El 4 de julio, coincidiendo con el Día de la
Independencia de los Estados Unidos, el gobierno de la República Popular
Democrática de Corea decidió nuevamente lanzar un misil balístico, esta vez de
alcance intercontinental. Según expertos norteamericanos, el cohete, denominado
Hwasong-14, pudiera alcanzar el estado de Alaska. Los medios oficiales
norcoreanos, por su parte, afirman con orgullo que pudiera golpear a cualquier
lugar del planeta.
Ante tamaña ofensa, fiel al
estilo que ha impuesto para dirigir los rumbos de la principal potencia del
planeta, el presidente Donald Trump rápidamente acudió a su Twitter y
trinó: “Corea del Norte acaba de lanzar otro misil. ¿Este tipo no tiene nada
mejor que hacer con su vida? Es difícil creer que Corea del Sur y Japón
seguirán aguantando esto por mucho tiempo. ¡Quizás China tome una medida fuerte
con Corea del Norte y ponga fin a este sinsentido de una vez por todas!”
Prefiero evitar cualquier opinión
sobre este tipo de desahogo emocional ciberespacial. En cambio, sí me interesa
hacer notar que la condena internacional al lanzamiento del misil norcoreano,
liderada por los Estados Unidos y respaldada por un coro de autoridades de
otros países y organismos internacionales, parecería basarse en el curioso
criterio de que hay naciones que tienen el derecho de lanzar cohetes y bombas a
diestra y siniestra, y otras que no, aunque el objetivo evidente sea evitar una
agresión militar externa.
Con independencia de cualquier opinión
que se pueda tener sobre Corea del Norte y las acciones desarrolladas por su
gobierno, es preciso reconocer que sus dirigentes tienen una conciencia clara
de la amenaza existencial que enfrentan por parte de los Estados Unidos, la
superpotencia mundial, armada hasta los dientes y con una presencia militar
masiva en la península coreana. Y la única que ha utilizado el arma atómica
contra la población civil de otra nación, coincidentemente también asiática.
En tal sentido, las autoridades
norcoreanas parecieran seguir a pie juntillas los consejos contenidos en los
mejores manuales académicos sobre la política internacional, predominantemente
norteamericanos. Las relaciones internacionales siguen siendo un sistema
esencialmente anárquico, al no existir una autoridad mundial por encima de los
Estados que pueda garantizar o imponer la paz y la seguridad internacionales de
manera imparcial. Por tanto, la seguridad y la defensa de una nación solo puede
garantizarse mediante recursos y esfuerzos propios, principalmente en el ámbito
militar, o mediante alianzas externas de verdad, con compromiso militar (no las
llamadas “alianzas estratégicas” sobre el papel que abundan hoy alrededor del
mundo).
Imagino un tweet de Kim Jong-un
dirigido a Donald Trump: “Remember Libya and Iraq? I really do”.
La
III Conferencia de Estudios Estratégicos, “Transición hacia un nuevo orden
internacional: desafíos, amenazas y oportunidades” tendrá lugar entre el 11 y
el 13 de octubre del presente año, según informó Santiago Pérez Benítez,
subdirector de una de las instituciones organizadoras, el Centro de
Investigaciones de Política Internacional (CIPI).
El
foro rendirá homenaje al Guerrillero Heroico Ernesto “Che” Guevara, a cincuenta
años de su asesinato en tierras bolivianas, y a las cinco décadas del Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Sesionará en el Instituto
Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) Raúl Roa García, instituciones
que lo coauspician, junto a CLACSO.
El
Comité Organizador de este encuentro de reflexión e intercambio de ideas
identificó 7 ejes temáticos: “Orden internacional en transición. Problemas
globales y tendencias de las relaciones políticas y económicas mundiales”;
“Polos de poder global y regional. Estados Unidos como centro hegemónico, su
política exterior y de seguridad”; “Reconfiguración del mapa político de
América Latina y el Caribe, en el nuevo contexto regional”; “Desafíos de los
movimientos sociales y fuerzas políticas progresistas y de izquierda, frente a
la ofensiva de la derecha internacional”; “Concertación, cooperación e
integración internacional. Escenarios probables a mediano plazo”; “La
comunicación y las nuevas tecnologías de la información en la geopolítica
internacional” y “Conflictos. Paz mundial y regional”.
Hasta
el momento han confirmado su participación más de medio centenar de
investigadores de la región y de otros países europeos y asiáticos.
El
CIPI es una institución de carácter académico fundada el 25 de noviembre del
2010. Su misión es contribuir a la actualización periódica de la planeación
estratégica y la ejecución de la política exterior cubana, mediante la
realización de investigaciones y estudios, a mediano y largo plazo, en el campo
de la política internacional y las relaciones internacionales.
⃰Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados
Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
La
historia de América Latina y el Caribe está plagada de extraordinarios
acontecimientos y figuras. A lo largo de centurias nuestros pueblos no cejaron
en el empeño de construir una identidad propia, tomando como brújula las
aspiraciones emancipatorias. Muchas de ellas han sido abordadas durante décadas
en las páginas de la revista cubana Cuadernos de Nuestra América, cuya más
reciente presentación tuvo lugar el pasado lunes en la sede del Centro de
Investigaciones de Política Internacional (CIPI).
Esa
voluntad, la de no dejarnos engullir por la apetencias imperiales, nos condujo
a hablar con autenticidad en el concierto internacional, orgullosos del legado
de nuestro predecesores. Es cierto que dicho devenir no fue sobre lecho de
rosas ni calzadas reales. Asimismo tuvimos que encarar no solo a adversarios
foráneos sino a cipayos que vendieron sus almas a postores los cuales al final,
como también sucedió veinticinco siglos atrás en Roma, los despreciaban.
Como
todo resultado verdadero, el sentimiento integracionista emergió fortalecido de
la pugna entre los que nos entregamos por entero a la Patria Grande y quienes
asumieron actitudes genuflexas, ante las intimidaciones procedentes del norte.
No formamos esos valores dentro de urnas de cristal, sino peleando en
diferentes terrenos, y con instrumentos diversos, en pos de mantener enhiesta
la frente y tender la mano solidaria a todos aquellos que desean levantar
puentes y no muros.
En
la última etapa, sin embargo, la rancia burguesía hemisférica se envalentonó,
en sus propósitos de revertir el panorama de logros que alcanzamos, durante la
gestión gubernamental liderada por diferentes movimientos y partidos de
izquierda. Su actitud calenturienta se intensificó con los éxitos electorales
en Argentina, la Asamblea Nacional venezolana y los golpes de estado
parlamentarios que consumaron contra Fernando Lugo, en Paraguay, y Dilma
Roussef, en Brasil.
Del
otro lado, desde la trinchera de los que no renunciamos a desandar caminos
signados por la equidad y justicia social, no estamos de brazos cruzados. Ahora
mismo, con la certeza de que cada proceso es vital, ripostamos con las
victorias resonantes del Comandante Daniel Ortega y el Frente Sandinista en la
Nicaragua roja y negra que no olvida a Sandino y a Carlos Fonseca Amador, y de
Lenin Moreno y su Alianza País, quien da continuidad al quehacer de Rafael
Correa inspirado en Eloy Alfaro y otros próceres.
El
combate entre revolución y contrarrevolución (el dilema real que está sobre el
tapete en esta hora definitoria) es mucho más complejo y abarcador que las
porfías en las urnas. Transita de igual manera por todos los ámbitos de la
sociedad y se presenta con tonalidades diversas. En ese sentido no podemos
retroceder en ningún plano (incluyendo los imaginarios colectivos) pues los
enemigos de siempre –desprovistos de ética y escrúpulo alguno- están dispuestos
a emplear cualquier procedimiento en aras de mantener intactos su privilegios
y, más grave aún, arremeter contra los humildes, porque nos atrevimos a desafiar
la hegemonía de esas clase dominantes.
Nuestra
divisa esencial, la unidad, tiene que acrecentarse. Solo la cohesión en torno a
las ideas estratégicas —desde agrupaciones con miras y proyecciones amplias—
nos hará salir airosos en esta batalla, donde las ideas adquieren especial
relieve.
⃰Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
Ante un grupo de investigadores y profesores de diferentes
instituciones relacionadas con los estudios sobre temáticas
internacionales tuvo lugar el pasado lunes 26 de junio la presentación
del No. 49/ Vol. XXVI (enero-junio del 2017) de la revista Cuadernos de
Nuestra América.
El MSc. Santiago Pérez Benítez, subdirector del Centro de
Investigaciones de Política Internacional (CIPI), entidad anfitriona,
destacó la importancia de una actividad de esta naturaleza, como
contribución al debate sobre muchos de los tópicos relacionados con la
región.
El Dr. Luis René Fernández Tabío, Profesor Titular del Centro de
Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) tuvo a su cargo
las palabras centrales, las que dedicó no solo a comentar los elementos
distintivos de los artículos, sino a reflexionar sobre aspectos útiles
para comprender los desafíos que encaramos.
“La entrega de este número de la revista —afirmó— no defraudará a sus
lectores; su contenido visto de conjunto presenta un diálogo teórico y
conceptual todavía no resuelto, que trata de aproximarnos a la
definición del momento histórico en que nos encontramos y en tal sentido
resulta más interesante. Se evidencian los distintos enfoques e
interpretaciones sobre problemas de la situación actual en el Hemisferio
Occidental y sus perspectivas, de variada profundidad y terminología.
“En medio de esta diversidad —añadió— pueden distinguirse
coincidencias generales, que identifican los principales desafíos de
nuestra región para defender los intereses comunes de Nuestra América
frente a un sistema mundial comercial, financiero, ideológico y cultural
capitalista transnacional, globalizado, dominado todavía por el
pensamiento neoliberal.
“La riqueza de la producción intelectual que se exhibe en este
volumen es reflejo de la realidad concreta —remarcó—. Pensar Nuestra
América, comprender y conectar las distintas terminologías, modelos de
análisis y teorías para poder esclarecer metas, formas e instrumentos
más eficaces en la lucha por la emancipación o segunda independencia y
justicia social de nuestros pueblos, constituye una prioridad en la
tarea que nos ocupan de modo cotidiano, pero es una gran responsabilidad
y no es tarea sencilla”.
En sus comentarios, los cuales dedicó a la memoria del prestigioso
intelectual Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias
Sociales, quien falleciera días atrás, resaltó que: “De un modo u otro,
por una combinación de factores internos y externos, América Latina está
en un momento intenso de luchas y se reportan derrotas parciales o
retrocesos en algunos países de gravitación regional por su dimensión
como Argentina y Brasil. Ello no debe interpretarse, como bien se
reconoce en uno de los trabajos, como el fin del proceso emancipador,
sino como una coyuntura que será superada. Pero tampoco se puede eludir
por los intelectuales orgánicos, la compleja y difícil situación a que
se enfrenta la región. Hay que abordarla con la mayor objetividad y
realismo.
“Nos corresponde extraer lecciones para rectificar lo que sea
necesario —recomendó— corregir tácticas, estrategias y escalonar los
objetivos, así como buscar los medios para lograrlos. No basta la
crítica y la reflexión comprometida, se necesita la interpretación
certera y la recomendación inteligente para continuar el avance de
nuestras luchas antiimperialistas y emancipadoras”.
La revista, de más de 200 páginas, contiene 11 textos de autores de
México, Brasil, Bolivia y Cuba. En el caso antillano están representados
el CIPI, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el
Centro de Investigaciones de la Economía Internacional (CIEI) y el
CEHSEU, estos últimos pertenecientes a la Universidad de La Habana.
Los trabajos que corresponden a profesionales del CIPI son:
“Complejidades actuales en América Latina para enfrentar el proyecto de
reconfiguración neoliberal”, de la Lic. Mayra Bárzaga García; “Brasil
bajo ataque: guerra mediática y poder inteligente”, del Lic. Renio Díaz
Triana; “Empoderamiento mediático y juventud: los nuevos retos del
sujeto latinoamericano”, de los jóvenes másteres Sunamis Fabelo
Concepción y Ángel Rodríguez Soler; y “Asociación Estratégica Estados
Unidos de América-Unión Europea: estado actual y sus impactos para
América Latina en el ámbito de la Seguridad”, del Dr. Nelson Roque
Suástegui. El Dr. Adalberto Ronda Varona, director de dicho centro,
escribió la nota introductoria de la revista.
La Dra. Beatriz Stolowiz, de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Unidad Xochimilco (UAM-X), con “El ´posneoliberalismo´
para una reforzada hegemonía del capital” y el Dr. Darío Salinas
Figueredo, de la Universidad Iberoamericana, con “América Latina, el
Caribe y Estados Unidos: grietas en la hegemonía y reconfiguración del
mapa político regional” representan a México; mientras que por Bolivia
lo hace el Dr. Hugo Moldiz Mercado, con “Espacialidad y temporalidad en
la lucha por la emancipación de América Latina. Desafíos y amenazas”.
Por el gigante sudamericano participa el Dr. Marcos Antonio da Silva, de
la Universidad Federal de Grande Dourados, con “Políticas externas y la
relación Brasil-Cuba en el nuevo siglo: balance y perspectivas”.
La Dra. Oneida Álvarez Figueroa, del CIEI, abordó: “Cuba en la
integración latinoamericana y caribeña: oportunidades y desafíos”; el
Dr. Eugenio Espinosa Martínez, de FLACSO, se refirió a: “Economía
política de la Integración Regional Internacional: las nuevas formas de
cooperación e integración. Apuntes para una síntesis” y el Dr. Jorge
Hernández Martínez, del CEHSEU, meditó sobre: “La otra historia de los
Estados Unidos: el pensamiento crítico norteamericano entre mitos,
falacia y verdades”.
La publicación Cuadernos de Nuestra América comenzó a editarse en
Cuba en el año 1983. Desde entonces ha sido empleada por varios de los
más relevantes historiadores, sociólogos, economistas y politólogos de
varias latitudes para examinar los más acuciantes problemas de la
región.
⃰Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.