viernes, 3 de febrero de 2012

Una voz lúcida que aporta luz en el tema internacional

 
Por Ricardo Osvaldo Rufino

El doctor Carlos Escudé, analista argentino (investigador del CONICET y creador de la teoría del realismo periférico en el campo teórico de las relaciones internacionales), es uno de los más lúcidos especialistas en ese terreno.

Concedió un reportaje al diario Miradas al Sur de Buenos Aires, en el que desgrana una serie de conceptos que no tienen desperdicio y que nos pueden ayudar a entender por qué pasa lo que está pasando en el mundo.

Cuando el periodista le pregunta qué segmento recorre la actual crisis que padecen Europa y Estados Unidos, si es el político, el económico o el cultural y si es un tembladeral pasajero o una crisis imposible de remontar, Carlos Escudé opina lo siguiente: “A ver, el mundo está atravesando una transición hegemónica porque la superpotencia política, Estados Unidos, está siendo desplazada económicamente por una superpotencia emergente, que es la China. Que en pocos años va a ser la primera potencia planetaria. Además, la declinación norteamericana no tiene visos de detenerse, no se ve dónde está el final del tobogán. Igualmente, en ese proceso hay ciertas contradicciones porque, por un lado, dicho desplazamiento en términos económicos está claro pero, paralelamente, en el mundo hay una unipolaridad en el plano militar. Sucede que Estados Unidos tiene a lo largo y a lo ancho del mundo unas 900 bases en territorio extranjero, donde esos enclaves militares ocupan más de 300.000 hectáreas. Y no hay ninguna potencia que ni remotamente pueda igualar esa cifra o acercarse a esa musculatura castrense. Entonces, esa unipolaridad militar es total, pero a su vez es una unipolaridad de una potencia decadente que está cediendo espacios en forma acelerada”.

A continuación, el cronista lo interroga sobre las causas de fondo de la severa crisis que experimenta en el presente el continente europeo, específicamente la Unión Europea, y Escudé afirma esto: “El Viejo Continente asiste a crisis superpuestas. Primero, tiene el crac del euro. Y esa moneda es una institución contranatural y tiene que colapsar, y va a colapsar. ¿Por qué? El euro ha pretendido ser la moneda única común y está administrada por el Banco Central Europeo. Eso estaría muy bien si la eurozona fuera un Estado unificado con un solo electorado. Porque para que pueda en el largo plazo tener vigencia una moneda común se necesita un Ministerio de Finanzas consensuado que emerja de los procesos políticos y electorales compartidos. Y eso no sucede en Europa, donde cada país o pieza del puzzle tiene comicios diferentes y lecturas divergentes del proceso regional. Y esa contradicción es un diálogo de sordos. Por otro lado, Europa posee una crisis cultural de envergadura debido al fuerte e incontenible proceso migratorio, muchas veces alentado por las empresas para abaratar la mano de obra. Hay datos contundentes de los demógrafos: en el año 2020, la mayor parte de la población de Holanda será musulmana. Y lo mismo ocurrirá en Francia hacia el año 2050. Europa se va a ir islamizando y eso va a modificar su democracia occidental”.

Impresionante. Contundente. Precisamente, he escrito el año pasado en “Caminando Online” un artículo sobre la continúa emigración de población musulmana hacia Europa, y ahora Carlos Escudé confirma que este proceso es irreversible, y lo más trascendente, que modificará abruptamente el contexto cultural y hasta político del Viejo Continente.

Claro, el que esté interesado en este tema y se ocupe de investigar sobre el mismo en Internet se encontrará con gran cantidad de videos que alertan sobre esta llamada “invasión”.

Pero cuidado, la derecha europea aprovecha el recelo que produce la llegada de ciertos extranjeros para volcar todo su ánimo xenófobo y racista, y así alentar la presencia de “demonios” donde no los hay.

En mi nota yo expresaba que, a mi criterio, la llegada de árabes musulmanes a Europa no es parte de un plan perfectamente diagramado (como aseveran algunos), sino que es apenas el emergente de una situación de desocupación y pobreza que experimentan numerosas naciones de África y Asia (por caso, se pueden mencionar los casos de Egipto, Libia, Marruecos, Túnez, Turquía, etc.).

Este es un tema realmente polémico. Ya el estadounidense Samuel Huntington (profesor en Harvard, considerado por algunos el historiador más trascendente del mundo), en su famosa obra “El choque de las civilizaciones”, afirmaba que “El crecimiento de la población islámica es, por lo tanto, una importante causa de agravación de los conflictos. Y la presión demográfica unida al estancamiento económico estimula la emigración musulmana a las sociedades occidentales o no musulmanas en general, con exasperación de conflictos ya existentes y aparición de otros nuevos”.

En una entrevista posterior a la aparición de su libro, Huntington amplió su punto de vista sobre el álgido asunto y declaró lo siguiente: “A causa de la alta tasa de natalidad registrada en las últimas décadas, la gran mayoría del mundo musulmán registra una media de edad de entre 16 y 30 años. Debemos dirigir nuestra atención sobre todo a los varones jóvenes dispuestos a la violencia. Me refiero a jóvenes con una cierta formación o incluso con formación superior, como muchos de los terroristas del 11 de septiembre (*2001)”.

Evidentemente, la conocida posición reaccionaria de Huntington abona la alarma de los personajes más intolerantes del Viejo Continente. Veremos… esta novela está en pleno desarrollo, y el final es impredecible. Pero está claro que, formando parte de un plan prefijado o no, la influencia de los musulmanes es cada vez más notable en Europa.

Más adelante, se le pregunta al analista hasta donde puede beneficiar a la Argentina este presente “tenebroso” de los países centrales y Escudé señaló lo siguiente: “La decadencia de Estados Unidos es una buena noticia para nosotros, especialmente en tanto la potencia que se perfila para reemplazarlo (China) se complementa económicamente con nuestro país y con otros de la región. Esa superpotencia en ciernes, que ya es el principal socio comercial de Brasil y de Chile, es receptora del 9% de nuestras exportaciones, a la vez que nos provee de un 11% de nuestras importaciones. En los últimos años nuestro país cuadruplicó sus exportaciones de porotos y aceite de soja a la China. Y, por ahora, no somos fáciles de reemplazar en este rubro, ya que tanto Brasil como Estados Unidos, que son los otros proveedores importantes, destinan gran parte de su aceite a la producción de biodiesel”.

Finalmente, el periodista de Miradas al Sur le hace una pregunta de fondo, de esas preguntas que solamente las personas con mucho bagaje cultural y criterio propio, pueden responder: ¿Por qué la caída del socialismo real no ayudó a fortalecer a Estados Unidos como hegemonía mundial, teniendo en cuenta el declive de Washington como potencia de esa fecha a esta parte?

Y Escudé respondió así: “Es una gran paradoja. Cuando colapsó la Unión Soviética, se pensó: esto es el dominio absoluto del neoliberalismo, pero a partir de ese momento Wall Street se enfervorizó tanto que se aplicaron a sí mismos las recetas de privatización que insertaban en la periferia. Conclusión: la industria financiera se terminó comiendo a la economía real. Y ahora van a subir los chinos, que son los más estatistas. Pero, claro, Beijing tiene sentido estratégico y geopolítico en su comando, y eso jamás se lo podemos atribuir como virtud al mercado”.

Excelente. Estoy de acuerdo con estos dos conceptos vertebrales que vengo repitiendo desde un tiempo a esta parte: primero, que el infernal andamiaje financiero está superando (y hasta devorando) a la economía real. Y segundo, que el Estado no puede de ninguna manera ser dejado de lado en la planificación estratégica de las grandes políticas que deciden el rumbo de un país.
A partir de la preeminencia de estas dos tremendamente equivocadas concepciones,  se configuraron toda una serie de distorsiones que se están pagando con crisis cada vez más virulentas, que se extienden a lo largo y a lo ancho de la aldea global.

Tomado de Hoy Internacional
Ricardo Osvaldo Rufino
mir1959@live.com.ar

miércoles, 1 de febrero de 2012

La cuestión Malvinas


Por Guillermo Sánchez

La reciente declaración del primer ministro británico David Cameron acusando a la Argentina de “colonialista” en relación con las islas Malvinas no cabe en ningún sector de la diplomacia. Sin duda, una actitud ofensiva e inadmisible. El vicepresidente Amado Boudou afirmó que es “un exabrupto torpe e ignorante de la realidad histórica”, en tanto el canciller Héctor Timerman dijo que “son resabios del colonialismo de Gran Bretaña dentro de la decadencia imperial cuando decide rescribir la historia”. Brasil y Uruguay manifestaron su apoyo a la Argentina ante las circunstancias.

No ha sido la única afirmación inglesa en ese sentido. Expresiones, respuestas y acciones en torno de las Islas por parte del gobierno británico constituyeron movimientos que fueron rechazados por nuestro país y denunciados en los niveles de Naciones Unidas. Recordemos la conformación del área petrolera ubicada a 100 y 150 kilómetros al norte de Malvinas cuando lograron establecer la Plataforma Océano Guardian de la empresa Drigling (norteamericana) y determinaron un tiempo de 6 a 8 meses para explorar sobre petróleo. Asimismo, el envío de fuerzas militares para seguridad de los pobladores ingleses de las islas y disuadir cualquier intento en ese ámbito a la Argentina.

De todos modos, es legítimo recordar aspectos históricos sobre esta cuestión que hacen a la soberanía e integridad territorial de la Argentina cuando van a cumplirse treinta años de la Guerra del Atlántico Sur el próximo 2 de abril (1982).

Designación

Luis Vernet -comandante político y militar de las islas Malvinas designado el 10 de junio de 1829 por el gobierno de Buenos Aires- ante diversas infracciones cometidas por buques de bandera norteamericana se vio obligado a tomar presa a una de las embarcaciones y la misma fue llevada al puerto de Buenos Aires. Este hecho provocó una serie de incidentes diplomáticos con Estados Unidos en 1831. Más tarde, esta situación conflictiva con la Argentina sería utilizada por Estados Unidos para afirmar su posición de reconocer la soberanía de las islas a Gran Bretaña.

La usurpación

Desde 1826 aparecieron en Londres insinuaciones de navegantes y comerciantes ingleses que sugirieron la conveniencia de que Gran Bretaña se apoderase de las islas, es decir, que renovase la tentativa que había fracasado cuando debieron abandonar Puerto Egmont en la isla Gran Malvina en 1774. Así, el Foreign Office reaccionó ante la designación en 1829 de Luis Vernet a cargo de las islas por el gobierno de Buenos Aires. Este reclamo más los incidentes con las embarcaciones norteamericanas decidieron materializar la usurpación. Ante este panorama, Gran Bretaña, el 2 de enero de 1833, con la fragata Clío se apoderó de las islas echando a los criollos habitantes de la misma. Desde ese momento ejerció vigilancia militar y jurisdicción sobre el archipiélago hasta el 2 de abril de 1982 en que perdió la posesión hasta el 14 de junio por acciones llevadas a cabo por fuerzas argentinas. Ese fue el resultado de la Guerra del Atlántico Sur.

Contexto

En 1833 la Argentina era una nación débil, lo que a criterio de los ingleses no podía oponer resistencia ante la ocupación de las islas.

Las protestas diplomáticas del gobierno de Buenos Aires ante Londres no tuvieron efecto alguno. Este formal reclamo se extendió hasta 1849. Argentina sentó una cláusula que establecía que ante el silencio inglés dejaría de reclamar, pero hizo reservas de sus legítimos derechos de soberanía. En 1880 volvió a los reclamos. En 1884 Gran Bretaña invitó a la Argentina a someter el diferendo ante un árbitro, lo que no fue aceptado. Desde 1888 hasta 1908 y con una cláusula de reserva similar Argentina dejaba de lado los reclamos pero reafirmaba sus derechos sobre las islas.

De ahí en más, Argentina nunca dejó de reivindicar oficialmente y denunciar en foros internacionales y ante Naciones Unidas (1945) -la Organización continuadora de la Sociedad de las Naciones- sobre la usurpación inglesa del archipiélago.

Derechos irrenunciables

Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de Naciones Unidas creó la “Comisión para la Información sobre Territorios No Autónomos” que inicia la etapa de descolonización. Durante 1946 potencias administradoras de esos territorios de la antigua Sociedad de las Naciones enviaron información y, en consecuencia, nacen nuevos Estados. Gran Bretaña incluyó en su lista 43 territorios y entre ellos las islas Malvinas. Argentina ante el hecho reaccionó y formuló reserva sobre sus derechos de soberanía respecto del archipiélago.

Fin del colonialismo

El Comité de Descolonización dictó la resolución 1514/60 estableciendo principios fundamentales.

La resolución es conocida como “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales” y determina que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación y en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”.

Afirma que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Y “todos los Estados deberán observar fiel y estrictamente las disposiciones de la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la presente Declaración sobre la base de la igualdad, de la no intervención en los asuntos internos de los demás Estados y del respeto de los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial”.

Esta es la posición de la Argentina. El respeto al derecho de no intervención en los asuntos internos de otro Estado, su derecho soberano e integridad territorial.

Posiciones

Por el contrario, Gran Bretaña participa de la voluntad (libre determinación del pueblo). Los habitantes de las islas pueden elegir el gobierno que deseen. En cuyo caso nacería un nuevo Estado.

Ocurre que Gran Bretaña tiene la posesión del archipiélago por la usurpación operada históricamente (1833) pero no el derecho. Argentina tiene derechos de soberanía (por sucesión de la Corona de España) pero no tiene la posesión. Las alianzas y compromisos de las grandes potencias mantienen reglas definidas y la sostienen, más allá de su legitimidad.

Esta resolución 1514/60 define la posición de cada una de las partes.

Es importante señalar que en una opinión consultiva sobre el Sahara Occidental (1975) la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas determinó que cuando estos dos principios se encuentren en pugna prevalecerá el de la unidad nacional e integridad territorial. Esta afirmación marca una orientación definida en torno a este conflicto sobre Malvinas.

Los hechos y la historia, aspectos geográficos y jurídicos demuestran fehacientemente que -conforme al derecho internacional y la integridad territorial de los Estados- las islas Malvinas son argentinas.
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Medios pacíficos

Señalamos en nuestra columna de la semana pasada la resolución 2065/65 donde Naciones Unidas reconoce, por primera vez, que existe un conflicto de soberanía entre ambas partes y recomienda negociaciones para lograr un acuerdo pacífico sobre el tema (1).

La negativa británica es una constante.

Destacamos, asimismo, el apoyo de los organismos de integración sudamericanos y de países vecinos a la posición argentina. Así, por ejemplo, de la Organización de Estados Americanos (OEA), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Zona de Integración del Centro Oeste de Sudamérica (Zicosur), los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), y la Comunidad Andina de Naciones (CAN), entre otros.
La Argentina, como política de Estado, deberá seguir instrumentando los medios pacíficos que dispone el sistema de Naciones Unidas y continuar ganando consenso en la comunidad internacional y en diferentes bloques de integración hemisféricos y globales como la Asamblea General de la ONU.

En un mundo en crisis pero donde predomina la teoría realista de las relaciones internacionales, evidentemente son las naciones industrializadas las que manejan situaciones como el caso Malvinas. Y esa alianza entre naciones-potencias incluye al Reino Unido.

Y esta es una realidad.

A treinta años de la guerra

Unidad nacional e integridad territorial, dos principios incluidos en la resolución 1514/60 de Naciones Unidas, y la 2065/65, que recomienda negociaciones pacíficas para discutir sobre la soberanía. Gran Bretaña se ha negado sistemáticamente a debatir el tema. El Reino Unido carece de derechos, pero tiene la posesión por la fuerza. Argentina tiene derechos y son legítimos sus reclamos sobre la integridad territorial y la unidad nacional del país.

Fuentes: Diario La República

http://www.corrientesopina.com.ar/?p=14699

martes, 31 de enero de 2012

Discurso de Raúl Castro: “El rumbo ya ha sido trazado”

Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido, en el Palacio de Convenciones, el 29 de enero de 2012, “Año 54 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Raúl en la Clausura de la Primera Conferencia Nacional. Foto: Ismael FranciscoLa Primera Conferencia Nacional del Partido que hoy concluye sus sesiones ha estado dedicada, en correspondencia con la convocatoria librada por el 6to Congreso, a evaluar con objetividad y sentido crítico el trabajo del Partido, así como determinar con voluntad renovadora las transformaciones necesarias para situarlo a la altura que demandan las actuales circunstancias.

No olvidemos que solo el Partido, como institución que agrupa a la vanguardia revolucionaria y garantía segura de la unidad de los cubanos en todos los tiempos, solo el Partido, repito, puede ser el digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en el único Comandante en Jefe de la Revolución Cubana , el compañero Fidel Castro Ruz (Aplausos).

No me detendré a exponer los datos de los participantes en el proceso de discusión del proyecto de Documento Base ni las numerosas modificaciones que resultaron del mismo, considerando el informe presentado por el Segundo Secretario del Comité Central, compañero José Ramón Machado Ventura, en la inauguración de este evento, que como todos conocen no comenzó ayer, sino casi inmediatamente después de la clausura del Congreso del Partido.

Tras la elaboración del primer borrador del Documento y su posterior análisis en múltiples reuniones del Buró Político y del Secretariado antes de la discusión en las organizaciones de base del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), durante los meses de octubre y noviembre del pasado año, sus resultados fueron analizados por el Tercer Pleno del Comité Central, celebrado el 21 de diciembre de 2011.

También en las primeras semanas de este mes, a nivel de provincia, se realizó el estudio y discusión por parte de los delegados a la Conferencia y otros cuadros. En total se elaboraron nueve versiones del Documento.

A diferencia del proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución , cuyo debate incluyó, en uno u otro modo, a toda la población, el Documento Base de la Conferencia , dado su alcance menos abarcador y su enfoque más dirigido al funcionamiento interno del Partido fue analizado por toda la militancia, si bien nuestro pueblo conoció íntegramente su contenido a través de los medios de prensa.

Por otra parte, en el proceso preparatorio de la Conferencia fue debatido el papel de los militantes en interés del perfeccionamiento de las relaciones del Partido con la UJC , la Central de Trabajadores de Cuba y demás organizaciones de masas, de manera que las mismas incrementen, en las actuales condiciones, su protagonismo e influencia en la sociedad.

Como era de esperar, desde la publicación del Documento no han faltado las críticas y exhortaciones de quienes, confundiendo sus más íntimas aspiraciones con la realidad, se ilusionaron con que la Conferencia consagraría el inicio del desmontaje del sistema político y social conquistado por la Revolución , a lo largo de más de medio siglo, con el apoyo de la mayoría de los cubanos.

En este sentido, no fue nada casual que el primer objetivo del mismo exprese: “El Partido Comunista de Cuba, fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, es fruto legítimo de la Revolución , al propio tiempo su vanguardia organizada y quien garantiza, junto al pueblo, su continuidad histórica”. Este concepto, al que jamás renunciaremos, se encuentra en plena correspondencia con el artículo cinco de la Constitución de la República , aprobada en referendo por el 97,7 por ciento de los electores, mediante el voto libre, directo y secreto.

Nuestros adversarios y hasta algunos que simpatizan con nosotros, abstrayéndose de la historia de permanente agresión, bloqueo económico, injerencia y el cerco mediático, expresado en las incesantes campañas de la prensa supuestamente libre, subordinada en su mayoría a los intereses imperiales predominantes, todo lo cual ha debido enfrentar la Revolución Cubana , nos exigen, como si se tratara de un país en condiciones normales y no una plaza sitiada, la reinstauración del modelo multipartidista que existió en Cuba bajo el dominio neocolonial de los Estados Unidos.

Renunciar al principio de un solo partido equivaldría, sencillamente, a legalizar al partido o los partidos del imperialismo en suelo patrio y sacrificar el arma estratégica de la unidad de los cubanos, que ha hecho realidad los sueños de independencia y justicia social por los que han luchado tantas generaciones de patriotas, desde Hatuey hasta Céspedes, Martí y Fidel.

Con el fin de organizar la lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico concibió Martí la creación de un solo partido político, el Partido Revolucionario Cubano, según sus propias palabras: “Para fomentar la revolución de modo que puedan entrar en ella… todos los cubanos de buena voluntad:… Todos los que amen a Cuba, o la respeten”.

Cuando ya la victoria sobre España era inminente, después de treinta años de guerra, se produjo la intervención norteamericana y una de las primerasmedidas fue disolver ese partido, al igual que el glorioso Ejército Libertador, para dar paso a lo que vino después, el multipartidismo de la república burguesa y la creación de un nuevo ejército con su represiva guardia rural incluida, garantía del dominio absoluto de todas las riquezas de la nación, de las que se apropiaron en los cuatro años de la primera ocupación militar.

Ese fue el triste final de los dos pilares de la revolución independentista, el Partido y su Ejército Libertador, resurgidos exactamente al cabo de 60 años bajo la conducción de Fidel, inspirado en las enseñanzas de Martí.  No permitiremos jamás que esa historia se repita.

No es mi propósito, en esta intervención, hacer un recuento de la evolución histórica del término Democracia, desde su conceptualización en la antigua Grecia, como el “poder del pueblo”, aunque la mayoría esclava no contaba para nada. Tampoco pretendo filosofar sobre la vigencia y utilidad de la llamada democracia representativa, que en definitiva es harto conocido que ha devenido invariablemente en la concentración del poder político en la clase que detenta la hegemonía económica y financiera de cada nación, donde las mayorías tampoco cuentan y cuando se manifiestan, como sucede en estos precisos momentos en muchos países, son brutalmente reprimidas y silenciadas con la complicidad de la gran prensa a su servicio, también transnacionalizada.

El mejor argumento es el que nos ofrece la democracia norteamericana, la cual se pretende imponer como modelo a todo el mundo, en la que se alternan el poder los partidos Demócrata y Republicano defendiendo, sin mayores diferencias, los intereses del mismo gran capital, al cual ambos se subordinan.

Ahí están, por citar unos pocos ejemplos, la Base Naval de Guantánamo, territorio ocupado por Estados Unidos ilegalmente, contra la voluntad del pueblo cubano y que así ha permanecido por más de 100 años, con independencia del partido en el poder en ese país, que tanto proclama la defensa de los derechos humanos al tiempo que, a pesar de las promesas del actual presidente, mantiene allí, hace una década, una prisión, donde en un limbo legal en estos momentos más de 170 ciudadanos extranjeros son sometidos a torturas y vejaciones.

El segundo ejemplo, la invasión por Playa Girón, concebida y planificada por un presidente republicano, Eisenhower, y llevada a cabo por el presidente Kennedy, apenas tres meses después de tomar posesión, que era del Partido Demócrata; y por último, el bloqueo económico, que ha perdurado medio siglo, sin importar si es republicano o demócrata quien ocupa la Casa Blanca.

Sin el menor menosprecio a ningún otro país por tener sistemas pluripartidistas y en estricto apego al principio del respeto a la libre determinación y la no injerencia en los asuntos internos de otros estados, consagrado en la carta de las Naciones Unidas, en Cuba, partiendo de sus experiencias en la larga historia de luchas por la independencia y soberanía nacional, defendemos el sistema del partido único frente al juego de la demagogia y la mercantilización de la política.

Si hemos escogido soberanamente, con la participación y respaldo del pueblo, la opción martiana del partido único, lo que nos corresponde es promover la mayor democracia en nuestra sociedad, empezando por dar el ejemplo dentro de las filas del Partido, lo que presupone fomentar un clima de máxima confianza y la creación de las condiciones requeridas en todos los niveles para el más amplio y sincero intercambio de opiniones, tanto en el seno de la organización, como en sus vínculos con los trabajadores y la población, favoreciendo que las discrepancias sean asumidas con naturalidad y respeto, incluyendo a los medios de comunicación masiva, mencionados varias veces en los Objetivos aprobados en esta Conferencia, los que deberán involucrarse con responsabilidad y la más estricta veracidad en este empeño, no al estilo burgués, lleno de sensacionalismo y mentiras, sino con comprobada objetividad y sin el secretismo inútil.

A este fin es necesario incentivar una mayor profesionalidad entre los trabajadores de la prensa, tarea en la que estamos seguros  contaremos con el apoyo de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), los medios de comunicación y de los organismos e instituciones que deben tributarles información fidedigna y oportuna para, entre todos, con paciencia y unidad de criterio, perfeccionar y elevar continuamente la efectividad de los mensajes y la orientación a los compatriotas.

Al propio tiempo, la conformación de una sociedad más democrática contribuirá también a superar actitudes simuladoras y oportunistas surgidas, al amparo de la falsa unanimidad y el formalismo en el tratamiento de diferentes situaciones de la vida nacional.

Es preciso acostumbrarnos todos a decirnos las verdades de frente, mirándonos a los ojos, discrepar y discutir, discrepar incluso de lo que digan los jefes, cuando consideramos que nos asiste la razón, como es lógico, en el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta, o sea, en las reuniones, no en los pasillos. Hay que estar dispuestos a buscarnos problemas defendiendo nuestras ideas y enfrentando con firmeza lo mal hecho.

Ya hemos dicho en otras ocasiones y así también se recogió en el Informe Central al 6to Congreso, que lo único que puede conducir a la derrota de la Revolución y el Socialismo en Cuba, sería nuestra incapacidad para erradicar los errores cometidos en los más de 50 años transcurridos desde el primero de enero de 1959 y los nuevos en que pudiéramos incurrir en el futuro.

No ha existido ni existirá una revolución sin errores, porque son obra de la actuación de hombres y pueblos que no son perfectos, enfrentados además, por primera vez, a nuevos y descomunales retos.  Por eso creo que no hay que avergonzarse de los errores, lo grave y bochornoso sería no contar con el valor de profundizar en ellos y analizarlos para extraerles las enseñanzas a cada uno y corregirlos a tiempo.

En este sentido, por su permanente vigencia, es oportuno recordar las palabras del compañero Fidel el 28 de septiembre de 1986 al clausurar el Tercer Congreso de los CDR, cuando señaló: “La lucha contra las tendencias negativas y la lucha contra los errores cometidos continuarán indefectiblemente, porque tenemos el deber sagrado de perfeccionar todo lo que hacemos, perfeccionar la Revolución, tenemos el deber sagrado de no estar satisfechos jamás, ni siquiera cuando creamos que estamos haciendo las cosas bien hechas, mucho menos vamos a estar satisfechos cuando sabemos que no están haciéndose todas las cosas lo bien hechas que tienen que hacerse”.

La generación que hizo la Revolución ha tenido el privilegio histórico, pocas veces visto, de poder conducir la rectificación de los errores cometidos por ella misma, muestra elocuente de que no tuvieron una repercusión estratégica, de lo contrario, no estaríamos hoy aquí. No pensamos, a pesar de que ya no somos tan jóvenes, desaprovechar esta última oportunidad.

Al referirme a este asunto, me siento en el deber de alertar, una vez más, que no caigamos en la ilusión de creer que las decisiones adoptadas en esta Conferencia Nacional y ni tan siquiera los acuerdos de alcance estratégico adoptados por el 6to Congreso, constituyen la solución mágica a todos nuestros problemas.

Para impedir que nuevamente caigan en saco roto las instrucciones del Partido, el Buró Político decidió, al igual que como se indicó en su momento con respecto a la marcha de la actualización del modelo económico y el cumplimiento de los planes anuales y el presupuesto, que los plenos del Comité Central analicen dos veces al año la aplicación de los Objetivos de trabajo del Partido aprobados por esta Conferencia.  Del mismo modo procederán los comités provinciales y municipales del Partido, en la forma y frecuencia que establezca el Comité Central.

La experiencia nos ha enseñado que aquello que no se controla con efectividad, no se cumple o se ejecuta superficialmente.

Se impone trabajar y perseverar con Orden, Disciplina y Exigencia por hacer realidad los Lineamientos de la Política Económica y Social, igual que los Objetivos aprobados en este evento, dejar atrás el lastre de la vieja mentalidad y forjar con intencionalidad transformadora y mucha sensibilidad política la visión hacia el presente y el futuro de la Patria , sin abandonar, ni por un instante, el legado martiano y la doctrina del marxismo leninismo que constituyen el principal fundamento ideológico de nuestro proceso revolucionario.

Para lograr el éxito en este empeño es imprescindible, como se expresa en el objetivo número 37, “fortalecer la unidad nacional en torno al Partido y la Revolución, estrechar el vínculo permanente con las masas y consolidar la convicción de preservar la nación cubana y las conquistas económico-sociales, sobre la base de que Patria, Revolución y Socialismo, están fusionados indisolublemente”.

Ahora bien, el meollo del asunto no está en haber formulado adecuadamente ese objetivo o cualquier otro, sino en determinar las vías y formas en que lo llevamos a la práctica, con la máxima firmeza, de manera que podamos evaluar con integralidad cuánto y cómo avanzamos, detectar a tiempo las tendencias negativas y ser capaces de movilizar a la militancia y al pueblo en la consecución del objetivo en cuestión.

Esto mismo es aplicable a los enunciados relacionados con la Política de Cuadros, área que como también expresa el Informe Central del 6to Congreso, sufrió los efectos de la improvisación y la falta de previsión y sistematicidad, trayendo como secuela que no contemos todavía con una reserva de sustitutos experimentados y maduros, con preparación suficiente para asumir las complejas funciones de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno, tarea que por razones obvias, como todos comprenderán, reviste una importancia estratégica para la Revolución y en la cual trabajamos sin precipitación, pero sin pausa, en el cumplimiento de los acuerdos del Congreso.

Aprovecho la ocasión para ratificar que en la medida en que avancemos en la definición de todos los ajustes que será necesario introducir a la Constitución de la República y al marco legislativo complementario, entre otros asuntos, implementaremos la decisión de limitar a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos políticos y estatales principales.  Al respecto, considero que una vez definidas y acordadas las políticas por las instancias pertinentes podemos iniciar su aplicación paulatina sin esperar por la reforma constitucional, recurso al que no debemos estar acudiendo a cada rato, o sea, ir a modificar algo de la Constitución, aunque sea por el propio Parlamento, sin necesidad de referendo.  Igualmente deberán modificarse en ese sentido los Estatutos y otros documentos rectores del Partido.

Al hablar de estos temas, no puede dejar de mencionarse la importancia de asegurar que la autoridad moral del Partido, de sus militantes y en especial de los dirigentes, en todos los niveles, se fundamente en el ejemplo personal, a partir de demostradas cualidades éticas, políticas e ideológicas y el permanente contacto con las masas.

La Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, que tanta sangre costó a nuestro valeroso pueblo, dejaría de existir sin efectuarse un solo disparo por el enemigo, si su dirección llegara algún día a caer en manos de individuos corruptos y cobardes.

Estos conceptos, que no son nada nuevos, bien vale la pena tenerlos siempre presentes por el daño real y potencial que para el presente y futuro de la nación significa el fenómeno de la corrupción.

En las últimas semanas los diputados de la Asamblea Nacional y numerosos cuadros y funcionarios de todo el país, han recibido copiosa información acerca de algunos procesos investigativos, que en esta materia desarrollan los órganos especializados del Ministerio del Interior, en estrecha armonía con la Fiscalía y la Contraloría General de la República.  A su debido tiempo, luego del pronunciamiento de los tribunales correspondientes, toda nuestra población conocerá con amplitud estos hechos.

No hace mucho, al intervenir en la clausura de las sesiones del Parlamento el pasado mes de diciembre, me referí a la convicción de que la corrupción es, en la etapa actual, uno de los principales enemigos de la Revolución, mucho más perjudicial que el multimillonario programa subversivo e injerencista del gobierno de Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país.  También dije que en lo adelante no permitiríamos que las acciones de enfrentamiento al delito fueran efímeras, como ciertamente nos ha sucedido en otras ocasiones.

Afortunadamente, sin el menor ánimo de restarle gravedad a este mal bastante generalizado en el planeta, considero que nuestro país puede ganarle la batalla a la corrupción, primero frenarla y luego liquidarla sin contemplaciones de ningún tipo. Ya advertimos que en el marco de la ley seremos implacables con el fenómeno de la corrupción.

Con frecuencia, varios de los implicados en los casos detectados ostentaban la militancia del Partido, demostrando fehacientemente su doble moral y el empleo de esa condición para agenciarse posiciones en las estructuras de dirección, violando de manera flagrante los deberes de un militante comunista, establecidos en los Estatutos.

Por ello, sin esperar a la revisión que se ejecuta en el marco de la actualización de los documentos rectores del Partido, el Tercer Pleno del Comité Central, celebrado en diciembre pasado, precisó que la sanción a aplicar a quienes participen en hechos de corrupción no puede ser otra que la expulsión de las filas del Partido, sin menoscabo de la responsabilidad administrativa o penal que corresponda, pues hasta ahora, como práctica, esta medida -la de expulsión- era excepcional y se reservaba a casos de traición a la Patria y delitos graves.

No nos cabe la menor duda de que la enorme mayoría de los ciudadanos y los cuadros de dirección son personas honestas, pero sabemos que eso no es suficiente, no basta con ser honrados y parecerlo, hay que pelear y enfrentarse, pasar de las palabras a la acción.

Es cierto que el Partido desde hace años venía librando el combate contra este flagelo; sin embargo, este andaba por un lado y el Gobierno por otro. Para asegurar el éxito es preciso que el Partido asuma definitivamente la conducción del proceso, lo cual no significa en lo más mínimo que suplantará las funciones que a cada institución le pertenecen.

El Partido, en primer lugar, exigirá a todos responsabilidades por el cumplimiento de sus obligaciones, sin intervenir en la administración, pero sí llamar la atención, alertar y luchar allí, desde el núcleo, el municipio, hurgar, pensar y volver a pensar en cómo movilizar al conjunto de las fuerzas en ese empeño. Cada vez que hagamos eso, vamos a comprobar que la correlación de fuerzas en todos los sentidos nos favorece en este empeño de derrotar la corrupción.  La importancia hay que dársela a la organización y constancia de esa lucha.

Además, esta no es función exclusiva de los militantes, es también un deber de cada ciudadano y ciudadana, militante o no, que se preocupe por su país.

Vale en este contexto retomar, por su actualidad, conceptos definidos desde 1973, hace casi 40 años, como parte del proceso preparatorio del Primer Congreso.

El Partido debe estar en capacidad de dirigir al Estado y al Gobierno, controlar su funcionamiento y el cumplimiento por ellos de las orientaciones trazadas, estimular, impulsar, coadyuvar al mejor trabajo de los órganos de gobierno, pero en ningún caso sustituirlos.  Los dirige mediante el control, y este término debe entenderse en la acepción de comprobar, examinar y revisar, nunca en el sentido de intervenir o mandar.

Aunque no está en el texto, está en el pensamiento de todos, de toda la masa de militantes, que en el Partido debe acabarse definitivamente el “mandonismo” su fuerza es moral, no jurídica, por eso hay que tener moral para dirigir el Partido y llevar a la masa de militantes ese espíritu, ¡es la fuerza moral!

El Partido dirige controlando que sus directivas, junto a las del Estado y el Gobierno, se ejecuten apropiadamente por quienes corresponda.

La organización partidista controla por intermedio de sus estructuras y de todos sus militantes, de arriba a abajo y viceversa, lo cual no niega el papel de control que el Gobierno realiza sobre la actividad administrativa a su cargo.

El control es simultáneo, pero no presupone interferencias. En una empresa de la producción o los servicios, este se ejerce por la administración de la entidad, por sus niveles superiores y por organismos estatales o gubernamentales, según competa, ya sea la Contraloría , la Fiscalía , los bancos, las oficinas de la administración tributaria, etcétera.
Las organizaciones del Partido en la base llevan a cabo el control mediante el accionar de sus militantes, ya sean simples trabajadores o dirigentes, apremiando con el ejemplo, del que emana su autoridad, que la administración se atenga estrictamente al cumplimiento de las normativas jurídicas vigentes, sin dejar de trasmitir a los organismos políticos superiores la información pertinente.  El Partido controla que los planes económicos y el presupuesto se elaboren de manera correcta y luego de aprobados por el Gobierno y el Parlamento se cumplan con rigurosidad.

Estos conceptos están bien claros hace bastante tiempo, desde el Primer Congreso, pero después nos olvidamos de aquellas resoluciones, de aquellos acuerdos, de aquel magnífico congreso y los engavetamos, y por eso casi medio siglo después tenemos que estarles quitando el polvo a los papeles de lo que hicimos hace 40 años, porque nos dedicamos a otras cosas, por una razón o por otra.  Por eso defendemos tanto la institucionalidad y que cada cual haga lo que le corresponda, sin interferir a los demás, más bien apoyándonos. Estos conceptos, además, han sido actualizados, por lo que se hace imprescindible desde la base, o sea, en el propio núcleo del Partido y el Comité de Base de la Juventud , educar a los militantes en esos principios y en cómo se hace esa tarea:  cada uno en el marco donde desenvuelve sus actividades; cómo se hace eso que hemos orientado en los diferentes congresos o Conferencia, como en este caso, o sea, educar a los militantes en los mismos para incorporarlos a su accionar diario.  No hay que hacerse filósofo, ¡no hay que hacerse filósofo!

Eso es lo que les debemos enseñar, sencillo y poco a poco irlos educando en las reuniones correspondientes, en cursillos o en lo que sea, que sepan cuál es su función, cuál es su papel; pero para desempeñar ese papel hay que tener moral en todos los sentidos.  Y les decía que ese es, en mi modesta opinión -y este fue un tema bastante discutido en algunas de las comisiones ayer-, el aspecto esencial del llamado trabajo político ideológico y no las consignas vacías y las frases prefabricadas.

Antes de concluir estas palabras considero necesario denunciar, una vez más, las brutales campañas anticubanas instigadas por el gobierno de Estados Unidos y algunos otros tradicionalmente comprometidos con la subversión contra nuestro país, con el concurso de la gran prensa occidental y la colaboración de sus asalariados dentro de la isla en el propósito de desacreditar a la Revolución, justificar la hostilidad y el bloqueo contra la población cubana y crear una quinta columna que facilite la aspiración de privarnos de la independencia y soberanía nacional.

Como expresa el editorial del periódico Granma del pasado lunes 23, los hechos hablan más que las palabras.  Las campañas anticubanas no harán mella en la Revolución ni en el pueblo, que continuará perfeccionando su socialismo.  Quedará nuevamente demostrado que la mentira, por muchas veces que se repita, no necesariamente se convierte en verdad, porque “un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército”.
Compañeras y compañeros:

En menos de un año hemos efectuado dos eventos del Partido, esta Primera Conferencia Nacional y sobre todo el 6to Congreso, con acuerdos trascendentales para el presente y el futuro de la Revolución y el Socialismo en Cuba.  El rumbo ya ha sido trazado, avancemos pues con la misma decisión, la firmeza ideológica, el valor y la serenidad demostrada en más de 13 años de injusta prisión por nuestros Cinco Héroes, por cuya libertad nunca dejaremos de luchar y a quienes hacemos llegar el saludo fraternal de los comunistas y de todo el pueblo cubano.

Muchas gracias (Aplausos).
 
Tomado de Cubadebate

viernes, 27 de enero de 2012

LA INTERNACIONAL SOCIALISTA Y AMÉRICA LATINA: UNA CÁSCARA VACÍA

Por Maurice Lemoine

En 1951, la Internacional Socialista retomaba sus actividades para “liberar a los pueblos de su dependencia de los dueños de los medios de producción”. Hoy sus dirigentes afirman querer atenuar los “efectos nefastos de la globalización”. Una lenta deriva que ilustra la actitud de estos “socialistas” frente a sus pares latinoamericanos.

En su discurso de apertura del Consejo de la InternacionalAmérica Latina Socialista (IS), reunido en la sede de... la muy liberal Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en París, el 15 de noviembre de 2010, la primera secretaria del Partido Socialista francés, Martine Aubry, no ocultaba su alegría: “Quiero saludar muy especialmente a nuestro presidente George Papandreu y felicitarlo por los resultados de las elecciones locales en Grecia [¡con una abstención récord del 53%!]. En un contexto difícil, son un apoyo y un triunfo que vienen a recompensar un coraje político que despierta admiración”. Se sabe lo que sucedió con el dirigente del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) y la “austeridad justa” que pretendió imponer a su país. Se conoce también la suerte reservada por su pueblo a muchos miembros eminentes de la organización socialdemócrata: Laurent Gbagbo, Zine El Abidine Ben Ali y Hosni Mubarak, por sólo mencionar a algunos. Con tal déficit de análisis y un modo de funcionamiento similar, ¿sorprende realmente que este noble cónclave “socialista” ignore por completo los movimientos de fondo que sacuden a desde hace ya más de una década?

El 7 de diciembre de ese mismo año 2010, en Bruselas, un retrato y un nombre dominaban el ingreso “Altiero Spinelli” del Parlamento Europeo: los de Guillermo Fariñas, tercer opositor cubano en ocho años al que se le otorgaba el Premio Sájarov a los derechos humanos y la democracia. En cambio, sin publicidad alguna, en un anfiteatro, una decena de eurodiputados y asistentes parlamentarios escuchaban a sindicalistas y defensores de los derechos humanos provenientes de Colombia.

Los testimonios producían escalofríos: desde la llegada a la Presidencia, cuatro meses antes, de Juan Manuel Santos (ex ministro de Defensa de su predecesor Álvaro Uribe), habían sido asesinados treinta y nueve sindicalistas y doce militantes del Polo Democrático Alternativo (PDA), entre otros. El socialdemócrata danés Ole Christensen brindó mayor información: en julio de 2010, con el laborista británico Richard Howitt, también presente, había acompañado a la organización Justice for Colombia a un lugar tristemente célebre, La Macarena: “Estuvimos hasta en el osario. Hay más de dos mil personas (víctimas del ejército y de los paramilitares) enterradas allí. Tenemos que decir ‘No’ al Tratado de Libre Comercio (TLC) que negocian la Unión Europea y Colombia”. Una sola voz se elevó para defender a Bogotá, la del representante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Emilio Menéndez del Valle: “¿Usted piensa que en tres meses un gobierno puede resolver todos los problemas? Si un país entero votó masivamente [55,59% de abstención] por Santos, ¡debe ser respetado!”.

Divisiones

Pertenecientes a agrupaciones miembros de la Internacional Socialista, los eurodiputados Christensen y Howitt claramente no expresan a la mayoría. El eurodiputado belga y asesor de Izquierda Unida Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) (1) Paul-Émile Dupret, repasa el espíritu de esta reunión y de muchas otras: “En su grupo parlamentario –el Partido Socialista Europeo (PSE)–, Christensen y Howitt están más bien a contracorriente. No estoy seguro de que la mayoría se pronuncie en contra de la firma del TLC. El presidente del grupo, el alemán Martin Schulz –Partido Socialdemócrata (SPD)– se muestra favorable al mismo. El PSOE aun más, ¡incondicionalmente!”.

Sin remontarse a la noche de los tiempos, cabe recordar que, fundado en 1933 por Salvador Allende, el PS chileno se negó a afiliarse a la IS, criticando sus “posturas conformistas en el seno del sistema democrático burgués capitalista” (2). Durante la Guerra Fría, la cuestión no se planteó realmente: al considerar la región como una zona de influencia de Estados Unidos, la IS no corrió riesgos. “No recuerdo textos que hayan condenado el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 –reflexiona Antoine Blanca, por entonces miembro de la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO)–. Diez años más tarde, cuando pedí la palabra para denunciar la intervención de los marines en Santo Domingo, Guy Mollet ¡me miró con ojos atónitos!”.

Mientras tanto, la Revolución Cubana (1959) había ubicado sin embargo al antiimperialismo en el centro del debate. Sin grandes consecuencias: “La IS se mostró interesada, pero finalmente se mantuvo muy distante”. Hasta el 11 de septiembre de 1973. Traumatismo tan fuerte como la Guerra Civil española, el derrocamiento y la muerte de Salvador Allende generaron en los socialistas europeos “una solidaridad emocional y el descubrimiento de un mundo que no se conocía”, recuerda Blanca quien, por mandato de la IS, se subió a un avión unos días después del golpe. En Viña del Mar, tuvo un momento de recogimiento ante la tumba del compañero presidente, antes de ser expulsado. “Fue el primer desafío digno de ese nombre, respecto de Washington, de una Internacional que, hasta ese momento, hacía todo como para mostrarse sumisa a la estrategia estadounidense y a la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte]”.

El apoyo de Estados Unidos a las dictaduras constituiría desde entonces el principal punto de disenso de una generación socialdemócrata –Willy Brandt (Alemania), Olof Palme (Suecia), François Mitterrand (Francia), Bruno Kreisky (Austria), pero también Mario Soares (Portugal) o Felipe González (España)– con el aliado estadounidense. Por su parte, los partidos reformistas víctimas de esos regímenes autoritarios buscaban aliados entre los países desarrollados. Los contactos se multiplicaban. En abril de 1976, tuvo lugar una primera reunión formal en Caracas, por invitación del presidente venezolano Carlos Andrés Pérez y su partido Acción Democrática (AD). La Primera Conferencia Regional de la IS para AméricaLatina y el Caribe, en Santo Domingo, en marzo de 1980, marcó el despliegue de esta corriente política en la región.
 
Entre las veintinueve organizaciones locales figuraban entonces, por Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), admitido en 1978, cuando aún luchaba armas en mano para expulsar a Anastasio Somoza. Fidel Castro fue invitado como presidente en ejercicio del Movimiento de Países No Alineados. Y los europeos “se involucraban”: la presencia de partidos “hermanos” en el seno del Frente Democrático Revolucionario (FDR) en El Salvador, del Frente Democrático contra la Represión (FDCR) en Guatemala y del Frente Patriótico (FP) en Honduras –que, en los dos primeros casos, incluían un brazo político y un ala insurgente– los llevó a apoyar, de hecho, la lucha armada.

En Francia, en 1981, Mitterrand llegó al Elíseo con una rosa en el puño. Bajo la influencia de Lionel Jospin, Régis Debray (encargado de misión de la Presidencia de la República) y Blanca (quien sería designado en 1982 embajador itinerante para América Latina), París desafió a Estados Unidos en una región muy sensible para la potencia norteamericana. El 28 de agosto de 1981, la declaración franco-mexicana sobre la representatividad de la oposición salvadoreña –incluyendo su brazo armado (3)– tuvo un impacto considerable. Mitterrand no ocultaba su simpatía por los sandinistas; las relaciones con Cuba estaban en un buen momento. “En nombre de la IS y a espaldas de Washington –se entusiasma Blanca–, logré asestar ‘golpes’, como impedir un conflicto entre Costa Rica y Nicaragua”.

A pesar de la irritación de Ronald Reagan, prevalecieron las tesis de la Internacional, es decir, la resolución política de los conflictos armados. El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, propuso el plan de paz para América Central que le valdría en 1987 el Premio Nobel. Miembro, durante todo ese período, de la comisión político-diplomática de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), el ex guerrillero Miguel Ángel Sandoval recuerda: “Nuestro movimiento vio siempre en la IS un espacio capaz de servir a sus objetivos: la negociación y la búsqueda de la paz. Así, nuestro primer encuentro con el gobierno y el ejército tuvo lugar en Madrid, gracias a la mediación del PSOE. Pero siempre fuimos conscientes de las profundas diferencias que existían entonces entre partidos como el sueco, el francés, el español y otros, más reformistas o claramente de derecha”.

En efecto, desde Santo Domingo, se perfilaron divisiones. Algunos miembros latinoamericanos de la IS –el Partido de Liberación Nacional (PLN, Costa Rica), AD (Venezuela), el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), etc.– se distanciaron de los europeos. A diferencia de estos últimos, al no hundir sus lejanas raíces en el marxismo, no cuestionaban en absoluto el capitalismo y se mostraban en muchos casos fervientemente anticomunistas. “El concepto mismo de clase social es muy discutible en América Latina”, se atrevería a decir el dirigente de la Izquierda Democrática (ID) ecuatoriana Rodrigo Borja (4).

Vagamente reformistas, se valían de la IS para sacarle ventaja a la democracia cristiana cuando cayeran las dictaduras y porque, teniendo en cuenta la potencia económica de los países que gobernaban o gobernarían pronto sus amigos al otro lado del Atlántico, calculaban las ventajas que podrían obtener de ello. “La Internacional Socialista mantiene una relación clientelista –reaccionaría en 1999 el mexicano Porfirio Muñoz Ledo, del Partido de la Revolución Democrática (PRD)–. Algunos partidos vienen aquí a codearse con los europeos como si se codearan con una clase alta” (5).

En el Comité de la IS para América Latina y el Caribe (SICLAC) creado en 1980 conviven tanto el FSLN como la muy centrista Unión Cívica Radical (UCR) argentina; el PS chileno (¡afiliado en 1996!), que cogobernó con la democracia cristiana, y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexicano, en el poder durante setenta años de manera bastante poco democrática. También se encuentra allí el Partido Liberal (PL) colombiano, que introdujo el modelo neoliberal (1990-1994), bajo cuyos gobiernos fue exterminada la agrupación de izquierda Unión Patriótica (1986-1990) y al que perteneció, hasta 2002, Uribe (6).

Poco importa. Al multiplicar las adhesiones a la Internacional, los socialistas del Viejo Continente “extienden su influencia”. De esta manera, como buenos gestores formados en el marco liberal e intentando mejorarlo marginalmente, promueven los intereses de los sectores de negocios y del capital europeos.

Una “verdadera política social”

Reunión del Consejo de la IS, en Buenos Aires, el 25 y 26 de junio de 1999: “Antes, el socialismo era más duro y estatista –señalaba agitado Felipe González–, pero el socialismo democrático aceptó siempre el mercado que, de hecho, va de la mano con la democracia” (7). Si bien condenaba “las trágicas desigualdades que golpean al mundo”, el documento final exhortaba “a sacar provecho de la globalización” para eliminar el desempleo, el hambre y la indigencia (8). En resumen, comentaba el brasileño Leonel Brizola (Partido Democrático Laborista, PDT), el texto “es tan general que puede servir tanto al pie derecho como al izquierdo” (9). Un breve párrafo que pasó inadvertido mencionaba la preocupación de la IS frente a “la evolución del proceso político en Venezuela [y a] la política de confrontación permanente del gobierno con las autoridades establecidas”. El presidente Hugo Chávez ocupaba el poder desde hacía apenas... seis meses.

Un mismo ceremonial rige tanto para los Consejos (en los cuales participa el conjunto de partidos) como para las reuniones locales del SICLAC. “Hay que pasar dos días de total agobio escuchando las intervenciones de algunos jefes de Estado o de partidos, discursos generalmente preparados por sus asesores y que, a menudo, descubriéndolos al llegar al estrado, leen agitados”, gesticula la ex vicepresidenta de la IS Margarita Zapata (FSLN). “Una retahíla de palabras huecas –completa Blanca–, llenas de buenas intenciones, de las que no surge estrictamente nada, sin orientación normativa para nadie: cada uno se va por su lado sin tener una idea más precisa de la situación”.

Único interés de estos foros: “Hay encuentros privados cara a cara e intercambios de grandes abrazos con los viejos compañeros” (Blanca). “Se establecen contactos y, sobre todo, uno se encuentra con los amigos” (Zapata). Ahora bien, nadie lo ignora, “los enemigos de mis amigos son mis enemigos”.

“Tomando las decisiones que, creo, se tomarán, el país es particularmente viable”, se entusiasma el español González luego de que, el 1 de enero de 1989, Carlos Andrés Pérez –apodado CAP– reasumiera como presidente de Venezuela (10). ¡Buena observación, “camarada”! Convertido al liberalismo y habiendo negociado un ajuste estructural con el Fondo Monetario Internacional (FMI), CAP hambreó al pueblo de la noche a la mañana. Y el pueblo se sublevó el 27 de febrero, en lo que quedaría en la historia como el Caracazo.

Con una brutalidad inusitada, la respuesta del poder causó unos tres mil muertos. Más afortunado que la Reagrupación Constitucional Democrática (RCD), el partido del presidente tunecino Ben Ali, que la IS expulsaría tras la represión del movimiento popular de enero de 2011, Acción Democrática, el partido de CAP, salió del paso sin un rasguño. En 1993, tras su destitución por corrupción, el Buró de la Internacional enviaría a CAP un comunicado expresándole su estima y amistad. Es verdad que, durante su primer mandato, “había sido generoso con sus amigos europeos: es de público conocimiento que, bajo la dirección de González, el PSOE se benefició ampliamente de su ‘solidaridad’ financiera” (11). Lo que generó la antipatía del teniente coronel Chávez quien, el 4 de febrero de 1992, se sublevó contra esa “democracia injusta y corrupta”.

Al igual que en Venezuela, los dirigentes de los partidos latinoamericanos miembros de la IS que llegaron al poder en los años 80-90 –Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Panamá, etc.– tuvieron una verdadera política social: satisficieron las necesidades de los bien vestidos y los bien alimentados. Desregulando y privatizando drásticamente, en connivencia con Washington, el Banco Mundial y el FMI, terminarían desacreditados, o incluso derrocados. Surgidos de las luchas o impulsados por movimientos populares, surgieron nuevos líderes: Chávez (Venezuela), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador).

El 19 y 20 de julio de 2002, el SICLAC se reunió en Caracas. Sus anfitriones fueron los venezolanos Rafael Ángel Marín, dirigente de AD, Antonio Ledezma (Alianza Bravo Pueblo, ABP) y Miguel Henrique Otero, director del diario El Nacional. En diversos grados, todos participaron del intento de golpe de Estado contra Chávez, el 11 de abril anterior. “Advertido por amigos del PRI y del FSLN –cuenta Maximilien Arvelaíz, por entonces asesor del presidente venezolano–, me contacté con el secretario general de la IS, el chileno Luis Ayala, quien aceptó un encuentro con Chávez, con una condición: los participantes que lo desearan irían allí ‘a título personal’. Al día siguiente, efectivamente, algunos vinieron, pero, a último minuto, Ayala desistió”.

Al término de su reunión, el SICLAC emitió un comunicado en el que anunciaba su decisión de “apoyar a Acción Democrática y a la Coordinadora Democrática en la movilización y defensa del sistema democrático y sus instituciones”; dicho de otro modo: ¡a los golpistas! Presente como observador del PS francés, Jean-Jacques Kourliandsky recuerda este episodio: “Estuve a punto de ser agredido por el secretario general de AD por haber protestado: esas conclusiones habían sido redactadas y publicadas en la prensa opositora venezolana ¡antes de que comenzaran las reuniones!”. Luego, se encoge de hombros: “En realidad, no tienen ningún valor”. ¿Error o ceguera? Aún hoy figuran en el sitio oficial de la IS (12), como todas aquellas que seguirían, emanación directa de los tres partidos venezolanos miembros –AD, Movimiento al Socialismo (MAS), Podemos–, todos violentamente hostiles a la Revolución Bolivariana.

Ignorancia total

“¿La Internacional Socialista?”. Ex asesor de la embajada de Bolivia en Francia, Alfonso Dorado señala con grandes gestos: “Jaime Paz Zamora fue su vicepresidente. Eso incide mucho en la memoria colectiva...”. Dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Paz Zamora celebró un acuerdo en 1989 con el ex dictador Hugo Banzer con el fin de acceder a la Presidencia. En 2002, para contrarrestar el crecimiento de Morales y su Movimiento al Socialismo (MAS) –no confundir con el partido homónimo venezolano–, se alió al multimillonario Gonzalo Sánchez de Lozada quien, tras ser elegido, sería expulsado del poder por una explosión social en octubre de 2003. El MAS boliviano no pertenece pues a la IS, tampoco el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), la Alianza País de Correa, el FMLN salvadoreño, la URNG guatemalteca; por otra parte, nadie se los pidió.

La Internacional sólo tiene un sueño: lograr la adhesión del Partido de los Trabajadores (PT) del poderoso Brasil y del ícono de la izquierda latinoamericana, Lula da Silva. Pero el PT puso sus huevos en otra canasta. En 1990, junto con Fidel Castro, fundó el Foro de San Pablo, que reúne tanto a partidos moderados (también miembros de la IS) como a agrupaciones nacidas de la lucha armada, partidos comunistas (incluyendo el cubano) y sus diferentes escisiones. “Enfrentar al neoliberalismo en América Latina –explica Valter Pomar, miembro de la dirección nacional del PT– exigía una actitud abierta y plural, teniendo en cuenta tanto la crisis por la que atravesaba el comunismo como la que golpeaba a la socialdemocracia. Dicho esto, mantenemos buenas relaciones con la IS...”. Pero de lejos.

Aferrados a sus antiguas alianzas, los socialdemócratas europeos, con la notable excepción de los portugueses, nada comprenden de esta nueva América Latina que se atreve a mencionar el “socialismo del siglo XXI”, busca la vía de una democracia “participativa”, a veces se equivoca, avanza, retrocede, pero que, en materia social, obtiene notables progresos.

A través de la Fundación Friedrich Ebert, el SPD alemán dispone de enormes medios, pero no se interesa por la región. Aplastados por Anthony Blair, los laboristas británicos “de pura cepa” parecen una tribu en vías de extinción. Silencio de radio en Italia donde, sin embargo... “Massimo d’Alema (Partido Democrático) vino a Caracas –se divierte Arvelaíz–. Estaba muy tenso. Hicimos que se encontrara con Chávez. ‘¡Esto me recuerda a mi juventud!’, exclamó al salir, encantado...”.

En el Parlamento Europeo, “donde, desde hace varios años, los acuerdos de librecomercio son el principal tema abordado, el grupo socialista, en su mayoría, no es muy progresista –constata Dupret–. Por ejemplo, nunca obtuvimos su apoyo para inscribir a Honduras (donde hubo un golpe de Estado en 2009) en el orden del día”. En cambio, en 2004, fue el presidente del PSE, el español Enrique Barón Crespo, quien propuso invitar a Uribe, el jefe de Estado colombiano. Durante el discurso de este último, el 10 de febrero, “el GUE/NGL, los ecologistas, algunos liberales y muchos socialistas, desautorizando a Barón Crespo, abandonaron la sala. ¡Pero no los españoles!”.

Tratándose de América Latina, Madrid ejerce una influencia considerable en el seno de la UE. Siguiendo a Cuba –la última de sus colonias– tan de cerca como si se tratara de Galicia o Andalucía, España fue casi la única en defender la normalización de las relaciones de la isla con la UE. Hasta que perdió el poder, en noviembre de 2011, el PSOE desempeñó un papel importante a través de la cooperación. “Pero no se trata en absoluto de una proximidad política”, señala el boliviano Dorado (ver “La posada española”).

Gran conmoción en París, el 22 de octubre de 2010, en la sede del Partido Socialista: portavoz del PS, Benoît Hamon anunció que “se dispondría” a viajar a Venezuela y encontrarse allí, ¿por qué no?, con el presidente Hugo Chávez. Se ganó la ira del ala derecha del partido; los strauss-kahnistas trataron de atacarlo.

De su experiencia en la embajada de Bolivia, Dorado saca una conclusión decepcionante: “Tuvimos contactos anecdóticos con Ségolène Royal y Martine Aubry, pero el PS nunca manifestó un interés particular por saber qué pasa en nuestro país. Tratamos de profundizar la relación, sin resultados; nunca tuvimos pues la ocasión de discutir el socialismo del siglo XXI o esa experiencia de integración que es el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América)” (13). Es cierto que esta última, desde un punto de vista neoliberal, está en total contradicción con los intereses económicos y geopolíticos tanto de los europeos como de los estadounidenses.

Desde luego, hubo delegaciones de alto nivel del PS en los Foros Sociales de Porto Alegre en 2002 y 2003: se trataba ante todo de ganarles la partida a los altermundistas y cortejar a Brasilia. En campaña electoral, Royal se mostró ostensiblemente junto a las presidentas argentina y chilena, Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet, una de cuyas proezas políticas fue haber permitido a la derecha dura regresar al poder bajo el signo... de la continuidad.

“Enviamos allí, a las reuniones del SICLAC, a gente que se ocupa de América Latina desde hace veinte años y que nunca cambió nada –se queja Roberto Romero, asistente parlamentario de Henri Emmanuelli–. Tampoco se trata de que exista, en el seno del PS, una hostilidad para con tal o cual. ¡Se trata de una ignorancia total! En términos de conocimiento, se está al nivel de Le Monde o Libération, cuyas decisiones editoriales sobre América Latina se asemejan a la desinformación”.

Tanto para Romero como para muchos de nuestros interlocutores, “la IS, esa cáscara vacía, es sin duda la mejor agencia de viajes del mundo, y bastante confortable... ¡Pero nada surge de allí!”. ¿Es tan cierto? De las reuniones del SICLAC y de sus partidos desacreditados provienen los comunicados que difunde la IS. En América Latina, la prensa opositora publica en primera plana: ¡la izquierda del mundo entero nos apoya! Los medios de comunicación europeos lo reproducen. ¡Protestemos contra el “populismo”! Los “socialistas” leen. Y el círculo se cierra.

1. Agrupa a los partidos antiliberales, anticapitalistas, ecosocialistas, comunistas o poscomunistas.
2. Declaración de principios aprobada en el segundo congreso del partido, en 1935.
3. El FDR-FMLN agrupa un ala política, el FDR, dirigido por el socialdemócrata Guillermo Ungo, y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
4. Nueva Sociedad, N° 48, Caracas, mayo-junio de 1980.
5. Página/12, Buenos Aires, 27-6-99.
6. El SICLAC está integrado actualmente por treinta y nueve partidos, entre miembros “de pleno derecho”, “consultivos” y “observadores”.
7. Página/12, 26-6-99. Véase asimismo, Daniel Vilá, “Los caminos cerrados de la Tercera Vía”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, julio de 1999.
8. “Consejo de Buenos Aires: construyendo el cambio”, sitio de la Internacional Socialista, 25-26 de junio de 1999 (www.internacionalsocialista.org).
9. La Nación, Buenos Aires, 28-6-99.
10. El País, Madrid, 2-2-89.
11. Bernard Cassen, “Unión sagrada en Estrasburgo”, Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, abril de 2004.
12. “Reunión del Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, SICLAC”, 19 y 20 de julio de 2002 (www.internacionalsocialista.org).
13. Cuba, Bolivia, Ecuador, Honduras (antes del golpe de Estado de 2009), Venezuela, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda.

Relaciones de fuerza

La posada española Poseedora, a través de sus multinacionales, de importantes intereses económicos en América Latina (1), España conoce en detalle la realidad de las relaciones de fuerza. Y por lo tanto evita la confrontación. No obstante, su accionar se basa en una lógica muy clara.

Considerado un “padre fundador”, pero convertido en representante itinerante del capital ibérico, Felipe González se mantuvo fiel a sus viejos “camaradas”, entre ellos, el ex presidente peruano Alan García, tan ferozmente conservador durante su segundo mandato (2006-2011) como valientemente progresista al enfrentar al Fondo Monetario Internacional (FMI) durante el primero (1985-1990). Más a la izquierda, el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero consagró sin embargo los treinta minutos de su discurso en la XVII Cumbre Iberoamericana (en Santiago de Chile, en noviembre de 2007) a erigirse en defensor del social-liberalismo. Ejemplo significativo: si bien Madrid condonó 73 millones de euros de la deuda boliviana con la llegada al poder de Evo Morales, el 22 de enero de 2006, el entonces ministro de Relaciones Exteriores Miguel Ángel Moratinos previno, tres meses más tarde, que la nacionalización “no concertada” de los hidrocarburos podía tener “consecuencias” para las relaciones entre ambos países.

No nos detendremos en los cables revelados por WikiLeaks que atribuyen a varios dirigentes españoles confidencias tan poco diplomáticas como: “Chávez es un payaso”, el gobierno argentino “lamentable”, Morales “honesto, pero ignorante e inexperto”; el presidente nicaragüense Daniel Ortega es “el peor de todos”... En cambio, hay un cable que merece ser mencionado, que se refiere a una conversación mantenida en la embajada estadounidense en Madrid por Trinidad Jiménez, por entonces secretaria de Estado para Iberoamérica (antes de convertirse en ministra de Relaciones Exteriores de Zapatero): “Jiménez (dice que) España evita involucrarse en nuevas polémicas con Chávez [...] pero que su gobierno trabaja en las sombras alimentando a los periodistas con informaciones sobre las amenazas que pesan sobre la democracia en Venezuela” (2). Quien lee el diario “de centroizquierda” El País difícilmente pondría en duda la credibilidad de semejante afirmación.

1. Pedro Ramiro, “Néoconquistadors”, Manière de voir N°119, París, octubre-noviembre de 2011.
2. “Demarche on Democracy in Venezuela”, Embassy Madrid, “Confidential”, 27-11-07.
Maurice Lemoine
Periodista, autor de "Cinq Cubains" y numerosos libros sobre América Latina, ex Redactor en Jefe del Monde Diplomatique (París)

Fuente: http://www.monde-diplomatique.fr/20... Traducción: Gustavo Recalde