Dr. Leyde E.
Rodríguez Hernández
Profesor de
Teoría de las Relaciones Internacionales.
Desde el
Sur.
En los últimos años, me he
percatado que en no pocas investigaciones y seminarios internacionales, se
absolutiza sobre el uso del llamado "poder blando e inteligente" por
parte de Estados Unidos y la Unión Europea en su accionar global. La utilización frecuente de
estos términos se ha convertido en un esquematismo para explicar la conducta internacional norteamericana
o de la Unión Europea, considerada, esta última, como el mayor centro
tradicional de exportación del
"poder blando" en la historia reciente. Sin embargo, siempre he dicho
en mis clases, conferencias y artículos, algunos de ellos publicados en este
blog, que en un sistema internacional caracterizado por relaciones de fuerza y
poder, que exacerba la conflictividad regional y global, el llamado "poder
duro" sigue presente como lo ha demostrado el sobredimensionamiento
militarista de Estados Unidos y la OTAN. Y en las últimas guerras, como bien
ejemplifica Joseph Nye.
Kenneth N. Waltz. Fallecido en 2013. |
Ahora resulta que el autor de los
términos soft power y smart power (poder blando y poder inteligente) lo
reconoce y confirma en la entrevista que sigue a este comentario, cuando plantea que ‘el poder duro nunca
pasó de moda’. Ya que el politólogo estadounidense, Kenneth Neal Waltz, uno de los más prominentes académicos en el área de las
relaciones internacionales de
la facultad de la Universidad de California en Berkeley y de la Universidad de
Columbia, no vive para escuchar y discutir con Nye, recuerdo que ambos
participaron, con otros autores, en un sustancioso "tercer y cuarto debate" en la
teorización anglosajona sobre estas cuestiones, en el que Waltz enfatizó sobre
el predominio del poder militar frente al "poder blando", aunque
reconocía que este había avanzado en una era de globalización del comercio y de
los factores económicos y tecnológicos.
También disintiendo de las posiciones categóricas de Kenneth Neal Waltz, en cuanto al determinismo de la estructura
del sistema internacional sobre la politica exterior de los estados, lo cierto
es que el "poder duro" seguirá siendo utilizado por las grandes
potencias, lo cual debemos tener presente para no sucumbir ante el vértigo que
produce el engañoso "poder
blando" a la "sociedad civil", pues se conoce que el "poder
blando" tiene como fin el ablandamiento que necesita la intervención posterior
del "poder duro". Si no se logran los objetivos esperados mediante el
"poder blando", este podría servir de antesala o para crear las
condiciones de aplicación del "poder duro". La guerra también se ha
visto precedida, en no pocas ocasiones, de un fuerte despliegue de "poder
blando", aunque pudiera evitarse o ser menos costosa si se conquistan las
mentes y los corazones mediante una efectiva combinación de "poder blando
y poder duro". O sea, de "poder inteligente", entendido como
"repertorio de estrategias", según Nye.
A pesar de que además discrepo de algunos de los enfoques planteados por Joseph Nye en esta entrevista,
recomiendo su lectura y sobre todo observar su criterio de que "la apertura con Cuba
ha mejorado la posición de EEUU no solo en La Habana, sino de cara al resto de
América Latina", haciendo entender que Estados Unidos ha sabido adelantar
sus intereses en Cuba, sin otros razonamientos, lo cual hace que el enfoque de
Nye choque con la percepción desde América Latina y el Caribe de que constituye
un progreso que es el resultado del paso triunfante de la Revolución Cubana en
cinco décadas de resistencia heróica y de sus estrechos vínculos con una región
que se opone al bloqueo estadounidense y al aislamiento imperialista de Cuba,
por lo que han sido esos los elementos esenciales, junto a otros factores de relevancia, los que han contribuido a ese
"cambio" en la politica exterior estadounidense hacia Cuba.
También algunos enfoques sobre Rusia y China están deformados o exagerados desde la visión del académico estadounidense, pero merecen ser leídos, interpretados y criticados, en busca de nuestra percepción desde el sur. Resulta de interés, para el análisis de la correlación de fuerzas entre las principales potencias en el sistema internacional actual, evaluar la utilidad del concepto de Martin Wolf, del Financial Times, de China como una “superpotencia prematura”, algo que también he esbozado en mi artículo: "De la unipolaridad a la multipolaridad del sistema internacional del siglo XXI", que se encuentra publicado en este blog, y he debatido recientemente con mucha intensidad con mis estudiantes de la carrera de relaciones internacionales en La Habana y también en El Salvador, en febrero de este año, durante mis conferencias en la Maestria en Diplomacia que se desarrolla en ese país.
También algunos enfoques sobre Rusia y China están deformados o exagerados desde la visión del académico estadounidense, pero merecen ser leídos, interpretados y criticados, en busca de nuestra percepción desde el sur. Resulta de interés, para el análisis de la correlación de fuerzas entre las principales potencias en el sistema internacional actual, evaluar la utilidad del concepto de Martin Wolf, del Financial Times, de China como una “superpotencia prematura”, algo que también he esbozado en mi artículo: "De la unipolaridad a la multipolaridad del sistema internacional del siglo XXI", que se encuentra publicado en este blog, y he debatido recientemente con mucha intensidad con mis estudiantes de la carrera de relaciones internacionales en La Habana y también en El Salvador, en febrero de este año, durante mis conferencias en la Maestria en Diplomacia que se desarrolla en ese país.
En fin, sugiero leer esta
interesante entrevista al politólogo estadounidense Joseph Nye, quien acuñó los conceptos
"poder blando y poder inteligente", asi como de "difusión del
poder", tan utilizados en la teorización y los principales debates
contemporáneos de las Relaciones Internacionales, para que saque usted sus
propias conclusiones, con una mirada crítica y emancipatoria, pues no
deberíamos dejarnos imponer un pensamiento único sobre los procesos y fenómenos que caracterizan la dinámica internacional actual.
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Joseph Nye: ‘El poder duro nunca pasó de moda’
Por Pablo Colomer y Jorge Tamames
Periodista y analista internacional, respectivamente.
Joseph Nye |
Política Exterior (PE): La anexión rusa de Crimea, la guerra
en Siria, las disputas territoriales en el Mar de la China Meridional… ¿Piensa
usted que estamos involucionando, volviendo a un orden mundial en el que el
poder duro vuelve a estar de moda?
Joseph Nye (JN): Creo que nunca dejó de estar de moda. La invasión de
Irak fue poder duro. El bombardeo de Serbia, también. Aunque el caso de la
invasión rusa de Ucrania era diferente. Rompió las reglas básicas de 1945, la
prohibición de usar fuerza para anexar territorio. Estados Unidos y la Unión
Europea respondieron con poder duro: sanciones. Pero eso lo combinaron con el
poder blando al condenar la violación de normas. De alguna forma, la aplicación
de sanciones muestra que hay un precio que pagar por violar normas. Es
importante porque significa que las sanciones han logrado un objetivo
fundamental, al demostrar que estas normas tienen un valor determinado. Si los
rusos hubiesen salido impunes, se podría argumentar que estamos volviendo a un
mundo más similar al de los años 30 del siglo XX, cuando no existían
penalizaciones efectivas para el uso de fuerza.
PE: El ejemplo de Japón invadiendo Manchuria, en 1931.
JN: Exactamente.
PE: Usted también ha acuñado el término smart power
(poder inteligente). ¿Cree que se aplica con éxito para la resolución de
problemas y crisis globales?
JN: El poder inteligente es la habilidad
de combinar poder duro y blando. Es un repertorio de
estrategias. A veces funciona y otras no. La invasión de Irak fue un
fracaso en términos de poder inteligente, porque los americanos pagamos un
precio muy alto por la guerra en términos de poder blando. Así que no fue un
éxito, independientemente de que lo fuera a nivel de poder duro. Un ejemplo de
la administración Obama en el que el poder inteligente ha funcionado es Irán. Tenías el poder duro de
las sanciones, que hicieron que Irán se sentase a negociar, y la amenaza de
usar fuerza [en caso de que el país desarrollase un arma nuclear]. Pero también
fue clave la diplomacia a la hora de negociar una solución. Otro ejemplo del mismo periodo es la apertura con Cuba, que ha mejorado la posición de EEUU no solo
en La Habana, sino de cara al resto de América Latina.
PE: La UE solía ser el máximo exponente de poder blando: una comunidad unida
por leyes, ideas y una cultura compartidas. Pero desde hace seis años hemos
visto menos consenso y más imposiciones en la gestión de la crisis del euro, y
el auge de una extrema derecha xenófoba y autoritaria. ¿Cómo cree que estas
dinámicas afectarán a la UE como modelo global de poder blando?
JN: A largo plazo, la UE ha sido un éxito. No es una
federación, ni un Estado unitario, así que no todos están en el mismo barco.
Pero los diferentes barcos están atados unos a otros de una forma que en el
pasado no estaban. Y eso es un logro considerable: tener una entidad que vuelve
imposible la idea de que los Estados europeos libren guerras entre sí, y que
les permite cooperar en muchas áreas diferentes. En muchos casos, como el
programa Erasmus, la UE ha logrado mejorar la calidad de vida de sus
ciudadanos. El peligro es el aumento del populismo y el
euroescepticismo. Esperemos que en el referéndum británico no gane el “exit”.
PE: ¿Cree usted que la gestión de la crisis de los
refugiados, en la que la Europa parece estar retorciendo sus valores y
principios fundacionales, dañará a la UE en términos de su poder blando?
JN: La decisión de Angela Merkel de acoger refugiados fue
muy valiente. Pero políticamente fue muy difícil y costosa. Existe un problema
con la inmigración: es algo bueno, pero puede desbordar rápidamente la
capacidad del Estado que acoge, y eso puede generar reacciones en contra. La
pregunta interesante es ver si la UE es capaz de mantener un sistema de acogida
de refugiados que no genere una reacción populista. Es un dilema difícil, pero
Merkel merece aplausos por su decisión.
PE: Esta cuestión también es pertinente en EEUU, en vista
de la popularidad de Donald
Trump. Usted escribió recientemente que Trump debilitaría a EEUU, en parte porque socavaría los
valores y principios en los que el país basa su atractivo.
JN: Trump ha propuesto cosas como expulsar a los
musulmanes de EEUU, que es algo insensato y estúpido, porque socava la
capacidad de EE UU para combatir el terrorismo, donde necesitamos la
cooperación de los musulmanes. En ese sentido, Trump ya ha hecho un daño
considerable. Si se convirtiese en presidente –cosa que no creo que ocurra–,
habría que esperar que sus asesores le empujasen en una dirección más moderada.
PE: La globalización
y la desigualdad han sido los dos grandes temas de estas primarias. Son
cuestiones complejas e interrelacionadas, que recuerdan al concepto de
interdependencia que usted desarrolló durante los años 70. ¿Piensa usted que el
debate en las primarias se está abordando de manera simplista?
NJ: Existe una reacción contra la globalización, en la
que los extranjeros a menudo se convierten en chivos expiatorios. Pero muchas
de las causas de la desigualdad son tecnológicas. En una economía del
conocimiento, la educación se vuelve cada vez más importante, y la falta de
acceso a ella o a la capacidad de manejarse con tecnologías avanzadas supone un
problema. Esto ha llevado a un rechazo de las políticas comerciales
tradicionales por parte de ambos partidos. Tanto Trump como [Bernie] Sanders se
han mostrado escéptico con los tratados comerciales que firma EEUU, en parte
porque el cambio tecnológico y la globalización realmente generan dificultades
y pueden amenazar puestos de empleo, pero también porque les genera apoyo
políticamente.
PE: En sus memorias de 2014, Hillary Clinton menciona la
importancia del “poder inteligente”, un concepto que asegura que aplicó durante
su tiempo como secretaria de Estado (2009-13). Salvo grandes sorpresas, Clinton
pare posicionada para ganar las elecciones presidenciales en noviembre. ¿En qué
se traducirían estas ideas una vez que ocupe la Casa Blanca y en qué se
diferenciaría su política exterior de la de Obama?
JN: Creo que existe bastante solapamiento; al fin y al
cabo, Clinton fue la secretaria de Estado de Obama. Hay gente que opina que
será más intervencionista que Obama. Steve Sestanovich sostiene que EEUU pasa
por épocas de activismo y retraimiento en su política exterior. Que Obama
representa una época de retraimiento, mientras que Clinton podría ser
diferente. Pero en este momento creo que el debate aún es especulativo. Creo
que la mejor forma de expresarlo es que las líneas generales de la política
exterior de Hillary no serán diferentes a las de Obama, pero los detalles sí.
PE: ¿En qué tipo de potencia se está convirtiendo China?
JN: China ha tenido treinta años espectaculares. Ha hecho una labor estupenda
a nivel económico, sacando a cientos de millones de la pobreza. Pero existe una
tendencia a exagerar su poder. En mi
último libro comentaba que no hay que ser un pesimista para pensar que
mucho de lo que se escribe actualmente sobre China es demasiado optimista.
Desde entonces, los índices de crecimiento del PIB chino han caído, y ya nadie
sostiene que el país pueda crecer a un ritmo anual del 10% ininterrumpidamente.
Es lo que [el catedrático de Harvard y exasasesor de Obama] Larry Summers llama
regresión a la media: basándonos en la experiencia de otros países que han
crecido a un ritmo igual de rápido, lo normal en el futuro sería que China
creciese en torno a un 3,9% anual. Proyectar un crecimiento del 10% de forma
lineal no es una buena forma de entender lo que pasará con China. Martin Wolf,
del Financial Times, se refiere a China como una “superpotencia prematura”: la gente proyecta
dónde debería el país estar en el futuro asumiendo que continuará creciendo a
la misma velocidad. China es una gran potencia, con un crecimiento y
capacidades impresionantes, pero sigue sin estar a la altura de EEUU, y
probablemente no adelante a EEUU en las décadas venideras.
PE: ¿Piensa usted que la forma en que China recurre al
poder duro para imponerse en su vecindario aumentará con el tiempo?
JN: Bajo Xi Jinping se produjo una tendencia a concentrar
poder. Creo que el Partido Comunista Chino necesita legitimarse, y que hasta
ahora lo ha hecho gracias al crecimiento económico. Pero a medida que el ritmo
de crecimiento se enfría,
el nacionalismo se convierte en una nueva forma de obtener legitimidad.
PE: Eso mismo estamos viendo en Rusia.
JN: Sí, y en el comportamiento de China también. Pero
insisto, hay que distinguir entre lo que China quisiera hacer si nadie le
impusiese límites, y lo que realmente hace cuando le imponen límites otros
países, especialmente EEUU, en áreas como el Mar de la China Meridional. Creo que EEUU y China pueden gestionar su
relación exitosamente. El peligro es lo que yo llamo el problema
“Ricitos de oro”: ni muy caliente ni muy frío, acertar con la temperatura
ideal. En este ámbito soy relativamente optimista, pero la historia está llena
de sorpresas.
PE: Le tenemos grabado, así que ya veremos.
Fuente: Estudios de
Política Exterior de España
10 / JUN / 2016
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