Los idus de marzo, dirigida en
el 2011 por George Clooney, quien también actúa en ella, es una adaptación al
cine de la obra de teatro Farragut North, de Beau Willimon. El
filme es un thriller político absorbente, sobre un joven que comienza a
trabajar como jefe de prensa de un candidato del Partido Demócrata en Estados
Unidos y conoce la relación de éste con una joven enrolada en su equipo de
campaña, quien pone fin a su vida luego de una relación amorosa con el
contendiente.
La cortina de humo, de Barry
Levinson en 1997, es otra cinta que se adentra en un escándalo político,
teniendo como caballos de batalla en la gran pantalla nada menos que a Dustin
Hoffman y Robert De Niro.
En 1976 Alan J. Pakula, legó una
obra maestra con Todos los hombres del presidente, basada en la
investigación que inician dos periodistas, la cual desembocará en el
archiconocido caso “Watergate”, el cual provocó la dimisión de Richard Nixon.
La película alcanzó cuatro Oscar, aunque curiosamente ninguno de ellos fue a
parar a sus protagonistas estrellas: Robert Redford y Dustin Hoffman, premio
que sí se llevó Jason Robards como mejor actor secundario.
Más recientemente, en el 2015,
James Vanderbilt aglutinó a un nutrido grupo de excelentes actores en La verdad,
propuesta con la que se sumergió en los acontecimientos electorales del 2004.
De la mano de Cate Blanchett y
Robert Redford, y secundados por Topher Grace, Elisabeth Moss, Dennis Quaid,
Bruce Greenwood, John Benjamin Hickey, Martin Sacks, Nicholas Hope, Aaron
Glenane, Steve Bastoni, Lewis Fitz-Gerald, Christopher Stollery, Elizabeth
Saunders, Andrew Fritz, el director recreó una etapa signada por la presencia
norteamericana en las guerras de Afganistán e Irak.
El argumento partió del quehacer
de la productora de noticias de la CBS Mary Mapes y su socio, el presentador
Dan Rather, al descubrir un hecho que podría revertir el resultado electoral:
las artimañas empleadas por Bush para evadir ir a la guerra de Vietnam.
La historia gira en torno a la emisión de una edición especial del legendario
programa ’60 minutes’, que saca a la luz este hecho. A partir de ahí se
desata una vendaval informativo que hará que Mapes y Rather tengan que luchar
para demostrar la veracidad de la noticia, colocándose por encima de los
intereses políticos y económicos que se esconden detrás de los medios de
comunicación.
Pese a esos sucesos W. Bush se
reeligió de manera turbia, venciendo al entonces senador John Kerry, a partir
de las irregularidades que se presentaron en Ohio. El republicano repitió la
dosis del año 2000, donde poniendo a votar hasta los muertos en Florida,
sobrepasó al vicepresidente Al Gore.
Son solo algunos ejemplos de cómo
el cine de mejor factura en Estados Unidos aborda cuestiones relacionadas con
la política. Ahora bien, con independencia de la capacidad de muchos
realizadores, la historia real de la sociedad norteamericana desborda cualquier
propuesta imaginativa. Si alguien tiene dudas haga un simple recorrido por el
actual panorama electoral en ese país.
¿Quién engañó al “conejo” Rabbit?
El pasado 19 de
octubre tuvo lugar en la Universidad de Las Vegas, Nevada, el tercer y último
debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton
y Donald Trump.
Fue en realidad, teniendo a Chris
Wallace de FOX News como moderador, el episodio final de la saga abierta entre
los contendientes demócrata y republicano el lunes 26 de septiembre en la
Universidad de Hosftra, en Long Island, Nueva York, y que continuó el domingo 9
de octubre en la Universidad de Washington, en Misuri; a la que se sumó el
intercambio entre los aspirantes a vicepresidentes Tim Kaine y Mike Pence, el
martes 4 de octubre en la Universidad Longwood, en Farmville, Virginia.
El encuentro, concebido bajo las
normas de la Comisión de Debates Presidenciales, las cuales son aceptadas por
ambos grupos –evidencia inequívoca, entre tantas, del alto nivel de
concertación en los niveles fundamentales en que se diseña y ejecuta la
política en la gigantesca nación- tuvo como formato seis rondas de 15
minutos, con dos de ellos de respuesta a la primera interrogante de cada bloque
y luego la discusión abierta, lo que permitió escuchar las consideraciones de
los enrolados en la fase decisiva de la contienda rumbo a la Casa Blanca.
El tópico de apertura fue la
Corte Suprema. Ante la pregunta de hacia dónde debía llevar la corte al país, y
cómo interpretar la Constitución -siguiendo las valoraciones de los padres
fundadores o como un documento flexible de aplicar acorde a las circunstancias
cambiantes- las respuestas, como sucedió desde la confrontación inicial,
revelaron la multiplicidad de concepciones presentes en esa sociedad.
No soslayemos que, con mayor
intensidad a la que emplea un estudiante universitario ante un examen de fin de
semestre, ambos candidatos llevan jornadas “acuartelados” junto a sus asesores,
repasando de qué manera responder cada interrogante, en aras de satisfacer al
sector que se identifica con ellos y, sobre todo, captar a los que se mantienen
al margen. Esta es una consideración trascendente pues el debate, como el resto
de las fases electorales que arrancaron hace más de un año, posee un marcado
carácter mediático y, por ende, comercial.
Habida cuenta de la cualidad del
capitalismo de trastocarlo todo en mercancía, incluyendo la fuerza de trabajo,
los comicios están concebidos no para premiar al de trayectoria honorable o mejor
desempeño público en tareas precedentes, sino para “venderle” al gran público
una propuesta, por la que en este caso particular se “pagará” mayoritariamente
(en varios estados se ejecuta por diversas vías desde antes) depositando el
voto en las urnas el martes 8 de noviembre.
No es el mérito el activo
principal de cada candidato sino la habilidad de demostrar al público,
valiéndose de todas las combinaciones posibles, que él o ella está más
preparado para trabajar en el Salón Oval, resguardando los intereses
estratégicos de la nación.
Dentro de ese organigrama todo
debe ser milimétricamente calculado por los equipos de campaña, maquinarias que
en los últimos meses atraviesan por el hervidero asociado a la tensión de saber
que se encuentran en un campo de batalla donde la ofensiva, contraofensiva,
acceso a la información o capacidad anticipatoria para desentrañar las
estratagemas del adversario resultan vitales –al igual que en el terreno
bélico- si se quiere alcanzar la victoria.
En una analogía con el arte
culinario, el “restaurante” relacionado con el proceso electoral
norteamericano, con los debates presidenciales como parte distintiva del menú,
ofrece mucha fast food o comida chatarra y no, aunque se encarguen de
propalar lo contrario, platos exquisitos elaborados por chefs de renombre.
Hillary, volviendo a la
arrancada, señaló: “Creo que cuando hablamos de la Corte Suprema nos referimos
a un tema central de la elección, vinculado con qué tipo de país vamos a tener.
¿Qué tipo de oportunidades vamos a brindarles a nuestros ciudadanos? ¿Qué tipo
de derechos vamos a tener los estadounidenses? Siento que para que sea más
fuerte la Corte Suprema tenemos que ponernos del lado del pueblo
norteamericano, no del lado de las poderosas corporaciones. Para mí lo principal
que necesitamos es una Corte Suprema que se levante en nombre de los derechos
de las mujeres, que se ponga de pie en nombre de los derechos de la comunidad
LGBT”.
Trump, hizo
énfasis en que: “Necesitamos una Corte Suprema que defienda la Segunda Enmienda
y todas las enmiendas. (…) Creo que si mi adversaria ganara esta carrera, lo
cual realmente no pienso que suceda, tendremos una Segunda Enmienda que será
una réplica sumamente pequeña de lo qué es ahora”.
Clinton dijo entonces: “Apoyo la
Segunda Enmienda. Viví en Arkansas 18 años maravillosos y representé al estado
de Nueva York. Entiendo y respeto la tradición de tener armas, pero
también creo que puede y deber haber mayor regulación. Porque respaldo la
Segunda Enmienda no quiere decir que quiero que las personas que tengan armas
de fuego puedan amenazarlo o matarlo a usted o miembros de su familia. No
podemos olvidar que más de 33 00 personas mueren cada año por armas de fuego.
(…) Desafortunadamente no todas las personas con armas en sus casas toman
las precauciones apropiadas”.
Según datos de los Centro para el
Control y Prevención de Enfermedades (CDC), hubo 33.599 personas que murieron
por armas de fuego en 2014, las cifras más recientes disponibles. Una de las
conmociones recientes emergió con la muerte, por disparos entre dos grupos, de
Trinity Gay, muchacha de 15 años e hija del velocista Tyson Gay, con múltiples
medallas y quien fue recordista mundial en el hectómetro antes de la llegada
del fenomenal jamaicano Usain Bolt.
La tónica discordante prosiguió
en el resto de las cuestiones abordadas, desde lo concerniente al aborto, las
relaciones con Rusia, la economía, los impuestos, la política exterior y la
inmigración.
Al igual que en las jornadas
previas el intercambio fue subiendo de tono, dando paso a exabruptos en los que
Trump sacó el peor resultado. “Tenemos que convertir a Estados Unidos en un
país grande de nuevo. (…) No atendemos a nuestros veteranos, atendemos a los
inmigrantes indocumentados. (…) Hemos retrocedido en educación y en la
creación de empleos. (…) Haré más a favor de negros y latinos de lo que
Clinton haría en diez vidas. (…) No podemos soportar cuatro años más de Barack
Obama y eso es lo que pasará si la eligen a ella”, dijo el polémico empresario
en una de sus frecuentes andanadas verbales.
“Hay mucha gente mala en nuestro
país, hay traficantes de drogas y criminales. Hay que construir el muro
fronterizo y asegurar la frontera. Ahora tenemos unos bad (malos)
hombres y les tenemos que sacar”, añadió, con la expresión de fanatismo en el
rostro que lo acompaña cada vez que se refiere a estas cuestiones.
“Donald ha traído acero y
aluminio chinos. De hecho, el hotel Trump aquí en Las Vegas fue hecho con acero
chino. Entonces él anda por ahí con lágrimas de cocodrilo diciendo lo terrible
que es, pero les ha dado empleo a los obreros metalúrgicos chinos, no a los
estadounidenses”, dijo Clinton.
En otro momento Trump afirmó que
aunque Hillary lo superaba en experiencia política, la de ella había sido una
mala trayectoria en esta esfera. Ello dio pie a una de los comentarios con los
que la ex secretaria de Estado, posiblemente, obtuvo mayor trecho en la
deliberación, en buena lid porque la hoja de servicios del republicano es una
de la más endeblez, por no decir la más vacía, de contendiente alguno a la
presidencia de ese país.
“Cuando en la década de los 70 yo
trabajaba para el fondo sobre la defensa de los niños, para terminar con la
discriminación contra los niños afroestadounidenses en las escuelas, él estaba
siendo perseguido por el Departamento de Justicia por discriminación en sus
edificios de apartamentos. En la década de los 80, cuando yo trabajaba para
reformar las escuelas de Arkansas, él pedía prestado US$14 millones a su padre
para empezar sus negocios. En la década de 1990 yo fui a Pekín, donde dije que
los derechos de las mujeres son derechos humanos. Y él insultó a una ex Miss Universo,
Alicia Machado, y la llamó “máquina de comer”. Y el día en el que yo estaba en
una habitación monitoreando la operación que llevaría a Osama bin Laden ante la
justicia, él estaba presentado el programa The Celebrity Apprentice”,
concluyó la también ex sanadora por el estado de Nueva York.
Con total desfachatez, Trump
afirmó: “Qué mujer tan asquerosa”, mientras Clinton hablaba sobre sus planes en
política fiscal y su visión sobre la seguridad social.
¿De qué estamos hablando?
Este tipo de debate, he ahí otra
de sus debilidades esenciales, no se levanta sobre el examen sosegado y
profundo de la realidad nacional y foránea. Prevalece, por el contrario, la
arremetida contra el oponente dejando de lado el análisis de los asuntos
cardinales.
Existe una mirada tendenciosa al
pasado del rival, la cual funge como bujía para desacreditarlo hacia el futuro,
todo ello aderezado con sarcasmos y ofensas por encima del desmontaje de la
propuesta programática del otro. Es más un programa humorístico en horario
estelar, montado sobre aspectos políticos, que una plataforma de discusión
seria y responsable sobre los destinos de la nación. No es una falla de esta
contienda sino “pecado capital” de la concepción sobre la que se erige el
sistema.
Ello explica por qué al concluir
estos eventos un ciudadano promedio podrá señalar quien “lució” mejor en el
forcejeo pero, difícilmente argumentará sobre las tesis de cada cual, en
relación con las cuestiones de peso. Mientras esa sea la impresión que
provoquen estos shows en las personas ambos contrincantes, de alguna
manera, han conseguido sus propósitos, ya que su meta es atrapar un electorado
que cada vez se desconecta más de la política. Ello es posible apoyándose
básicamente en “espejismos” y la utilización de un lenguaje retórico, y no en
la disección de las problemáticas que los afectan.
Esto explica, asimismo, cómo lo
que impacta con mayor fuerza en el recuerdo de los televidentes tiene que ver
con las frases pronunciadas (no las ideas desarrolladas) sobre determinada
cuestión. Esta vez batió los récords la afirmación de Trump de que “Veré eso en
el momento oportuno. Deseo mantener el suspenso”, en relación a la pregunta de
si aceptaría el resultado de los sufragios.
Con esa declaración el magnate
inmobiliario puso en entredicho, olímpicamente, una de las bases supuestamente
imperturbables del funcionamiento del sistema electoral estadounidense,
generando de inmediato no solo la repulsa de sus adversarios sino, otra vez, la
de varias de las figuras más prominentes de la agrupación republicana.
El jefe del partido, Reince
Priebus, se desmarcó del controvertido candidato, con declaraciones en el canal
MSNBC. Más allá de la posibilidad que se acrecienta de volver a perder el
puesto máximo del entramado ejecutivo, otra preocupación cobra espacio dentro
de la élite partidista: ceder el control del Congreso, el bastión en el que se
han refugiado durante la doble administración Obama, también en juego en la
disputa legislativa que tendrán lugar el mismo día que las presidenciales.
“Hillary Clinton muy
probablemente ganará la elección, pero la pregunta es cuál será el efecto en
los candidatos republicanos al Senado, la Cámara de Representantes y otros
cargos”, dijo a la AFP Robert Erikson, politólogo de la universidad de
Columbia.
“Los republicanos están muy
temerosos por lo que Trump vaya a hacer las próximas tres semanas”, subrayó
este experto.
Terminada la mini serie de los
debates cara a cara, sobreviene la expectativa de cómo se desarrollaran los
acontecimientos en los próximos 18 días, De un lado el bando demócrata, que
salió fortalecido de esto intercambios y, del otro, la entidad republicana que
se fragmentó aún más, resultado de las críticas en todos los estamentos a su
representante por los escándalos que él mismo generó.
Ello no quiere decir, pese a que
la ventaja de Clinton parece decisiva y su triunfo se antoja a todas luces como
el escenario más probable, que se haya escrito la palabra final en la materia.
La historia enseña con suficiente elocuencia que, imponderables económicos o de
otra índole de última hora, construcciones mediáticas o sucesos de proyección
extrafronteriza, cambiaron más de una vez el curso de las acciones previstas
por expertos y encuestadoras.
Parafraseando al mítico
receptor de los Yanquis de Nueva York, Yogi Berra, exaltado al Hall de
la Fama de Cooperstown, “el juego no se acaba hasta que no se acaba”. Eso sí,
cada asalto fue un touché, esgrimísticamente hablando, al desencuentro
de los candidatos, en el marco de un sistema político que cada vez se aparta
más de las necesidades de las personas para satisfacer los intereses del gran
capital.
*El autor es Licenciado en
Historia; Especialista en Seguridad y Defensa Nacional y Profesor Auxiliar del
Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la
Universidad de La Habana.
Notas:
Pueden consultarse, entre
múltiples sitios que reflejaron las incidencias del debate, “5 momentos clave
del último debate presidencial entre Clinton y Trump”, en: http://cnnespanol.cnn.com/2016/10/20/5-momentos-clave-del-ultimo-debate-presidencial-entre-clinton-y-trump/;
“Otras frases del debate presidencial”, en: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/20/estados_unidos/1476941114_904091.ht;
“Elecciones en EE.UU.: las 7 frases más impactantes del último debate presidencial
entre Hillary Clinton y Donald Trump”, en: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37711977;
“Clinton y Trump explican por qué deben ser presidentes”, en: http://elcomercio.pe/mundo/eeuu/tercer-ultimo-debate-hillary-clinton-donald-trump-vivo-online-noticia-1940041;
“Más allá de los choques, el último debate en EE.UU. deja la inédita reacción
de Donald Trump”, en: http://www.lanacion.com.ar/1948706-mas-alla-de-los-choques-el-ultimo-debate-en-eeuu-se-redujo-a-la-inedita-reaccion-de-donald-trump.
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