observar fiel y estrictamente las disposiciones de la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la presente Declaración sobre la base de la igualdad, de la no intervención en los asuntos internos de los demás Estados y del respeto de los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial”.
Esta es la posición de la Argentina. El respeto al derecho de no intervención en los asuntos internos de otro Estado, su derecho soberano e integridad territorial.
El Comité de Descolonización dictó la resolución 1514/60 estableciendo principios fundamentales.
La resolución es conocida como “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales” y determina que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación y en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”.
Afirma que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Y “todos los Estados deberán observar fiel y estrictamente las disposiciones de la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la presente Declaración sobre la base de la igualdad, de la no intervención en los asuntos internos de los demás Estados y del respeto de los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial”.
Esta es la posición de la Argentina. El respeto al derecho de no intervención en los asuntos internos de otro Estado, su derecho soberano e integridad territorial.
Posiciones
Por el contrario, Gran Bretaña participa de la voluntad (libre determinación del pueblo). Los habitantes de las islas pueden elegir el gobierno que deseen. En cuyo caso nacería un nuevo Estado.
Ocurre que Gran Bretaña tiene la posesión del archipiélago por la usurpación operada históricamente (1833) pero no el derecho. Argentina tiene derechos de soberanía (por sucesión de la Corona de España) pero no tiene la posesión. Las alianzas y compromisos de las grandes potencias mantienen reglas definidas y la sostienen, más allá de su legitimidad.
Esta resolución 1514/60 define la posición de cada una de las partes.
Es importante señalar que en una opinión consultiva sobre el Sahara Occidental (1975) la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas determinó que cuando estos dos principios se encuentren en pugna prevalecerá el de la unidad nacional e integridad territorial. Esta afirmación marca una orientación definida en torno a este conflicto sobre Malvinas.
Los hechos y la historia, aspectos geográficos y jurídicos demuestran fehacientemente que -conforme al derecho internacional y la integridad territorial de los Estados- las islas Malvinas son argentinas.
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Por el contrario, Gran Bretaña participa de la voluntad (libre determinación del pueblo). Los habitantes de las islas pueden elegir el gobierno que deseen. En cuyo caso nacería un nuevo Estado.
Ocurre que Gran Bretaña tiene la posesión del archipiélago por la usurpación operada históricamente (1833) pero no el derecho. Argentina tiene derechos de soberanía (por sucesión de la Corona de España) pero no tiene la posesión. Las alianzas y compromisos de las grandes potencias mantienen reglas definidas y la sostienen, más allá de su legitimidad.
Esta resolución 1514/60 define la posición de cada una de las partes.
Es importante señalar que en una opinión consultiva sobre el Sahara Occidental (1975) la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas determinó que cuando estos dos principios se encuentren en pugna prevalecerá el de la unidad nacional e integridad territorial. Esta afirmación marca una orientación definida en torno a este conflicto sobre Malvinas.
Los hechos y la historia, aspectos geográficos y jurídicos demuestran fehacientemente que -conforme al derecho internacional y la integridad territorial de los Estados- las islas Malvinas son argentinas.
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Medios pacíficos
Señalamos en nuestra columna de la semana pasada la resolución 2065/65 donde Naciones Unidas reconoce, por primera vez, que existe un conflicto de soberanía entre ambas partes y recomienda negociaciones para lograr un acuerdo pacífico sobre el tema (1).
La negativa británica es una constante.
Destacamos, asimismo, el apoyo de los organismos de integración sudamericanos y de países vecinos a la posición argentina. Así, por ejemplo, de la Organización de Estados Americanos (OEA), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Zona de Integración del Centro Oeste de Sudamérica (Zicosur), los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), entre otros.
La Argentina, como política de Estado, deberá seguir instrumentando los medios pacíficos que dispone el sistema de Naciones Unidas y continuar ganando consenso en la comunidad internacional y en diferentes bloques de integración hemisféricos y globales como la Asamblea General de la ONU.
En un mundo en crisis pero donde predomina la teoría realista de las relaciones internacionales, evidentemente son las naciones industrializadas las que manejan situaciones como el caso Malvinas. Y esa alianza entre naciones-potencias incluye al Reino Unido.
Y esta es una realidad.
Señalamos en nuestra columna de la semana pasada la resolución 2065/65 donde Naciones Unidas reconoce, por primera vez, que existe un conflicto de soberanía entre ambas partes y recomienda negociaciones para lograr un acuerdo pacífico sobre el tema (1).
La negativa británica es una constante.
Destacamos, asimismo, el apoyo de los organismos de integración sudamericanos y de países vecinos a la posición argentina. Así, por ejemplo, de la Organización de Estados Americanos (OEA), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Zona de Integración del Centro Oeste de Sudamérica (Zicosur), los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), entre otros.
La Argentina, como política de Estado, deberá seguir instrumentando los medios pacíficos que dispone el sistema de Naciones Unidas y continuar ganando consenso en la comunidad internacional y en diferentes bloques de integración hemisféricos y globales como la Asamblea General de la ONU.
En un mundo en crisis pero donde predomina la teoría realista de las relaciones internacionales, evidentemente son las naciones industrializadas las que manejan situaciones como el caso Malvinas. Y esa alianza entre naciones-potencias incluye al Reino Unido.
Y esta es una realidad.
A treinta años de la guerra
Unidad nacional e integridad territorial, dos principios incluidos en la resolución 1514/60 de Naciones Unidas, y la 2065/65, que recomienda negociaciones pacíficas para discutir sobre la soberanía. Gran Bretaña se ha negado sistemáticamente a debatir el tema. El Reino Unido carece de derechos, pero tiene la posesión por la fuerza. Argentina tiene derechos y son legítimos sus reclamos sobre la integridad territorial y la unidad nacional del país.
Unidad nacional e integridad territorial, dos principios incluidos en la resolución 1514/60 de Naciones Unidas, y la 2065/65, que recomienda negociaciones pacíficas para discutir sobre la soberanía. Gran Bretaña se ha negado sistemáticamente a debatir el tema. El Reino Unido carece de derechos, pero tiene la posesión por la fuerza. Argentina tiene derechos y son legítimos sus reclamos sobre la integridad territorial y la unidad nacional del país.
Fuentes: Diario La República
http://www.corrientesopina.com.ar/?p=14699
http://www.corrientesopina.com.ar/?p=14699
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