Por Leyde E. Rodríguez Hernández
El profesor de Teoría de las
Relaciones internacionales, Dr. Brantly Womack, especialista en las problemáticas
asiáticas, en la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos, impartió, en
el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa Garcia”, en La
Habana, una magistral conferencia titulada: “Más allá de los grandes poderes y las
guerras: la gestión de la asimetría en un sistema internacional “multi-nodal”.
Dr. Leyde E. Rodríguez Hernández, Vicerrector del ISRI y Dr. Brantly Womack. |
Desde el inicio de su intervención, el profesor Womack diferenció el término multipolar, para referirse a la estructura del sistema internacional, con respecto a "multi-nodal”, el cual utiliza para referirse a las emergentes asimetrías entre los países, la profundización de la heterogeneidad y la aparición de coaliciones. Es un concepto que se entrelaza con la seguridad y estabilidad del sistema internacional y sus alianzas.
La teoría de las asimetrías
y poderes regionales del distinguido profesor estadounidense, Brantly Womack,
propone explicar las relaciones entre los poderes regionales y sus vecinos a
partir de esta lente conceptual, al igual que las interacciones entre estas
potencias regionales y el hegemon internacional
que representa los Estados Unidos.
El hilo conductor de este
marco teórico es que las diferencias materiales entre países y sus distintas
prioridades estratégicas generan disparidades en cuanto al nivel de atención
que los dos componentes de la relación se prestan mutuamente, lo cual puede
derivar frecuentemente en tensiones y conflictos.
La forma normal en que se
estructura esta relación bilateral es mediante un intercambio de respeto -del
más débil al más fuerte- y de reconocimiento de autonomía -del más fuerte al
más débil-. Extrapolando este esquema para abordar la relación de los poderes
regionales con la superpotencia, el corolario es la existencia de un sisterma
"multi- nodal", donde hay mayor espacio para la intervención de estos
actores internacionales, los cuales, a su vez, puede suponerse que aspirarán a
un orden mundial más predecible.
Este esquema teórico permite
además pensar en una mayor fluidez del sistema internacional a partir de las
negociaciones constantes que deben sucederse entre fuertes y débiles tanto en
un nivel como en otro, lo cual quedó muy bien expuesto por Womack en su obra: “Asimetría
y Relaciones Internacionales”, publicada por la Universidad de Cambridge en
2016.
En el diálogo que sostuvo con
profesores del ISRI e investigadores del Centro de Investigaciones de Política
Internacional (CIPI), Womack expresó que en los últimos años su actividad teórica
se ha concentrado en el estudio de los países asiáticos y sus relaciones
asimétricas, refiriéndose así a los principales aspectos de su obra, porque
entiende que el tema principal hoy en este campo de estudio es el problema de cómo
manejar las asimetrías en un sistema internacional “multi-nodal”; en una nueva
era de las relaciones internacionales, que se inició, a partir de 2008, con la
última crisis económica global del capitalismo. Entonces, Womack se preguntó: ¿Cuál
es la estructura de esa nueva era? Y se respondió que existen asimetrías para
entender esas nuevas interacciones del sistema internacional.
Significó la emergencia y la
importancia de los problemas entre los Estados Unidos y China, en esta nueva
era “multi-nodal”, pero aunque esa es la principal relación del sistema internacional,
piensa que no lo determina todo en las relaciones internacionales actuales,
pues hay que analizar también la situación de otras potencias mundiales y regionales.
Una posible solución a esos
conflictos pudiera encontrarse, según Womack, en una convergencia global entre
las potencias medias en vías de desarrollo, en un contexto en que aumentan las
interacciones Sur-Sur y los actores en este eje observan a occidente como algo
menos esencial para su progreso económico y social. Por lo que evidenció con suficientes
datos y gráficos estadísticos las diferencias y divergencias entre las
potencias occidentales y el resto de los países emergentes, asegurándose la caída
de los principales indicadores económicos de las tradicionales potencias occidentales
frente a las potencias medias emergentes como China, India e Indonesia, entre
otras.
Para Womack, estamos en una era diferente de las
relaciones internacionales porque el poder de la riqueza per cápita se mantiene
estable pero la jerarquía cambia. El poder de la riqueza y los avances tecnológicos
están determinando la estructura asimétrica del sistema “multi-nodal”, la cual
tiene notable diferencia con la distribución de poder multipolar porque en
esta, como establece el enfoque neorrealista, solo cuentan o importan un
conjunto de potencias principales y las demás carecen de significación o no
cuentan en la distribución del poder.
En un sistema internacional “multi-nodal”,
dijo Womack, existen muchos poderes secundarios. A la sazón, hay que ver la
diferenciación del poder. Y en esa disertación hizo justa una crítica al
realismo político porque no es objetivo. Según sus palabras: “no es realista”. Para
el profesor Womack, el poder sigue siendo importante, es un factor siempre a
tener en consideración, en todo análisis de las relaciones internacionales, pero
no siempre prevalece, pues ha visto la capacidad de algunos países de resistir
el poder de una o varias superpotencias y ese resultado tiene un costo. Y es
por eso, enfatizó Womack, que el uso del poder no siempre permite dominar
aunque frecuentemente los daños son altos para la parte más modesta o
vulnerable. Y la resistencia a un gran poder genera una diferencia cualitativa importante
para el enfoque sobre las “Asimetrías en Relaciones Internacionales”. El poder
de permanecer, resistir y lograr los objetivos se relaciona con el poder
conectivo y potencial, para alcanzar lo que se quiere en el ámbito de la
política internacional.
Sin embargo, todos los
actores están expuestos al proceso de la globalización que crea costos y
beneficios. Otro aspecto esencial es que un actor no pueda controlar el costo
que produce el exceso de exposición global. Womack dijo que eso lo podemos observar
en la existencia de estados y gobiernos estables, mientras otros son menos
estables o inestables, la causa está en la afectación por el exceso de
exposición global.
Womack penetró en la
relación Estados Unidos-China para destacar que ambas son potencias globales
especiales porque representan un tercio de la economía mundial, pero la
relación entre ellas es asimétrica. Por el poder de la riqueza y la economía se
puede decir que Estados Unidos sobrepasa todavía a China, pero esta tiene mayor
producción. Hay que analizar también la paridad en términos de dólares y poder
adquisitivo. En el análisis, si se observa una brecha de treinta años, se puede
describir o identificar una asimetría. Esto será un rasgo definitorio en las
relaciones Estados Unidos-China en los próximos treinta años. Habrá que ver si
China seguirá siendo una potencia regional y Estados Unidos global. En este
punto, Womack recordó que China, a finales del siglo XX, era uno de los países de
más bajos ingresos, ahora es de ingresos medios y, en 2018, había superado el
nivel de ingresos medios del conjunto de países de Asia meridional. China sobrepasa
hoy tres veces la economía regional y su nivel per cápita aumenta y ha alcanzado
a los Estados Unidos.
Womack se preguntó cuáles
son las opciones de las potencias medias. Dijo que estar cambiando de aliados
es peligroso frente a las grandes potencias. Estar a un lado u otro de las
grandes potencias puede comprometer demasiado a una potencia media, por lo que
estima que mantenerse al margen de las grandes potencias es lo mejor para
ellas. Podrían protegerse de la incertidumbre, en su relación con otras potencias medias.
Puso el ejemplo de los países miembros de la ASEAN que se unieron por su
vulnerabilidad política y económica, diferenciando a esta organización de la
OTAN.
Otro elemento a considerar,
según Womack, es que las personas son la base de las relaciones
internacionales, sin ellas no es posible impulsarlas. Tiene gran valor la
relación entre el pueblo y su gobierno, y los beneficios que obtiene de las políticas
gubernamentales. El pueblo es esencial para todas las transformaciones, lo cual
se ha probado en el caso de Cuba.
En la visión de Womack, en
la compleja situación internacional actual, hay que mantener la calma, el
control y el buen juicio. Hay que concentrarse en los asuntos estratégicos. La
política de Estados Unidos contra las alianzas ha provocado inestabilidad
política. Existe mucha inestabilidad y los países tienen que trabajar mucho
para controlar las exposiciones en ese medio. Se debe reflexionar sobre las
alianzas en un sistema internacional “multi-nodal” entre los medianos y
pequeños estados.
Womack reconoció que en su
enfoque sobre las asimetrías insiste en los países, en las comunidades
políticas, se refiere menos a los estados, porque es una teoría en construcción.
El aspecto del poder blando en las relaciones internacionales, en esencia es la
persuasión, y el tema de los actores no estatales se encuentra en construcción
en la teoría sobre las asimetrías.
El futuro traerá cambios en
muchos aspectos: los países en desarrollo aumentarán la productividad per
cápita; la producción se quedará en gran parte de esos países y a nivel
regional; ocurrirán significativos cambios en el comercio, con los avances
tecnológicos, como la impresión 3D, lo cual incidirá en el capital
transnacional y la transportación de materias primas. Ya existen problemas para
el aumento de la productividad y el empleo, enfatizó Womack, quien, una vez más, fue sugerente en
la convergencia, en condiciones de asimetrías, entre distintos tipos de
potencias para alcanzar la estabilidad internacional.
Todos esos factores hacen
que las relaciones internacionales sean menos predecibles, pero la idea de la
convergencia entre las potencias medias y los pequeños países parece útil,
cuando los países en vías de desarrollo sobrepasan a los desarrollados en el PIB,
sin incluir a China, que hace una diferencia de diez años. Y, en ese sentido,
los Estados Unidos tiene fijación en China, como parte de ese futuro global, concluyó
el profesor Brantly Womack.
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