Último embajador de Estados Unidos en Cuba
Por Salim Lamrani
Opera Mundi
SL:
Actualmente usted es director de Cuba Project del Center for
International Policy basado en Washington. ¿Cuál es el objetivo de esta
institución?
WSS:
El objetivo de nuestro proyecto es poner término a la política que consiste en
aislar a Cuba desde hace más de cincuenta años y acercar a nuestros pueblos
unidos por la historia y la geografía. Deseamos tener relaciones normales con
Cuba. Nuestra política hacia la isla, vestigio de la Guerra Fría, es a la vez
obsoleta y contraproducente. La cooperación en todos los campos sería
beneficiosa para ambos países.
SL: ¿Por qué Estados Unidos se niega a normalizar las relaciones con Cuba?
WSS: Han pasado los años y todavía estamos en la misma situación absurda.
Siempre me pregunto cuáles son las razones que nos impiden sentarnos a la mesa
de negociaciones y hablar de nuestros diferendos para encontrar una solución a
este conflicto que dura demasiado. Conversamos con los chinos y tenemos
relaciones diplomáticas y comerciales perfectamente normales con ese país.
Incluso hemos normalizado nuestras relaciones con Vietnam, contra quien
libramos una guerra sangrienta, ¡donde perdimos más de 50.000 soldados!
Hoy el mundo es diferente. La Unión Soviética desapareció y se acabó la Guerra
Fría. Castro declaró hace mucho tiempo que Cuba ya no apoyaría a los
movimientos revolucionarios en América Latina. Cuba también expresó varias
veces su disposición a sentarse a la mesa de las negociaciones. Tras los
atentados del 11 de septiembre de 2001, Cuba ofreció inmediatamente su espacio
aéreo y sus aeropuertos para los aviones estadounidenses y expresó su apoyo a
Estados Unidos. Cuba había denunciado el terrorismo e hizo partícipe de su
voluntad de colaborar plenamente con nosotros en este tema. Cuba firmó las doce
resoluciones antiterroristas de las Naciones Unidas.
SL: ¿Cuál fue la respuesta del Presidente George W. Bush?
WSS: En vez de aceptar la mano tendida, Bush puso término a todas las
conversaciones con Cuba que se habían establecido bajo la administración
Clinton, declarando públicamente que en adelante el objetivo de la política
exterior de Estados Unidos sería derrocar al régimen cubano. Durante los ocho
años siguientes, la política de Washington tuvo como objetivo derrocar al
gobierno cubano. Una política absurda e ineficaz.
SL: ¿Acaso han cambiado las cosas bajo la administración Obama?
WSS: Se levantaron algunas restricciones relativas a los viajes y a las
remesas. Ahora los cubanos pueden viajar a su país de origen cuantas veces
quieran, mientras que bajo la administración Bush se limitaba a 14 días cada
tres años. También es más fácil ahora organizar intercambios académicos y
culturales entre los dos país.
En los años 60, Cuba fue excluida de la Organización de Estados Americanos y
todos los países de América Latina –menos México– rompieron las relaciones con
La Habana. Ahora es exactamente lo contrario. Somos el único país de América
que no tiene relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba. Ahora los aislados
somos nosotros y no Cuba. Como señaló el Presidente Lula de Brasil al
Presidente Obama en una cumbre, si no cambiamos esta política obsoleta hacia
Cuba, ello dañará nuestra credibilidad internacional.
Esta política de hostilidad hacia Cuba va contra los intereses de Estados
Unidos. Esto no tiene ningún sentido y desgraciadamente no veo a la
administración Obama cambiar la situación. Todos pensábamos que su elección
permitiría normalizar las relaciones con Cuba, pero no ha sido el caso. Por
cierto, suprimió algunas restricciones pero no tomó ninguna medida fundamental
que permita la normalización de las relaciones con Cuba. Es muy difícil de
comprender.
SL: Estados Unidos explica que no puede normalizar las relaciones con Cuba
por la situación de los derechos humanos. Washington no puede levantar las
sanciones contra un país que viola los derechos fundamentales.
WSS: La cuestión de los derechos humanos es un argumento que no resiste el
análisis. Estados Unidos tiene relaciones con China, Vietnam, Colombia y toda
una serie de países que presentan una situación de los derechos humanos mucho
peor que la de Cuba.
Por otra parte, si deseáramos mejorar la situación de los derechos humanos,
seríamos mucho más eficaces estableciendo relaciones con Cuba.
SL: Cuba dispone de un partido único que va en contra de los principios
democráticos, según Washington.
WSS: China y Vietnam disponen también de un partido único y eso no constituye
ningún problema para nosotros. ¿Por qué sería diferente con Cuba?
SL: Según Estados Unidos, la represión de la oposición en Cuba impide toda
normalización de las relaciones.
WSS: Soy bastante escéptico. Tomemos el caso de las Damas de Blanco. Se
manifiestan libremente en Cuba y publican declaraciones. Yoani Sánchez se
comunica con el mundo entero. Las autoridades cubanas no la han encarcelado.
Recibo regularmente correos electrónicos del opositor Eliz
ardo Sánchez.
Por supuesto me gustaría que hubiera más libertad política en Cuba, pero la
mayoría de los disidentes actúan libremente en la isla, mientras que no es el
caso en numerosos países con los cuales tenemos relaciones diplomáticas y
comerciales plenas y completas. Ya no hay ningún preso político en Cuba según
Amnistía Internacional.
SL: Washington también acusa a Cuba de tráfico de seres humanos.
WSS: En efecto, el Departamento de Estado acusa a Cuba de tráfico de seres
humanos y, obviamente, La Habana rechaza categóricamente la acusación afirmando
que dispone de los estándares y mecanismos más avanzados de la región para
luchar contra esta plaga.
¿De qué prueba dispone Washington para sustentar su acusación? La respuesta es
sencilla: ninguna. Nos limitamos a acusar a Cuba de no publicar las medidas que
toma para luchar contra este fenómeno. El hecho de que Cuba no comunique al
respecto no significa que el país se haya convertido en el centro del tráfico
de seres humanos. El informe que publica el Departamento de Estado no
proporciona ni un solo ejemplo de implicación cubana en este tipo de crimen.
Afirma incluso que el código penal cubano sanciona severamente el tráfico de
seres humanos. El informe argumenta que la prostitución no es un delito en
Cuba. Pero se tolera también en muchos países del mundo, incluso en Estados
Unidos.
En una palabra, los informes anuales del Departamento de Estado al respecto no
aportan ni una sola prueba que sustente esas acusaciones. Lo que resulta más
grave es que esos falsos informes deliberadamente engañosos arrojan una sombra
sobre la credibilidad de todo el programa de lucha contra el tráfico de seres
humanos.
SL: Desde 1982, Estados Unidos mantiene a Cuba en la lista de los países que
patrocinan el terrorismo internacional, lo que constituye un obstáculo a la
normalización de las relaciones entre ambos países. ¿Qué criterios motivaron la
decisión de incluir la isla?
WSS:
En marzo de 1982, decidimos incluir a Cuba en la lista de los países que
patrocinaban el terrorismo por su apoyo a la guerrilla en El Salvador. El
problema es que nosotros hacíamos exactamente lo mismo ya que apoyábamos
a los contras en Nicaragua, con el fin de derrocar al gobierno
sandinista. Por otra parte, en diciembre de 1981, el gobierno cubano me había
informado personalmente de que había cesado todo envío de armas con destino a
América Central. Mientras Cuba buscaba mejorar las relaciones con Estados
Unidos, nuestra respuesta fue ubicarla en la lista de los países que
patrocinaban el terrorismo.
Cuba no debería formar parte de esta lista y le voy a explicar las razones.
Hace más de 30 años que colocamos a Cuba en esta lista bajo pretextos falaces
que no resisten un solo instante el análisis. Cuba siempre condenó el
terrorismo y firmó –repito– las doce resoluciones antiterroristas de las
Naciones Unidas. Cuba incluso propuso firmar un acuerdo con Estados Unidos al respecto,
oferta que siempre hemos rechazado.
SL: Washington reprocha a Cuba albergar a miembros de las FARC y de otras
guerrillas colombianas.
WSS: El Departamento de Estado acusa a Cuba de albergar a miembros de la
organización separatista vasca ETA y de las FARC colombianas. Conviene subrayar
que estos miembros se encuentran en Cuba con el total acuerdo del gobierno
español. Por su parte el gobierno colombiano, lejos de acusar a Cuba de
albergar a guerrilleros, saludó varias veces la contribución de La Habana en el
proceso de paz.
SL: Estados Unidos denuncia el hecho de que Cuba albergue a fugitivos
estadounidenses.
WSS: Es verdad que ciudadanos estadounidenses condenados por nuestra justicia
se han refugiado en Cuba. Pero ello no basta para ubicar a un país en la lista
de Estados que patrocinan el terrorismo, incluso según nuestra propia
legislación. Cuba se niega a extraditarlos, pero también nos hemos negado a
extraditar a Cuba a reconocidos terroristas, responsables de numerosos
asesinatos, que se encuentran en nuestro territorio. Desde 1959 no hemos
extraditado a ninguno de ellos.
El Departamento de Estado ha buscado todos los pretextos para mantener a Cuba
en esta lista. Por ejemplo, en 2002, Washington acusó a La Habana albergar a
terroristas chilenos, lo que el propio gobierno de Chile desmintió. Luego
acusamos a Cuba de estar en contra de la guerra en Irak, olvidándonos de que
nuestros aliados más cercanos también habían expresado su desacuerdo.
También acusamos a Cuba de desarrollar armas biológicas. El propio presidente
Jimmy Carter, durante su visita a Cuba en 2002, quien tuvo un acceso total a
los centros de investigación apuntados por el Departamento de Estado, desmintió
esas informaciones.
SL: Tras el 11 de septiembre de 2001, Bush declaró que a todo país que
albergara a un terrorista se le consideraría terrorista. Al mismo tiempo Luis
Posada Carriles, un exilado cubano y antiguo agente de la CIA responsable de
más de un centenar de asesinatos, se encuentra en Miami y jamás ha sido juzgado
por sus crímenes. Hizo estallar un avión civil cubano en pleno vuelo en 1976,
lo que costó la vida a 73 personas entre las cuales se encontraba todo el
equipo juvenil de esgrima. Es el autor intelectual de la ola de atentados
sangrientos que golpearon la industria turística cubana en 1997 y 1998.
Reivindicó abiertamente esos actos terroristas en una entrevista en el New
York Times el 12 de julio de 1998. ¿Cómo explica esta contradicción entre
la retórica gubernamental y la realidad de los hechos?
WSS:
Si seguimos la lógica de Bush, entonces somos un Estado terrorista. No se trata
sólo de Luis Posada Carriles. Hay todo un grupo de notorios terroristas de
origen cubano que se encuentran en libertad en Estados Unido.
Washington debería arrestar a Posada Carriles y juzgarlo por sus actos
terroristas. Deberían meterlo en prisión. Es del interés del pueblo
estadounidense.
SL: ¿Por qué se niega Estados Unidos a juzgarlo?
WSS: Nos negamos a juzgarlo a causa de la influencia de la comunidad de
exilados cubanos. Por otra parte, dado que fue agente de la CIA, podría hacer
declaraciones comprometedoras para todo el aparato gubernamental. Conviene
recordar que muchos terroristas cubanos exilados empezaron trabajando en la CIA
realizando atentados en Cuba. Una vez que la CIA cerró su base en Miami y
cambió de táctica, personajes como Posada Carriles u Orlando Bosch actuaron por
su propia cuenta.
Las pruebas contra Posada son abrumadoras. Documentos desclasificados del FBI y
de la CIA muestran que Posada y Bosch estuvieron implicados en el atentado de
1976 que costó la vida a 73 personas, así como en el asesinato de Orlando
Letelier, antiguo ministro chileno del gobierno de Salvador Allende, ejecutado
en pleno Washington también en 1976, con su asistente Ronnie Moffitt, ciudadana
estadounidense. Disponemos también de las grabaciones en las cuales Posada
Carriles reconoce ser el autor de los atentados de La Habana de 1997, incluso
el del hotel Copacabana que costó la vida al hombre de negocios italiano Fabio
di Celmo.
Nuestra justicia no sancionó ninguno de esos actos terroristas, incluso los que
cometió en Estados Unidos contra una ciudadana estadounidense. Al contrario,
toleramos eso. Orlando Bosch incluso consiguió el indulto presidencial del
presidente George H. W. Bush.
Cuando Posada Carriles fue juzgado en El Paso, Texas, por un problema
migratorio –no por sus actos de terrorismo– pues había entrado en el territorio
nacional de modo ilegal, todo ello apareció en el juicio. La jueza Kathleen
Cardone, quien debía su puesto al presidente Bush, decidió absolverlo de todos
los cargos.
SL: El caso de los cinco presos políticos cubanos encarcelados en Estados
Unidos desde 1998, por infiltrarse en grupúsculos violentos del exilio cubano
implicados en actos terroristas contra Cuba, constituye actualmente el
principal obstáculo a la normalización de las relaciones entre ambas naciones.
¿Cuál es su punto de vista sobre este asunto?
WSS: En los años 90, tras el desmoronamiento de la Unión Soviética y el fin de
la Guerra Fría, un sector del exilio cubano, deseoso de acabar con el gobierno
de La Habana, volvió a recurrir a la violencia terrorista. Cuba dependía
entonces del turismo para sobrevivir. Grupúsculos extremistas hicieron estallar
decenas de bombas en hoteles en Cuba, ocasionando una caída espectacular del
flujo turístico. Decenas de personas resultaron heridas y como dijimos un
italiano, Fabio di Celmo, murió tras la explosión de una bomba en el hotel
Copacabana.
Ante la falta de reacción del gobierno de Estados Unidos, que dejaba una
completa libertad a estos individuos, Cuba infiltró a sus propios agentes en
esos grupúsculos. Tras recolectar suficiente información sobre su actuación,
los agentes cubanos transmitieron a La Habana un informe sobre cerca de
cincuenta personas implicadas en atentados terroristas contra Cuba.
SL: ¿Se transmitió esa información a las autoridades estadounidenses?
WSS:
Mejor que eso. En julio de 1998, el gobierno cubano invitó a varios altos
responsables del FBI en La Habana y les transmitió toda la información que
recolectaron los agentes, que demostraba que varias organizaciones del exilio
cubano estaba planificando actividades terroristas y en algunos casos eran
responsables de atentados.
Los cubanos pensaban que con proporcionar esas pruebas al FBI, el gobierno de
Estados Unidos tomaría las medidas necesarias para neutralizar a esos
individuos.
SL: ¿Cómo reaccionó Estados Unidos?
WSS: En vez de eso, el FBI realizó una investigación para descubrir cómo había
conseguido Cuba esa información y procedió al arresto de cinco agentes de la
seguridad del Estado infiltrados en la Florida. Es verdaderamente lamentable ya
que ello arroja una sombra sobre la credibilidad de nuestra política contra el
terrorismo.
SL: ¿No violaron los cinco cubanos la ley estadounidense?
WSS: Sólo eran culpables de una cosa: eran agentes de una potencia extranjera
no declarados ante las autoridades estadounidenses. También eran culpables de
delitos menores, como posesión de documentos falsos. En ningún caso estaban
involucrados en actividades ilegales.
No obstante fueron juzgados y condenados a penas de prisión muy severas, es
decir, en total, a cuatro cadenas perpetuas dobladas de 77 años, aunque se
redujeran las penas en el proceso de apelación. Gerardo Hernández fue condenado
a dos cadenas perpetuas más 15 años, Ramón Labañinó a 30 años, Antonio Guerrero
a 21 años y 10 meses, Fernando González a 17 años y 9 meses y René González a
15 años. Todo ello por intentar impedir la realización de actos terroristas
contra su país. Este juicio es una vergüenza terrible para la justicia de
Estados Unidos.
SL: Se han agotado casi todos los recursos legales. ¿Piensa que la solución
de este caso pasará por un acuerdo político entre La Habana y Washington?
WSS: Muchos de nosotros pensamos que el Presidente Barack Obama autorizaría a
la Corte Suprema el estudio del caso. Si el proceso hubiera seguido un curso
normal, sin injerencia política, la Corte Suprema habría el caso. En vez de
ello, el Presidente Obama pidió explícitamente a la Corte Suprema que no
revisara el juicio.
SL: ¿Por qué tomó el Presidente Obama semejante decisión?
WSS: Parece que lo presionó la derecha cubanoamericana intransigente que
rechaza toda idea de normalización de las relaciones con La Habana. Resulta
curioso que le conceda tanto crédito, cuando los sondeos ilustran que su
influencia en la comunidad cubana de la Florida es cada vez menos evidente.
Cerca del 70% de la opinión pública de Estados Unidos piensa que Washington
debería tener relaciones normales con Cuba. Por otra parte, ganó las elecciones
en la Florida sin el apoyo de la derecha cubanoamericana.
Debemos liberar a los cinco inmediatamente pero temo que queda mucho camino por
recorrer.
SL: Evoquemos el caso del ciudadano estadounidense Alan Gross, encarcelado
en la isla desde 2009 y condenado a quince años de prisión por colaborar en un
programa de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos
(USAID), cuyo objetivo es conseguir “un cambio de régimen en Cuba”. Había
proporcionado a los disidentes equipos de telecomunicación. ¿Qué debe hacer el
gobierno cubano, a su parecer?
WSS: Gross es culpable de los actos de los que se le acusa y violó la ley
cubana. Pero creo que debería ser liberado por razones humanitarias. Pienso
incluso que los cubanos estarían dispuestos a hacerlo si consiguieran la
seguridad de que haríamos lo mismo con los cinco.
SL: ¿Qué piensa de las sanciones económicas contra Cuba, en vigor desde
1960?
WSS: La Guerra Fría se acabó en 1991. Deberíamos haber normalizado nuestras
relaciones desde entonces. ¿Qué hemos hecho? Exactamente lo contrario.
Adoptamos la Ley Torricelli en 1992, la Ley Helms-Burton en 1996 y los dos
planes de Bush en 2004 y 2006 que agravan las sanciones contra Cuba. Hemos
hecho exactamente lo contrario de lo que habíamos afirmado cuando impusimos las
sanciones. Todavía nos encontramos en ese punto. No tengo una explicación
lógica. Tengo la impresión de que Cuba tiene el mismo efecto sobre Estados
Unidos que la luna llena sobre los lobos. Somos incapaces de actuar
racionalmente en nuestra política hacia Cuba.
SL: ¿Cómo analiza las reformas económicas iniciadas por Raúl Castro?
WSS: Creo que es el camino correcto. De todos modos, eso tenía que cambiar un
día u otro. Debo decir que soy bastante optimista pues Raúl Castro y sus
hombres procedentes del ejército son buenos hombres de negocios y lo han
demostrado en el sector turístico. Hicieron un excelente trabajo en este campo.
SL: ¿Qué imagen tienen los ciudadanos estadounidenses de Cuba?
WSS: El pueblo estadounidense tiene una imagen falsa y sesgada de Cuba pero,
por otro lado, es favorable a la normalización de las relaciones. Todos los
estadounidenses sueñan con descubrir Cuba, que dispone de una población educada
y de un excelente sistema de salud. A guisa de comparación, mire sencillamente
el número de ciudadanos estadounidenses que no tiene acceso a un seguro médico.
*Doctor en
Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV,
Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista,
especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se
titula The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on
the U.S. Blockade, New York, Monthly Review Press, 2013, con un prólogo de
Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.
Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel
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