lunes, 26 de enero de 2015

Alternativa a la austeridad de la Troika



Alexis Tsipras

 Por Salvador González Briceño

“Recuperar la dignidad” (Alexis Tsipras), o “liberarse del grillete neoliberal” (PanagiotisLafazanis) impuesto por la Unión Europea que lidera Alemania, son algunos de los preceptos y parte del abanico programático e ideológico de la coalición Syriza que gana las elecciones este domingo 25 de enero en Grecia.

Los ciudadanos del país en donde se gestó la democracia, salieron a ejercer el voto y han elegido al candidato de la extrema izquierda, con el 36.5% de las preferencias y alcanzar así 150 de los 151 asientos que necesita para ser mayoría absoluta en el Parlamento. En tanto el partido gobernante, Nueva Democracia, consiguió el 27.7% de la votación y en segundo puesto tiene asegurados 76 escaños.

El ganador de Syriza, Alexis Tsipras —quien recibió la felicitación del primer ministro, Antonis Samarás—, prometió ir contra las tesis neoliberales de la eurozona, auditar la deuda pública, renegociar la deuda y suspender pagos hasta que se haya recuperado la economía nacional y aumente el empleo, entre las principales necesidades griegas.

La Unión Europea ha estado al tanto del proceso. Unas elecciones de cuidado para la Troika (el Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional), más de esperanza para los empobrecidos ciudadanos europeos.

Grecia, es un país presionado por el BCE/CE/FMI desde la crisis de 2008. Fue al siguiente año que le cayeron por imposición los planes de austeridad que lo tienen en la postración. Ahora está en juego, incluso, la posibilidad de salirse de la moneda común de la eurozona. Al menos propuestas como esa estarán sobre la mesa de las primeras negociaciones.

Seguro se renegociará el rescate suscrito desde 2010 donde la Troika le impuso a Grecia un plan de austeridad gravoso por varias medidas: la congelación salarial y de pensiones, el aumento al IVA al sector hotelero, la eliminación gradual de las pensiones y la reestructuración de la deuda pública del país. Sin embargo, de los 241.8 mil millones suscritos a raíz de la crisis de 2009, aún faltan mil 800 millones de euros del rescate.

No cabe duda que en manos de Syriza está ahora el futuro no únicamente de los griegos, sino del resto de los pueblos en situación similar, como España, Portugal, Italia, Irlanda, etcétera. Sí. Porque el modelo de negociación griego con la Troika puede servir a los otros países contra la sumisión y el control.

O por lo menos se verá qué tan determinante resulta que los pueblos determinen su futuro, si es que Syriza no negocia sus principios y representa el interés nacional, por encima del poder de países dominantes como el de Angela Merkel cuyo único fin sigue siendo profundizar en los pueblos el castigo. Dado que los planes de austeridad se imponen, no obstante quienes endeudan al Estado y entregan los recursos a los grandes bancos en aras del rescate con precisamente los mismísimos gobiernos. Por esa razón Alemania presiona ya para que el ganador cumpla con sus obligaciones, así falle sus propuestas de campaña.

Como sea, la UE debe preocuparse. Pese al desdén por Grecia, pues apenas representa el 1.9% de PIB total de la eurozona, la posibilidad de salirse no es menor que en 2012, los tiempos más reacios de la crisis. Depende del ganador Alexis Tsipras, ciertamente; pero también de la disponibilidad de la Troika a negociar. La izquierda, además, debe demostrar que es opción para la ciudadanía.

Y en Grecia, Syriza tiene todo para que así sea: o más de lo mismo, o el grillete se rompe hasta “recuperar la dignidad”.



viernes, 23 de enero de 2015

“Es impresionante lo refrescante que es leer hoy el Manifiesto Comunista”: Entrevista a David Harvey


Profesor David Harvey
En esta entrevista con el geógrafo marxista David Harvey, hacemos un recorrido por algunas de sus principales obras, que ponen en el centro de la escena la reflexión sobre los efectos de la acumulación capitalista.

IdZ: En Los límites del capitalismo y la teoría económica marxista comenzás analizando el método de Marx y señalás que los tres conceptos clave de la teoría de Marx: valor de uso, valor de cambio y valor, deben ser comprendidos en sus relaciones, enfatizando la noción de “pares relacionales”. ¿Por qué creés que esto es muy importante para leer El Capital? ¿Y cuáles son los problemas de otras interpretaciones que subestiman esta dimensión relacional?

Una de las cosas que he encontrado tanto en los críticos de Marx como entre algunos marxistas, es lo que llamaría una lectura “muy determinista”, un tipo de lectura muy “causal”. Por ejemplo, existe la idea de que Marx era un determinista tecnológico, y que para él el desarrollo tecnológico determina ideas, dicta todo. Yo no acuerdo con eso para nada. Creo –por ejemplo– que la tecnología ha jugado un rol muy importante en el desarrollo del capitalismo, pero al mismo tiempo da nuevas ideas, hacia nuevas formas de vida. Una de las cosas que enfaticé, y que va más allá de lo que usted me pregunta, es que Marx analiza cómo la tecnología revela la relación que tenemos con la naturaleza, y al mismo tiempo da a conocer los medios por los cuales reproducimos la vida social, las relaciones sociales y las concepciones mentales que se encuentran atrapadas en sus asociaciones.

Cuando uno ve los procesos de cambio social, por ejemplo el largo capítulo XIII de El Capital, “Maquinaria y gran industria”, lo que puede ver es que en cierto punto de la argumentación Marx dice que para que esta transformación se produjera, nuestra concepción mental del mundo debe cambiar dramáticamente, debe ser más científica, mucho más basada en la tecnología. Esto es un cambio en concepciones mentales. Pero también debía cambiar el sistema de producción, y el proceso de trabajo ya no debía estar sujeto al “misterio” y al hecho de que el artesano fuera la única persona que comprende, que disecciona el proceso, entiende las piezas y las ubica de diferente forma, y ve el mundo de una forma diferente, con la ayuda de nueva tecnología como microscopios, telescopios, etc. Y finalmente Marx señala que con la llegada de nuevas máquinas en distintas industrias, eso impone la necesidad de que las máquinas sean construidas por otras industrias. Entonces, lo que dice Marx es que la transición desde el feudalismo hacia el capitalismo no fue conducida por ninguno de estos elementos tomado en sí mismo, sino que fue el resultado de una “coevolución” de todos estos elementos, en relación unos con otros, interactuando entre sí.

Lo que llamo lectura relacional y dialéctica de Marx habla sobre cómo entender este mundo, para no sugerir ya que hay una causa principal. Si uno toma estos elementos que planteamos encuentra que hay visiones deterministas del mundo que apuntan a uno de ellos. Por empezar el determinismo tecnológico. También hay un resurgimiento de un determinismo natural, medioambiental, que dice que la naturaleza determina todo, la tecnología determina todo, o las relaciones sociales determinan todo. La visión marxista es de que todos estos elementos están siempre en relación entre sí, y algunas veces uno toma la ventaja, a veces nuevas ideas toman la delantera, algunas veces aparecen nuevas tecnologías como computadoras y vemos cómo las computadoras cambian nuestra vida social. Entonces, considerando por ejemplo cómo son vividas nuestras vidas hoy que tenemos teléfonos móviles, ha cambiado las relaciones sociales, pero no las ha determinado. 

Mi lectura dialéctica/relacional de Marx implica estar abierto a todas aquellas posibilidades, y del mismo modo en que Marx pensaba en la transición entre feudalismo y capitalismo como una coevolución de todos estos elementos, tenemos que pensar en esos mismos términos la transición del capitalismo hacia el socialismo. Y tenemos que preguntarnos qué es lo que se relaciona, cuáles son las nuevas tecnologías, cuáles las relaciones sociales, qué tipo de concepción mental, qué tipo de vida cotidiana, qué tipo de relaciones sociales, qué tipo de proceso de producción. Esas son las preguntas que debemos hacernos constantemente sobre el proceso de transición del capitalismo hacia el socialismo.

IdZ: En La condición de la posmodernidad realizás un estudio que explica las condiciones materiales que dieron lugar al surgimiento del posmodernismo. Luego de dos décadas, ¿cuál creés que es el estado actual de las ideas posmodernas?

Antes que nada, mi posición con respecto al posmodernismo fue no rechazarlo totalmente. Opino que se estaban diciendo unas cosas muy importantes, pero había todo un ala del posmodernismo y el posestructuralismo que fue, francamente, antimarxista. No veía por qué el posmodernismo tenía que tomar una posición antimarxista. Entonces, mi misión al escribir La condición de la posmodernidad fue hacer un análisis marxista del posmodernismo y decir: “Mirá, puedo entender lo que estás haciendo en términos marxistas. Estás articulando algunas demandas de los nuevos movimientos sociales alrededor de la raza, el género, el medio ambiente y lo demás”. Cuestiones que en mi opinión son muy importantes y que han sido subdesarrolladas, para decirlo de alguna manera, por la tradición marxista. Y si la tradición marxista apunta a ser una tradición viva, necesita encontrar la forma de encararlas.

A mí siempre me había parecido poco sofisticada y en algunos casos despectiva la forma en que la tradición marxista había tratado temas como el espacio, el tiempo, la geografía y el medio ambiente. Por ejemplo, en mis primeros años, la mayoría de los marxistas convencionales no se molestaba en leer lo que escribía, ¡porque era geógrafo y porque insistía en hablar sobre la geografía! Yo decía: “Como materialista, ¿cómo podés actuar como si no existiera la geografía? ¡Qué loco! ¿Quién puede decir que la urbanización no es importante?”. Pero no había mucho escrito dentro de la tradición marxista sobre urbanización. Cuando empecé a escribir sobre el tema a principios de los ‘70 estaba Henri Lefebvre, [Manuel] Castells, yo, y algunos otros que trabajaban alrededor de la Revista Internacional de Estudios Regionales y Urbanos [IJURR]. Pero la mayoría de los marxistas conocidos no escuchaba y no quería saber nada. Yo siempre había tomado el aspecto geográfico y espacial como algo muy serio, y pensaba que había una gran ausencia dentro de la tradición marxista. Por lo que me causó mucha gracia que los posmodernistas intentaran usar el concepto del espacio y la geografía para tratar, de alguna forma, de atacar al marxismo, mientras que yo había estado discutiendo dentro del marxismo sobre estas cuestiones.

Luego los posmodernistas empezaron a usar a mis escritos para atacar al marxismo de Marx, y creo que los hice enojar mucho al decir que todavía soy marxista, pero que es cierto que hay que tomar en serio estas cuestiones. Creo que salieron algunas cosas buenas del giro posmoderno-posestructuralista, pero lo que me desagrada intensamente es la forma en que descarta la tradición “macro”. También el hecho de que la única forma en que pudieran responder a lo que yo y otros estábamos haciendo fue decir que la economía política no importa, que todo es cultural. Muchos geógrafos en Gran Bretaña decían que la economía política no importaba, y ahora parecen idiotas porque, como podemos ver, la economía política importa muchísimo y es necesaria. Es lo que yo calificaría como el lado más tonto del posmodernismo-posestructuralismo.

 IdZ: Vos distinguís la acumulación a través de la explotación de otro modo de desenvolvimiento del capital, que definís como acumulación a través de la desposesión. ¿Podrías sintetizar lo específico de este último concepto y la relación entre ambas?

En un sentido ambas son “desposesiones”, ya que el trabajador es desposeído del valor entero del producto, pero en la historia del pensamiento esta es comúnmente definida como “explotación”. Creo que a la par de esta existe un comportamiento predatorio en el que los bienes de las personas les son quitados, y estos bienes pueden ser tradicionales, o pueden ser los bienes de unos capitalistas que son apropiados por otros más poderosos: en los Estados Unidos –por ejemplo– hay una larga tradición de las granjas familiares que está desapareciendo, en gran parte a través de los mecanismos del sistema crediticio, para darle lugar al agrobusiness, y debido a esto se ve una tensión constante en el campo. Pasa también aquí [en la Argentina] que a la gente a la cual le resulta muy difícil ganarse la vida con una pequeña propiedad de una hectárea, y esto significa que en un momento u otro, probablemente serán desposeídos de su medio de ganarse la vida. En EE.UU. con la crisis, hemos visto que con grandes bancarrotas corporativas como General Motors y Chrysler, mucha gente que tenía buenas jubilaciones, de repente ve cómo les son quitadas. Otro ejemplo de desposesión es la “gentrificación” de los barrios, que expulsa a la gente de los lugares donde vive mediante cambios en los impuestos y en toda la forma de vida.

Entonces, creo que está ocurriendo un proceso de desposesión que no solo se trata de la acumulación primitiva, en el sentido de derrocar a viejos sistemas, sino también en el sentido de quitar derechos que se han conquistado a través de la lucha de clases; de hecho, si uno mira los últimos 30 años del proceso neoliberal, ve mucha acumulación a través de la desposesión. Por ejemplo, en Gran Bretaña, cuando estaba creciendo, mi educación era gratis, no pagaba nada, hice un doctorado, todo fue pagado por el Estado. La educación gratis era un principio socialista muy importante. Ahora ha desaparecido, y la gente tiene que pagar. En mi propia universidad, una de las respuestas a la crisis de presupuesto, pues están en crisis los presupuestos de la ciudad y el Estado por el colapso financiero, es subir el arancel a unos 600 dólares por año. Esto, me parece a mí, es una desposesión del derecho a una educación decente. La gente tiene menos dinero y entonces, ¿qué hacés? ¡Les cobrás más! Esto es una forma de extraerle más excedente a la población. Entonces creo que la acumulación mediante la desposesión es una parte muy importante de nuestra crítica del capitalismo, y hay que consolidar esta parte de nuestras críticas, mientras –por supuesto– continuamos sosteniendo la necesidad de organizarnos contra la explotación en el propio proceso de trabajo. Creo, por lo tanto, que estas dos formas de explotación operan juntas, y es muy importante mantenerlas una al lado de la otra como parte del programa político.

IdZ: En muchas oportunidades hiciste hincapié en la dimensión urbana de la lucha de clases. ¿De qué manera opinas que se combinan la lucha en el lugar de trabajo y la lucha en la ciudad?

Este es un problema muy difícil y es uno que creo que la organización política necesita tratar. No tengo ninguna fórmula mágica. Ha habido una tendencia, por ejemplo, en especial en Europa, a que los sindicatos sean hostiles al “movimiento de los movimientos” tipo foros sociales, y a que estos respondan de la misma manera. Creo que los sindicatos tienen mucho trabajo que hacer, para reformarse e integrarse a un movimiento político mucho más amplio, y entonces creo que hay muchas dificultades: el sindicalismo varía mucho según el país y la realidad política del movimiento, pero creo que estamos ante una coyuntura ahora en que puede ser más viable esta reforma.

Por otro lado, toda la cuestión de los trabajadores y la ciudad, supone que los trabajadores están en las fábricas y la gente está en las ciudades, cuando en realidad los trabajadores viven en las ciudades. Hay una política del lugar de trabajo y una política del hogar, que pueden ser más fácilmente combinadas si empezamos a pensar de una forma más política sobre cómo se crea una ciudad, quién trabaja en la ciudad, cómo funciona, y por lo tanto empezamos a pensar en los trabajadores de mantenimiento, los recolectores de basura, los trabajadores telefónicos, y que estos también son trabajadores, y que una enorme cantidad de gente está empleada en el mantenimiento de la misma ciudad y la reproducción del medio ambiente urbano. Creo que la organización de estos trabajadores alrededor de un nuevo concepto de urbanización es algo que puede desbordar también al sentido más tradicional de organización de la gente que trabaja en fábricas o talleres.

IdZ: Hace unos años escribiste un prefacio para una nueva edición del Manifiesto Comunista. ¿Cuál es para vos la relevancia actual de esta obra?

Aún vivimos bajo el capitalismo. Lo que es asombroso es que Marx y Engels, armados con la crítica de una economía política principalmente británica, conociendo de primera mano por Engels lo que estaba sucediendo en Manchester, en cierto sentido hacen la pregunta sobre cómo sería si todo el mundo –en todos lados– fuera como en Manchester. Era una muy buena pregunta porque en ese momento el capitalismo estaba esencialmente confinado a la ciudad de Manchester y a otros pocos lugares, y ahora por supuesto vas al poderoso delta de Shanghai en China, cualquiera encuentra lo que estaba pasando en Manchester en los años 1840. Y la crítica de parte del mundo basada en esa pequeña parte del mismo. Y tantos aspectos de esa crítica aún están con nosotros: la alienación, el impulso a crear el mercado mundial… por lo que leer el Manifiesto es como leer una buena síntesis de lo que está ocurriendo en el mundo, salvo que ya no es en Manchester, sino lo que está pasando en China, lo que está sucediendo en India, en Sudáfrica, en Brasil, y lo que sucede aquí [en Argentina, NT]. Ellos adoptaron el punto de vista de que el capitalismo estaba destinado a globalizarse y por supuesto que lo ha hecho. Por lo que hay muchos aspectos que se acercan mucho a lo que nos encontramos hoy.

Pero también hay –por supuesto– aspectos que eran especiales de este período: su compromiso con los pensadores utópicos en Francia en los años 1830 y 1840; algunos argumentos peculiares sobre cuestiones de agenda del orden del día que son muy de su tiempo, que mencionaban en el prefacio que escribieron en la edición de 1872, que cambiarían. Es impresionante, leyéndolo, lo refrescante que es leer esta hermosa pieza de literatura, pequeña pieza de literatura, es que es como “¡Bang, de esto se trata la naturaleza del capitalismo!”. Y es muy excitante releerla hoy, particularmente como la estaba leyendo yo al comienzo de este colapso del sistema financiero y estando el capitalismo claramente en un gran problema, algo muy problemático e interesante era contrastar las diversas ediciones luego del 150 aniversario, en 1998, cuando el capitalismo estaba triunfante, cómo se tomaba el Manifiesto hace sólo diez años, y cómo se toma ahora cuando el capitalismo ya no es más triunfante en ningún lado.


Entrevista: Pablo Anino


Traducción: Juan Duarte





David Harvey

Graduado como geógrafo, se acercó al marxismo en los años ‘70, bajo la influencia del clima ideológico de una década convulsionada. Retomando el camino iniciado por Henri Lefebvre, sus trabajos realizaron un aporte fundamental en la comprensión de la dimensión espacial de la acumulación capitalista estimulando otros desarrollos posteriores. Los límites del capitalismo y la teoría económica marxista propone originales desarrollos de la obra de Marx. La condición de la posmodernidad es una de las obras fundamentales para una crítica marxista del posmodernismo. Entre otros importantes trabajos se cuentan París, la capital de la modernidad, El enigma del capital y las crisis del capitalismo y Ciudades rebeldes. Es catedrático de Antropología y Geografía en la City University of New York (CUNY) y Miliband Fellow de la London School of Economics.




miércoles, 21 de enero de 2015

El restablecimiento de relaciones Cuba-Estados Unidos dentro de la agenda de Obama

Por Esteban Morales

Sin dudas, Cuba ha obtenido dos triunfos en tiempo record ya están en Cuba: Ramón, Gerardo y Antonio, y Obama ha tenido que reconocer   que la política hacia Cuba es un fracaso. Por lo que de lo que se trata ahora es de formular una nueva política, tal vez no de objetivos esencialmente  diferentes a la primera, pero al menos con métodos distintos.
El discurso de Barack Obama  formula la nueva política y lo hace con una construcción interesante. No se trata de un simple discurso,  sino de una pieza de oratoria política,  que marca la estrategia con que el  presidente  está enfocando el restablecimiento de las relaciones con Cuba. Todo está dicho en el discurso;  el presidente nos dijo que quiere para Cuba y para Estados Unidos. Con toda la  valentía y honestidad que es posible suponerle. Pero no nos está regalando nada, simplemente  está reconociéndonos  el derecho que tenemos todos a luchar por lo que queremos.
La existencia del bloqueo continúa como pieza clave dentro de la estrategia del presidente, y siendo lo más difícil,   se enfoca  como algo que será tratado para su eliminación sobre la base de una negociación con el congreso,   después de  que se haya avanzado en otros temas.
Siendo la principal demanda de Cuba  y  piedra angular de la agresión histórica de Estados Unidos contra Cuba, el bloqueo queda para último;  como condicionado al comportamiento de Cuba  en otros aspectos de la negociación entre ambos países. No obstante, el presidente podrá ir adoptando medidas que  representarán  un alivio importante  de las presiones que el bloqueo de conjunto ejerce sobre Cuba, en particular sobre sus relaciones  económicas   a nivel internacional.
Primero que todo, se restablecen las relaciones diplomáticas, lo cual permite la rehabilitación de las embajadas en Washington  y en La Habana,  con vistas a garantizar la logística de las negociaciones. Ello es muy importante, porque ambos países  quedan frente a frente en igualdad de condiciones. Lo cual siempre fue la única condición que Cuba ha planteado.
La asimetría entre ambos países existe, pero no es fruto de la voluntad de nadie; lo que si no es posible permitir,  es que esa asimetría  se traslade a la política. Porque  ello  fue lo que en esencia  hizo fracasar  las negociaciones entre ambos países cuando la administración de J. Carter.
Entonces, se tratará de dos países negociando sus diferencias, pero entre los cuales ya existen relaciones diplomáticas. Por  lo que tal cosa dará más holgura y libertad de actuar a los que deberán negociar. Al mismo tiempo, que Estados Unidos reconstruye la atalaya que perdió cuando en  enero de 1961 decidió romper las relaciones con Cuba y retirar su embajada para lo cual la oficina de intereses no le ha servido.
Estoy convencido de que muchos aspectos de las negociaciones avanzarán sin grandes  problemas, ni  muchos obstáculos. Un ejemplo de ellos pueden ser:
Sin tomar en consideración, por ahora,  las implicaciones que cada uno  de ellos tiene para cuba.
-           Asuntos  migratorios.
-           Culturales e  intercambio académico.
-           Medio ambiente.
-           Correos,  comunicaciones e internet.
-           Colaboración en la interdicción del  narcotráfico.
-           Relaciones comerciales  dentro de la potestad  ejecutiva, tarjetas de crédito, 
            relaciones bancarias en general.
-           Aspectos financieros ya acordados  para facilitar las relaciones migratorias.
-           Remesas, paquetes, otros beneficios.
-           Intercambio “pueblo a pueblo”.
-           Ayuda humanitaria, solidaridad y remesas para proyectos sociales.
-           Conversaciones alrededor de la base naval de Guantánamo.
-           Viajes  turísticos de norteamericanos a Cuba.
-           Liberación de prisioneros.
-          Cierto intercambio tecnológico, amparado por proyectos culturales,       
            académicos y  artísticos previamente acordados.
-           Otros asuntos consulares.
En realidad existe toda una gama de actividades, de las cuales  algunas vienen realizándose   ya y otras  recibirán más apoyo  de financiamiento para su realización.
Las mayores complejidades de la negociación  se producirán  con aquellos asuntos de la agenda del presidente  que tienen que ver con el régimen económico  y político cubano. Un ejemplo de ellos pueden ser:
-           Niveles  de alcance  de la privatización.
-           Libertades para importar  y exportar.
-           Organizaciones laborales y sindicalización.
-           Libre sindicalización.
-           Derechos humanos.
-           Democracia.
-           Libertades individuales.
-           Inversiones
-           Contrataciones y  régimen salarial.
Todo parece indicar que en estos últimos  puntos están los asuntos más complejos a negociar. Dado que las administraciones norteamericanas en estos años, han pretendido siempre  obligar a Cuba  a cumplir la  carta democrática de la OEA; principios de democracia y derechos humanos y economía de mercado,  que pretenden homogeneizar  el sistema político cubano,  considerando a los de Estados Unidos como modelo  universal de democracia.
Pero si la negociación no será fácil  para Cuba, creo que  tampoco lo será para Estados Unidos, que con las guerras que ha librado y continua  librando,  las torturas y las cárceles secretas, entre otros,  ha acumulado un largo expediente que  no lo sitúa  en  posición  ventajosa  para la discusión  de estos temas; a los cuales se han  sumado el racismo,  el abuso policial en las  cárceles y ciudades norteamericanas.
Además, Estados Unidos, en particular con su política hacia Cuba, ha contribuido mucho a la desmoralización y  destrucción ética de los principios que durante años ha esgrimido para agredirnos. Utilizando instrumentos, como por ejemplo, poner a Cuba en la lista de países terroristas, asunto este último que les resulta imposible  justificar.
Este último será un debate largo y difícil, que incluso  no  se decide en la discusión de los temas,   sino en la dinámica política interna de Cuba. En la correlación de fuerzas políticas internas que los cambios económicos  generen, logrando llevar a Cuba hacia un régimen de economía  en  que la Isla pueda sostener  la  opción socialista que ha escogido. Siendo esta última, la dinámica  que Obama quiere desplegar  y sobre la que desea  influir dentro de Cuba. Por lo que en el discurso del presidente  hay tres asuntos claves: el cambio de prisioneros;  el proceso de  restablecimiento de las relaciones entre ambos países y  el interés de Obama  por  cambiar el régimen  político  en Cuba.
El despliegue de la agenda presidencial, desde sus primeros pasos,  desde el propio  discurso, ya cuenta con un ambiente internacional de apoyo,  que va creciendo y lo hará más, según los lideres, sobre todo del hemisferio, vean que las negociaciones para llegar a la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos avanzan.
Ello sin dudas, representa un incremento de la popularidad de Obama  a nivel internacional. Internamente la  nueva política  también cuenta con un  apoyo importante, que de inmediato, repercutirá positivamente en la  popularidad del presidente.
Obama tendrá que enfrentar la oposición que le viene del congreso, de esa derecha formada por Marco Rubio, Díaz Balart, Ileana Ross, Bob Menéndez, entre otros; pero  lo hará desde una posición para defender el cambio de política,  en la que cuenta  con  bastante apoyo interno e internacional y argumentos más que suficientes. Mientras que la parte republicana o no,  opositora, estará defendiendo el statu quo. Por lo que no es difícil augurar, que estos últimos tienen casi  perdida la batalla, en el orden ético y político. Aunque se aferraran a los mecanismos  administrativos congresionales, para, en términos prácticos,   tratar de frenar  la  aplicación de  las medidas  del presidente.
Pero esa batalla de los congresistas republicanos   contra las iniciativas de Obama, no podrá  prolongarse más allá  del peligro que ella pueda  representar para que los aspirantes republicanos pierdan la simpatía  ante   los procesos electorales del 2018. Y que  la impopularidad  que los ataques contra Obama puedan provocar  para que un candidato republicano logre  acceder a la presidencia. Luego auguro que la pelea no durará mucho,  la inteligencia y el pragmatismo de Obama han brillado, cuando seleccionó  el momento  para dar el giro de la política hacia Cuba.
Pienso  que por varias razones.
-           Ya habíamos dicho que de todos los conflictos que Obama tiene en su política exterior, el caso de Cuba es el que reúne mejor las condiciones  para obtener resultados rápidos, de impacto global y hemisférico  y sin extraordinarios gasto de recursos. Sobre todo comparándolo con el medio oriente.
-           Cuba le sirve a Obama para terminar con una política que al cabo de más de 50 años, ya presentaba costos de oportunidad insostenibles, sin ningún beneficio. Tratar de solucionar otros conflictos le ha costado mucho, sin que aún puede exhibir  logros significativos.
-           Solucionar el conflicto con cuba representa una gran ayuda para la política exterior norteamericana en el hemisferio. La cual ya había sido fuertemente cuestionada con vistas a la cumbre de las Américas de abril del 2015.
-           Cuba,  paulatinamente,  ha comenzado a mostrar que la colaboración con Estados Unidos  puede tener beneficios nada  despreciables para ambos  países: en términos de la colaboración en la salud, la ciencia, la  educación, el narcotráfico,  la seguridad ambiental y el  intercambio económico, etc.
-           Cuba había devenido a nivel internacional  un conflicto ético  para Estados Unidos con las naciones pequeñas. Que durante años han observado la resistencia heroica  de Cuba y la  incapacidad meridiana   de Estados Unidos para doblegarla.
-          La comunidad cubana en los Estados Unidos ha dejado de ser monolítica, generando corrientes de pensamiento y de comportamiento político, que crecientemente cuestionan la vieja política hacia Cuba. Beneficiando considerablemente a Cuba.
-           El bloqueo ha dejado de ser aceptado a nivel internacional, aun por los aliados de estados unidos y fuertemente cuestionado dentro de la sociedad norteamericana  en general, dentro del mundo académico, científico norteamericano, social y religioso,  resulta prácticamente imposible encontrar quien apoye esa política.
-           Después del caso de Elián González, la sociedad civil norteamericana, comenzó a reaccionar  de manera negativamente  creciente ante la política seguida por Estados Unidos contra Cuba.
-           Las administraciones norteamericanas con su política han tratado de cambiar a Cuba, pero quien ha resultado aislada a nivel internacional  y cambiada internamente, respecto a  Cuba,  ha sido la sociedad norteamericana.
El cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba, iniciado por Obama responde a una realidad que solo un grupo reducido no alcanza a ver. Diríase, principalmente entre  aquellos que se habituaron  a vivir de la política hacia Cuba, como un negocio más.
Los que hoy se oponen a la política de Obama hacia Cuba, son aquellos que hicieron de la contrarrevolución un modo de vida  y de la distribución de los dineros de la Usaid  una de sus actividades políticas preferidas.
Romper con ese andamiaje  del dinero fácil  para  tantos,  va a ser algo muy difícil. por lo pronto el director de la Usaid renunció   recientemente. Parece estarse acabando la época del dinero fácil, para radio Martí, tv Martí, una televisión que no se ve en Cuba, tal vez se    acaben  las escuelitas para formar lideres;  el dinero para viajar en primera clase y hospedarse n buenos hoteles para ir a echar pestes de Cuba en Europa., etc. Y todo eso es parte del modo de vida de los que sostenían la política que ahora Obama quiere cambiar.
Porque   Obama no  solo tiene que cambiar  la política hacia Cuba, sino también desbaratar la maquinaria  que consumía los  dineros  del contribuyente norteamericano,  para hacer una política contra Cuba, que ahora se muestra hay que cambiarla,  porque no dio los resultados esperados. Todo ese  dinero es posible ahorrárselo y estoy seguro que daría para financiar casi dos embajadas norteamericanas en La Habana. Lo cual es más aceptable para el ciudadano estadounidense, que durante más de 50 años financio una política de la que no  ha   podido ver  sus  resultados. Son muchas las cosas de las que Obama puede desembarazarse al cambiar la política hacia Cuba. Mucha corrupción, burocratismo y oportunismo acompaño siempre a esa política.
Pero le advertimos a Obama, para que no se llame a engaño.
Por parte de muchos cubanos  no será fácil imaginar una política en la que Estados Unidos lo que persiga no sea otra cosa que volver a apoderarse  de la Isla.   Aunque no está demás pensarlo, porque en ello pesa demasiado la historia entre ambos países;  por mi parte, creo que hay que actuar sin prejuicios y darles el beneficio de la duda. Aprendiendo  a vivir  dentro de las tendencias generales de este mundo, en el cual, todos tenemos derecho a exigir que los demás se parezcan a nosotros.
Por su parte, Cuba debe brindar su máxima colaboración para que esa política de nuevo tipo avance. Es la única alternativa posible para coexistir en paz. Claro que de ambas partes siempre habrá quienes miren  con la  desconfianza, de si la Isla está vendiendo su independencia y  soberanía,  o si Estados Unidos quiere hacer de Cuba un “hijo bobo” por nada a cambio. Ante ambas actitudes, de los dos lados,  como diría el poeta “cierra la muralla”.

 Tomado de la UNEAC/blog Moncada, Lectores en el Mundo