miércoles, 15 de febrero de 2017

Hay que fortalecer la integración regional, expresó García Rodríguez, presidente del CAF-Banco de Desarrollo

Por Hassan Pérez Casabona⃰

El Aula Magna de la Universidad de la Habana es un espacio que durante más de un siglo ha recibido a personalidades relevantes procedentes de todas las geografías y de los más diversos ámbitos. Desde científicos de primerísima línea hasta los más renombrados literatos, pasando por figuras políticas y religiosas de extraordinario impacto a escala hemisférica y global.

Hay que fortalecer la integración regional, expresó García Rodríguez, presidente del CAF-Banco de Desarrollo
El Sr. Enrique García Rodríguez, presidente de CAF-Banco 
de Desarrollo de América Latina

Del ruso Zoref Alfíorov al norteamericano Josep Stiglitz –acreedores de Premios Nobel en Física y Economía – al uruguayo Mario Benedetti, el argentino Julio Cortázar  y el colombiano Gabriel García Márquez en el universo de la literatura, hasta Julio Antonio Mella, Fidel Castro, Hugo Rafael Chávez Frías y Evo Morales como líderes de todos los tiempos o el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, Juan Pablo II.

La instalación se precia además de arropar, desde los albores de la centuria anterior, a una parte significativa de lo que más vale y brilla en el mundo universitario de cualquier latitud. Además de ser uno de los emblemas de la más antigua institución docente antillana –cuya fundación se remonta al 5 de enero de 1728-  es un sitio propicio para las actividades solemnes y académicas cuyo prestigio desborda nuestras fronteras.

Ello explica que tanto antes como ahora muchas de las grandes personalidades que arriban al país reserven un momento dentro de su apretada agenda para dialogar con los estudiantes, profesores e investigadores que colman las dos plantas del recinto y escuchan atentos las reflexiones de los visitantes.

En otras oportunidades, como el caso que motiva estos apuntes, es la casa de altos estudios habanera quien convoca  a determinada  figura para agasajarla con alguna distinción. Recientemente  acogió a una de las más ilustres personalidades de la región latinoamericana, en el campo de las ciencias económicas, el Sr. Enrique García Rodríguez, presidente de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.

Se trata de una institución financiera multilateral de carácter regional que agrupa a 19 países accionistas (17 de América Latina y el Caribe más España y Portugal) y cuya misión es promover el desarrollo sostenible y la integración regional en el marco de una agenda de carácter integral, que busca hacer compatibles objetivos de estabilidad macroeconómica, eficiencia, inclusión y equidad social así como sostenibilidad ambiental.

La actividad estuvo presidida por los doctores Gustavo Cobreiro Suárez y Vilma Hidalgo de los Santos, rector  y vicerrectora de investigación y posgrado de la Universidad de la Habana, respectivamente, así como por otras autoridades, entre ellas vicepresidentes del Banco Central de Cuba; Miriam Alpizar, viceministra del Ministerio de Educación Superior y Magaly Estrada, directora general de Colaboración Económica del MINCEX.

Una rápida ojeada al extenso currículum de  García Rodríguez revela que se desempeña como Presidente Ejecutivo de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, desde diciembre de 1991. Con anterioridad a su elección como Presidente Ejecutivo de CAF ocupó destacadas posiciones en Bolivia, su país de origen, tales como Ministro de Planeamiento y Coordinación y Jefe del Gabinete Económico y Social entre 1989 y 1991 y en dicha capacidad Gobernador por su país en el Grupo del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y FONPLATA,  Presidente del Directorio de CAF y miembro del Comité de Desarrollo del BIRF y del FMI, en representación de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay.

Fue subsecretario  del Ministerio de Planeamiento y Coordinación y miembro del directorio del Banco Central de Bolivia y de las juntas directivas de diversas empresas públicas y privadas, así como gerente del Banco Industrial.

En el plano internacional, laboró también como funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante 17 años, donde fue Tesorero de la Institución, jefe de área a cargo de las relaciones con la Argentina, Representante en la Argentina, jefe de división en el Departamento de Análisis de Proyectos y asesor en la Oficina de la Presidencia.

En la actualidad es miembro de diversas entidades vinculadas a las relaciones internacionales y al desarrollo, tales como: Co-Vicepresidente del Consejo Directivo del Diálogo Interamericano, Vicepresidente de Canning House en Gran Bretaña, Copresidente del Emerging Markets Forum, Copresidente del Club Internacional de Instituciones Financieras para el Desarrollo (IDFC) que agrupa a 24 bancos de desarrollo nacional y regional a nivel mundial.

En el orden académico ha sido catedrático en varias universidades e instituciones bolivianas y es profesor visitante en práctica del Departamento de Relaciones Internacionales del London School of Economics (LSE), profesor invitado de Beijing Normal University y miembro del Consejo Asesor Académico del Emerging Markets Institute en Beijing.

Ha recibido doctorados y otros títulos honorarios de varias universidades y le han sido otorgadas altas condecoraciones de los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, España, Perú, Panamá, Paraguay, Venezuela y la Soberana Orden de Malta, entre otros. También ha recibido premios y distinciones de diversos gobiernos regionales y locales, así como de  instituciones, revistas y medios especializados.

El señor García tiene una licenciatura y una maestría en Economía y Finanzas de St. Louis University y estudios doctorales en American University (Estados Unidos). Durante los últimos años, ha desarrollado una importante labor académica también en la Universidad de la Habana, vinculándose a la actividad de formación e investigación y jugando un importante rol en el acercamiento de la institución que dirige con nuestro país y la Universidad.

Tan amplia trayectoria, unido a su posición de incrementar con nuestro país vínculos en diversas esferas, llevó a la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado, la Facultad de Economía y el Centro de Estudio de la Economía Cubana a proponerle al Consejo Universitario otorgarle a García Rodríguez, la categoría docente especial de Profesor Invitado de la Universidad de la Habana. Dicho órgano aprobó tal solicitud, la cual le fue entregada por el rector Cobreiro Suárez.

Luego de firmar el libro de visitantes ilustres, García Rodríguez dictó una conferencia sobre la situación económica de América Latina y el Caribe, y los retos futuros para la región. “Quiero agradecer este reconocimiento y la posibilidad de intercambiar ideas. Con relación a CAF, debo señalar que comenzó como una pequeña institución en los años 60 del siglo pasado, en el marco del contexto andino. En los últimos 40 años, sin embargo, hemos tenido una evolución interesante. De cinco países fundadores pasamos a 19 y de unos 300 millones de dólares que prestábamos en la década del 80 ascendimos a unos 13 mil millones, cifras similares a las del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial en nuestra área.

“Una de las características que nos distinguen, explicó, es que cada una de las naciones que integran nuestra institución es tratada de igual manera. Respetamos las diferencias ideológicas entre nuestros miembros y estas no operan como condicionantes para recibir financiamiento. Ningún país dejó de ser atendido ni incumplió sus obligaciones. Así operamos”.

En un tono coloquial que trasluce su experiencia en los predios universitarios hilvanó su exposición a partir de una interrogante central: ¿Dónde se encuentra América Latina y cuáles son sus principales desafíos?

“Quiero ante todo que meditemos sobre tres grandes sorpresas ocurridas en los últimos tiempos, que hablan a las claras de que no podemos realizar análisis simplistas sobre ningún tema. Quién habría podido pronosticar que los ciudadanos del Reino Unido votarían por salir de la Unión Europea, a través del denominado brexit. Por otro lado, parecía que estaban todas las condiciones para que se adoptara un acuerdo de paz en Colombia y ello no ocurrió, aunque por estrecho margen, en el plebiscito que se desarrolló el pasado octubre en ese país. Más increíble aún, Donald Trump, que muchos pensaron no avanzaría  ni a lo interno de su partido, se convirtió el 8 de noviembre en presidente de Estados Unidos, si bien perdió por amplio margen el voto popular”, comentó.

“En las últimas décadas Asia alcanzó gran desarrollo, a partir de estabilidad en los ritmos de crecimiento. En nuestro caso necesitamos un incremento del pib anual entre un 5 y 6 % para que exista convergencia entre la erradicación de la pobreza y al menos acercarnos al ingreso per cápita de los países industrializados”, precisó.

Adentrándose en la idea cardinal de su presentación dijo: “Hay que fortalecer la integración regional. Antes nos desempeñamos como fieras o domadores pero ahora estamos abocados a unirnos. Pienso en los intentos anteriores de la Cepal, por ejemplo, bajo el impulso de Raúl Prebisch durante los años 50 y 60 para promover el desarrollo desde la visión de sustituir importaciones. Ha sido largo el camino desde entonces pero, observando la postura del nuevo presidente estadounidense es fácil comprender que la integración es un asunto de extrema importancia”. [i]

Tomando como eje diferentes cifras realizó un examen del momento económico por el que atravesamos. “América Latina concentra sus exportaciones en un reducido número de productos. El por ciento dedicado a las inversiones y el fomento de infraestructura también es muy bajo. A ello se suma que, pese a los esfuerzos y resultados de varios países en los últimos años, prevalece todavía una gran inequidad”.

“Hay que dar un salto de los modelos tradicionales de ventajas comparativas hacia uno de ventajas integrales y dinámicas, que se traduce en mayor tecnología, eficiencia y recursos humanos. Tiene que producirse un cambio de paradigma el cual debe construirse de conjunto entre el sector público y el privado. En ocasiones se creyó que el precio de determinadas materias primas nunca caería. Era como si uno se hubiera sacado la lotería. La historia demuestra elocuentemente que la lotería se acaba. Ese no es el camino”.

Ante un público conformado por profesionales y estudiantes de varias facultades y centros de investigación, el experto boliviano formuló varias propuestas. “Lo perdurable es concebir una agenda integral de desarrollo la cual debe apoyarse, en nuestra opinión, en cuatro pilares. En primer lugar contar con estabilidad macroeconómica que garantice no se produzcan endeudamientos o inflaciones. Un segundo punto es la eficiencia a nivel microeconómico. El tercer soporte es la mayor inclusión social y la creación de oportunidades para las personas. Cada una de esas acciones, aquí radica el cuarto, debe alcanzarse priorizando el equilibrio ambiental.

“Estos ejes deben funcionar entre sí como verdadero sistema, de lo contrario todo se va por la borda. Lo que ha ocurrido es que los ministros de finanzas se reúnen para vanagloriarse del buen estado a nivel macro de sus economías, desconociendo el impacto social de muchas medidas. En la otra esquina se concentran entonces los grupos sociales exigiendo que las grandes masas sean tenidas en cuenta. Por separado no se va a ningún lugar.  Tenemos que diseñar espacios comunes, donde cada asunto se coloque en el lugar que le corresponde”, apuntó.

El especialista sudamericano añadió tres líneas en las cuales considera debe trabajarse para superar con éxitos los dilemas que se presentan. “Estoy convencido de que es imprescindible impulsar lo que llamo la educación del siglo XXI si queremos en realidad pasar a otro nivel. En Europa se discute mucho sobre la cuarta Revolución Industrial, que se asienta en las tecnologías y especialmente el uso que los seres humanos podamos hacer de las mismas. Tenemos que estimular  centros para la formación de personas con visión de futuro. En ese sentido estamos satisfechos con la colaboración que hemos establecido con la Universidad de La Habana.

“Un segundo tópico es el trabajo de infraestructura. En América Latina la inversión en este acápite es de apenas el 3 % del pib anual, cuando en Asia fluctúa entre el 9 y el 10 %. Impulsar este frente implica la planificación estratégica de prioridades. Hablo desde los recursos energéticos y acuíferos hasta el cuidado medioambiental. Aquí es útil disponer de estudios de factibilidad certeros. Otra cuestión crucial es luchar sin cuartel contra la corrupción. Desafortunadamente el mundo está lleno de escándalos por la apropiación indebida de recursos. A ello sumo poseer una institucionalidad fuerte, no solo en lo concerniente a los gobiernos, sino incluyendo a todos los sectores sociales”, remarcó.

En el cierre de su conferencia expresó: “Tenemos que encontrarnos desde el respeto a la diversidad. Me siento muy honrado con esta distinción. Espero venir a este centro extraordinario e impartir algunos seminarios. En CAF deseamos que Cuba pueda integrarse  a nuestra institución. Tengo la certeza de que ello es posible”, concluyó.

El autor es Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.

[i] El 29 de noviembre de 1971, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz realizó una intervención que generó gran impacto en la sede de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en Santiago de Chile, en ocasión de la visita que realizó a ese hermano país durante el gobierno del inolvidable presidente Salvador Allende. A su llegada al recinto de la organización fue recibido precisamente por los doctores Raúl Prebisch y Carlos Quintana. En su exposición aseguró, atrapando la atención de los especialistas presentes en la sala, que: “La preocupación es lo otro: la situación de balcanismo, la debilidad innata de los pueblos que tienen tantas cosas en común, como nuestros pueblos latinoamericanos, y que no tendrán otra condición de supervivencia en el futuro que la unión económica más estrecha y, consecuentemente también en un futuro, la unión política más estrecha, para formar una nueva comunidad que contaría dentro de 30 años con 600 millones de habitantes (Aplausos). Aunque desde luego, aun en esas condiciones, tendría que realizar descomunales esfuerzos para ocupar un lugar decoroso en el mundo de mañana”. Ver en: Cuba-Chile. Encuentro simbólico entre dos procesos históricos, Editora Política, La Habana, 2009, p. 434.

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