La respuesta sobre qué hacer para que los EEUU no
pierdan este liderazgo –que en realidad defiende los intereses de la clase
dominante de ese país— sorprende por provenir de alguien que nunca ocultó su
odio a Rusia. Sostiene que (…) Occidente debe integrar a Rusia a su sistema
como aliada estratégica; caso contrario, América puede desintegrarse, lo que
sería una catástrofe para la élite en cuyo nombre habla.
Por Rodolfo Bueno Ortiz*
El
Dr. Zbigniew Brzezinski, politólogo norteamericano de origen
polaco, que ocupó cargos importantes en el Club de Roma; que fue contratado por
Rockefeller para dirigir la creación de la Comisión Trilateral, de la que fue
su primer director; que aplicó el concepto de “Estado Totalitario” para los
países socialistas e identificó a Stalin con Hitler; que fue Consejero de
Seguridad Nacional del presidente Carter; un antirruso tan de cepa que cuando
le preguntaron sobre su aporte en la caída del comunismo, respondió que su
lucha había sido contra Rusia, independientemente del ropaje que ella vista;
aquel que ante el temor al renacimiento de Rusia, dijo que se le podía permitir
existir pero no convertirse en una potencia, lo que se debía evitar a cualquier
precio. Este mismo político sostiene actualmente que contra los EEUU actúan
tres fuerzas: la antiglobalización, el marxismo igualitario y el
cristianismo humanista, y propone anteponer a estas amenazas el
renacimiento de la democracia americana y su cultura de masas, que le permitió
a los EEUU ganar numerosas batallas durante la Guerra Fría.
Para él, los actuales EEUU se asemejan a la URSS de
los ochenta por las siguientes seis razones: 1) la bancarrota financiera
provocada por sus aventuras militares; 2) la imposibilidad de reformar
su sistema político; 3) la caída de su nivel de vida; 4) la
llegada al poder de una clase adinerada que sólo piensa en enriquecerse y a la
que le es indiferente el destino del resto del país; 5) el intentar
disimular los problemas internos, buscando enemigos externos; y 6) una
política internacional, que los aísla del mundo.
Afirma también que si en 1997 creyó que los EEUU
tenían garantizado su liderazgo por unos treinta años, ahora, si se mantienen
esas seis tendencias, no sólo los EEUU en los próximos diez años perderán su
liderazgo, sino que es muy probable que tengan una catástrofe social, que
repita en ellos la tragedia soviética.
La respuesta sobre qué hacer para que los EEUU no
pierdan este liderazgo –que en realidad defiende los intereses de la clase
dominante de ese país—, sorprende por provenir de alguien que nunca ocultó su
odio a Rusia. Sostiene que de la unidad de los EEUU con Turquía y con Rusia
depende el destino de la humanidad; que Occidente debe integrar a Rusia a su
sistema como aliada estratégica; caso contrario, América puede desintegrarse,
lo que sería una catástrofe para la élite en cuyo nombre habla.
Como reza el dicho, más sabe el diablo por viejo que
por diablo, y Brzezinski, además de diablo listo, es viejo zorro.
Lo que Brzezinski no dice es que ese colapso tiene
muy pocas esperanzas de solución, porque Obama no cuenta con unas bases
organizadas para enfrentar al gran capital, que es el que realmente saca
provecho de estos seis factores.
Se trata de si tomará Obama medidas radicales que
salven la economía de los EEUU y, por ende, la del orbe entero. ¿Controlará
alguna vez a los banqueros especuladores, cada vez más poderosos y ambiciosos,
que conducen a la quiebra generalizada del sistema financiero mundial? ¿Podrá
enfrentar el excesivo poder de Wall Street, para defender los intereses de las
grandes mayorías, ahora abandonadas a su suerte? ¿Podrá incrementar los
impuestos a las ganancias exorbitantes, como le sugiere Warren Buffett, un
multimillonario estadounidense? ¿Podrá subir los salarios para así incrementar
la capacidad adquisitiva del consumidor e incentivar la producción? Estos
correctivos los debe hacer ahora y no cuando el problema estalle, sino el
efecto bola de nieve será imparable.
Recordemos que la Gran Crisis comenzó de manera
espontánea e inesperada el “Jueves Negro” de 1929. Cuando todo estaba en santa
paz y santa calma, la bolsa se desplomó, la ansiedad y la parálisis se
apoderaron del globo y se necesitó que llegara al poder alguien como Roosevelt,
para que la crisis se resolviera a medias. Es que se trataba de un problema
sistémico, de la acumulación del capital en muy pocas manos, e, igual a lo que
bien pudiera pasar ahora, el estallido de una Guerra Mundial resolvió esa
crisis.
¿Quién puede maquinar un conflicto de magnitud tal
que ponga en peligro todo lo existente? La respuesta la da Sherlock Holmes: El
que obtiene beneficios del crimen. En este caso, la FED, “una entidad con
una estructura público-privada en su gobierno”, cuyo dueño es un cogollo de
banqueros dispuestos a todo con tal de conservar el privilegio de imprimir
moneda sin respaldo alguno, lo que viene haciendo desde que Nixon ordenara “suspender...
la conversión del dólar en oro, u otro valor de reserva”, y lo intentará
hacer hasta el fin del tiempo.
¿Qué hacer? Dejar de ser pasivos y actuar organizadamente.
Entender un problema es el primer paso para encontrar su solución.
(Título original: “Brzezinski y Rusia”.)
*Profesor y escritor ecuatoriano; dirige la
cátedra de Matemática en la Escuela Politécnica Nacional de Quito.
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