El Aula Magna de la Universidad de la Habana es un espacio
que durante más de un siglo ha recibido a personalidades relevantes
procedentes de todas las geografías y de los más diversos ámbitos. Desde
científicos de primerísima línea hasta los más renombrados literatos,
pasando por figuras políticas y religiosas de extraordinario impacto a
escala hemisférica y global.
Del ruso Zoref Alfíorov al norteamericano Josep Stiglitz –acreedores
de Premios Nobel en Física y Economía – al uruguayo Mario Benedetti, el
argentino Julio Cortázar y el colombiano Gabriel García Márquez en el
universo de la literatura, hasta Julio Antonio Mella, Fidel Castro, Hugo
Rafael Chávez Frías y Evo Morales como líderes de todos los tiempos o
el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, Juan Pablo
II.
La instalación se precia además de arropar, desde los albores de la
centuria anterior, a una parte significativa de lo que más vale y brilla
en el mundo universitario de cualquier latitud. Además de ser uno de
los emblemas de la más antigua institución docente antillana –cuya
fundación se remonta al 5 de enero de 1728- es un sitio propicio para
las actividades solemnes y académicas cuyo prestigio desborda nuestras
fronteras.
Ello explica que tanto antes como ahora muchas de las grandes
personalidades que arriban al país reserven un momento dentro de su
apretada agenda para dialogar con los estudiantes, profesores e
investigadores que colman las dos plantas del recinto y escuchan atentos
las reflexiones de los visitantes.
En otras oportunidades, como el caso que motiva estos apuntes, es la
casa de altos estudios habanera quien convoca a determinada figura
para agasajarla con alguna distinción. Recientemente acogió a una de
las más ilustres personalidades de la región latinoamericana, en el
campo de las ciencias económicas, el Sr. Enrique García Rodríguez,
presidente de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.
Se trata de una institución financiera multilateral de carácter
regional que agrupa a 19 países accionistas (17 de América Latina y el
Caribe más España y Portugal) y cuya misión es promover el desarrollo
sostenible y la integración regional en el marco de una agenda de
carácter integral, que busca hacer compatibles objetivos de estabilidad
macroeconómica, eficiencia, inclusión y equidad social así como
sostenibilidad ambiental.
La actividad estuvo presidida por los doctores Gustavo Cobreiro
Suárez y Vilma Hidalgo de los Santos, rector y vicerrectora de
investigación y posgrado de la Universidad de la Habana,
respectivamente, así como por otras autoridades, entre ellas
vicepresidentes del Banco Central de Cuba; Miriam Alpizar, viceministra
del Ministerio de Educación Superior y Magaly Estrada, directora general
de Colaboración Económica del MINCEX.
Una rápida ojeada al extenso currículum de García Rodríguez revela
que se desempeña como Presidente Ejecutivo de CAF – Banco de Desarrollo
de América Latina, desde diciembre de 1991. Con anterioridad a su
elección como Presidente Ejecutivo de CAF ocupó destacadas posiciones en
Bolivia, su país de origen, tales como Ministro de Planeamiento y
Coordinación y Jefe del Gabinete Económico y Social entre 1989 y 1991 y
en dicha capacidad Gobernador por su país en el Grupo del Banco Mundial,
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y FONPLATA, Presidente del
Directorio de CAF y miembro del Comité de Desarrollo del BIRF y del
FMI, en representación de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y
Uruguay.
Fue subsecretario del Ministerio de Planeamiento y Coordinación y
miembro del directorio del Banco Central de Bolivia y de las juntas
directivas de diversas empresas públicas y privadas, así como gerente
del Banco Industrial.
En el plano internacional, laboró también como funcionario del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) durante 17 años, donde fue Tesorero
de la Institución, jefe de área a cargo de las relaciones con la
Argentina, Representante en la Argentina, jefe de división en el
Departamento de Análisis de Proyectos y asesor en la Oficina de la
Presidencia.
En la actualidad es miembro de diversas entidades vinculadas a las
relaciones internacionales y al desarrollo, tales como:
Co-Vicepresidente del Consejo Directivo del Diálogo Interamericano,
Vicepresidente de Canning House en Gran Bretaña, Copresidente del Emerging Markets Forum,
Copresidente del Club Internacional de Instituciones Financieras para
el Desarrollo (IDFC) que agrupa a 24 bancos de desarrollo nacional y
regional a nivel mundial.
En el orden académico ha sido catedrático en varias universidades e
instituciones bolivianas y es profesor visitante en práctica del
Departamento de Relaciones Internacionales del London School of Economics (LSE), profesor invitado de Beijing Normal University y miembro del Consejo Asesor Académico del Emerging Markets Institute en Beijing.
Ha recibido doctorados y otros títulos honorarios de varias
universidades y le han sido otorgadas altas condecoraciones de los
gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, España,
Perú, Panamá, Paraguay, Venezuela y la Soberana Orden de Malta, entre
otros. También ha recibido premios y distinciones de diversos gobiernos
regionales y locales, así como de instituciones, revistas y medios
especializados.
El señor García tiene una licenciatura y una maestría en Economía y
Finanzas de St. Louis University y estudios doctorales en American
University (Estados Unidos). Durante los últimos años, ha desarrollado
una importante labor académica también en la Universidad de la Habana,
vinculándose a la actividad de formación e investigación y jugando un
importante rol en el acercamiento de la institución que dirige con
nuestro país y la Universidad.
Tan amplia trayectoria, unido a su posición de incrementar con
nuestro país vínculos en diversas esferas, llevó a la Vicerrectoría de
Investigación y Posgrado, la Facultad de Economía y el Centro de Estudio
de la Economía Cubana a proponerle al Consejo Universitario otorgarle a
García Rodríguez, la categoría docente especial de Profesor Invitado de la Universidad de la Habana. Dicho órgano aprobó tal solicitud, la cual le fue entregada por el rector Cobreiro Suárez.
Luego de firmar el libro de visitantes ilustres, García Rodríguez
dictó una conferencia sobre la situación económica de América Latina y
el Caribe, y los retos futuros para la región. “Quiero agradecer este
reconocimiento y la posibilidad de intercambiar ideas. Con relación a
CAF, debo señalar que comenzó como una pequeña institución en los años
60 del siglo pasado, en el marco del contexto andino. En los últimos 40
años, sin embargo, hemos tenido una evolución interesante. De cinco
países fundadores pasamos a 19 y de unos 300 millones de dólares que
prestábamos en la década del 80 ascendimos a unos 13 mil millones,
cifras similares a las del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el
Banco Mundial en nuestra área.
“Una de las características que nos distinguen, explicó, es que cada
una de las naciones que integran nuestra institución es tratada de igual
manera. Respetamos las diferencias ideológicas entre nuestros miembros y
estas no operan como condicionantes para recibir financiamiento. Ningún
país dejó de ser atendido ni incumplió sus obligaciones. Así operamos”.
En un tono coloquial que trasluce su experiencia en los predios
universitarios hilvanó su exposición a partir de una interrogante
central: ¿Dónde se encuentra América Latina y cuáles son sus principales
desafíos?
“Quiero ante todo que meditemos sobre tres grandes sorpresas
ocurridas en los últimos tiempos, que hablan a las claras de que no
podemos realizar análisis simplistas sobre ningún tema. Quién habría
podido pronosticar que los ciudadanos del Reino Unido votarían por salir
de la Unión Europea, a través del denominado brexit. Por otro
lado, parecía que estaban todas las condiciones para que se adoptara un
acuerdo de paz en Colombia y ello no ocurrió, aunque por estrecho
margen, en el plebiscito que se desarrolló el pasado octubre en ese
país. Más increíble aún, Donald Trump, que muchos pensaron no avanzaría
ni a lo interno de su partido, se convirtió el 8 de noviembre en
presidente de Estados Unidos, si bien perdió por amplio margen el voto
popular”, comentó.
“En las últimas décadas Asia alcanzó gran desarrollo, a partir de
estabilidad en los ritmos de crecimiento. En nuestro caso necesitamos un
incremento del pib anual entre un 5 y 6 % para que exista convergencia
entre la erradicación de la pobreza y al menos acercarnos al ingreso per
cápita de los países industrializados”, precisó.
Adentrándose en la idea cardinal de su presentación dijo: “Hay que
fortalecer la integración regional. Antes nos desempeñamos como fieras o
domadores pero ahora estamos abocados a unirnos. Pienso en los intentos
anteriores de la Cepal, por ejemplo, bajo el impulso de Raúl Prebisch
durante los años 50 y 60 para promover el desarrollo desde la visión de
sustituir importaciones. Ha sido largo el camino desde entonces pero,
observando la postura del nuevo presidente estadounidense es fácil
comprender que la integración es un asunto de extrema importancia”. [i]
Tomando como eje diferentes cifras realizó un examen del momento
económico por el que atravesamos. “América Latina concentra sus
exportaciones en un reducido número de productos. El por ciento dedicado
a las inversiones y el fomento de infraestructura también es muy bajo. A
ello se suma que, pese a los esfuerzos y resultados de varios países en
los últimos años, prevalece todavía una gran inequidad”.
“Hay que dar un salto de los modelos tradicionales de ventajas
comparativas hacia uno de ventajas integrales y dinámicas, que se
traduce en mayor tecnología, eficiencia y recursos humanos. Tiene que
producirse un cambio de paradigma el cual debe construirse de conjunto
entre el sector público y el privado. En ocasiones se creyó que el
precio de determinadas materias primas nunca caería. Era como si uno se
hubiera sacado la lotería. La historia demuestra elocuentemente que la
lotería se acaba. Ese no es el camino”.
Ante un público conformado por profesionales y estudiantes de varias
facultades y centros de investigación, el experto boliviano formuló
varias propuestas. “Lo perdurable es concebir una agenda integral de
desarrollo la cual debe apoyarse, en nuestra opinión, en cuatro pilares.
En primer lugar contar con estabilidad macroeconómica que garantice no
se produzcan endeudamientos o inflaciones. Un segundo punto es la
eficiencia a nivel microeconómico. El tercer soporte es la mayor
inclusión social y la creación de oportunidades para las personas. Cada
una de esas acciones, aquí radica el cuarto, debe alcanzarse priorizando
el equilibrio ambiental.
“Estos ejes deben funcionar entre sí como verdadero sistema, de lo
contrario todo se va por la borda. Lo que ha ocurrido es que los
ministros de finanzas se reúnen para vanagloriarse del buen estado a
nivel macro de sus economías, desconociendo el impacto social de muchas
medidas. En la otra esquina se concentran entonces los grupos sociales
exigiendo que las grandes masas sean tenidas en cuenta. Por separado no
se va a ningún lugar. Tenemos que diseñar espacios comunes, donde cada
asunto se coloque en el lugar que le corresponde”, apuntó.
El especialista sudamericano añadió tres líneas en las cuales
considera debe trabajarse para superar con éxitos los dilemas que se
presentan. “Estoy convencido de que es imprescindible impulsar lo que
llamo la educación del siglo XXI si queremos en realidad pasar a otro
nivel. En Europa se discute mucho sobre la cuarta Revolución Industrial,
que se asienta en las tecnologías y especialmente el uso que los seres
humanos podamos hacer de las mismas. Tenemos que estimular centros para
la formación de personas con visión de futuro. En ese sentido estamos
satisfechos con la colaboración que hemos establecido con la Universidad
de La Habana.
“Un segundo tópico es el trabajo de infraestructura. En América
Latina la inversión en este acápite es de apenas el 3 % del pib anual,
cuando en Asia fluctúa entre el 9 y el 10 %. Impulsar este frente
implica la planificación estratégica de prioridades. Hablo desde los
recursos energéticos y acuíferos hasta el cuidado medioambiental. Aquí
es útil disponer de estudios de factibilidad certeros. Otra cuestión
crucial es luchar sin cuartel contra la corrupción. Desafortunadamente
el mundo está lleno de escándalos por la apropiación indebida de
recursos. A ello sumo poseer una institucionalidad fuerte, no solo en lo
concerniente a los gobiernos, sino incluyendo a todos los sectores
sociales”, remarcó.
En el cierre de su conferencia expresó: “Tenemos que encontrarnos
desde el respeto a la diversidad. Me siento muy honrado con esta
distinción. Espero venir a este centro extraordinario e impartir algunos
seminarios. En CAF deseamos que Cuba pueda integrarse a nuestra
institución. Tengo la certeza de que ello es posible”, concluyó.
[i]
El 29 de noviembre de 1971, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
realizó una intervención que generó gran impacto en la sede de la
Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en Santiago de Chile, en
ocasión de la visita que realizó a ese hermano país durante el gobierno
del inolvidable presidente Salvador Allende. A su llegada al recinto de
la organización fue recibido precisamente por los doctores Raúl Prebisch
y Carlos Quintana. En su exposición aseguró, atrapando la atención de
los especialistas presentes en la sala, que: “La preocupación es lo
otro: la situación de balcanismo, la debilidad innata de los pueblos que
tienen tantas cosas en común, como nuestros pueblos latinoamericanos, y
que no tendrán otra condición de supervivencia en el futuro que la
unión económica más estrecha y, consecuentemente también en un futuro,
la unión política más estrecha, para formar una nueva comunidad que
contaría dentro de 30 años con 600 millones de habitantes (Aplausos).
Aunque desde luego, aun en esas condiciones, tendría que realizar
descomunales esfuerzos para ocupar un lugar decoroso en el mundo de
mañana”. Ver en: Cuba-Chile. Encuentro simbólico entre dos procesos históricos, Editora Política, La Habana, 2009, p. 434.
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