Por Leyde E. Rodríguez Hernández
La
Cumbre de las Américas abordará, inevitablemente, temas que parecen no ser de
interés para el gobierno estadounidense, como la paz, la presencia de bases
militares en el hemisferio y el militarismo contra América Latina y el Caribe, que
pone al continente sobre aviso de un nuevo intervencionismo militar en la zona
o sobre la posibilidad de planes de
golpes de Estado en países progresistas contrarios al hegemonismo de los Estados Unidos en la región:
Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, aunque estos no serían los únicos.
Así
lo demuestra el reciente aumento de la presencia militar en Latinoamérica, con
particular significación en Honduras, [1]
en la base aérea estadounidense de Soto Cano, conocida como
‘Palmerola’, a 86 kilómetros de Tegucigalpa, donde han alojado una nueva unidad
especial constituida por 250 marines, al menos cuatro helicópteros pesados y un
catamarán anfibio de alta velocidad, destinado a transportar tropas y medios
entre puertos dentro de un teatro de operaciones.[2] La nueva unidad, denominada
‘Fuerza de Tarea de Propósito Especial Aire-Tierra de Marines-Sur’ o
‘SPMAGTF-South’ (de ‘Special Purpose Marine Air-Ground Task Force-South’),
estará operativa en la región entre junio y noviembre de 2015. Ya, desde el 1
de abril, la base aloja la unidad, según informó, a su vez, La Iguana TV.
Las distintas fuentes coinciden en que la nueva fuerza intervencionista es “de
respuesta a crisis”, según las concepciones imperialistas estadounidenses. Su
misión declarada es la colaboración en adiestramiento con fuerzas militares al
servicio de la derecha hemisférica, “asistencia humanitaria” y “operaciones
antidroga”. Es bien conocido que los Estados Unidos ha recurrido a estos
pretextos para invadir militarmente a otros países en la región,
tradicionalmente con la venia de la Organización de Estados Americanos (OEA):
el tristemente célebre ministerio de colonias yanquis.
Como suele suceder, la creación de la nueva
fuerza surgió a una semana de la visita del jefe del Comando Sur de los Estados
Unidos, John Kelly[3],
a Honduras, donde participó en la Conferencia Centroamericana de Seguridad
Transnacional, donde asistieron representantes y jefes de las Fuerzas Armadas
de 14 países, incluidos Canadá, México, Colombia, República Dominicana, Haití y
Costa Rica.
Todo está interrelacionado, recuerden que, en
su momento, el ex presidente hondureño
Manuel Zelaya declaró su intención de convertir Soto Cano en un aeropuerto
civil con financiación de la ALBA, una decisión rechazada por el embajador del Imperio
en Honduras. Entonces, Zelaya, un presidente elegido democráticamente, fue
depuesto en un cruento golpe de Estado organizado por los Estados Unidos en
junio del 2009. La base militar, clave para los intereses de Washington en toda
la región, fue protagonista del golpe contra Zelaya, y podría convertirse,
junto a otras bases en el Caribe y en el Sur Latinoamericano en puntal para
nuevos zarpazos militares contra países independientes, progresistas y
soberanos contrarios a la dominación imperialista.
El nuevo gobierno hondureño, en una decisión
indigna, canceló la decisión del anterior Ejecutivo y la ‘Palmerola’ se quedó
en su lugar. La noticia sobre la creación en ella de una nueva unidad especial
coincidió con la intensificación de las tensiones entre los Estados Unidos y
Venezuela, tras el fracaso de un intento de golpe de Estado, con factura estadounidense,
en la patria de los libertadores Simón Bolívar y Hugo Chávez, y la proclamación
de un decreto presidencial por parte de
Obama, el 9 de marzo, en que se acusa, con total desatino, a Venezuela como “una
inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y la política exterior
de los Estados Unidos”, cuando sabemos que, en rigor, la seguridad nacional del
Imperio es la inseguridad de América Latina y el Caribe, e incluso planetaria.
En este contexto, resulta de extraordinaria importancia
la propuesta del 30 de marzo de 2015 presentada por el Secretario General de la
Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper[4], de eliminar todas las
bases militares de los Estados Unidos en el territorio latinoamericano.
Y diría también caribeño, donde se encuentra la ilegal base naval de Guantánamo,
que ofende la dignidad del pueblo cubano, y otras instalaciones militares susceptibles
de ser utilizadas en una aventura militar contra cualquier país del hemisferio.
Respecto
a la Cumbre de las Américas que se celebrará este 10 y 11 de abril en Panamá,
Samper expresó: "Un buen punto de la nueva agenda de relaciones entre los
Estados Unidos y América Latina sería que no haya bases militares
norteamericanas en Suramérica”. Samper rechazó las medidas unilaterales de los
Estados Unidos contra Venezuela, y consideró que el evento que se celebrará en
Panamá es oportuno para replantear las relaciones del Gobierno norteamericano
con la región.
Pero
dijo más: "en un mundo globalizado como el actual uno no puede pedir
reglas de juego globales para la economía y mantener el unilateralismo para la
política. Ningún país tiene derecho a juzgar la conducta del otro ni muchísimo
menos a imponerle sanciones o castigos por su propia cuenta". De igual
forma Samper condenó que "un país que no ha ingresado al sistema
interamericano de Derechos Humanos formalmente se reserve el derecho a hacer
juicios", en relación con la política exterior de Washington hacia América
Latina, anclada en los tiempos de la confrontación que caracterizó a la “guerra fría”.
Samper destacó que una de las grandes expectativas de la Cumbre es el encuentro del
presidente de Cuba, Raúl Castro; y su homólogo estadounidense, Barack Obama.
Sin embargo, destacó que lo importante es abordar el estado de las reuniones
diplomáticas y la exigencia del levantamiento del bloqueo económico, comercial
y financiero contra la isla. Además resaltó que se deben abordar "otros
temas, no sólo lo que le interesan a los Estados Unidos", entre ellos el
medioambiente, equidad de género o derechos humanos, en ambas Américas. En esta
VII Cumbre, también se espera que la Unasur pida al presidente de los Estados
Unidos, Barack Obama, que derogue la orden ejecutiva emitida el pasado 9 de
marzo, en la que agrede a Venezuela tras acusarla de ser una “amenaza inusual y
extraordinaria” para la seguridad del país norteamericano.
Es
lógico pensar que de no derogarse dicha orden ejecutiva contra Venezuela, será
muy difícil imaginar una nueva relación entre las dos Américas.
Notas:
[1] Véase
las informaciones al respecto publicadas por los sitios en Internet Resumen
Latinoamericano y Russia Today. 3 de abril de 2015
[2] De
acuerdo con el portal defensa.com, la ‘Palmerola’ suele albergar a entre 500 y
600 soldados estadounidenses de manera permanente. Véase las informaciones publicadas
por los sitios en Internet Resumen Latinoamericano y Russia Today. 3 de abril de 2015
[3] Aunque sus nombres
se parecen, no confundir con Kerry, el Secretario de Estado de los Estados
Unidos. Aunque bien pudieran ser apellidos para un dúo musical, por su
pronunciamiento melódico: Kelly y Kerry: uno, desde el “poder duro,” y el otro,
desde el “poder blando”, buscan el control y la subordinación de América Latina
y el Caribe, su antiguo traspatio, a los intereses hegemónicos del Imperio.
[4] Véase las declaraciones del Secretario General de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper en: