Instituto
Superior de Relaciones
Internacionales.
El sistema de las relaciones
económicas internacionales ha devenido en la actualidad en un proceso altamente
complejo, donde la actuación de los intereses económicos, políticos y militares
del capitalismo desarrollado lograron incidir decisivamente en la recomposición
del Orden Económico Internacional existente.
En efecto, en el escenario
mundial, los países capitalistas desarrollados ocupan su soñada posición
preponderante a través de un hábil e impetuoso proceso de utilización y
desarrollo de su potencial científico- técnico, del manejo de políticas
macroeconómicas que alargan los ciclos expansivos coyunturales y mediante la
búsqueda y ampliación de los espacios económicos regionales sobre la base de
una convergencia de intereses económicos y geopolíticos.
En definitiva, la revolución
tecnológica de los procesos y de la organización productiva ha promovido un
mayor nivel de integración e interdependencia económica en el ámbito
internacional, especialmente entre los países industrializados. A éste fenómeno
de la economía mundial se le denomina globalización, el cual tiene una estrecha
relación de causalidad con el proceso universal de internacionalización del
capital. Así pues, la actual tendencia hacia la "aldea global" no es
nueva ni casual y mucho menos fruto de la voluntad divina, sino por el
contrario constituye un proceso objetivo que emana del propio desarrollo lógico
e histórico del capitalismo como sistema.
La globalización abarca
diferentes ámbitos de la vida, incluyendo tanto el aspecto socioeconómico y
político como el científico-técnico, el teórico- conceptual, el medio ambiental
y el institucional. Sin embargo, la tendencia más sobresaliente es, sin dudas,
la globalización e internacionalización de la actividad económica.
No obstante, la imbricación
de los mercados y la consiguiente destrucción de los sistemas estatales
actuales en que encajan las actividades económicas, están generando grandes
cambios estructurales que se traducen en la creciente concentración del ingreso
y en formas de exclusión social que se manifiesta en todos los países. Estos
negativos resultados, en ocasiones son presentados como condiciones previas
para una nueva forma de crecimiento económico cuyos contornos aún no están definidos.
En otras palabras, el
crecimiento económico tendría imperativamente como contrapartida el nacimiento
de una nueva forma de organización social. Puede interpretarse esa simple
observación como una amenaza o como un desafío, o por lo menos, como el presagio
de una era de transición, y también de incertidumbre.
El aumento del comercio
intraindustrial, la deslocalización y los sistemas regionales de producción,
son solo algunos de los aspectos que dan cuenta del proceso de integración
global del comercio.
Por otra parte, en los
últimos años la liberalización y desregulación de los flujos financieros
acompañado del aumento de las Inversiones Extranjeras Directas y de las nuevas
formas de internacionalización especialmente entre los polos de poder, han provocado
un cambio importante en la internacionalización de las economías. La
interdependencia económica se ha reforzado y se han creado nuevas redes y
alianzas estratégicas entre las transnacionales a escala mundial y regional.
El enorme monstruo del
Mercado Financiero Globalizado ha creado una piramidación de transacciones que
se alejan o, si se quiere, se independizan tanto de la base real de operaciones
a la que supuestamente sirven, como de las regulaciones y políticas nacionales.
El dominio financiero constituye quizás, la expresión más clara de la
integración planetaria de los mercados. Se estima que ese Mercado Financiero
maneja 70 veces más dinero que la Economía Real.
Ahora bien, la seguridad y
la rentabilidad de las operaciones financieras del mercado, no siempre
coinciden con los objetivos más relevantes de la economía internacional en
general y de los países en particular: contribuir y cerrar la brecha del
atraso, atemperar los desequilibrios entre las naciones industrializadas,
facilitar el ajuste estructural y la estabilización del llamado Tercer Mundo y
favorecer el crecimiento conjunto de la producción y el empleo a escala
mundial. Valgan algunos ejemplos ilustrativos.
En 1960 el 20% más rico de
la población mundial obtenía el 70.2% de los ingresos, mientras el 20% más
pobre recibía el 2.4% lo cual significa una relación de 30 a 1, para el
2014 esta proporción es más del 60 a 1. Como se sabe, la Globalización Neoliberal
supone además, serios límites a la acción del Estado, especialmente para los
países subdesarrollados. La transnacionalización de los flujos de comercio,
tecnología y capital ha provocado la pérdida de importancia de las fronteras
nacionales de los países, haciendo más complejo y difícil el diseño y
efectividad de las políticas macroeconómicas.
Como resultado de todo lo
anterior, el margen de acción de los países subdesarrollados se ha reducido.
Los planes de desarrollo son cada vez más condicionados por la inserción del
país en el escenario internacional. Esta realidad compleja y contradictoria del
proceso de Globalización, está en la base del proceso de integración y
cooperación internacional
que se
ha desarrollado hasta
el momento, a partir del
reconocimiento de dos tipos de fenómenos: -Un mundo globalizado que aplana y
excluye a los no elegidos y a su vez la necesidad de tener bases propias de
sustentación como las que están en el fundamento de los procesos
integracionistas de la región en
cuestión.
LA INTEGRACION INTERNACIONAL
En éste
contexto la Integración
Económica Internacional se
concibe como un proceso
histórico que se
lleva a efecto consecuentemente con el
desarrollo de las fuerzas productivas. Este desarrollo, por su propia
naturaleza, trae consigo un fortalecimiento del
carácter social de la
producción, que al chocar,
en muchos aspectos,
con las limitaciones
nacionales de la reproducción,
da lugar a la
internacionalización del trabajo
así como
a la especialización y
cooperación entre las economías
nacionales.
En este
proceso la revolución
científico-técnica ha desempeñado
un papel de
excepcional importancia. En efecto,
el nivel actual
de la ciencia y
la técnica crea
la necesidad de
ampliar la especialización y cooperación
entre países , lo que a su
vez se revierte
como factor decisivo
en el propio
desarrollo de las
fuerzas productivas.
Esta tendencia
al ahondamiento de la división
internacional del trabajo y
a la ampliación
y profundización de
la especialización y
cooperación internacional
tiene su
expresión máxima en la
integración económica internacional.
Constituye ésta,
en la actualidad
una necesidad objetiva,
tanto de
los países capitalista
desarrollados como subdesarrollados, aunque
obviamente están atados
por la línea
vertical de la
relación de dependencia
centro-periferia, que aunque
con cambios, adecuaciones,
matices y frustraciones , se
mantiene en la actualidad
como base del
sistema internacional de
relaciones económicas.
Resulta así
conveniente, antes de
adentrarnos en el
análisis de algunos
aspectos claves de la
integración internacional,
examinar de manera general
los cimientos sobre
los que se
desarrolla la integración en
las condiciones del
capitalismo actual.
En este
sentido se puede conceptuar
, sin temor
a equivocarnos , que
dicho proceso se realiza
mediante la agrupación
de grandes monopolios,
los cuales al rebasar
en su actividad
económica los marcos
nacionales, se unen a
la búsqueda de
mayores mercados y
ganancias.
El propio
desarrollo de la
internacionalización de la
actividad de los
monopolios , al
agudizar las contradicciones entre
sus intereses expansionistas y
los limitados intereses
de los gobiernos
nacionales, crea las
condiciones propicias para la intensificación de la
interpenetración de los
monopolios y el
estado y posibilita asimismo el
desarrollo de formas
internacionales de regulación
estatal monopolista cuya
expresión suprema es la
integración imperialista mundial.
Ahora bien,
la integración internacional es, en
su sentido más general, un problema primariamente
político. Así la homogeneización
de los
intereses políticos es un prerrequisito básico para la consolidación de un
proceso de integración
internacional.
En la
integración imperialista estos
objetivos responden a los
reaccionarios propósitos políticos
de consolidación de
posiciones de grupo
y de países, en el contexto del
sistema capitalista mundial. y
de esta manera
asegurar una mayor
participación en el reparto de las
esferas de influencia
económico-político y militar.
Se busca
, por otra
parte el perfeccionamiento y
consolidación y extensión del
poderío de los países
capitalistas desarrollados, en
su lucha incesante
contra la acción
emancipadora de los
pueblos y el
desarrollo y
perfeccionamiento de los
procesos de cooperación,
concertación política e integración
con propósitos económicos
y sociales que
siguen nuevas pautas
de fortalecer las economías
subdesarrolladas, luchar y buscar nuevos
mecanismos que en
este complejo contexto
internacional, de dependencia
económica, permita un
avance tanto en el plano
conceptual, como en el propio
ejercicio de la integración.
No debemos
dejar a un lado el
hecho de que
para lograr sus objetivos
unificadores las
integraciones capitalistas, partiendo
de los conceptos
que se han
desarrollado hasta la
actualidad, crean organismos institucionales con características de
supranacionalidad.
Ahora bien, el supra nacionalismo, analizado en el contexto
económico-social del capitalismo
contemporáneo queda solo concebido como
un plan, un deseo. En efecto,
en el plano
nacional no existen como
norma , contradicciones entre
los intereses de las
clases dominantes y los del Estado: por
el contrario, éste no hace
más que representarlos en
el poder. Pero el caso
es diferente en
el marco internacional
donde las aspiraciones
extra nacionales de los
grandes monopolios entran
en conflicto con las funciones
organizadoras y reguladoras
de la actividad económica de los gobiernos
nacionales.
Esto se
complementa lógicamente con las
contradicciones que surgen
entre las grandes
potencias capitalistas, lo cual
se manifiesta, en el marco de las integraciones
internacionales, mediante las
luchas de los
distintos países miembros
por alcanzar posiciones
hegemónicas o ventajas
particulares, con relación a las
tendencias unificadoras de la integración.
Estos choques
de intereses y
tendencias desintegradoras intrínsecas , en última
instancia , al propios carácter
contradictorio de la integración capitalista.
Resulta necesario
resaltar en este bosquejo inicial,
las firmes bases proteccionista y discriminatorias sobre las
que se asientan las
políticas comerciales, agrícolas
y financieras de las
integraciones de los
países desarrollados. Este proteccionismo afecta
principalmente a los subdesarrollados debido a las
sustanciales limitaciones que
impone a las potencialidades exportadoras de ambos
grupos de países.
Como se apunta
por la Lic. Lourdes
Regueiro, investigadora del
Centro de Politica
Internacional (CIPI) en sus estudios
de la economía
internacional “En los debates
sobre el tema de integración que se desarrollan en el ámbito latinoamericano es
prácticamente ineludible que estos se inicien haciendo referencia al vacío de
no contar con una definición consensuada de integración, que cubra lo que es
común a las propuestas asociativas de la región que se auto identifican, o son
identificadas bajo discursos diferentes como integración. Este es un problema
no resuelto en el campo de las relaciones internacionales y de la llamada
economía política internacional.
Ciertamente se
ha señalado por
los estudiosos de
este proceso que
la Integración Internacional es
una copia del
proyecto Europeo, el
cual constituyó la
fase final de
un largo proceso
de cooperación e integración. Durante siglos
diferentes personajes europeos propugnaron la
unión política y
económica de Europa Occidental, proceso
que resulta imposible
de pormenorizar dado el
limitado alcance de este
trabajo
El largo
proceso de integración
de Europa Occidental , que hoy
integran 28 países, de
los seis iníciales
que en 1957
firmaron el famoso
Tratado de Roma,
ha sido , a
nuestro criterio, un
proceso que ha cumplido
en sentido integral
sus propósitos iníciales
de unir posiciones y
fortalecer su `proyección político
económico internacional,. Hoy en
día se
encuentra en una
etapa de grandes contradicciones, después de
haber transitado por
la famosas Fases
de : Zona de comercio
Preferencial, Zona de
libre Comercio; Mercado
Común, Unión Económica y Unión
Política(Estas dos últimas en
pleno proceso critico
de reestructuración y limitación
en sus alcances
nacionales y supranacionales) El elemento común a estas tres etapas ha sido
el peso del eje comercial como incentivo de la integración, aunque a partir
de los objetivos
de crear el
Mercado Común se
desarrollan formas integracionistas superiores
que rebasan el
marco comercial, como es
conocido.
Su
desarrollo y dinámica fue asumido
como TEORIA DE
LA INTEGRACIÓN.
En realidad
los proyectos de
Integración Internacional que se
han gestado y se
desarrollan en los
países subdesarrollados de
América Latina, Caribe, África y en
cierta forma Asia , son
una copia de
los objetivos integrales ,especialmente comerciales
del proyecto de
la Unión Europea.
Los proyectos
actuales de avanzada
social como el ALBA,
UNASUR, BRICS etc., son cuestionados
por una parte
importante de los
estudiosos de la materia.
No se ha
profundizado al respecto, ni
resulta realmente conveniente para
algunas organizaciones internacionales especializadas que
los nuevos proyectos
partan de diferentes
bases, y persigan objetivos
más amplios e integrales , en los
cuales
el factor social,
tiene una importancia
sustancial , sin
dejar a un lado
la potencialidad que
brinda a un proceso
integracionista, la cercanía geográfica
de los países, la
eliminación de las barreras
comerciales, la unión
financiera, etc. y
donde los propósitos centrales desafían
como se plantea
los intereses de
los países dominantes
en el contexto mundial.
Ahora bien cuando
se analizan profundamente las
dimensiones de acción
de estos nuevos
proyectos integracionistas ,
especialmente en América
Latina , tales como
el ALBA, se puede
concluir que el
proyecto se justifica
o valida totalmente
por los logros
sociales y políticos
que han obtenido. No
es así en
la dimensión económica
donde los rezagos
son evidentes y
tienen causas muy claras
, que parten
de la propia esencia
del proyecto; basar
las economías en sistemas
capitalistas de propiedad
que no devotan
a los objetivos centrales
del proyecto ALBA y que por
el contrario actúan
como posibles detonadores
del mismo , Estos
son, las principales
causas del retraso
de los resultados
en la dimensión económica
del ALBA: El
poder que aun
detenta el imperialismo, el
mercado, las oligarquías y
la doctrina neoliberal; el
asunto de la complementariedad económica
aún no ha sido eficientemente; desarrollado;el sector privado de
la economía , con
alta capacidad de
acumulación no tributa
al ALBA; el
Sector público no
está suficientemente desarrollado; modelos
económicos heterogéneos, marcos
legales diferentes; no
posibilidad de integración física; efectos
negativos de la crisis
económica mundial.
Ahora bien
estos procesos como
ya se ha
planteado están sujetos
a relacionamientos de
dependencia externa a
los que hay
que tomar muy
en cuenta a la
hora de teorizar
o generalizar y
no se puede
obviar la importancia
de los intereses regionales,
la necesidad de incrementar el
comercio, la inversión, la movilidad
libre de los factores
de producción entre
los miembros. Es por ello
que el grupo
de investigación del
CIPI utiliza una
definición que nos
parece acertada para
un comienzo en el
proceso de análisis
y perfeccionamiento.
La Integración: construcción histórica basada en
la voluntad política compartida de emprender procesos dirigidos a la creación
de espacios económicos, políticos, sociales culturales y medioambientales que privilegian
las sinergias regionales en relación con las existentes con otros países y
regiones del mundo, aunque estos sean sus socios comerciales naturales. Como
resultado de un proceso de integración debe producirse un incremento de las
relaciones de interdependencia regional.
Con el proceso de
globalización, las relaciones externas inciden de manera cada vez más
determinantes en el diseño de las políticas internas. Las disciplinas
internacionales tienden a abarcar ámbitos cada vez más amplios. En lo económico
inciden en las políticas fiscales y monetarias, en los impuestos y subsidios,
en las condiciones de competencia, las prácticas laborales y los planes de
promoción del desarrollo. En otras áreas abarcan campos tan diversos como el
ámbito de competencia del Estado, la propiedad intelectual, la administración
de justicia, la participación de la mujer, la preservación de ambiente, la
gobernabilidad y la lucha contra la corrupción.
La participación cada vez
más disminuida de los países subdesarrollados en los Foros en los cuales se
diseñan y adoptan decisiones sobre las normas y políticas de aceptación
internacional profundiza la significación de este problema.
Los procesos
regionales de integración requieren ser considerados de
manera explícita en un mundo donde interactúan actores con capacidad de acción
global, agrupaciones regionales de Estados y actores transnacionales. La
fluidez en las relaciones de poder y en la alineación de los actores, así como
las exigencias del proceso de globalización han conducido a nuevas modalidades
institucionales en las relaciones económicas internacionales y al
fortalecimiento de ámbitos de acción no gubernamentales. Se plantea por tanto,
el problema de ¿Cual es y será el papel de los
países subdesarrollados en ese escenario mundial y como podrían los
países y sociedades de las regiones defender sus intereses en tal entorno?
En este sentido se destaca
la importancia de innovar en la constitución de alianzas con los diferentes
actores: Estados, Empresas, ONG etc., para participar en el proceso de creación
y modificación de las estructuras institucionales para la negociación y
adopción de decisiones.
En el caso
de América Latina y Caribe se cuenta hoy con diversas opciones reales de
Integración, Cooperación e Inserción Externa. La profundización de la
cooperación e integración regional y la
inserción externa por la vía de la vinculación de los espacios sub regionales.
Los proyectos
que se desarrollan
en la región, especialmente el
ALBA, como se analizara previamente, han avanzado, con paso firme, en
la práctica bilateral y regional. Resulta
necesario la búsqueda
de un perfeccionamiento y ampliación
del espectro de
acción económica del proyecto,
en el contexto nacional e
internacional que se
desarrolla.
La tarea
no es fácil ,
porque la solución definitiva
radica, a nuestro
entender en una
radicalización de los
mecanismos de propiedad y
distribución de las
riquezas, y ello , como dijéramos
anteriormente esta en relación
directa con la
dependencia económica externa
hacia los centros
de poder con
los cuales se
comercia prioritariamente y se
mantienen lazos financieros
de alto nivel.
Sería a su vez
necesario un fuerte golpe
o salto cualitativo en el proceso
de diversificación productiva
en busca de
la complementariedad económica entre los
países miembros.
Hasta ahora, esto no
se ha logrado, y
se han priorizado
los mecanismos de
cooperación internacional.
Existe sin
embargo una fuerte voluntad política de sus progenitores
de ponerla en marcha en beneficio del
futuro.
El ALBA se ha extendido y materializado con objetividad, a países de la subregión del
Caribe Insular, en proyectos sectoriales de alcance prioritario con fines de
desarrollo y crecimiento económico y social, tales como PETROCARIBE, firmado en Junio de 2005,
el cual abarca no solo aspectos de
ajustes de precios, sino también se encamina y avanza su ejecución hacia el desarrollo económico y
social de los pueblos.
Hoy en
día el ALBA
se ha constituido en
la Alianza Bolivariana para la
Américas, después de la
Cumbre del 2009.
Existen más de
45 Proyectos Mega nacionales, el Banco del
Sur y las propuestas de
creación del SUCRE, (Sistema Unificado Compensatorio Regional,
que crea una
moneda de compensación como
base para la
integración monetaria e
inicio de un
proceso de convergencia
macroeconómica entre los países
miembros.) Ello , como se
analizó previamente , está en
un proceso inicial
de acción, y
condicionado a la
dependencia de estos
países de su
estructura productiva y
comercial, con los países
desarrollados.
Ahora
bien, es importante reconocer que aún no se ha alcanzado una adecuada
cohesión de América Latina y el Caribe en su proyección externa. La región no
opera en la escena internacional como una entidad ya que existen intereses
diversos entre los países y subregiones. Estas diferencias se expresan en los
varios procesos de negociación. Existe un escenario de negociaciones múltiples
sin que se perciba aún con claridad para
todos, aquello que se puede ofrecer y lo que se desea obtener.
La agenda económica externa
de América latina y el Caribe enfrenta un formidable desafío: compatibilizar la
integración regional con los proyectos de alcance extra regional. En tal
sentido, se presenta una situación paradójica: mientras los acuerdos de
integración de alcance regional, se concentran en aspectos comerciales, las
perspectivas de negociación con los
Acuerdos bilaterales y los
acuerdos previstos con la Unión Europea (EPAs) tienen objetivos mucho
más abarcadores en su propia filosofía hegemónica neoliberal. Surge como un
desafío central en la región volver a plantear, con dimensiones de mayor
alcance, la integración latinoamericana y caribeña.
La región enfrenta
simultáneamente varios frentes de negociación Estos ámbitos presentan
interacciones múltiples. Cualquier beneficio o ventaja en uno de ellos tiene la
potencialidad de extenderse a los otros ámbitos de negociación. En este
contexto debe plantearse el problema de cómo negociar en varios frentes en
forma simultánea e interrogarse sobre la compatibilidad de los diversos
procesos. En tales circunstancias se evidencia la necesidad de asumir posturas
de avanzada en el marco de las negociaciones comerciales de la OMC y la
necesidad de adoptar una forma distinta de vinculación entre los países
subdesarrollados y desarrollados.
Un diagnóstico adecuado de
la situación internacional y una visión prospectiva sobre el papel que le
correspondería jugar a América Latina y el Caribe resultan decisivos al
respecto. Actualmente, existe una creciente incertidumbre sobre la evolución
del escenario internacional, la cual ha sido exacerbada por la existencia de
una crisis económica -- financiera de carácter sistémico.
A nivel mundial la crisis
sistémica ha subrayado la importancia de introducir profundos cambios en el
sistema financiero globalizado, que corrijan las actuales situaciones de escasa
participación en las decisiones por parte de los países subdesarrollados que incluyan una normativa general e
incorporen las necesidades de estabilidad
y financiamiento al desarrollo. La necesidad de estos cambios se
incrementa a partir de la radical separación producida entre la economía
virtual y la productiva y ante la insuficiencia de los mecanismos de mercado
para asegurar adecuadamente los recursos.
El carácter de las crisis
financieras que se han sucedido, recuerdan que en la construcción de escenarios
internacionales a partir de una
perspectiva regional se deben incorporar las cuestiones financieras. Las
incertidumbres del presente han conducido a visualizar, desde una
multiplicación de Acuerdos Parciales y de nuevos regímenes de regulación hasta
un nueva Arquitectura Financiera Internacional. Esta situación se produce en un
escenario definido en cuanto a la distribución del poder mundial. Los Estados
Unidos de América, muy probablemente mantendrán durante los próximos años el peso y el papel
protagónico que tienen actualmente. De igual manera, es presumible que la Unión
Europea, como resultado de la expansión y profundización de su proceso de
integración se fortalezca más aún.
Japón mantendrá su rol como
protagonista en la arena internacional y China ha pasado a asumir
posiciones de primera línea en la
economía internacional. En este contexto los países subdesarrollados
continuarán profundizando su situación de marginación.
Una situación en la que se aúnan las inestabilidades del poder político y
económico-financiero en casi todos los países ha conducido a que se aceleren en
los ámbitos más diversos negociaciones destinadas a establecer o consolidar
marcos de referencia para el intercambio económico o dicho en otras palabras,
para hacer frente a las oportunidades y riesgos de la globalización.
En tales circunstancias, es
necesario reforzar en la región el sentido de la urgencia ante las complejas
negociaciones del presente o del futuro. Se puede prever una congestión en la
capacidad de negociación de la región en los años venideros, lo que podría
incidir en la adopción de compromisos sin una adecuada evaluación de sus
efectos a largo plazo.
Resulta conveniente en
consecuencia plantear la necesidad de una estrategia para las negociaciones de
los países subdesarrollados, evaluando
los costos y beneficios de las relaciones Económicas Internacionales, con las
partes negociadoras. Ahora bien para realizar estas evaluaciones y trazar las
estrategias debe por supuesto tenerse en cuenta el panorama económico y social
de los países de cada región. Esto obliga a abordar brevemente temas tan
complejos como la génesis y desarrollo de la Crisis económica. Sobre ella
se han escrito decena de miles de cuartillas: los llamados factores
exógenos, los internos, la falta de voluntad política, integracionista y las
políticas de ajuste que han estado presente en centenares de Diagnósticos. En
Realidad la crisis es resultado de la combinación de factores históricos,
externos e internos, que han deformado estructuralmente a los países, han
convertido a las economías latinoamericanas en apéndices de los países
desarrollados y sostenedores del status quo del Orden Económico Internacional.
Un análisis detenido de la
naturaleza o cimientos de dichas políticas permite comprender la absoluta
insuficiencia de sus postulados para encarar la crisis del continente. En
efecto, en ella se entrelazan las recetas para la solución de los factores
limitantes externos e internos, tales como las conocidas propuestas a la
solución del problema de la Deuda Externa, al estímulo del proceso exportador y
desestimulo a las importaciones que por demás pueden poner en peligro hasta el
propio proceso de reproducción simple del proceso económico, privatizaciones y
estímulo descontrolado a la Inversión extranjera, la reducción del gasto
público y afectación sensible a los salarios reales y el empleo. En fin, la
combinación de acciones inmediatas que pueden llevar a paliativos coyunturales
que dejan de la mano la reclamada respuesta integral a los desequilibrios
estructurales macroeconómicos.
La solución al problema de
la crisis va más allá de un alivio transitorio basado en políticas económicas
de corte neoliberal que ha funcionado bajo consignas elementales pero con
resultados apropiados a los intereses oligárquicos de los gobiernos y clases
dominantes.
La hipótesis de la que se
parte es la de la existencia de un estancamiento estructural cuya superación
implica la recomposición del aparato productivo en su conjunto, dada la
pretensión de insertar eficientemente a
la región en una economía global altamente competitiva a partir de una apertura
comercial y financiera. En Síntesis, se trata de una crisis en la cual de una
parte, los bajos niveles de productividad inhiben la generación de un excedente
mayor y de otra parte, las formas de articulación con la economía mundial
impiden su plena retención para usos internos que pudiesen mejorar la
productividad.
Los hechos esbozados
muestran que nos hallamos sumidos en la enorme complejidad y que resulta difícil reconocer el hecho y
enfrentarlo.
La reducción de opciones
alternativas lleva a otra lógica de razonamiento. Aparentemente no hay
soluciones con los términos conocidos del problema a resolver. Dicho de otra
manera, la escala y complejidad del problema no permite una solución viable con
el herramental conocido. La etapa crucial que vive el continente latinoamericano
y caribeño requiere de una ruptura del
modo de pensar y actuar.
Se requiere trascender un
enfoque de corto plazo, de alta sensibilidad a las coyunturas y ser capaz de
superar las formas tradicionales de operar en el Sistema. Es imprescindible,
como elemento de cohesión, de un programa de desarrollo a mediano y largo
plazo, coherente, nacional y movilizativo, que incorpore en su acción a todas
las fuerzas sociales. Resulta imprescindible diseñar alternativas de desarrollo
global, sectorial ramal y empresarial
donde las fronteras nacionales no sean un elemento condicionante
restrictivo y que ofrezcan soluciones pragmáticas y concertadas.
La cooperacion e integracion Internacional constituyen
como derivacion, una necesidad
incuestionable para los países subdesarrollados y por ende para elevar el nivel
de vida de toda la población y comenzar a satisfacer las apremiantes
necesidades sociales acumuladas
Ahora bien, estos procesos
hay que verlos con una óptica de integralidad y objetividad profunda y realista, lo que implica, a
nuestro entender, tener presente el
criterio de que la solución real y definitiva para lograr resultados positivos
en lo que respecta al crecimiento y desarrollo económico de los países y pueblos
y de avanzar eficientemente desde el punto de vista económico y social, deviene primariamente de la voluntad política
interna para realizarlos y de la elaboración y puesta en marcha de estrategias
y políticas económicas internas, que obviamente tengan en cuenta el contexto
internacional en el cual se van a proyectar y desarrollar, pero que prioricen
la consecución adecuada de aspectos tan importantes como los procesos de acumulación, ahorro, desarrollo
tecnológico, estructuras productivas para satisfacer las demandas nacionales y
de comercio exterior, financieros, salarial y de precios, empleo, y otros. En
fin, de políticas macroeconómicas, que
respondan a los intereses económicos y sociales nacionales y que viabilicen y posibiliten el futuro eficaz
de los proyectos de cooperación e
integración que se desarrollan y/o desarrollen en la región.
Esto es, los procesos y
proyectos de cooperación e integración
regional que se encuentran en marcha están sujetos en su éxito pleno a una
concepción y ejecución previa de acciones nacionales que permitan la creación y uso adecuado del
ahorro interno y externo, del desarrollo de las fuerzas productivas, la
detención o control de la salida al exterior de los excedentes productivos y
financieros creados por los países para que sean invertidos y reinvertidos en función de la solución de los acuciantes
problemas económicos, sociales y financieros existentes. Solo así se podrá
hablar de una proyección social de la política económica interna y de procesos
de cooperación e integración internacional que coadyuven y permitan el logro de
tales objetivos. Solo partiendo de estos principios se hace viable el reclamo
internacional de los pueblos de establecer estrategias o proyectos
de cooperación e integración que prioricen la problemática social
incluyente de todo lo referente a aspectos tales como: la
reducción de los niveles de pobreza, eliminación del analfabetismo,
elevación de los niveles de educación, estrategias epidemiológicas y de salud
primaria y especializada que permitan la reducción de los índices de morbilidad
y mortalidad, incorporación de la mujer
en condiciones equitativas a los procesos productivos y sociales, cuidado del
medio ambiente, seguridad, empleo y otros.
Actualmente existe una
comprensión más profunda de que uno de
los puntos más débiles que han tenido los esfuerzos unitarios en toda la región
ha sido el no haber logrado el verdadero efecto social.
Los sectores de educación y
salud pública, toda la amplia gama que supone el desarrollo espiritual mas
pleno del ser humano, reclama atención priorizada y privilegiada.
La integración tiene
que poner en primer plano al ser humano. Solo así se logrará que todos y
cada uno sientan como suyo, como algo esencial para si mismo y para su progreso
y bienestar este proceso.
La sociedad civil tiene que
participar activamente en este esfuerzo de concertación, cooperación e integración, que sea capaz de adaptarse a
las condiciones surgidas en el planeta en los últimos años y enfrentar los
principales desafíos que se levantan en el mundo de hoy, que es ya de por sí un
reto colosal. Tratar de despojar de las insuficiencias y limitaciones que han
experimentado los mecanismos integracionistas existentes y subsanar sus fallas
supone sabiduría y audacia.
El análisis profundo y
objetivo de la efectividad que han alcanzado en la actualidad las experiencias
de estos procesos de acercamiento en la región, sus logros, limitaciones
conceptuales, prácticas , su real posibilidad de continuidad o vigencia en el
enfoque de su proyección, resulta el aspecto clave a definir en estos momentos
trascendentales para nuestros países subdesarrollados El proceso de integración regional tiene que llegar a ser capaz de
involucrar en su trabajo y gestión acciones más apropiadas al más amplio
espectro de la sociedad civil.
Las opciones no son fáciles
pero deben ser exploradas, apoyar los procesos que se desarrollan actualmente
sobre estas bases a fin de lograr su perfeccionamiento constante y ascendente.
Debemos analizar y actuar en el marco de toda la complejidad del problema sin
perder de vista la heterogeneidad de la región.
,La integración hay que
verla con una óptica de integralidad y en ese sentido reclaman cada vez más
atención las formulas de cooperación e integración en sectores sociales que
hasta hace poco se creía que nada, o casi nada, podían hacer en el marco de un
esfuerzo integracionista. Hoy hay cada vez más comprensión de que uno de los
puntos más débiles que han tenido los esfuerzos unitarios en toda la región ha
sido el no haber logrado el verdadero efecto social. Siendo los aspectos
socio-culturales menos conflictivos para lograr concertar posiciones y
esfuerzos conjuntos, esta resulta un área donde es necesario avanzar en
profundidad y contribuir así a rescatar y a afirmar la credibilidad en sus objetivos centrales
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