miércoles, 15 de febrero de 2012

Los Indignados: ¿Revolución o Reforma?

Los Indignados:
Por Claudia Morgade Donato.

En estos últimos meses estamos asistiendo a un fenómeno político y social, el de los indignados. Este movimiento; que ya había comenzado, de alguna manera, en Túnez y Egipto; se inició en España y se está extendiendo al resto del mundo. Este hecho social y político no está dirigido, aparentemente, por ninguna persona o grupo de interés o de poder, sino que son “autoconvocados” por los medios de comunicación. 

El móvil parece ser la falta de futuro, tanto económico como social y político del sistema capitalista que, en estos momentos de crisis, brinda sobradas razones para la indignación, sin embargo, ¿Constituye este movimiento una revolución o una reforma? A partir del análisis de sus medios, objeto, composición social y reclamos; el movimiento de los indignados no pasa de ser una reforma que pide cambios dentro del sistema capitalista, pero que en ningún momento se dirige contra sus bases ni su sistema de valores. El objetivo de este trabajo es demostrar que el movimiento de los indignados no puede ser considerado una revolución, en tanto no pasa de ser una reforma que busca cambios dentro del sistema capitalista. Para ello se hacen necesarios los siguientes objetivos específicos:
  •  Señalar el origen del movimiento de los indignados, sus causas y antecedentes. 
  •  Especificar las características, estructura y reclamos del movimiento.

Marco teórico conceptual: 

Movimiento de los indignados o 15-M: Movimiento ciudadano iniciado en España el 15 de mayo de 2011. Extendido posteriormente a otros países europeos y de América.  

Revolución: Podemos hablar de Revolución sólo cuando el cambio se produce en el sentido de un nuevo origen (…) para dar lugar a un cuerpo político nuevo, cuando la liberación de la opresión conduce, al menos, a la constitución de la libertad. (Arendt, Hannah. La vida del espíritu).  

Reforma: Medidas tendientes a adaptar las superestructuras política y jurídica de la sociedad a condiciones económicas nuevas. Son reformas si emanan de las clases que, hasta entonces, han ejercido en la sociedad la soberanía política y económica. Son también reformas si en vez de haber sido acordadas de buen grado, fueron arrancadas por un esfuerzo de las clases dominadas, o simplemente impuestas por la fuerza de las circunstancias. Inversamente, son fases de una revolución si son la obra de una clase que, hasta entonces oprimida política y económicamente, acaba de conquistar el poder político y lo emplea, como es necesario y, además, fatal, para metamorfosear en su provecho, lenta o rápidamente, la totalidad de las superestructuras política y jurídica, e instituir nuevos modos de relaciones sociales. (Kautsky, Cito, en traducción libre, La Révolution sociale, París, Marcel Riviére.)  

Capítulo I. El Movimiento de los Indignados. Origen:  

El Movimiento 15-M o Movimiento de los indignados, es un movimiento ciudadano que se inicia en España el 15 de mayo de 2011. Este movimiento demandaba, a partir de una serie de protestas pacíficas, una democracia más participativa alejada del bipartidismo: Partido Socialista Obrero Español (PSOE)- Partido Popular (PP) y del dominio de bancos y corporaciones, así como una "auténtica división de poderes" con la intención de mejorar el sistema político. No parece casual que el movimiento de los indignados haya surgido en España, la cercanía de la península ibérica con los territorios árabes e incluso su historia común, hacen que la “primavera árabe” sea una referencia indiscutible para el movimiento. Además, la actual crisis del sistema capitalista golpea a España con más fuerza que a otros países de la euro-zona; eso explica porqué el movimiento ha encontrado seguidores en Grecia, Portugal e Italia y sin embargo, se mantienen más escépticos en Alemania, Francia y los países nórdicos. Aunque oficialmente el movimiento se inicia el 15 de mayo del 2011, existen una serie de acontecimientos que constituyen la plataforma sobre la que se monta el movimiento de los indignados.  

El 30 de marzo se produjo en España la primera protesta juvenil, una huelga general de estudiantes, con asistencia de miles de jóvenes en todo el país, protestaban contra el paro y la precariedad laboral, los recortes presupuestarios en la educación, el plan Bolonia y el aumento de las tasas universitarias. 

Asimismo, el movimiento internauta No les votes, nacido en respuesta a la Ley Sinde contra la libre distribución de obras, instó a no votar a los partidos que la apoyaron: PSOE, PP y CiU. 

El autor intelectual del movimiento 15-M fue el escritor y diplomático francés Stéphane Hessel, quien con su libro Indignez vous!, publicado en Francia a finales de 2010, dio nombre, consigna y programa al movimiento de Los Indignados. Hessel, en siete capítulos, convoca a la juventud a rebelarse pacíficamente frente a un sistema económico y político que niega un presente y futuro promisorio, propone un alzamiento contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica.  


¿Cómo concluir este llamado a la indignación? Diciendo todavía lo que, en ocasión del sexagésimo aniversario del programa del Consejo Nacional de la Resistencia dijimos el 8 de marzo del 2004 -- somos veteranos de los movimientos de resistencia y fuerzas de combate de la Francia Libre (1940-1945) -- que ciertamente "El nazismo fue derrotado, gracias al sacrificio de nuestros hermanos y hermanas de la Resistencia y a las Naciones Unidas contra la barbarie fascista. Pero esta amenaza no ha desaparecido y nuestra ira contra la injusticia sigue intacta". No, esta amenaza no ha desaparecido por completo. Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no nos propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos. 

Entre las bases del Movimiento 15-M, que comenzó a organizarse tras el establecimiento de centenares de acampadas en plazas de la mayoría de las ciudades españolas, así como otras creadas por expatriados españoles en ciudades de todo el mundo, están las de ser un movimiento apartidista (sin afiliación a ningún partido ni sindicato), pacífico y horizontal (sin estar sujeto a ningún tipo de jerarquía). El movimiento se organiza a través de asambleas populares abiertas celebradas generalmente en plazas o parques y está estructurado en diversas comisiones (Legal, Comunicación, Acción, Actividades, Barrios, Estatal e Internacional, Información, Infraestructuras y Lenguas de Signos) y grupos de trabajo (Cultura, Educación, Política, Economía, Medio Ambiente, Trabajo Social, Feminismos, Ciencia y Tecnología, Diálogo entre Religiones, Migración y Movilidad y Pensamiento). En la actualidad, el movimiento de los indignados ha globalizado la protesta social y se ha extendido a varios países europeos, latinoamericanos y a Estados Unidos. El movimiento está compuesto en su mayoría por jóvenes, estudiantes, desempleados e inmigrantes. De manera general, son estos los sectores más afectados por la actual crisis del sistema capitalista y son los que ven disminuidos sus intereses y proyecto de vida dentro de una sociedad cuya élite, al mismo tiempo, los excluye y los utiliza. Es precisamente esta heterogeneidad de la base social del movimiento lo que hace que exista multiplicidad de intereses dispersos. No obstante su multiplicidad de intereses, a los manifestantes los unen, al menos, dos factores:  

Son en su mayoría jóvenes auto-convocados a través de las redes sociales digitales. Las manifestaciones se han propagado rápidamente gracias al uso de medios de comunicación vía Internet, tales como el streaming, las redes sociales, los blogs y las videoconferencias; alcanzando su punto más alto con la movilización global del 15 de octubre, realizada en más de 900 ciudades de todo el mundo.  

Asimismo, sienten preocupación por el panorama político, económico y social; la corrupción de políticos, empresarios y banqueros y, en fin, la indefensión del ciudadano de a pie, como declaran en su plataforma “Democracia real ya”. 

Reclamos:  

Los indignados apelan a la unión de la sociedad civil para construir un sistema mejor. En el Comunicado de prensa de “Democracia real YA” de fecha 17 de mayo de 2011 se planteó que: Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas. Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes… queremos un cambio y un futuro digno. Estamos hartos de reformas antisociales, de que nos dejen en el paro, de que los bancos que han provocado la crisis nos suban las hipotecas o se queden con nuestras viviendas, de que nos impongan leyes que limitan nuestra libertad en beneficio de los poderosos. Acusamos a los poderes políticos y económicos de nuestra precaria situación y exigimos un cambio de rumbo. De este planteamiento se desprenden dos aspectos fundamentales. Por un lado no se consideran a las empresas, al menos no a las grandes empresas, como parte de la sociedad civil y por otro que el movimiento no busca un cambio de sistema sino una reforma dentro del sistema apelando a los patrones en los que históricamente se ha basado el capitalismo. 

Esto se ve de manera más clara en sus propuestas, resultado del consenso alcanzado en la Asamblea del Sol, que tuvo lugar en la Puerta del Sol, Madrid, el 20 de mayo de 2011.


 1. Cambio de la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y con circunscripción única. La obtención de escaños debe ser proporcional al número de votos. 


 2. Atención a los derechos básicos y fundamentales recogidos en la Constitución como son: derecho a una vivienda digna, articulando una reforma de la Ley Hipotecaria para que la entrega de la vivienda en caso de impago cancele la deuda; sanidad pública, gratuita y universal; libre circulación de personas y refuerzo de una educación pública y laica. 


3. Abolición de las leyes y medidas discriminatorias e injustas como han calificado la Ley del Plan Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior, la Ley de Extranjería y la conocida como Ley Sinde.  


4. Reforma fiscal favorable para las rentas más bajas, una reforma de los impuestos de patrimonio y sucesiones. Implantación de la Tasa Tobin, que grava las transferencias financieras internacionales y supresión de los paraísos fiscales. 


 5. Reforma de las condiciones laborales de la clase política para la abolición de sus sueldos vitalicios, así como que los programas y las propuestas políticas tengan carácter vinculante.  


6. Rechazo y condena de la corrupción. Que sea obligatorio por la Ley Electoral presentar unas listas libres de imputados o condenados por corrupción.  


7. Medidas plurales con respecto a la banca y los mercados financieros en cumplimiento del artículo 128 de la Constitución, que determina que “toda la riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. Reducción del poder del FMI y del BCE. Nacionalización inmediata de todas aquellas entidades bancarias que hayan tenido que ser rescatadas por el Estado. Endurecimiento de los controles sobre entidades y operaciones financieras para evitar posibles abusos en cualquiera de sus formas.  


8. Democracia participativa y directa en la que la ciudadanía tome parte activa.  


9. Acceso popular a los medios de comunicación, que deberán ser éticos y veraces.  


10. Verdadera regularización de las condiciones laborales y que se vigile su cumplimiento por parte de los poderes del Estado.  


11. Recuperación de las empresas públicas privatizadas.  

12. Efectiva separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.  


13. Reducción del gasto militar, cierre inmediato de las fábricas de armas y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.


14. Recuperación de la Memoria Histórica y de los principios fundadores de la lucha por la Democracia en el Estado. 


15. Total transparencia de las cuentas y de la financiación de los partidos políticos como medida de contención de la corrupción política. 


Como puede apreciarse, siguen apegados a la Constitución vigente desde el año 1978. 


Cada constitución política es el producto de una revolución. En la historia de las clases, la revolución es el acto de creación política, mientras la legislación es la expresión política de la vida de una sociedad que ha surgido ya.2 Así, son las constituciones las que regulan el sistema económico, político y social de todo país. El movimiento de los indignados no va contra el sistema en su totalidad, pues sus pedidos encuentran cabida dentro del sistema existente, solamente tratan de imponerle ciertas reformas. Por tanto, el cambio que proponen es de forma, no de fondo.  

Capítulo II. El Movimiento de los indignados: ¿Revolución o Reforma?  


El movimiento de los indignados es un fenómeno político y social que ha sacado a la calle a decenas de miles de personas en el mundo, sin embargo, no puede ser considerado una revolución. Los tiempos de crisis son favorables para la efervescencia de las masas y es en esta coyuntura cuando las desigualdades del sistema capitalista se hacen más visibles. Si bien podemos afirmar que el movimiento 15-M ha llegado en un momento oportuno en el que la inflación, el desempleo y la crisis económica y social se encuentran en su punto más álgido y el llamado a la indignación resulta tentador; sus reclamos no pasan de imponerle una reforma al sistema. Sin embargo, dentro de toda reforma existen aspectos que resultan novedosos e interesantes, el citado movimiento no es la excepción, por ejemplo: Al lograr congregar pacíficamente a la juventud global, como no había sucedido desde hace varias décadas, se da un paso muy importante que podría conducir a una verdadera revolución, pues saca a los jóvenes, que son la fuerza determinante en cualquier proceso revolucionario, de la generalizada apatía política en la que el sistema capitalista los mantiene sumidos. 


De igual forma, las movilizaciones de los indignados cobran gran importancia en tanto son colectivas, constituyendo así un modo de accionar distinto al individualismo que pondera el sistema capitalista, hecho que si bien no es nuevo, sí revoluciona y modifica la manera de actuar y pensar de las personas. Aunque lo que vemos hoy es, de hecho, la explosión de todo un conjunto de ideas e iniciativas que ya estaban postuladas desde hace tiempo, tanto en el tercer mundo como en los países emergentes; lo novedoso está en que esos discursos penetraron las democracias occidentales. No obstante, en la actualidad el movimiento de los indignados no parece conducirse hacia una verdadera revolución. Ni sus medios, ni su objetivo, ni sus reclamos indican un camino más allá de una reforma. Los medios con que el movimiento de los indignados se proponen alcanzar sus fines, la no violencia y la participación democrática, son su principal obstáculo. En el primer caso, el de la no violencia, hay que tener presente que las elites intentarán prolongar su dominación. El poder político no se cede, se arrebata; y esa no parece ser la intención de los indignados.

 En el segundo caso, el de la participación democrática, hay que recalcar que estos valores, la afirmación de una sociedad civil internacional en torno a los valores de la democracia, son los valores oficiales de las elites, del estado de derecho, del capitalismo. De allí el hecho de que el movimiento de los indignados sea a la vez poderoso y peligroso para las elites, porque reposa sobre la ideología oficial de las elites. Se hace una suerte de protesta en nombre de los valores de la elite dominante. Por otro lado está la falta de un objetivo concreto más allá del sentimiento de indignación. La ciudadanía ha perdido la fe en las instituciones, en los políticos y en los sistemas financieros y quieren seguridad y justicia, pero no saben cómo conseguirlo. Dentro de sus reclamos, los indignados no buscan un cambio de sistema, lo cual queda refrendando en su consigna “No somos antisistema – el sistema es antinosotros”, lo que piden son reformas dentro del sistema que lo vuelva más aceptable para el ciudadano de a pie, todavía no han comprendido que eso es antagónico con la esencia del capitalismo. La indignación del movimiento 15-M aún no es suficiente, por qué insistir en no ser enemigos de un sistema que genera desempleo, recortes de salarios y jubilaciones, aumentos de impuestos, subastas forzosas y miseria; por qué seguir aferrándose a formar parte de un sistema tan hostil hacia el ser humano. A pesar de su indignación, el movimiento 15-M sigue fiel a la ilusión de que el sistema de democracia y economía de mercado ofrece de alguna manera, en el fondo, una perspectiva de vida que no hace que tenga que ser totalmente cambiado. De todos modos, y aunque hoy los indignados no parecen estar buscando un proceso realmente revolucionario, estamos en presencia de un fenómeno social nuevo, que cuenta con la energía dinámica y transformadora del hombre y sobre todo, de la juventud; con lo cual no se descarta que en su desarrollo se radicalice, deje esa indignación equivocada e ilusa y comience la verdadera indignación; esa que por fuerza debe descartar toda reconciliación con el sistema capitalista y su sistema de valores. Tanto para Karl Marx como para Rosa Luxemburgo, la reforma es la antesala de la revolución:  

Antes del triunfo del proletariado, las reformas son un producto subsidiario de la lucha de clases revolucionaria. Después, constituyen, además, en el país en que aquél ha triunfado (aunque en el plano internacional sigan siendo un producto subsidiario), una tregua necesaria y legítima en los casos en que es evidente que las fuerzas sometidas a la máxima tensión no bastaban para dar tal o cual paso revolucionario.  

En la historia de la sociedad burguesa, la reforma legislativa sirvió para fortalecer progresivamente la clase naciente, hasta que ésta fue lo bastante poderosa para adueñarse del poder político, suprimir el sistema jurídico entonces imperante y construir por sí misma uno nuevo. Los indignados podrían ser el primer paso hacia un sistema diferente, sería triste que sucediera lo que atemorizaba al teórico Slavoj Žižek cuando acudió el 22 de octubre a la Plaza Liberty en Nueva York en apoyo a los ocupantes: Lo único que me atemoriza es que un día nos vayamos simplemente a casa y después nos reunamos una vez al año, tomando una cerveza y recordando nostálgicamente el buen rato que pasamos aquí. Prometámonos que este no será el caso.  

Conclusiones:  

El Movimiento 15-M o Movimiento de los indignados es un fenómeno social que se inicia en España y mediante el uso de las nuevas tecnologías ha abarcado un escenario global.  

Sus antecedentes directos fueron: la primavera árabe, una serie de protestas y plataformas dentro de España y el libro ¡Indignaos! del francés Stéphane Hessel. El movimiento está compuesto en su mayoría por jóvenes aunque tiene una base social heterogénea, lo que determina su multiplicidad de intereses. 

Dentro de las características del movimiento destacan las de ser apartidista, pacífico y horizontal; estar organizado a través de asambleas populares abiertas y se estructura en diversas comisiones y grupos de trabajo. Los reclamos y medios empleados por los indignados, así como su objetivo, no van más allá de una reforma. Sus reclamos encuentran fundamento en la Constitución existente. 


Sus métodos realmente no acometen contra las élites, por el contrario, reposan en la ideología oficial de las élites. Los indignados no poseen un objetivo concreto independientemente del sentimiento de indignación, además esa indignación no saben cómo canalizarla para convertirla en un objetivo y una vez que este esté conformado no saben cómo darle cumplimiento dentro del propio sistema, sencillamente porque no se puede. El movimiento de los indignados no es anti-sistema, se aferra al capitalismo y reivindica el sistema de valores del sistema capitalista. En tanto no busca la transformación real del sistema en ninguna de sus aristas, no puede ser catalogado como una revolución, con lo cual no pasa de ser una reforma al estresado sistema capitalista.

Bibliografía: 

Arendt, Hannah. La vida del espíritu. Versión Digital.  

Boffi, Luis Eduardo. Los indignados. Crisis de la representación política. Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires.  

Coutrot, Thomás. La paradoja con los indignados.  

Hessel, Stéphane. Indignez vous! Versión Digital.  

Marrero, Domingo. Los Indignados en la historia. Material Digital.  

Marx, Karl. El Capital. Tomo I, Versión Digital.  

Luxemburgo, Rosa. Reforma o Revolución, México, Grijalbo, 1967.  

Riviére, Marcel. La Révolution sociale. Versión Digital.  

Villegas, Daniela. Indignados vs. Capitalismo/Patriarcado. Revista Interpretando.  

Discurso de Slavoj Žižek en New York el 22 de octubre de 2011. Bajado en enero 2012 en www.democraciarealya.es  

¡Indignados! 15-M. Material Digital. Bajado en enero 2012 en www.educacionysociedad.org  

Indignados, desigualdades y poder. Material Digital. Bajado en enero 2012 en www.mandalaediciones.com.  

Manifiesto “Democracia real, ya”. Bajado en enero 2012 en www.democraciarealya.es  

Propuestas aprobadas en la Asamblea del día 20 de mayo de 2011 en Acampada Sol. Bajado en enero 2012 en www.democraciarealya.es 


 Notas:
Los Indignados:
1. Uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

2.  Rosa Luxemburgo. Reforma o Revolución, México, Grijalbo, 1967, pp. 88-89.

3. Karl Marx, El Capital. Tomo I, p. 101.

4. Rosa Luxemburgo. Reforma o Revolución, México, Grijalbo, 1967, pp. 88


viernes, 3 de febrero de 2012

Una voz lúcida que aporta luz en el tema internacional

 
Por Ricardo Osvaldo Rufino

El doctor Carlos Escudé, analista argentino (investigador del CONICET y creador de la teoría del realismo periférico en el campo teórico de las relaciones internacionales), es uno de los más lúcidos especialistas en ese terreno.

Concedió un reportaje al diario Miradas al Sur de Buenos Aires, en el que desgrana una serie de conceptos que no tienen desperdicio y que nos pueden ayudar a entender por qué pasa lo que está pasando en el mundo.

Cuando el periodista le pregunta qué segmento recorre la actual crisis que padecen Europa y Estados Unidos, si es el político, el económico o el cultural y si es un tembladeral pasajero o una crisis imposible de remontar, Carlos Escudé opina lo siguiente: “A ver, el mundo está atravesando una transición hegemónica porque la superpotencia política, Estados Unidos, está siendo desplazada económicamente por una superpotencia emergente, que es la China. Que en pocos años va a ser la primera potencia planetaria. Además, la declinación norteamericana no tiene visos de detenerse, no se ve dónde está el final del tobogán. Igualmente, en ese proceso hay ciertas contradicciones porque, por un lado, dicho desplazamiento en términos económicos está claro pero, paralelamente, en el mundo hay una unipolaridad en el plano militar. Sucede que Estados Unidos tiene a lo largo y a lo ancho del mundo unas 900 bases en territorio extranjero, donde esos enclaves militares ocupan más de 300.000 hectáreas. Y no hay ninguna potencia que ni remotamente pueda igualar esa cifra o acercarse a esa musculatura castrense. Entonces, esa unipolaridad militar es total, pero a su vez es una unipolaridad de una potencia decadente que está cediendo espacios en forma acelerada”.

A continuación, el cronista lo interroga sobre las causas de fondo de la severa crisis que experimenta en el presente el continente europeo, específicamente la Unión Europea, y Escudé afirma esto: “El Viejo Continente asiste a crisis superpuestas. Primero, tiene el crac del euro. Y esa moneda es una institución contranatural y tiene que colapsar, y va a colapsar. ¿Por qué? El euro ha pretendido ser la moneda única común y está administrada por el Banco Central Europeo. Eso estaría muy bien si la eurozona fuera un Estado unificado con un solo electorado. Porque para que pueda en el largo plazo tener vigencia una moneda común se necesita un Ministerio de Finanzas consensuado que emerja de los procesos políticos y electorales compartidos. Y eso no sucede en Europa, donde cada país o pieza del puzzle tiene comicios diferentes y lecturas divergentes del proceso regional. Y esa contradicción es un diálogo de sordos. Por otro lado, Europa posee una crisis cultural de envergadura debido al fuerte e incontenible proceso migratorio, muchas veces alentado por las empresas para abaratar la mano de obra. Hay datos contundentes de los demógrafos: en el año 2020, la mayor parte de la población de Holanda será musulmana. Y lo mismo ocurrirá en Francia hacia el año 2050. Europa se va a ir islamizando y eso va a modificar su democracia occidental”.

Impresionante. Contundente. Precisamente, he escrito el año pasado en “Caminando Online” un artículo sobre la continúa emigración de población musulmana hacia Europa, y ahora Carlos Escudé confirma que este proceso es irreversible, y lo más trascendente, que modificará abruptamente el contexto cultural y hasta político del Viejo Continente.

Claro, el que esté interesado en este tema y se ocupe de investigar sobre el mismo en Internet se encontrará con gran cantidad de videos que alertan sobre esta llamada “invasión”.

Pero cuidado, la derecha europea aprovecha el recelo que produce la llegada de ciertos extranjeros para volcar todo su ánimo xenófobo y racista, y así alentar la presencia de “demonios” donde no los hay.

En mi nota yo expresaba que, a mi criterio, la llegada de árabes musulmanes a Europa no es parte de un plan perfectamente diagramado (como aseveran algunos), sino que es apenas el emergente de una situación de desocupación y pobreza que experimentan numerosas naciones de África y Asia (por caso, se pueden mencionar los casos de Egipto, Libia, Marruecos, Túnez, Turquía, etc.).

Este es un tema realmente polémico. Ya el estadounidense Samuel Huntington (profesor en Harvard, considerado por algunos el historiador más trascendente del mundo), en su famosa obra “El choque de las civilizaciones”, afirmaba que “El crecimiento de la población islámica es, por lo tanto, una importante causa de agravación de los conflictos. Y la presión demográfica unida al estancamiento económico estimula la emigración musulmana a las sociedades occidentales o no musulmanas en general, con exasperación de conflictos ya existentes y aparición de otros nuevos”.

En una entrevista posterior a la aparición de su libro, Huntington amplió su punto de vista sobre el álgido asunto y declaró lo siguiente: “A causa de la alta tasa de natalidad registrada en las últimas décadas, la gran mayoría del mundo musulmán registra una media de edad de entre 16 y 30 años. Debemos dirigir nuestra atención sobre todo a los varones jóvenes dispuestos a la violencia. Me refiero a jóvenes con una cierta formación o incluso con formación superior, como muchos de los terroristas del 11 de septiembre (*2001)”.

Evidentemente, la conocida posición reaccionaria de Huntington abona la alarma de los personajes más intolerantes del Viejo Continente. Veremos… esta novela está en pleno desarrollo, y el final es impredecible. Pero está claro que, formando parte de un plan prefijado o no, la influencia de los musulmanes es cada vez más notable en Europa.

Más adelante, se le pregunta al analista hasta donde puede beneficiar a la Argentina este presente “tenebroso” de los países centrales y Escudé señaló lo siguiente: “La decadencia de Estados Unidos es una buena noticia para nosotros, especialmente en tanto la potencia que se perfila para reemplazarlo (China) se complementa económicamente con nuestro país y con otros de la región. Esa superpotencia en ciernes, que ya es el principal socio comercial de Brasil y de Chile, es receptora del 9% de nuestras exportaciones, a la vez que nos provee de un 11% de nuestras importaciones. En los últimos años nuestro país cuadruplicó sus exportaciones de porotos y aceite de soja a la China. Y, por ahora, no somos fáciles de reemplazar en este rubro, ya que tanto Brasil como Estados Unidos, que son los otros proveedores importantes, destinan gran parte de su aceite a la producción de biodiesel”.

Finalmente, el periodista de Miradas al Sur le hace una pregunta de fondo, de esas preguntas que solamente las personas con mucho bagaje cultural y criterio propio, pueden responder: ¿Por qué la caída del socialismo real no ayudó a fortalecer a Estados Unidos como hegemonía mundial, teniendo en cuenta el declive de Washington como potencia de esa fecha a esta parte?

Y Escudé respondió así: “Es una gran paradoja. Cuando colapsó la Unión Soviética, se pensó: esto es el dominio absoluto del neoliberalismo, pero a partir de ese momento Wall Street se enfervorizó tanto que se aplicaron a sí mismos las recetas de privatización que insertaban en la periferia. Conclusión: la industria financiera se terminó comiendo a la economía real. Y ahora van a subir los chinos, que son los más estatistas. Pero, claro, Beijing tiene sentido estratégico y geopolítico en su comando, y eso jamás se lo podemos atribuir como virtud al mercado”.

Excelente. Estoy de acuerdo con estos dos conceptos vertebrales que vengo repitiendo desde un tiempo a esta parte: primero, que el infernal andamiaje financiero está superando (y hasta devorando) a la economía real. Y segundo, que el Estado no puede de ninguna manera ser dejado de lado en la planificación estratégica de las grandes políticas que deciden el rumbo de un país.
A partir de la preeminencia de estas dos tremendamente equivocadas concepciones,  se configuraron toda una serie de distorsiones que se están pagando con crisis cada vez más virulentas, que se extienden a lo largo y a lo ancho de la aldea global.

Tomado de Hoy Internacional
Ricardo Osvaldo Rufino
mir1959@live.com.ar

miércoles, 1 de febrero de 2012

La cuestión Malvinas


Por Guillermo Sánchez

La reciente declaración del primer ministro británico David Cameron acusando a la Argentina de “colonialista” en relación con las islas Malvinas no cabe en ningún sector de la diplomacia. Sin duda, una actitud ofensiva e inadmisible. El vicepresidente Amado Boudou afirmó que es “un exabrupto torpe e ignorante de la realidad histórica”, en tanto el canciller Héctor Timerman dijo que “son resabios del colonialismo de Gran Bretaña dentro de la decadencia imperial cuando decide rescribir la historia”. Brasil y Uruguay manifestaron su apoyo a la Argentina ante las circunstancias.

No ha sido la única afirmación inglesa en ese sentido. Expresiones, respuestas y acciones en torno de las Islas por parte del gobierno británico constituyeron movimientos que fueron rechazados por nuestro país y denunciados en los niveles de Naciones Unidas. Recordemos la conformación del área petrolera ubicada a 100 y 150 kilómetros al norte de Malvinas cuando lograron establecer la Plataforma Océano Guardian de la empresa Drigling (norteamericana) y determinaron un tiempo de 6 a 8 meses para explorar sobre petróleo. Asimismo, el envío de fuerzas militares para seguridad de los pobladores ingleses de las islas y disuadir cualquier intento en ese ámbito a la Argentina.

De todos modos, es legítimo recordar aspectos históricos sobre esta cuestión que hacen a la soberanía e integridad territorial de la Argentina cuando van a cumplirse treinta años de la Guerra del Atlántico Sur el próximo 2 de abril (1982).

Designación

Luis Vernet -comandante político y militar de las islas Malvinas designado el 10 de junio de 1829 por el gobierno de Buenos Aires- ante diversas infracciones cometidas por buques de bandera norteamericana se vio obligado a tomar presa a una de las embarcaciones y la misma fue llevada al puerto de Buenos Aires. Este hecho provocó una serie de incidentes diplomáticos con Estados Unidos en 1831. Más tarde, esta situación conflictiva con la Argentina sería utilizada por Estados Unidos para afirmar su posición de reconocer la soberanía de las islas a Gran Bretaña.

La usurpación

Desde 1826 aparecieron en Londres insinuaciones de navegantes y comerciantes ingleses que sugirieron la conveniencia de que Gran Bretaña se apoderase de las islas, es decir, que renovase la tentativa que había fracasado cuando debieron abandonar Puerto Egmont en la isla Gran Malvina en 1774. Así, el Foreign Office reaccionó ante la designación en 1829 de Luis Vernet a cargo de las islas por el gobierno de Buenos Aires. Este reclamo más los incidentes con las embarcaciones norteamericanas decidieron materializar la usurpación. Ante este panorama, Gran Bretaña, el 2 de enero de 1833, con la fragata Clío se apoderó de las islas echando a los criollos habitantes de la misma. Desde ese momento ejerció vigilancia militar y jurisdicción sobre el archipiélago hasta el 2 de abril de 1982 en que perdió la posesión hasta el 14 de junio por acciones llevadas a cabo por fuerzas argentinas. Ese fue el resultado de la Guerra del Atlántico Sur.

Contexto

En 1833 la Argentina era una nación débil, lo que a criterio de los ingleses no podía oponer resistencia ante la ocupación de las islas.

Las protestas diplomáticas del gobierno de Buenos Aires ante Londres no tuvieron efecto alguno. Este formal reclamo se extendió hasta 1849. Argentina sentó una cláusula que establecía que ante el silencio inglés dejaría de reclamar, pero hizo reservas de sus legítimos derechos de soberanía. En 1880 volvió a los reclamos. En 1884 Gran Bretaña invitó a la Argentina a someter el diferendo ante un árbitro, lo que no fue aceptado. Desde 1888 hasta 1908 y con una cláusula de reserva similar Argentina dejaba de lado los reclamos pero reafirmaba sus derechos sobre las islas.

De ahí en más, Argentina nunca dejó de reivindicar oficialmente y denunciar en foros internacionales y ante Naciones Unidas (1945) -la Organización continuadora de la Sociedad de las Naciones- sobre la usurpación inglesa del archipiélago.

Derechos irrenunciables

Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de Naciones Unidas creó la “Comisión para la Información sobre Territorios No Autónomos” que inicia la etapa de descolonización. Durante 1946 potencias administradoras de esos territorios de la antigua Sociedad de las Naciones enviaron información y, en consecuencia, nacen nuevos Estados. Gran Bretaña incluyó en su lista 43 territorios y entre ellos las islas Malvinas. Argentina ante el hecho reaccionó y formuló reserva sobre sus derechos de soberanía respecto del archipiélago.

Fin del colonialismo

El Comité de Descolonización dictó la resolución 1514/60 estableciendo principios fundamentales.

La resolución es conocida como “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales” y determina que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación y en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”.

Afirma que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Y “todos los Estados deberán observar fiel y estrictamente las disposiciones de la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la presente Declaración sobre la base de la igualdad, de la no intervención en los asuntos internos de los demás Estados y del respeto de los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial”.

Esta es la posición de la Argentina. El respeto al derecho de no intervención en los asuntos internos de otro Estado, su derecho soberano e integridad territorial.

Posiciones

Por el contrario, Gran Bretaña participa de la voluntad (libre determinación del pueblo). Los habitantes de las islas pueden elegir el gobierno que deseen. En cuyo caso nacería un nuevo Estado.

Ocurre que Gran Bretaña tiene la posesión del archipiélago por la usurpación operada históricamente (1833) pero no el derecho. Argentina tiene derechos de soberanía (por sucesión de la Corona de España) pero no tiene la posesión. Las alianzas y compromisos de las grandes potencias mantienen reglas definidas y la sostienen, más allá de su legitimidad.

Esta resolución 1514/60 define la posición de cada una de las partes.

Es importante señalar que en una opinión consultiva sobre el Sahara Occidental (1975) la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas determinó que cuando estos dos principios se encuentren en pugna prevalecerá el de la unidad nacional e integridad territorial. Esta afirmación marca una orientación definida en torno a este conflicto sobre Malvinas.

Los hechos y la historia, aspectos geográficos y jurídicos demuestran fehacientemente que -conforme al derecho internacional y la integridad territorial de los Estados- las islas Malvinas son argentinas.
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Medios pacíficos

Señalamos en nuestra columna de la semana pasada la resolución 2065/65 donde Naciones Unidas reconoce, por primera vez, que existe un conflicto de soberanía entre ambas partes y recomienda negociaciones para lograr un acuerdo pacífico sobre el tema (1).

La negativa británica es una constante.

Destacamos, asimismo, el apoyo de los organismos de integración sudamericanos y de países vecinos a la posición argentina. Así, por ejemplo, de la Organización de Estados Americanos (OEA), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Zona de Integración del Centro Oeste de Sudamérica (Zicosur), los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), entre otros.
La Argentina, como política de Estado, deberá seguir instrumentando los medios pacíficos que dispone el sistema de Naciones Unidas y continuar ganando consenso en la comunidad internacional y en diferentes bloques de integración hemisféricos y globales como la Asamblea General de la ONU.

En un mundo en crisis pero donde predomina la teoría realista de las relaciones internacionales, evidentemente son las naciones industrializadas las que manejan situaciones como el caso Malvinas. Y esa alianza entre naciones-potencias incluye al Reino Unido.

Y esta es una realidad.

A treinta años de la guerra

Unidad nacional e integridad territorial, dos principios incluidos en la resolución 1514/60 de Naciones Unidas, y la 2065/65, que recomienda negociaciones pacíficas para discutir sobre la soberanía. Gran Bretaña se ha negado sistemáticamente a debatir el tema. El Reino Unido carece de derechos, pero tiene la posesión por la fuerza. Argentina tiene derechos y son legítimos sus reclamos sobre la integridad territorial y la unidad nacional del país.

Fuentes: Diario La República

http://www.corrientesopina.com.ar/?p=14699

martes, 31 de enero de 2012

Discurso de Raúl Castro: “El rumbo ya ha sido trazado”

Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido, en el Palacio de Convenciones, el 29 de enero de 2012, “Año 54 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Raúl en la Clausura de la Primera Conferencia Nacional. Foto: Ismael FranciscoLa Primera Conferencia Nacional del Partido que hoy concluye sus sesiones ha estado dedicada, en correspondencia con la convocatoria librada por el 6to Congreso, a evaluar con objetividad y sentido crítico el trabajo del Partido, así como determinar con voluntad renovadora las transformaciones necesarias para situarlo a la altura que demandan las actuales circunstancias.

No olvidemos que solo el Partido, como institución que agrupa a la vanguardia revolucionaria y garantía segura de la unidad de los cubanos en todos los tiempos, solo el Partido, repito, puede ser el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en el único Comandante en Jefe de la Revolución Cubana , el compañero Fidel Castro Ruz (Aplausos).

No me detendré a exponer los datos de los participantes en el proceso de discusión del proyecto de Documento Base ni las numerosas modificaciones que resultaron del mismo, considerando el informe presentado por el Segundo Secretario del Comité Central, compañero José Ramón Machado Ventura, en la inauguración de este evento, que como todos conocen no comenzó ayer, sino casi inmediatamente después de la clausura del Congreso del Partido.

Tras la elaboración del primer borrador del Documento y su posterior análisis en múltiples reuniones del Buró Político y del Secretariado antes de la discusión en las organizaciones de base del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), durante los meses de octubre y noviembre del pasado año, sus resultados fueron analizados por el Tercer Pleno del Comité Central, celebrado el 21 de diciembre de 2011.

También en las primeras semanas de este mes, a nivel de provincia, se realizó el estudio y discusión por parte de los delegados a la Conferencia y otros cuadros. En total se elaboraron nueve versiones del Documento.

A diferencia del proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución , cuyo debate incluyó, en uno u otro modo, a toda la población, el Documento Base de la Conferencia , dado su alcance menos abarcador y su enfoque más dirigido al funcionamiento interno del Partido fue analizado por toda la militancia, si bien nuestro pueblo conoció íntegramente su contenido a través de los medios de prensa.

Por otra parte, en el proceso preparatorio de la Conferencia fue debatido el papel de los militantes en interés del perfeccionamiento de las relaciones del Partido con la UJC , la Central de Trabajadores de Cuba y demás organizaciones de masas, de manera que las mismas incrementen, en las actuales condiciones, su protagonismo e influencia en la sociedad.

Como era de esperar, desde la publicación del Documento no han faltado las críticas y exhortaciones de quienes, confundiendo sus más íntimas aspiraciones con la realidad, se ilusionaron con que la Conferencia consagraría el inicio del desmontaje del sistema político y social conquistado por la Revolución , a lo largo de más de medio siglo, con el apoyo de la mayoría de los cubanos.

En este sentido, no fue nada casual que el primer objetivo del mismo exprese: “El Partido Comunista de Cuba, fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, es fruto legítimo de la Revolución , al propio tiempo su vanguardia organizada y quien garantiza, junto al pueblo, su continuidad histórica”. Este concepto, al que jamás renunciaremos, se encuentra en plena correspondencia con el artículo cinco de la Constitución de la República , aprobada en referendo por el 97,7 por ciento de los electores, mediante el voto libre, directo y secreto.

Nuestros adversarios y hasta algunos que simpatizan con nosotros, abstrayéndose de la historia de permanente agresión, bloqueo económico, injerencia y el cerco mediático, expresado en las incesantes campañas de la prensa supuestamente libre, subordinada en su mayoría a los intereses imperiales predominantes, todo lo cual ha debido enfrentar la Revolución Cubana , nos exigen, como si se tratara de un país en condiciones normales y no una plaza sitiada, la reinstauración del modelo multipartidista que existió en Cuba bajo el dominio neocolonial de los Estados Unidos.

Renunciar al principio de un solo partido equivaldría, sencillamente, a legalizar al partido o los partidos del imperialismo en suelo patrio y sacrificar el arma estratégica de la unidad de los cubanos, que ha hecho realidad los sueños de independencia y justicia social por los que han luchado tantas generaciones de patriotas, desde Hatuey hasta Céspedes, Martí y Fidel.

Con el fin de organizar la lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico concibió Martí la creación de un solo partido político, el Partido Revolucionario Cubano, según sus propias palabras: “Para fomentar la revolución de modo que puedan entrar en ella… todos los cubanos de buena voluntad:… Todos los que amen a Cuba, o la respeten”.

Cuando ya la victoria sobre España era inminente, después de treinta años de guerra, se produjo la intervención norteamericana y una de las primerasmedidas fue disolver ese partido, al igual que el glorioso Ejército Libertador, para dar paso a lo que vino después, el multipartidismo de la república burguesa y la creación de un nuevo ejército con su represiva guardia rural incluida, garantía del dominio absoluto de todas las riquezas de la nación, de las que se apropiaron en los cuatro años de la primera ocupación militar.

Ese fue el triste final de los dos pilares de la revolución independentista, el Partido y su Ejército Libertador, resurgidos exactamente al cabo de 60 años bajo la conducción de Fidel, inspirado en las enseñanzas de Martí.  No permitiremos jamás que esa historia se repita.

No es mi propósito, en esta intervención, hacer un recuento de la evolución histórica del término Democracia, desde su conceptualización en la antigua Grecia, como el “poder del pueblo”, aunque la mayoría esclava no contaba para nada. Tampoco pretendo filosofar sobre la vigencia y utilidad de la llamada democracia representativa, que en definitiva es harto conocido que ha devenido invariablemente en la concentración del poder político en la clase que detenta la hegemonía económica y financiera de cada nación, donde las mayorías tampoco cuentan y cuando se manifiestan, como sucede en estos precisos momentos en muchos países, son brutalmente reprimidas y silenciadas con la complicidad de la gran prensa a su servicio, también transnacionalizada.

El mejor argumento es el que nos ofrece la democracia norteamericana, la cual se pretende imponer como modelo a todo el mundo, en la que se alternan el poder los partidos Demócrata y Republicano defendiendo, sin mayores diferencias, los intereses del mismo gran capital, al cual ambos se subordinan.

Ahí están, por citar unos pocos ejemplos, la Base Naval de Guantánamo, territorio ocupado por Estados Unidos ilegalmente, contra la voluntad del pueblo cubano y que así ha permanecido por más de 100 años, con independencia del partido en el poder en ese país, que tanto proclama la defensa de los derechos humanos al tiempo que, a pesar de las promesas del actual presidente, mantiene allí, hace una década, una prisión, donde en un limbo legal en estos momentos más de 170 ciudadanos extranjeros son sometidos a torturas y vejaciones.

El segundo ejemplo, la invasión por Playa Girón, concebida y planificada por un presidente republicano, Eisenhower, y llevada a cabo por el presidente Kennedy, apenas tres meses después de tomar posesión, que era del Partido Demócrata; y por último, el bloqueo económico, que ha perdurado medio siglo, sin importar si es republicano o demócrata quien ocupa la Casa Blanca.

Sin el menor menosprecio a ningún otro país por tener sistemas pluripartidistas y en estricto apego al principio del respeto a la libre determinación y la no injerencia en los asuntos internos de otros estados, consagrado en la carta de las Naciones Unidas, en Cuba, partiendo de sus experiencias en la larga historia de luchas por la independencia y soberanía nacional, defendemos el sistema del partido único frente al juego de la demagogia y la mercantilización de la política.

Si hemos escogido soberanamente, con la participación y respaldo del pueblo, la opción martiana del partido único, lo que nos corresponde es promover la mayor democracia en nuestra sociedad, empezando por dar el ejemplo dentro de las filas del Partido, lo que presupone fomentar un clima de máxima confianza y la creación de las condiciones requeridas en todos los niveles para el más amplio y sincero intercambio de opiniones, tanto en el seno de la organización, como en sus vínculos con los trabajadores y la población, favoreciendo que las discrepancias sean asumidas con naturalidad y respeto, incluyendo a los medios de comunicación masiva, mencionados varias veces en los Objetivos aprobados en esta Conferencia, los que deberán involucrarse con responsabilidad y la más estricta veracidad en este empeño, no al estilo burgués, lleno de sensacionalismo y mentiras, sino con comprobada objetividad y sin el secretismo inútil.

A este fin es necesario incentivar una mayor profesionalidad entre los trabajadores de la prensa, tarea en la que estamos seguros  contaremos con el apoyo de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), los medios de comunicación y de los organismos e instituciones que deben tributarles información fidedigna y oportuna para, entre todos, con paciencia y unidad de criterio, perfeccionar y elevar continuamente la efectividad de los mensajes y la orientación a los compatriotas.

Al propio tiempo, la conformación de una sociedad más democrática contribuirá también a superar actitudes simuladoras y oportunistas surgidas, al amparo de la falsa unanimidad y el formalismo en el tratamiento de diferentes situaciones de la vida nacional.

Es preciso acostumbrarnos todos a decirnos las verdades de frente, mirándonos a los ojos, discrepar y discutir, discrepar incluso de lo que digan los jefes, cuando consideramos que nos asiste la razón, como es lógico, en el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta, o sea, en las reuniones, no en los pasillos. Hay que estar dispuestos a buscarnos problemas defendiendo nuestras ideas y enfrentando con firmeza lo mal hecho.

Ya hemos dicho en otras ocasiones y así también se recogió en el Informe Central al 6to Congreso, que lo único que puede conducir a la derrota de la Revolución y el Socialismo en Cuba, sería nuestra incapacidad para erradicar los errores cometidos en los más de 50 años transcurridos desde el primero de enero de 1959 y los nuevos en que pudiéramos incurrir en el futuro.

No ha existido ni existirá una revolución sin errores, porque son obra de la actuación de hombres y pueblos que no son perfectos, enfrentados además, por primera vez, a nuevos y descomunales retos.  Por eso creo que no hay que avergonzarse de los errores, lo grave y bochornoso sería no contar con el valor de profundizar en ellos y analizarlos para extraerles las enseñanzas a cada uno y corregirlos a tiempo.

En este sentido, por su permanente vigencia, es oportuno recordar las palabras del compañero Fidel el 28 de septiembre de 1986 al clausurar el Tercer Congreso de los CDR, cuando señaló: “La lucha contra las tendencias negativas y la lucha contra los errores cometidos continuarán indefectiblemente, porque tenemos el deber sagrado de perfeccionar todo lo que hacemos, perfeccionar la Revolución, tenemos el deber sagrado de no estar satisfechos jamás, ni siquiera cuando creamos que estamos haciendo las cosas bien hechas, mucho menos vamos a estar satisfechos cuando sabemos que no están haciéndose todas las cosas lo bien hechas que tienen que hacerse”.

La generación que hizo la Revolución ha tenido el privilegio histórico, pocas veces visto, de poder conducir la rectificación de los errores cometidos por ella misma, muestra elocuente de que no tuvieron una repercusión estratégica, de lo contrario, no estaríamos hoy aquí. No pensamos, a pesar de que ya no somos tan jóvenes, desaprovechar esta última oportunidad.

Al referirme a este asunto, me siento en el deber de alertar, una vez más, que no caigamos en la ilusión de creer que las decisiones adoptadas en esta Conferencia Nacional y ni tan siquiera los acuerdos de alcance estratégico adoptados por el 6to Congreso, constituyen la solución mágica a todos nuestros problemas.

Para impedir que nuevamente caigan en saco roto las instrucciones del Partido, el Buró Político decidió, al igual que como se indicó en su momento con respecto a la marcha de la actualización del modelo económico y el cumplimiento de los planes anuales y el presupuesto, que los plenos del Comité Central analicen dos veces al año la aplicación de los Objetivos de trabajo del Partido aprobados por esta Conferencia.  Del mismo modo procederán los comités provinciales y municipales del Partido, en la forma y frecuencia que establezca el Comité Central.

La experiencia nos ha enseñado que aquello que no se controla con efectividad, no se cumple o se ejecuta superficialmente.

Se impone trabajar y perseverar con Orden, Disciplina y Exigencia por hacer realidad los Lineamientos de la Política Económica y Social, igual que los Objetivos aprobados en este evento, dejar atrás el lastre de la vieja mentalidad y forjar con intencionalidad transformadora y mucha sensibilidad política la visión hacia el presente y el futuro de la Patria , sin abandonar, ni por un instante, el legado martiano y la doctrina del marxismo leninismo que constituyen el principal fundamento ideológico de nuestro proceso revolucionario.

Para lograr el éxito en este empeño es imprescindible, como se expresa en el objetivo número 37, “fortalecer la unidad nacional en torno al Partido y la Revolución, estrechar el vínculo permanente con las masas y consolidar la convicción de preservar la nación cubana y las conquistas económico-sociales, sobre la base de que Patria, Revolución y Socialismo, están fusionados indisolublemente”.

Ahora bien, el meollo del asunto no está en haber formulado adecuadamente ese objetivo o cualquier otro, sino en determinar las vías y formas en que lo llevamos a la práctica, con la máxima firmeza, de manera que podamos evaluar con integralidad cuánto y cómo avanzamos, detectar a tiempo las tendencias negativas y ser capaces de movilizar a la militancia y al pueblo en la consecución del objetivo en cuestión.

Esto mismo es aplicable a los enunciados relacionados con la Política de Cuadros, área que como también expresa el Informe Central del 6to Congreso, sufrió los efectos de la improvisación y la falta de previsión y sistematicidad, trayendo como secuela que no contemos todavía con una reserva de sustitutos experimentados y maduros, con preparación suficiente para asumir las complejas funciones de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno, tarea que por razones obvias, como todos comprenderán, reviste una importancia estratégica para la Revolución y en la cual trabajamos sin precipitación, pero sin pausa, en el cumplimiento de los acuerdos del Congreso.

Aprovecho la ocasión para ratificar que en la medida en que avancemos en la definición de todos los ajustes que será necesario introducir a la Constitución de la República y al marco legislativo complementario, entre otros asuntos, implementaremos la decisión de limitar a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos políticos y estatales principales.  Al respecto, considero que una vez definidas y acordadas las políticas por las instancias pertinentes podemos iniciar su aplicación paulatina sin esperar por la reforma constitucional, recurso al que no debemos estar acudiendo a cada rato, o sea, ir a modificar algo de la Constitución, aunque sea por el propio Parlamento, sin necesidad de referendo.  Igualmente deberán modificarse en ese sentido los Estatutos y otros documentos rectores del Partido.

Al hablar de estos temas, no puede dejar de mencionarse la importancia de asegurar que la autoridad moral del Partido, de sus militantes y en especial de los dirigentes, en todos los niveles, se fundamente en el ejemplo personal, a partir de demostradas cualidades éticas, políticas e ideológicas y el permanente contacto con las masas.

La Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, que tanta sangre costó a nuestro valeroso pueblo, dejaría de existir sin efectuarse un solo disparo por el enemigo, si su dirección llegara algún día a caer en manos de individuos corruptos y cobardes.

Estos conceptos, que no son nada nuevos, bien vale la pena tenerlos siempre presentes por el daño real y potencial que para el presente y futuro de la nación significa el fenómeno de la corrupción.

En las últimas semanas los diputados de la Asamblea Nacional y numerosos cuadros y funcionarios de todo el país, han recibido copiosa información acerca de algunos procesos investigativos, que en esta materia desarrollan los órganos especializados del Ministerio del Interior, en estrecha armonía con la Fiscalía y la Contraloría General de la República.  A su debido tiempo, luego del pronunciamiento de los tribunales correspondientes, toda nuestra población conocerá con amplitud estos hechos.

No hace mucho, al intervenir en la clausura de las sesiones del Parlamento el pasado mes de diciembre, me referí a la convicción de que la corrupción es, en la etapa actual, uno de los principales enemigos de la Revolución, mucho más perjudicial que el multimillonario programa subversivo e injerencista del gobierno de Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país.  También dije que en lo adelante no permitiríamos que las acciones de enfrentamiento al delito fueran efímeras, como ciertamente nos ha sucedido en otras ocasiones.

Afortunadamente, sin el menor ánimo de restarle gravedad a este mal bastante generalizado en el planeta, considero que nuestro país puede ganarle la batalla a la corrupción, primero frenarla y luego liquidarla sin contemplaciones de ningún tipo. Ya advertimos que en el marco de la ley seremos implacables con el fenómeno de la corrupción.

Con frecuencia, varios de los implicados en los casos detectados ostentaban la militancia del Partido, demostrando fehacientemente su doble moral y el empleo de esa condición para agenciarse posiciones en las estructuras de dirección, violando de manera flagrante los deberes de un militante comunista, establecidos en los Estatutos.

Por ello, sin esperar a la revisión que se ejecuta en el marco de la actualización de los documentos rectores del Partido, el Tercer Pleno del Comité Central, celebrado en diciembre pasado, precisó que la sanción a aplicar a quienes participen en hechos de corrupción no puede ser otra que la expulsión de las filas del Partido, sin menoscabo de la responsabilidad administrativa o penal que corresponda, pues hasta ahora, como práctica, esta medida -la de expulsión- era excepcional y se reservaba a casos de traición a la Patria y delitos graves.

No nos cabe la menor duda de que la enorme mayoría de los ciudadanos y los cuadros de dirección son personas honestas, pero sabemos que eso no es suficiente, no basta con ser honrados y parecerlo, hay que pelear y enfrentarse, pasar de las palabras a la acción.

Es cierto que el Partido desde hace años venía librando el combate contra este flagelo; sin embargo, este andaba por un lado y el Gobierno por otro. Para asegurar el éxito es preciso que el Partido asuma definitivamente la conducción del proceso, lo cual no significa en lo más mínimo que suplantará las funciones que a cada institución le pertenecen.

El Partido, en primer lugar, exigirá a todos responsabilidades por el cumplimiento de sus obligaciones, sin intervenir en la administración, pero sí llamar la atención, alertar y luchar allí, desde el núcleo, el municipio, hurgar, pensar y volver a pensar en cómo movilizar al conjunto de las fuerzas en ese empeño. Cada vez que hagamos eso, vamos a comprobar que la correlación de fuerzas en todos los sentidos nos favorece en este empeño de derrotar la corrupción.  La importancia hay que dársela a la organización y constancia de esa lucha.

Además, esta no es función exclusiva de los militantes, es también un deber de cada ciudadano y ciudadana, militante o no, que se preocupe por su país.

Vale en este contexto retomar, por su actualidad, conceptos definidos desde 1973, hace casi 40 años, como parte del proceso preparatorio del Primer Congreso.

El Partido debe estar en capacidad de dirigir al Estado y al Gobierno, controlar su funcionamiento y el cumplimiento por ellos de las orientaciones trazadas, estimular, impulsar, coadyuvar al mejor trabajo de los órganos de gobierno, pero en ningún caso sustituirlos.  Los dirige mediante el control, y este término debe entenderse en la acepción de comprobar, examinar y revisar, nunca en el sentido de intervenir o mandar.

Aunque no está en el texto, está en el pensamiento de todos, de toda la masa de militantes, que en el Partido debe acabarse definitivamente el “mandonismo” su fuerza es moral, no jurídica, por eso hay que tener moral para dirigir el Partido y llevar a la masa de militantes ese espíritu, ¡es la fuerza moral!

El Partido dirige controlando que sus directivas, junto a las del Estado y el Gobierno, se ejecuten apropiadamente por quienes corresponda.

La organización partidista controla por intermedio de sus estructuras y de todos sus militantes, de arriba a abajo y viceversa, lo cual no niega el papel de control que el Gobierno realiza sobre la actividad administrativa a su cargo.

El control es simultáneo, pero no presupone interferencias. En una empresa de la producción o los servicios, este se ejerce por la administración de la entidad, por sus niveles superiores y por organismos estatales o gubernamentales, según competa, ya sea la Contraloría , la Fiscalía , los bancos, las oficinas de la administración tributaria, etcétera.
Las organizaciones del Partido en la base llevan a cabo el control mediante el accionar de sus militantes, ya sean simples trabajadores o dirigentes, apremiando con el ejemplo, del que emana su autoridad, que la administración se atenga estrictamente al cumplimiento de las normativas jurídicas vigentes, sin dejar de trasmitir a los organismos políticos superiores la información pertinente.  El Partido controla que los planes económicos y el presupuesto se elaboren de manera correcta y luego de aprobados por el Gobierno y el Parlamento se cumplan con rigurosidad.

Estos conceptos están bien claros hace bastante tiempo, desde el Primer Congreso, pero después nos olvidamos de aquellas resoluciones, de aquellos acuerdos, de aquel magnífico congreso y los engavetamos, y por eso casi medio siglo después tenemos que estarles quitando el polvo a los papeles de lo que hicimos hace 40 años, porque nos dedicamos a otras cosas, por una razón o por otra.  Por eso defendemos tanto la institucionalidad y que cada cual haga lo que le corresponda, sin interferir a los demás, más bien apoyándonos. Estos conceptos, además, han sido actualizados, por lo que se hace imprescindible desde la base, o sea, en el propio núcleo del Partido y el Comité de Base de la Juventud , educar a los militantes en esos principios y en cómo se hace esa tarea:  cada uno en el marco donde desenvuelve sus actividades; cómo se hace eso que hemos orientado en los diferentes congresos o Conferencia, como en este caso, o sea, educar a los militantes en los mismos para incorporarlos a su accionar diario.  No hay que hacerse filósofo, ¡no hay que hacerse filósofo!

Eso es lo que les debemos enseñar, sencillo y poco a poco irlos educando en las reuniones correspondientes, en cursillos o en lo que sea, que sepan cuál es su función, cuál es su papel; pero para desempeñar ese papel hay que tener moral en todos los sentidos.  Y les decía que ese es, en mi modesta opinión -y este fue un tema bastante discutido en algunas de las comisiones ayer-, el aspecto esencial del llamado trabajo político ideológico y no las consignas vacías y las frases prefabricadas.

Antes de concluir estas palabras considero necesario denunciar, una vez más, las brutales campañas anticubanas instigadas por el gobierno de Estados Unidos y algunos otros tradicionalmente comprometidos con la subversión contra nuestro país, con el concurso de la gran prensa occidental y la colaboración de sus asalariados dentro de la isla en el propósito de desacreditar a la Revolución, justificar la hostilidad y el bloqueo contra la población cubana y crear una quinta columna que facilite la aspiración de privarnos de la independencia y soberanía nacional.

Como expresa el editorial del periódico Granma del pasado lunes 23, los hechos hablan más que las palabras.  Las campañas anticubanas no harán mella en la Revolución ni en el pueblo, que continuará perfeccionando su socialismo.  Quedará nuevamente demostrado que la mentira, por muchas veces que se repita, no necesariamente se convierte en verdad, porque “un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”.
Compañeras y compañeros:

En menos de un año hemos efectuado dos eventos del Partido, esta Primera Conferencia Nacional y sobre todo el 6to Congreso, con acuerdos trascendentales para el presente y el futuro de la Revolución y el Socialismo en Cuba.  El rumbo ya ha sido trazado, avancemos pues con la misma decisión, la firmeza ideológica, el valor y la serenidad demostrada en más de 13 años de injusta prisión por nuestros Cinco Héroes, por cuya libertad nunca dejaremos de luchar y a quienes hacemos llegar el saludo fraternal de los comunistas y de todo el pueblo cubano.

Muchas gracias (Aplausos).
 
Tomado de Cubadebate