jueves, 14 de marzo de 2019

Las relaciones asimétricas en el sistema internacional “multi-nodal”




Por Leyde E. Rodríguez Hernández

El profesor de Teoría de las Relaciones internacionales, Dr. Brantly Womack, especialista en las problemáticas asiáticas, en la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos, impartió, en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa Garcia”, en La Habana, una magistral conferencia titulada: “Más allá de los grandes poderes y las guerras: la gestión de la asimetría en un sistema internacional “multi-nodal”.
 
Dr. Leyde E. Rodríguez Hernández, Vicerrector del ISRI y Dr. Brantly Womack.

Desde el inicio de su intervención, el profesor Womack diferenció el término multipolar, para referirse a la estructura del sistema internacional, con respecto a "multi-nodal”, el cual utiliza para referirse a las emergentes asimetrías entre los países, la profundización de la heterogeneidad y la aparición de coaliciones. Es un concepto que se entrelaza con la seguridad y estabilidad del sistema internacional y sus alianzas.

La teoría de las asimetrías y poderes regionales del distinguido profesor estadounidense, Brantly Womack, propone explicar las relaciones entre los poderes regionales y sus vecinos a partir de esta lente conceptual, al igual que las interacciones entre estas potencias regionales y el hegemon internacional que representa los Estados Unidos.

El hilo conductor de este marco teórico es que las diferencias materiales entre países y sus distintas prioridades estratégicas generan disparidades en cuanto al nivel de atención que los dos componentes de la relación se prestan mutuamente, lo cual puede derivar frecuentemente en tensiones y conflictos. 

 La forma normal en que se estructura esta relación bilateral es mediante un intercambio de respeto -del más débil al más fuerte- y de reconocimiento de autonomía -del más fuerte al más débil-. Extrapolando este esquema para abordar la relación de los poderes regionales con la superpotencia, el corolario es la existencia de un sisterma "multi- nodal", donde hay mayor espacio para la intervención de estos actores internacionales, los cuales, a su vez, puede suponerse que aspirarán a un orden mundial más predecible. 

Este esquema teórico permite además pensar en una mayor fluidez del sistema internacional a partir de las negociaciones constantes que deben sucederse entre fuertes y débiles tanto en un nivel como en otro, lo cual quedó muy bien expuesto por Womack en su obra: “Asimetría y Relaciones Internacionales”, publicada por la Universidad de Cambridge en 2016.


En el diálogo que sostuvo con profesores del ISRI e investigadores del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), Womack expresó que en los últimos años su actividad teórica se ha concentrado en el estudio de los países asiáticos y sus relaciones asimétricas, refiriéndose así a los principales aspectos de su obra, porque entiende que el tema principal hoy en este campo de estudio es el problema de cómo manejar las asimetrías en un sistema internacional “multi-nodal”; en una nueva era de las relaciones internacionales, que se inició, a partir de 2008, con la última crisis económica global del capitalismo. Entonces, Womack se preguntó: ¿Cuál es la estructura de esa nueva era? Y se respondió que existen asimetrías para entender esas nuevas interacciones del sistema internacional.

Significó la emergencia y la importancia de los problemas entre los Estados Unidos y China, en esta nueva era “multi-nodal”, pero aunque esa es la principal relación del sistema internacional, piensa que no lo determina todo en las relaciones internacionales actuales, pues hay que analizar también la situación de otras potencias mundiales y regionales.

Una posible solución a esos conflictos pudiera encontrarse, según Womack, en una convergencia global entre las potencias medias en vías de desarrollo, en un contexto en que aumentan las interacciones Sur-Sur y los actores en este eje observan a occidente como algo menos esencial para su progreso económico y social. Por lo que evidenció con suficientes datos y gráficos estadísticos las diferencias y divergencias entre las potencias occidentales y el resto de los países emergentes, asegurándose la caída de los principales indicadores económicos de las tradicionales potencias occidentales frente a las potencias medias emergentes como China, India e Indonesia, entre otras.

Para  Womack, estamos en una era diferente de las relaciones internacionales porque el poder de la riqueza per cápita se mantiene estable pero la jerarquía cambia. El poder de la riqueza y los avances tecnológicos están determinando la estructura asimétrica del sistema “multi-nodal”, la cual tiene notable diferencia con la distribución de poder multipolar porque en esta, como establece el enfoque neorrealista, solo cuentan o importan un conjunto de potencias principales y las demás carecen de significación o no cuentan en la distribución del poder.

En un sistema internacional “multi-nodal”, dijo Womack, existen muchos poderes secundarios. A la sazón, hay que ver la diferenciación del poder. Y en esa disertación hizo justa una crítica al realismo político porque no es objetivo. Según sus palabras: “no es realista”. Para el profesor Womack, el poder sigue siendo importante, es un factor siempre a tener en consideración, en todo análisis de las relaciones internacionales, pero no siempre prevalece, pues ha visto la capacidad de algunos países de resistir el poder de una o varias superpotencias y ese resultado tiene un costo. Y es por eso, enfatizó Womack, que el uso del poder no siempre permite dominar aunque frecuentemente los daños son altos para la parte más modesta o vulnerable. Y la resistencia a un gran poder genera una diferencia cualitativa importante para el enfoque sobre las “Asimetrías en Relaciones Internacionales”. El poder de permanecer, resistir y lograr los objetivos se relaciona con el poder conectivo y potencial, para alcanzar lo que se quiere en el ámbito de la política internacional.     

Sin embargo, todos los actores están expuestos al proceso de la globalización que crea costos y beneficios. Otro aspecto esencial es que un actor no pueda controlar el costo que produce el exceso de exposición global. Womack dijo que eso lo podemos observar en la existencia de estados y gobiernos estables, mientras otros son menos estables o inestables, la causa está en la afectación por el exceso de exposición global.

Womack penetró en la relación Estados Unidos-China para destacar que ambas son potencias globales especiales porque representan un tercio de la economía mundial, pero la relación entre ellas es asimétrica. Por el poder de la riqueza y la economía se puede decir que Estados Unidos sobrepasa todavía a China, pero esta tiene mayor producción. Hay que analizar también la paridad en términos de dólares y poder adquisitivo. En el análisis, si se observa una brecha de treinta años, se puede describir o identificar una asimetría. Esto será un rasgo definitorio en las relaciones Estados Unidos-China en los próximos treinta años. Habrá que ver si China seguirá siendo una potencia regional y Estados Unidos global. En este punto, Womack recordó que China, a finales del siglo XX, era uno de los países de más bajos ingresos, ahora es de ingresos medios y, en 2018, había superado el nivel de ingresos medios del conjunto de países de Asia meridional. China sobrepasa hoy tres veces la economía regional y su nivel per cápita aumenta y ha alcanzado a los Estados Unidos.

Womack se preguntó cuáles son las opciones de las potencias medias. Dijo que estar cambiando de aliados es peligroso frente a las grandes potencias. Estar a un lado u otro de las grandes potencias puede comprometer demasiado a una potencia media, por lo que estima que mantenerse al margen de las grandes potencias es lo mejor para ellas. Podrían protegerse de la incertidumbre,  en su relación con otras potencias medias. Puso el ejemplo de los países miembros de la ASEAN que se unieron por su vulnerabilidad política y económica, diferenciando a esta organización de la OTAN.

Otro elemento a considerar, según Womack, es que las personas son la base de las relaciones internacionales, sin ellas no es posible impulsarlas. Tiene gran valor la relación entre el pueblo y su gobierno, y los beneficios que obtiene de las políticas gubernamentales. El pueblo es esencial para todas las transformaciones, lo cual se ha probado en el caso de Cuba.  

En la visión de Womack, en la compleja situación internacional actual, hay que mantener la calma, el control y el buen juicio. Hay que concentrarse en los asuntos estratégicos. La política de Estados Unidos contra las alianzas ha provocado inestabilidad política. Existe mucha inestabilidad y los países tienen que trabajar mucho para controlar las exposiciones en ese medio. Se debe reflexionar sobre las alianzas en un sistema internacional “multi-nodal” entre los medianos y pequeños estados.

Womack reconoció que en su enfoque sobre las asimetrías insiste en los países, en las comunidades políticas, se refiere menos a los estados, porque es una teoría en construcción. El aspecto del poder blando en las relaciones internacionales, en esencia es la persuasión, y el tema de los actores no estatales se encuentra en construcción en la teoría sobre las asimetrías.    

El futuro traerá cambios en muchos aspectos: los países en desarrollo aumentarán la productividad per cápita; la producción se quedará en gran parte de esos países y a nivel regional; ocurrirán significativos cambios en el comercio, con los avances tecnológicos, como la impresión 3D, lo cual incidirá en el capital transnacional y la transportación de materias primas. Ya existen problemas para el aumento de la productividad y el empleo, enfatizó  Womack, quien, una vez más, fue sugerente en la convergencia, en condiciones de asimetrías, entre distintos tipos de potencias para alcanzar la estabilidad internacional.

Todos esos factores hacen que las relaciones internacionales sean menos predecibles, pero la idea de la convergencia entre las potencias medias y los pequeños países parece útil, cuando los países en vías de desarrollo sobrepasan a los desarrollados en el PIB, sin incluir a China, que hace una diferencia de diez años. Y, en ese sentido, los Estados Unidos tiene fijación en China, como parte de ese futuro global, concluyó el profesor Brantly Womack.


   
     

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