viernes, 23 de octubre de 2020

Retos, económicos, políticos, sociales y culturales de la sociedad internacional postpandemia de la Covid-19

Panel virtual Universidad Gerardo Barrios, El Salvador:

Celebración día del estudiante de relaciones y negocios internacionales.

  

 Por Dr. Leyde E. Rodríguez Hernández

Los retos, económicos, políticos, sociales y culturales de la sociedad internacional en la etapa postpandemia de la Covid-19 son múltiples, diversos, exponenciales, penetran y atraviesan a todas las naciones y a los individuos, en relación directa con las características regionales y de cada país. 

Por las contradicciones, la rivalidad, las pugnas geopolíticas entre grandes potencias y potencias medias y las asimetrías de poder entre los Estados, provoca que algunas potencias se consideren más soberanas que otros Estados. Por eso resulta difícil para mí pensar en términos de sociedad internacional en un medio tan competitivo en el que predominan las relaciones de poder, control y dominación. 

 

En el plano económico uno de los grandes retos es cómo reducir la ampliación de la brecha entre el Norte y el Sur. Ya antes de la pandemia el 1 % más rico del mundo poseía el doble de la riqueza de 6 900 millones de personas, mientras 600 millones vivían en la pobreza extrema, casi 690 millones sufrían hambre y 5,2 millones de niños menores de cinco años murieron, en su mayoría, por causas evitables y tratables. Cuando ustedes analizan los daños causados por la pandemia de la Covid-19 las cifras se han duplicado. Por tanto, la situación económica mundial es crítica y se agrava por los efectos devastadores de la Covid-19, cuyo mayor impacto se observará en los países menos desarrollados, muchos de ellos sufren medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos u otras potencias occidentales.     

Es muy peligroso para la seguridad internacional que los Estados Unidos, como la principal potencia económica, militar y tecnológica, desestime los organismos internacionales y acuerdos multilaterales, viola el derecho internacional y la Carta de las Naciones, y amenaza a la paz y la seguridad internacionales con un militarismo desenfrenado, muy altos gastos en la carrera armamentista que no le permitieron escuchar los reclamos universales de un “cese el fuego global” en la ONU para reducir los conflictos armados internacionales durante la pandemia, lo cual hubiera también contribuido a la paz en la postpandemia o la llamada nueva normalidad.  Un gran peligro para la existencia de la humanidad lo constituye la existencia y nuevos desarrollos de armas nucleares.  

 

Desde 2013 se observaba un período de desaceleración, estancamiento o crisis de las economías latinoamericanas. La Covid-19 paralizó aún más la posibilidad de acometer las reformas estructurales que necesita la región para que sus economías sean más productivas y competitivas y no quedar al margen de la actual revolución tecnológica y digital.

Esta expansión del coronavirus y su crecimiento en América Latina debe contemplarse desde tres ámbitos diferentes que se interrelacionan e influyen unos en otros: el político, el sanitario y el económico-social.

Sus efectos en América Latina implican un incremento de la incertidumbre económica que corre en paralelo con un aumento de la crisis económica, el desempleo, de las tensiones políticas y sociales al escalar la presión sobre las administraciones públicas y los sistemas sanitarios.

La Covid-19 es prueba para los gobiernos y el liderazgo político. La crisis se da en un momento de profunda debilidad de la mayoría de los gobiernos de la región que no han conseguido encauzar, de forma adecuada, en los años recientes, las reivindicaciones sociales de las clases medias emergentes. Se vive en la región la plenitud de la crisis y del fracaso del neoliberalismo como política económica. Es por eso que los servicios públicos, especialmente los sanitarios han colapsado. Pero, en realidad, ya estaban así antes de la crisis del coronavirus.

Lo anterior, junto con el estancamiento económico y la existencia de unas administraciones ineficientes y penetradas por la corrupción, el mal funcionamiento de esos servicios públicos, en el área de salud, además de educación, transporte y seguridad ciudadana, explica la creciente desafección popular que desembocó, a finales de 2019, en una serie de estallidos sociales que hacen precaria la estabilidad regional. Por ejemplo, Ecuador, Chile, la agitación social en Colombia, en Bolivia asumió el poder un gobierno de facto resultado de un golpe militar y contra Venezuela se ha producido una muy fuerte injerencia extranjera con el objetivo de crear un caos mediante los peores instrumentos de la “guerra hibrida” y está amenazada de invasión por el gobierno de Donald Trump.  

Brasil es el país con mayor número de infectados y fallecidos por la Covid-19 y México tiene entre sus grandes riesgos la cercanía a los Estados Unidos, epicentro global de la pandemia.

América Latina está dañada por un orden internacional desigual, injusto y antidemocrático. Además de la caída de los precios de las materias primas, la crisis llega a los países latinoamericanos por esa posición desventajosa en la estructura internacional y por otras problemáticas como la fuga de capitales y la acción perversa de actores no estatales como las transnacionales que explotan sus riquezas naturales y contribuyen al cambio climático global.

La evolución de la economía latinoamericana se vincula, por lo tanto, a cómo se comporten las economías de China, la Unión Europea y los Estados Unidos, y cuánto tarde en disminuir la expansión de la pandemia en la región.

Hasta ahora, las transformaciones económicas y sociales han estado paralizadas por el intenso período electoral de los años 2017-2019, la debilidad de los gobiernos surgidos de esos comicios (la mayoría –salvo México–, sin suficiente apoyo parlamentario) y por la fuerte oposición social a las tradicionales políticas económicas que generan más exclusión y pobreza.

Los países latinoamericanos y caribeños no tienen medios, recursos, tecnología ni la capacidad de acción colectiva en sus sociedades para enfrentar un evento de impacto total como la Covid-19.

La pandemia de coronavirus demuestra la necesidad de coordinar políticas a nivel regional con un sentido de solidaridad y cooperación entre los estados y pueblos, no solo para enfrentar la pandemia y sus secuelas, sino también para encausar los esfuerzos regionales hacia el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.     

Cuba, a pesar del recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Donald Trump, que ya dura más de 60 años, cuyos efectos son particularmente devastadores en el contexto de la pandemia de la Covid-19, ha reforzado su cooperación médica internacional con el envío de más de 3 mil 800 colaboradores organizados en 52 brigadas médicas a 39 países y territorios afectados por la enfermedad, quienes se sumaron a los que ya prestaban servicios en 59 Estados antes de la pandemia.  Y se cuenta con candidatos vacunales cubanos para enfrentar la Covid-19, en fase de ensayos clínicos en humanos y se espera que concluyan todas sus etapas en enero del 2021. 

 En estos momentos, en Cuba se trabaja en la ejecución de la Estrategia económica y social post Covid-19, con medidas que implican transformaciones profundas en la economía e innovadoras con el objetivo de desarrollar el país y elevar el nivel de vida de la población. Soberana 01 es el primer candidato vacunal de América Latina y el Caribe que recibe una autorización para ensayos clínicos y el número 30 en el mundo.

 

En mi opinión, América Latina y el Caribe tienen perspectivas en la política internacional, por su historia, cultura y la ingeniosidad de su gente, pero antes deberá resolver los profundos problemas estructurales que provocan sus crecientes desigualdades económicas y sociales, agudizadas por el capitalismo neoliberal.  Esos problemas solo podrían resolverse mediante procesos de integración solidarios que privilegien la colaboración frente a la competencia y fomenten una cultura de paz, en una región amenazada por conflictos, el cambio climático, bases militares extranjeras y maniobras militares de Estados Unidos, las cuales se suman a las medidas coercitivas unilaterales contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, lo que no hace más que afectar los derechos humanos y las condiciones de vida de la población de esos países.

No obstante, en medio de tantos retos provocados por la Covid-19 y la crisis civilizatoria actual, también tenemos la esperanza de que la humanidad sepa encontrar nuevos caminos que permitan una transformación social profunda reducción de desigualdades, injusticias sociales y la construcción de un mundo de paz y cooperación entre los pueblos.   

Muchas gracias

 Video:

https://drive.google.com/file/d/1pLBSKsxN8bfPqaUrwxMZNf-LD1NuQfpx/view?usp=sharing

                                                                                             

 

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