Por Leyde E. Rodríguez Hernández
Hoy asistí a
la conferencia ofrecida por el coordinador para América Latina y el Caribe de
la Campaña Internacional por la Eliminación de las Armas Nucleares, Héctor
Guerra, en la sede de la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), quién
reconoció el trabajo de Cuba en favor de la paz y la seguridad mundial.
Guerra elogió la relevancia de Cuba en distintos foros
internacionales a favor del desarme nuclear, en una coyuntura internacional en
la que existen 17 mil armas nucleares, nueve potencias nucleares que justifican
su seguridad nacional en estas armas, a pesar de que buena parte de su
población no está de acuerdo con que las posean.
Efectivamente, para el activista mexicano existen
avances en Latinoamérica y el Caribe, en la lucha por la paz y la no
proliferación de estas armas de destrucción masivas, respaldados por
instrumentos políticos y jurídicos, constituyendo un acierto la declaración, en
la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, efectuada
en enero en La Habana, sobre la región como Zona de Paz.
Con una visión optimista de la campaña que representa, Guerra dijo que la prohibición definitiva de las armas nucleares en el mundo se
puede lograr en gran medida con el compromiso y la labor de los gobiernos en
esta campaña, que reúne a más de 200 organizaciones de 90 países. Especial
importancia concedió el orador a la “Iniciativa Humanitaria" en torno a las
armas nucleares, pues como ocurrió en 1945, contra las ciudades japonesas de
Hiroshima y Nagasaki, ningún servicio médico tiene capacidad de reaccionar
frente a un holocausto o guerra nuclear.
Aunque para las grandes
potencias las armas nucleares siguen siendo un medio de legítima defensa, la Campaña
Internacional por la Eliminación de las Armas Nucleares, según Guerra, trabajará
para alcanzar un tratado vinculante que prohíba las armas nucleares. En este
objetivo, señaló, un factor clave serán los esfuerzos por sensibilizar a amplios
sectores sociales que, en todo el mundo, tratan de sobrevivir a los conflictos
locales, regionales, la pobreza, la violencia armada, las enfermedades, las desigualdades
económicas y el desempleo, que genera y agudiza la crisis sistémica capitalista.
Sin embargo, considero que no basta con la prohibición
de las armas nucleares. Se requiere de un proceso profundo y amplio en el que
las potencias emergentes del siglo XXI, amantes de la paz, exijan y negocien,
con las viejas potencias imperialistas, la edificación de un nuevo orden
mundial libre de armas nucleares, y de las estrategias militares que las
mantienen y reproducen. Esta sería la única garantía para una verdadera seguridad
internacional, cuyo fin es lograr la supervivencia de la especie humana. Hoy en
peligro de extinción, en caso de que se produzca una guerra nuclear y el cambio climático global.
A la conferencia asistieron representantes de
organizaciones de la Sociedad Civil Cubana, periodistas, estudiantes y
profesores.
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