Por Dr. Leyde E. Rodríguez Hernández
PARTICIPANTES:
Sra. Consuelo Vidal, Coordinadora Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba
Embajador Abelardo Moreno Fernández, Asesor del Ministro de Relaciones Exteriores
MSc. Santiago Pérez Benítez, Subdirector del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI)
Dr. C. Leyde E. Rodríguez, Vicerrector del ISRI
Dra. C. Magda Bauta, asociada individual de la ACNU
Embajador Fermín Quiñones Sánchez, presidente de la ACNU / moderador
Moderador: ¿Qué lecciones aprendidas deja la Covid-19 en torno a la necesidad de las prácticas multilaterales?
No creo que las lecciones hayan sido aprendidas. La especie humana ha evidenciado ser irreflexiva, testaruda ante las realidades de la historia, la pandemia de la gripe española de 1918, las catástrofes naturales, la destrucción de la guerra, como la primera y la segunda guerra mundial. Ninguno de los participantes en esta mesa redonda vivimos tales acontecimientos.
Hay quienes todavía vacilan en cuestionar a los Estados Unidos, después de tantas guerras injustificables en el Medio Oriente e invasiones y golpes de Estados en América Latina y el Caribe. Y qué decir del lanzamiento de las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, un genocidio cuando apenas la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el orden mundial actual en crisis - denominado liberal- se iniciaba, cuyo aniversario 75 también conmemoramos en este crispado 2020.
Me resulta difícil observar lo que sucede hoy en el ámbito internacional sin la historia. Seria vaciar la política y la diplomacia de contenido, de los hechos y factores que la vivifican. He podido identificar algunas lecciones importantes:
Frente a una crisis global se requiere de la cooperación para enfrentarla exitosamente. Las luchas geopolíticas no hacen más que agudizar la crisis para todos los actores del sistema internacional.
Es imposible ignorar que los problemas requieren de respuestas y soluciones globales. Ahora más que nunca, porque este fenómeno de la Covid-19 no tiene precedentes para las actuales generaciones. Es un fenómeno de connotación nacional o local, regional y global. La cooperación se requiere en todos los ámbitos, atendiendo las reivindicaciones de los países más pobres y subdesarrollados. Muchos de ellos cuentan con la voluntad de enfrentar y resolver problemas, pero no tienen los recursos e infraestructuras adecuadas, porque existen asimetrías entre los Estados y no todos tienen las mismas capacidades para solucionar los desafíos del impacto social producido por la Covid-19.
Si bien la presencia de las instituciones multilaterales en todas las dimensiones: local, regional y global, es de suma importancia y esencial para la humanidad en la hora actual, se requiere colocar al ser humano y su protección en el centro de la estrategia multilateral, la cual, sería un fracaso, sin un liderazgo político capaz y sensibilizado en el apoyo de las medidas que adopten las instituciones multilaterales para preservar y potenciar los servicios de salud pública.
Hemos visto la importancia de las tecnologías digitales para lograr regímenes de distanciamiento físico, para contrarrestar el virus y mantener el acceso a servicios de educación y salud. Pero hay que reconocer que existen todavía profundas desigualdades entre las naciones y los individuos en el acceso uso y disfrute de estas tecnologías.
Se hizo evidente la fragilidad de los sistemas sanitarios, no solo de los países en vías desarrollo, sino también en los considerados desarrollados como Estados Unidos, España, Francia y potencias emergentes de las dimensiones de Brasil, India y Rusia, que son potencias espaciales, al mismo tiempo, Rusia es una superpotencia militar. En el campo de los sistemas sanitarios la inconsistencia es global y lo relaciono con la vulnerabilidad e ineficiencia del sistema capitalista dominante en su etapa neoliberal para enfrentar esta pandemia, garantizar los derechos humanos y salvar vidas.
Por lo anterior, se evidencia la necesidad de que el Estado ocupe su lugar en la protección social. El nivel de desamparo de vastos sectores sociales en todo el mundo ha sido muy elevado durante la pandemia y el costo en vidas humanas ha sido demasiado alto en Estados Unidos y Brasil, para citar solo dos ejemplos cercanos de países en nuestro hemisferio que se han burlado de la cooperación internacional y el multilateralismo.
Se debe reconocer que la ONU, a través de su agencia especializada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) trazó las orientaciones para alertar, controlar la pandemia, en junio de 2020, y reducir su impacto global, en especial en los países en vías de desarrollo, pero el ataque a la OMS fue brutal por la administración de Donald Trump. Es un hecho escandaloso e inédito en las relaciones internacionales de nuestra época.
Independientemente de las amenazas y peligros que acechan el multilateralismo, la ONU sigue siendo un componente necesario para la negociación internacional, el dialogo, la solución de los conflictos, encontrar consenso o soluciones a los problemas globales, exponer las reivindicaciones de los países del Sur y, en su conjunto, del Movimiento de Países No alineados (MNOAL).
Considero que se debe rechazar en el plano académico y político toda narrativa hegemónica e imperialista contraria a la existencia de la ONU y de los argumentos que favorecen su destrucción o desaparición. Junto al señalamiento de sus defectos e imperfecciones, debe defenderse su existencia, actualización y democratización, como un medio idóneo o tribuna necesaria para fortalecer el multilateralismo y la cooperación internacional en un mundo en el que proliferan los desafíos globales: pandemias, terrorismo, hambre, cambio climático, militarismo y las armas nucleares.
El multilateralismo ha sido en la práctica arruinado por las exacerbadas relaciones de poder, el hegemonismo y la acción unilateralista de Estados Unidos -y de otras potencias en asuntos puntuales de su interés nacional-, y la existencia de un orden internacional capitalista que se manifiesta en crisis, agresivo, caótico, desequilibrado, antidemocrático e injusto.
Albergo la esperanza de que la humanidad aprenda las lecciones del fatídico año 2020, sin ignorar el conocimiento científico y la importancia del multilateralismo, en función del bienestar de la especie humana y de su supervivencia, en una época de inexorables e interdependientes problemas globales.
Muchas gracias,
Tema de gran trascendencia actual y sobre el se ciernen nuevos desafíos en las nuevas condiciones que pueden limitar la capacidad y contribución al del multilateralismo.
ResponderEliminarTema de gran trascendencia actual y sobre el se ciernen nuevos desafíos en las nuevas condiciones que pueden limitar la capacidad y contribución al del multilateralismo.
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