jueves, 29 de marzo de 2012

Los tiempos difíciles de la humanidad

Por Fidel Castro Ruz 


El mundo está cada vez más desinformado en el caos de acontecimientos que se suceden a ritmos jamás sospechados.

Los que hemos vivido un poco más de años y experimentamos cierta avidez por la información, podemos testificar el volumen de ignorancia con que nos enfrentábamos a los acontecimientos.

Mientras en el planeta un número creciente de personas carecen de vivienda, pan, agua, salud, educación y empleo, las riquezas de la Tierra se malgastan y derrochan en armas e interminables guerras fratricidas, lo cual se ha convertido —y se desarrolla cada vez más— en una creciente y abominable práctica mundial.

Nuestro glorioso y heroico pueblo, a pesar de un inhumano bloqueo que dura ya más de medio siglo, no ha plegado jamás sus banderas; ha luchado y luchará contra el siniestro imperio. Ese es nuestro pequeño mérito y nuestro modesto aporte.

En el polo opuesto de nuestro planeta, donde se ubica Seúl, capital de Corea del Sur, el presidente Barack Obama se reúne en una Cumbre de seguridad nuclear, para imponer políticas relacionadas con la disposición y uso de armas nucleares.
Se trata sin dudas de hechos insólitos.

Personalmente no me percaté de estas realidades por simple casualidad. Fueron las experiencias vividas durante más de 15 años desde el triunfo de la Revolución cubana —tras la batalla de Girón, el criminal bloqueo yanki para rendirnos por hambre, los ataques piratas, la guerra sucia y la crisis de los cohetes nucleares en octubre de 1962 que puso al mundo al borde de una siniestra hecatombe—, cuando llegué a la convicción de que marxistas y cristianos sinceros, de los cuales había conocido muchos; con independencia de sus creencias políticas y religiosas, debían y podían luchar por la justicia y la paz entre los seres humanos.

Así lo proclamé y así lo sostengo sin vacilación alguna. Las razones que hoy puedo esgrimir son absolutamente válidas y aun más importantes todavía, porque todos los hechos transcurridos desde hace casi 40 años lo confirman; hoy con más razón que nunca, porque marxistas y cristianos, católicos o no; musulmanes, chiítas o sunitas; libre pensadores, materialistas dialécticos y personas pensantes, nadie sería partidario de ver desaparecer prematuramente a nuestra irrepetible especie pensante, en espera de que las complejas leyes de la evolución den origen a otra que se parezca y sea capaz de pensar.

Gustosamente saludaré mañana miércoles a Su Excelencia el Papa Benedicto XVI, como lo hice con Juan Pablo II, un hombre a quien el contacto con los niños y los ciudadanos humildes del pueblo suscitaba, invariablemente, sentimientos de afecto.

Decidí por ello solicitarle unos minutos de su muy ocupado tiempo cuando conocí por boca de nuestro canciller Bruno Rodríguez que a él le agradaría ese modesto y sencillo contacto.
Fidel Castro Ruz
Marzo 27 de 2012
8 y 35 p.m.

¿Qué valor práctico tiene la filosofía?


Santiago Alba Rico
Lapiko Kritikoa

La pregunta por el valor práctico de la filosofía es la pregunta por el valor práctico de hacerse preguntas en un mundo que ofrece sólo -al contrario de lo que se piensa- respuestas. El mundo mismo, de hecho, tal y como está configurado, es una respuesta compleja que se anticipa a preguntas que aún no se han hecho o que incluso no se pueden hacer. Pienso en el mundo llamado “natural” o cosmos, que antes de presentar enigmas ante nuestros ojos -las estrellas, por ejemplo- nos proporciona la luz del sol, respuesta atmosférica que nos permite vivir sin hacernos demasiadas preguntas. Pero pienso también en el universo social, una membranosa red de respuestas articuladas en la que ponemos el pie cada mañana sabiendo bien qué es lo que tenemos que hacer: cómo vestirnos, de qué manera saludar, a quién respetar y, más importante aún, de dónde proceden nuestros medios de subsistencia. Una sociedad es un correoso conjunto de respuestas por cuyos corredores nos movemos con más o menos facilidad, pero dando por supuesto que no hay otro orden posible y sin hacernos, por tanto, demasiadas preguntas. La respuesta es, en cada momento y todo el rato, precisamente Todo.

No todas las preguntas son filosóficas, es verdad, pero las que no lo son no son verdaderas preguntas. La pregunta del enamorado que aún no sabe si la amada lo aceptará, no es una pregunta filosófica, aunque sí lo es la pregunta sobre el amor mismo; tampoco es filosófica la pregunta de un trabajador que no sabe si el banco le concederá un crédito, pero sí lo es la pregunta sobre el trabajo mismo. Sólo el preguntar sobre el mundo -natural o social- puede definirse como un preguntar filosófico. ¿Y las respuestas? ¿Cómo son las respuestas filosóficas? Me atrevería a decir que no hay respuestas propiamente filosóficas y que las respuestas a las preguntas filosóficas son respuestas -según el caso- científicas, antropológicas, religiosas, políticas. La filosofía pregunta y responden las distintas disciplinas, las teóricas y las “pragmáticas”, sin agotar nunca el espacio de la filosofía para seguir preguntando.  

 

¿En qué sentido se puede atribuir un valor práctico a una pregunta filosófica? ¿Para qué sirve preguntar? Básicamente para debilitar el mundo. ¿Y para qué puede servir debilitar el mundo? Para introducir permanentemente en él la idea de la muerte -la natural y la social- y con ella la diferencia entre lo remediable y lo irremediable. Preguntarse sobre el amor es preguntarse por la posibilidad misma de eternizarse como cuerpo mortal; preguntarse por el trabajo es preguntarse por la posibilidad de introducir un orden distinto de reproducción de los cuerpos (y de la mortalidad). Un mundo debilitado es un mundo en el que sé lo que soy (“conócete a ti mismo”) y sé lo que puedo hacer (“cambiar lo remediable”). Un mundo en el que soy débil, y en el que por tanto necesito compañía; y un mundo en el que soy fuerte, y en el que me dispongo para la acción. 

 

 Ninguna pregunta filosófica lleva por sí misma a la intervención en el mundo; pero ningún mundo puede experimentar un cambio sin una pregunta filosófica. Porque la pregunta última, al margen de la filosofía, es la que lo decide todo: ¿queremos cambiarlo o no?

 

 Fuente: http://basque.criticalstew.org/?p=5562


 

martes, 27 de marzo de 2012

Obama: de la apoteosis al anticlímax


(Tomado de La Jornada)

En su campaña por la relección, el presidente estadounidense Barack Obama da señales contradictorias. Por una parte busca empujar, de manera tardía, el programa de reformas sociales -particularmente la de salud- que formaba parte de su candidatura en 2008 y que se disolvió en nada en cuanto llegó a la Casa Blanca; por la otra, pretende seducir a los sectores conservadores presentándose como continuador de la política exterior hegemónica y belicista emprendida por su antecesor en el cargo, George W. Bush.

Así, mientras en Washington la Suprema Corte iniciaba una audiencia de tres días para analizar la constitucionalidad (o la falta de ella) de la ley de cobertura sanitaria elaborada por el político hawaiano, éste, en Seúl, renovaba sus amenazas contra Irán y Corea del Norte por los respectivos programas de desarrollo nuclear que mantienen ambos países y que, en el caso del segundo, ha llevado a la fabricación de unas cuantas bombas atómicas.

Las palabras de Obama fueron mucho más duras contra Irán que contra Corea del Norte: mientras que al gobierno de Pyongyang le advirtió que sus provocaciones y la continuación de su programa de armas nucleares no le garantiza la seguridad que busca, al de Teherán lo conminó a actuar conurgencia antes de que se acabe el tiempo para resolver esto de manera diplomática. Es decir, el mandatario estadunidense aludió una vez más a la posibilidad de una agresión militar contra Irán por Washington y sus aliados.

El político demócrata se revela, pues, incapaz de entender que la proliferación nuclear en países de lo que antiguamente se denominaba la periferia es un fenómeno impulsado por el propio belicismo de Estados Unidos y que es conteniendo este belicismo, y no exponenciándolo, como podría inducirse un proceso de desarme internacional o, cuando menos, de freno a los programas de desarrollo atómico de naciones que se sienten, y con razón, amenazadas por el poderío bélico estadunidense.

A tres años y medio de su llegada a la Casa Blanca, en suma, Barack Obama ha perdido el halo de esperanza que lo acompañó como candidato, ha asumido el papel de un presidente estadunidense más y hoy se presenta ante los electores como una suma de ambigüedades, sin otra intención visible que obtener el mayor número posible de sufragios. En lo externo, el primer mandatario afroestadounidense de la historia ha sido derivado a las posturas tradicionales de arrogancia imperial y falta de comprensión de la escena internacional; en lo interno, y a pesar de sus pretensiones originarias de reformador social, Obama se ha convertido en un administrador más del maltrecho modelo neoliberal, ha sido incapaz de meter en cintura a los intereses especulativos que causaron el descalabro económico de 2008-2009 y se ha distraído de los que se suponían sus propósitos centrales: centrar las prioridades económicas oficiales en el grueso de la población, no en los capitales financieros, y propiciar la apertura a la ciudadanía de la institucionalidad política de Washington.

En estas circunstancias, si Obama logra relegirse no será en virtud de una propuesta política coherente y atractiva, sino por la abrumadora falta de estatura política y el conservadurismo impresentable de quienes se disputan la candidatura presidencial en el Partido Republicano. De modo que si el hawaiano consigue el sufragio mayoritario para un segundo mandato, esta vez no lo logrará por la vía de la apoteosis, como en 2008, sino del anticlímax.


jueves, 22 de marzo de 2012

De Libia a Siria: ¿cambio de paradigma o paradigma de cambio?


Por María Elena Álvarez Acosta   
Doctora y Profesora Titular
Cuba.

Con la caída del campo socialista en el este de Europa y la desintegración de la URSS, se inauguró una etapa en las relaciones internacionales que posibilitó el inicio del  cambio de paradigma político, militar y geo estratégico de los vencederos. EEUU recurrió a invasiones militares contra las “amenazas”: Panamá, el Golfo, Kosovo, Afganistán, Irak y Libia.

Para agredir a un país, únicamente ha hecho falta imaginar que ese país es una amenaza para los intereses de las grandes transnacionales y los poderes del momento. Esto se ha revertido en: 1) el derecho a agredir a cualquier nación esgrimiendo el carácter preventivo, 2) la política de guerra sin cuartel; que desconoce la proporcionalidad y la limitación de las acciones y 3) la práctica de racionalidades absolutamente desequilibradas.

La guerra fue imponiendo nuevas tácticas, participantes e instrumentos. Muchas pueden ser  las “nuevas” maneras y modos. Sin embargo, por los propósitos de este trabajo, merecen mencionarse: una mayor participación de los aliados, en este caso de la OTAN, y de los organismos e instituciones regionales, donde ha sobresalido la Liga Árabe, en el Medio Oriente. Los movimientos populares denominados Primavera Árabe han resultado un desafío para la política estadounidense, pero también han tratado de aprovechar las “oportunidades” para consolidar su paradigma.

En la práctica, los organismos internacionales se han manipulado y han “legitimado” las intervenciones. Desmontar el sistema establecido por el Derecho Internacional ha sido un objetivo -y práctica- en las guerras actuales. Las razones que se esgrimen y se demuestran pueden ir desde la lucha contra el terrorismo, hasta la lucha por los derechos humanos o la democracia, sin tener en cuenta las condiciones reales y los costos de las acciones.

La oligarquía dominante ha superado efectivamente la jurisdicción y la autoridad de la institucionalidad legalmente constituida.  En la práctica, la OTAN y los  Estados Unidos han ocupado las funciones que le correspondería  al Derecho Internacional Público y sus instituciones.La utilización de los organismos de Naciones Unidas, incluyendo el Consejo de Seguridad, “legitiman” las intervenciones. En el caso de Libia, se aprobó una Resolución que fue citada continuamente, pero en la práctica se violó todo el tiempo. Por demás, la organización regional, léase la Liga Árabe, fue la solicitante más ferviente.

Libia: ¿cambio de paradigma?

Con la agresión a Libia parecía se afianzaba el éxito del nuevo paradigma: montaje de la situación, apoyo y petición de la Liga Árabe de intervención, aprobación de Resolución en el Consejo de Seguridad, la suplantación de las funciones de la ONU por la OTAN, apoyo a los rebeldes, que las propias potencias habían conformado,  y a un gobierno de transición, establecimiento de un Gobierno Provisional y finalmente, el asesinato de Kaddafi. El guión había sido impecable. Pero en el “juego”, las potencias habían hecho trampas.

La visión imperial y la práctica fueron completadas exitosamente: Operación internacional que reconoce su liderazgo, EEUU como pilar de la seguridad mundial y defensor de la libertad humana, por todos los medios, parece que el predilecto es la guerra.

La guerra en Libia confirmaba un formato que se venía implementando, con variaciones “perfeccionadas” desde los años 90s, lo más peligroso era que, aún no se había estabilizado el país y ya retumbaban los truenos de la ira imperial contra Siria, era el sabor del éxito, a lo que se unía el aumento del nivel del conflicto con Irán.

Siria y algo más

La primavera árabe se ha manifestado como un movimiento  sin precedentes en la región, sobre todo por su cuantía, persistencia y composición. EEUU y sus aliados han utilizado un tratamiento diferenciado, que les ha permitido, utilizar la zanahoria y el garrote. En la práctica, desgraciadamente, ha predominado el último.

La guerra contra Libia marcó, como analizábamos anteriormente, una línea de continuidad  en el accionar del imperio, que se ha ido perfeccionando.

En Siria se ha tratado de seguir la misma receta que en Libia: primero, desacreditar el régimen; segundo, movilizar y apoyar a sectores  internos contra el gobierno (si no son suficientes, crearlos y-o introducir mercenarios); tercero, apoyar a la diáspora. Además, manipular los medios masivos de comunicación y convocar el apoyo internacional, (y a nivel regional, la Liga Árabe).

En Libia, después de todo este accionar, se logró la  aprobación –cobertura- de las Naciones Unidas. Después, se desarrolló la operación militar.

La misma receta ha tratado de aplicarse a Siria. Sin embargo no han podido avanzar ni remotamente al mismo ritmo que en Libia, a pesar de contar con el apoyo reiterado de la Liga Árabe y de la entrada de mercenarios a través de las fronteras del país, obviando el apoyo de la población al gobierno y las reformas que este ha comenzado a implementar.

¿Qué no han conseguido? La  aprobación –cobertura- de las Naciones Unidas, para después, desarrollar la operación militar.

Paradigma de cambio

Cuáles han sido los aspectos que no le han permitido a EEUU la aplicación de un paradigma intervencionista que parecía consolidado, tras la guerra contra Libia, o por lo menos lo ha retardado, pues no ha renunciado a él. Pueden ser muchos los factores, pero destaca la postura de Rusia, a la que se unió China. En  varias declaraciones, tanto del Ministro de Relaciones Exteriores, como del Presidente y el nuevo candidato a la Presidencia de  Rusia han declarado que no están de acuerdo en permitir que se aplique la fórmula Libia a Siria.

Con independencia de los intereses geopolíticos y de seguridad nacional que tengan Rusia (y también) China, las implicaciones de su postura, que culminó con el veto de ambos, respectivamente, en dos ocasiones, a la propuestas de Resolución presentada por EE.UU ante el Consejo de Seguridad contra Siria, todo parece indicar que nace un paradigma de cambio. A ello hay que sumar, las diferencias de matices de las posiciones de Rusia y China en cuanto al conflicto EEUU-Irán. Si Siria cayera, Irán “estaría solo”. No se pueden desvincular ambos casos, aunque presenten connotaciones diferentes.

En septiembre de 2010, en un artículo publicado en esta misma página, señalé que Estados Unidos siempre tendrá un pretexto o excusa para enfrentarse a Irán, no precisamente porque considere que el país persa pueda construir el arma nuclear, sino por tres simples razones, pero también tres razones muy significativas para los intereses de EEUU: Irán ocupa un espacio de vital importancia en las relaciones de poder a nivel regional y mundial, que pasa por los factores geopolítico y energético, donde aparecen evidentes contrapartes que pudieran constituirse en dos eventuales bloques: EEUU y la Unión Europea frente a Rusia y China; el que controle al país persa domina  la región de mayor tráfico petrolero en el Mundo (Mar Negro, Mar Caspio y Golfo Pérsico), además, ese país es esencial para los poderes del momento, pues proyecta una política contestataria (antiimperialista).

Las razones estadounidenses se mantienen invariables con respecto a Irán, mientras ha aprovechado el contexto de la Primavera Árabe para, eventualmente, imponer un gobierno títere en Siria. 

¿Cambio de paradigma o paradigma de cambio?

Mientras en Siria, por una parte, continúan las manifestaciones de apoyo al gobierno y, por otra, las acciones desestabilizadoras; Rusia apuesta por el diálogo, mientras la Liga Árabe y los países occidentales mantienen, o más bien, vociferan, su postura de intervención.

Paralelamente,  EEUU y sus aliados continúan planteando que implementarán las sanciones contra Irán y aumentan su presencia militar en el Golfo Pérsico,  por demás, el área está rodeada de bases militares estadounidenses, mientras Irán mantiene maniobras en el Golfo Pérsico.

La situación actual parece definitoria y su impacto en las relaciones internacionales trascendentales. EEUU no puede ceder, es el líder del mundo occidental, ceder implica retroceder; Rusia, tampoco puede ceder, pues implicaría una inmensa pérdida de credibilidad.  ¿Logrará EEUU consolidar su paradigma, o es el inicio de un cambio?

Publicado en Cubadebate

Los caminos que conducen al desastre

Por Fidel Castro Ruz

Esta Reflexión podrá escribirse hoy, mañana o cualquier otro día sin riesgo de equivocarse. Nuestra especie se enfrenta a problemas nuevos. Cuando expresé hace 20 años en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de Janeiro, que una especie estaba en peligro de extinción, tenía menos razones que hoy para advertir sobre un peligro que veía tal vez a la distancia de 100 años. Entonces unos pocos líderes de los países más poderosos manejaban el mundo. Aplaudieron por mera cortesía mis palabras y continuaron plácidamente cavando la sepultura de nuestra especie.

Parecía que en nuestro planeta reinaba el sentido común y el orden. Hacía rato que el desarrollo económico apoyado por la tecnología y la ciencia semejaba ser el Alfa y Omega de la sociedad humana.

Ahora todo está mucho más claro. Verdades profundas se han ido abriendo paso. Casi 200 Estados, supuestamente independientes, constituyen la organización política a la que en teoría corresponde regir los destinos del mundo.

Alrededor de 25 mil armas nucleares en manos de fuerzas aliadas o antagónicas dispuestas a defender el orden cambiante, por interés o por necesidad, reducen virtualmente a cero los derechos de miles de millones de personas.

No cometeré la ingenuidad de asignar a Rusia o a China la responsabilidad por el desarrollo de ese tipo de armas, después de la monstruosa matanza de Hiroshima y Nagasaki, ordenada por Truman, tras la muerte de Roosevelt.

Tampoco caería en el error de negar el holocausto que significó la muerte de millones de niños y adultos, hombres o mujeres, principalmente judíos, gitanos, rusos o de otras nacionalidades, que fueron víctimas del nazismo. Por ello repugna la política infame de los que niegan al pueblo palestino su derecho a existir.

¿Alguien piensa acaso que Estados Unidos será capaz de actuar con la independencia que lo preserve del desastre inevitable que le espera? 

En pocas semanas los 40 millones de dólares que el presidente Obama prometió recaudar para su campaña electoral solo servirán para demostrar que la moneda de su país está muy devaluada, y que Estados Unidos, con su insólita y creciente deuda pública que se acerca a los 20 mil millones de millones de dólares, vive del dinero que imprime y no de lo que produce. El resto del mundo paga lo que ellos dilapidan.

Nadie cree tampoco que el candidato demócrata sea mejor o peor que sus adversarios republicanos: llámese Mitt Romney o Rick Santorum. Años luz separan a los tres de personajes tan relevantes como Abraham Lincoln o Martin Luther King. Es realmente inusitado observar una nación tan poderosa tecnológicamente y un gobierno tan huérfano a la vez de ideas y valores morales.

Irán no posee armas nucleares. Se le acusa de producir uranio enriquecido que sirve como combustible energético o componentes de uso médico. Quiérase o no, su posesión o producción no es equivalente a la producción de armas nucleares. Decenas de países utilizan el uranio enriquecido como fuente de energía, pero este no puede emplearse en la confección de un arma nuclear sin un proceso previo y complejo de purificación.

Sin embargo Israel, que con la ayuda y la cooperación de Estados Unidos fabricó el armamento nuclear sin informar ni rendir cuentas a nadie, hoy sin reconocer la posesión de estas armas, dispone de cientos de ellas. Para impedir el desarrollo de las investigaciones en países árabes vecinos atacó y destruyó los reactores de Irak y de Siria. Ha declarado a su vez el propósito de atacar y destruir los centros de producción de combustible nuclear de Irán.

En torno a ese crucial tema ha estado girando la política internacional en esa compleja y peligrosa región del mundo, donde se produce y suministra la mayor parte del combustible que mueve la economía mundial.

La eliminación selectiva de los científicos más eminentes de Irán, por parte de Israel y sus aliados de la OTAN, se ha convertido en una práctica que estimula los odios y los sentimientos de venganza.

El gobierno de Israel ha declarado abiertamente su propósito de atacar la planta productora de uranio enriquecido en Irán, y el gobierno de Estados Unidos ha invertido cientos de millones de dólares en la fabricación de una bomba con ese propósito.

El 16 de marzo de 2012 Michel Chossudovsky y Finian Cunningham publicaron un artículo revelando que "Un importante general de la Fuerza Aérea de EE.UU. ha descrito la mayor bomba convencional —la revienta-búnkeres de 13,6 toneladas— como ‘grandiosa’ para un ataque militar contra Irán. 

"Un comentario tan locuaz sobre un masivo artefacto asesino tuvo lugar en la misma semana en la cual el presidente Barack Obama se presentó para advertir contra el ‘habla a la ligera’ sobre una guerra en el Golfo Pérsico." 

"Herbert Carlisle, vice jefe de Estado Mayor para operaciones de la Fuerza Aérea de EE.UU".  agregó que probablemente la bomba sería utilizada en cualquier ataque contra Irán ordenado por Washington.

"El MOP, al que también se refieren como ‘La madre de todas las bombas’, está diseñado para perforar a través de 60 metros de hormigón antes de detonar su masiva bomba. Se cree que es la mayor arma convencional, no nuclear, en el arsenal estadounidense."
"El Pentágono planifica un proceso de amplia destrucción de la infraestructura de Irán y masivas víctimas civiles mediante el uso combinado de bombas nucleares tácticas y monstruosas bombas convencionales con nubes en forma de hongo, incluidas la MOAB y la mayor GBU-57A/B o Massive Ordnance Penetrator (MOP), que excede a la MOAB en capacidad destructiva.

"La MOP es descrita como ‘una poderosa nueva bomba que apunta directamente a las instalaciones nucleares subterráneas de Irán y Corea del Norte. La inmensa bomba —más larga que 11 personas colocadas hombro a hombro, o más de 6 metros desde la base a la punta’."

Ruego al lector me excuse por este enredado lenguaje de la jerga militar.

Como puede apreciarse, tales cálculos parten del supuesto de que los combatientes iraníes, que suman millones de hombres y mujeres conocidos por su fervor religioso y sus tradiciones de lucha, se rendirán sin disparar un tiro.

En días recientes los iranios han visto cómo los soldados de Estados Unidos que ocupan Afganistán, en apenas tres semanas, orinaron sobre los cadáveres de afganos asesinados, quemaron los libros del Corán y asesinaron a más de 15 ciudadanos indefensos.

Imaginemos a las fuerzas de Estados Unidos lanzando monstruosas bombas sobre instituciones industriales capaces de penetrar 60 metros de hormigón. Jamás semejante aventura había sido concebida.

No hace falta una palabra más para comprender la gravedad de semejante política. Por esa vía nuestra especie será conducida inexorablemente hacia el desastre. Si no aprendemos a comprender, no aprenderemos jamás a sobrevivir. 

Por mi parte, no albergo la menor duda de que Estados Unidos está a punto de cometer y conducir el mundo al mayor error de su historia.





Fidel Castro Ruz

Marzo 21 de 2012

7 y 35 p.m.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El empuje económico del BRICS


Por Hedelberto López Blanch
Rebelión

Mientras la Unión Europea busca con desespero variantes para detener la profunda crisis económica y financiera que padece debido a las políticas neoliberales instauradas en los últimos años, los integrantes del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) elaboran nuevos planes para incrementar su desarrollo y convertirse en un grupo de avanzada a nivel mundial

En el viejo continente, los 27 miembros de la Unión Europea, tratan de salvar al euro y a sus economías con la aplicación de políticas de austeridad que lejos de mejorar la situación, disminuyen el poder adquisitivo de la población, incrementan el desempleo y debilitan la producción real lo que a la larga, según los analistas, acrecentarán los problemas actuales.

En la IV Cumbre del BRICS prevista para los próximos 28 y 29 de marzo en Nueva Delhi, India, se discutirán problemas medulares como la forma de enfrentar la recesión mundial y la crisis financiera, la gobernabilidad global, la reforma de las organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, y analizarán la situación alimentaria en el orbe, la seguridad energética, salud, ciencia, tecnología y urbanización.

Otro de los asuntos que se tratará en el cónclave será la forma en que podrán ayudar a Europa a salir de la crisis financiera, un hecho que hasta hace unos años sería impensable, es decir, países en desarrollo que salven de la debacle económica a los prepotentes europeos. Entre las propuestas se baraja que el grupo compre deuda de la zona euro o que participe en los mecanismos de rescate del bloque.

Y esta situación sucede por el impulso que han tomado las economías de sus cinco integrantes. Para el banco internacional de inversiones Goldman Sachs, el BRICS superará en 2032 el Producto Interno Bruto (PIB) de todas las economías desarrolladas.

El grupo ya se ha convertido en una poderosa asociación de las principales economías emergentes con miras a integrar a otros países como Corea del Sur, Indonesia y Vietnam. En esa dirección, recientemente el embajador indonesio en Moscú, Jauhar Oratmangun, anunció que su país planea unirse al bloque.

Indonesia, una de las economías más grandes de Asia y miembro del G20, es el cuarto país más poblado del mundo, y según expertos, pronto estará al mismo nivel económico de esas naciones.

Asimismo, Jartum puede contribuir a expandir la influencia del BRICS, en el sudeste de Asia y en el mundo islámico, pues aparece como uno de los principales miembros de la Organización de Cooperación Islámica. En 2011 su PIB fue de 6 % y para este año se prevé que llegue a 6,7 %, solo superado en la zona asiática por China e India.

Los cinco integrantes de la agrupación poseen la mitad de la población mundial, el 30 % de la superficie terrestre, el 25 % del PIB global y el 35 % de las reservas de divisas.

Cuentan con numerosos recursos naturales que van desde petróleo y gas (sobre todo Rusia y Brasil, hasta bauxita, oro, plata, manganeso, níquel, fosfato, platino, tungsteno, plomo, zinc, estaño, uranio, carbón, diamantes, energía eléctrica, etc.). También producen alimentos y sus economías se compaginan pues lo que le puede faltar a uno, el otro lo posee.

Una iniciativa que pone en ascuas la utilización del dólar como moneda de su intercambio comercial es la realizada por el Banco de Desarrollo de China que propuso firmar un acuerdo con el bloque para ampliar préstamos en yuanes.

Esta es una forma de impulsar la internacionalización del yuan o renmimbi, y a la par, China podrá reducir las inmensas reservas en dólares que posee. Beijing tiene por delante el desafío de competir con el billete verde en créditos y transacciones internacionales y por tanto deberá realizar algunos arreglos financieros.

Expertos bancarios calculan que la participación de esa moneda en el comercio regional podría llegar al 50 % en solo tres años.

Los analistas aseguran que esa posibilidad junto al crecimiento económico que han tenido los miembros del BRICS puede atraer a nuevos miembros hacia el bloque.

Con los países desarrollados en profunda crisis económico-financiera-ambiental-social, y las monedas fuertes en constantes vaivenes, las naciones emergentes estan en busca de mayor estabilidad con otros horizontes monetarios.

Otro golpe efectivo para el adelanto económico y la tranquilidad financiera de sus miembros, resultará la posible aprobación durante la IV Cumbre de un banco multilateral propuesto por la India.
 
 Se prevé que esa entidad, junto a un fondo de inversiones, sea financiada exclusivamente por las economías emergentes para impulsar proyectos productivos en esos países.

Como el BRICS es el bloque de más rápido crecimiento en el mundo, la concreción de la oferta india profundizaría la fuerza de sus integrantes a nivel internacional en momentos en que las naciones emergentes tratan de lograr una mayor influencia dentro de los organismos financieros como el FMI y el BM.

En esas instituciones, los países desarrollados han impuesto (por su poder económico y financiero) que el presidente del BM sea un norteamericano y el del FMI un europeo.

Ante las repercusiones de la crisis financiera mundial, el BRICS establece mecanismos para dar respuestas viables y oportunas a los eventuales golpes financieros dentro y fuera de las naciones miembros.

Aunque con diferentes variaciones estructurales e ideológicas, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica han apostado por llevar adelante una cooperación económica-financiera y hasta política, en algunos aspectos, que los esta convirtiendo en un grupo de poder que puede enfrentar los embates de las grandes potencias occidentales.

Barack Obama, una reflexión


Por Lorenzo Gonzalo 

Foto Virgilio Ponce
 Para muchos, la elección de Barack Obama como Presidente de Estados Unidos significó una esperanza. Para el mundo en general, su presencia parecía augurar una fase en la cual quedarían atrás las posturas imperiales y las políticas y prácticas que el Norte acostumbra imponer, al margen del consenso internacional. 

Para los estadounidenses, sobre todo para la juventud en trance de hastío, brindaba la esperanza de una nueva era, donde la distribución de riquezas podría controlarse a través de un mercado racional, rescatándolo del control de la especulación financiera. Al menos, ese es el sentir generalizado de una población joven que mira a Wall Street con ojos desconfiados, aun aquellos que son empleados directos o indirectos de sus actividades socialmente dudosas.

Pero al margen de que las expectativas no se han cumplido para unos u otros, la elección para Presidente de Estados Unidos, de alguien que ha dicho cosas poco habituales para un supuesto miembro del establishment estadounidense, negro por añadidura en el país de las grandes discriminaciones raciales, marca un hito que puede aún tener consecuencias positivas para el devenir nacional e internacional.

Gústenos o no, el destino de la humanidad está estrechamente vinculado a las reacciones del servicio exterior de Estados Unidos y del éxito de su sociedad a la hora de reclamar sus derechos plenos como seres pensantes y  miembros de un gran conglomerado social. De aquí que la elección de un hombre negro, pensador atípico dentro de las esferas dirigentes del poder estadounidenses, aun cuando no haya correspondencia plena con sus discursos del pasado y ni siquiera con las palabras de su campaña electoral del año 2008, gravitará dentro de la política y las luchas sociales del país, a contrapelo de los sectores más conservadores.
Estos últimos lo saben. Para bien, las crisis creadas por los sectores financieros, no han encontrado respuestas dentro de los republicanos, quienes para mal de su existencia como sectores políticos, no han renunciado a sus ideas y ni siquiera se han planteado un alto en el camino para apuntalar la malograda estructura de un partido que pronto pudiera pertenecer a un museo de curiosidades.

El Partido Demócrata no está muy avanzado en relación a su rival, pero al menos encontramos nichos de racionalidad en su seno, aun dentro de muchos simpatizantes, algunos de ellos pertenecientes al mundo de las riquezas, como es el caso de Warren Buffet y otros de su mismo estatus, quienes consideran que los ciudadanos, en la medida que más éxitos acumulan en el mundo de la capitalización, deben ser mayores colaboradores del aparato estatal y del futuro social de su entorno.

Sin importar el rumbo inmediato que tomen ambos partidos y las maniobras tras bambalinas que dieron al traste con la elección de un hombre negro, que ha expresado ideas progresistas poco comunes en un candidato de su tipo y mucho menos, para un aspirante a la más alta magistratura de Estados Unidos, la historia de su elección será motivo de estímulo, para pensar que su lema “si se puede”, algún día podrá convertirse en realidad.

Hasta el momento no se ha podido. Las trabas del poder o quizás las influencias negativas que surgen durante su ejercicio, tornan irracional cualquier pensamiento, aun el de las personas supuestamente más convencidas de sus prédicas humanísticas, haciendo imposible en este caso, que el voluntarioso lema se convierta en realidad.

No sabemos si Barack Obama saldrá electo en las elecciones de noviembre. Todos los analistas, hasta el momento, piensan que indefectiblemente ganará la contienda, no tanto por el legado de su gobierno, como por el desastre de la campaña electoral de los republicanos para elegir un candidato capaz de ganarle en esas elecciones.

Un segundo período para un hombre que, en su carrera política ha mostrado una ambivalencia entre sus ideas y sus hechos, la primera durante su campaña electoral y la segunda como Presidente, pudiera contribuir para aclarar dicha imagen, rescatando la esperanza de una buena parte de la ciudadanía. Pero también podría quedarse varado en el punto muerto de su primer período.

Barack Obama prometió muchas cosas durante su campaña, entre ellas cambiar la manera de hacer política en Washington, reducir las prácticas del cabildeo, eliminar las especulaciones de la bolsa, especialmente los fondos consistentes en “valores derivativos”, encontrarle solución a los problemas migratorios y crear un seguro médico que acabase con los enriquecimientos a costa de la salud de los ciudadanos, especialmente los más necesitados. También prometió terminar con la prisión de Guantánamo. Preguntado recientemente sobre esto último contestó que no se imaginaba cuán complicado era romper con los intereses políticos relacionados al tema. 

Definitivamente tampoco sabía de las dificultades para abrirse camino en la madeja de intereses que detienen o hacen difícil cumplir con las otras promesas.

De todas maneras, la realidad está presente y un hombre perteneciente a un sector explotado, vilipendiado, abusado y relegado muchas veces al plano de los animales domésticos, fue electo Presidente del más discriminatorio de todos los países.

Es algo nuevo, a lo cual se añade un pensamiento que sobrepasó el discurso de Kennedy e igualó los propósitos de Roosevelt, excepto que no pudo materializarlos de igual manera que este último, porque felizmente la Presidencia de Obama no ha sido desempeñada en medio de una conflagración mundial de la envergadura de la Segunda Guerra y en medio de la primera crisis económica que mostrara el lado débil de los colosos industriales. Cuando ocurrió la crisis de los años treinta, el mundo desarrollado pensaba que tenía a dios sujeto de las barbas.

No ha sido igual para Obama, pero su perfil también es diferente al de los anteriores, no solo por el color de su piel, sino por sus planteamientos previos a la Presidencia.

La discusión no es si Obama es electo Presidente o desalojado de su Magistratura, sino del legado que pudiese significar al margen de uno u otro resultado, para estimular las presiones sociales de una nación y un mundo que reclaman a gritos de víctimas inocentes, reformas y cambios sustanciales.

*Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU. y subdirector de Radio Miami
Fuente: Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad
http://auto-hermes.ning.com/profiles/blogs/barack-obama-una-reflexi-n-por-lorenzo-gonzalo
http://www.cubainformacion.tv/index.php/mundo/64-mundo/42238-barack-obama-una-reflexion

viernes, 16 de marzo de 2012

Marx, más vivo y actual que nunca a 129 años de su muerte

Por Atilio Borón
Tomado de Cubadebate

En un día como hoy, hace 129 años, moría plácidamente en Londres, a los 65 años de edad, Karl Marx. Corrió la suerte de todos los grandes genios, siempre incomprendidos por la mediocridad reinante y el pensamiento encadenado al poder y a las clases dominantes. Como Copérnico, Galileo, Servet, Darwin, Einstein y Freud, para mencionar apenas unos pocos, fue denostado, perseguido, humillado. Fue ridiculizado por enanos intelectuales y burócratas académicos que no le llegaban ni a los tobillos, y por políticos complacientes con los poderosos de turno a quienes le repugnaban sus revolucionarias concepciones.

La academia se cuidó muy bien de sellar sus puertas, y ni él ni su amigo y eminente colega, Friedrich Engels, jamás accedieron a los claustros universitarios. Es más, Engels, de quien Marx dijera que era “el hombre más culto de Europa” ni siquiera estudió en la universidad. Sin embargo Marx y Engels produjeron una auténtica revolución copernicana en las humanidades y las ciencias sociales: luego de ellos, y aunque sea difícil separar su obra, podemos decir que después de Marx, ni las humanidades ni las ciencias sociales volverían a ser las de antes. La amplitud enciclopédica de sus conocimientos, la profundidad de su mirada, su empecinada búsqueda de las evidencias que confirmaran sus teorías hicieron que Marx, tantas veces dadas por muertas sus teorías y su legado filosófico, sea más actual que nunca.

El mundo de hoy se parece de manera sorprendente a lo que él y su joven amigo Engels pronosticaron en un texto asombroso: El Manifiesto Comunista. Este sórdido mundo de oligopolios rapaces y predatorios, de guerras de conquista, degradación de la naturaleza y saqueo de los bienes comunes, de desintegración social,  de sociedades polarizadas y de naciones separadas por abismos de riqueza, poder y tecnología, de plutocracias travestidas para aparentar ser democracias, de uniformización cultural pautada por el American way of life es el mundo que anticipara en todos sus escritos. Por eso son muchos quienes ya, en los capitalismos desarrollados, se preguntan si el siglo veintiuno no será el siglo de Marx. Respondo a esa pregunta con un sí sin atenuantes, y ya lo estamos viendo: las revoluciones en marcha en el mundo árabe, las movilizaciones de los indignados en Europa, la potencia plebeya de los islandeses al enfrentarse y derrotar a los banqueros y las luchas de los griegos contra los sádicos burócratas de la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, el reguero de pólvora de los movimientos Occupy Wall Street que abarcó a más de cien ciudades estadounidenses, las grandes luchas que en América Latina derrotaron al ALCA y la supervivencia de los gobiernos de izquierda en la región, comenzando por el heroico ejemplo cubano, son tantas otras muestras de que el legado del gran maestro está más vivo que nunca.

El carácter decisivo de la acumulación capitalista, estudiada como nadie más en El Capital, era negada por todo el pensamiento de la burguesía y por los gobiernos de esa clase que afirmaban que la historia era movida por la pasión de los grandes hombres, las creencias religiosas, los resultados de heroicas batallas o imprevistas contingencias de la historia. Marx sacó a la economía de las catacumbas y no sólo señaló su centralidad sino que demostró que toda la economía es política, que ninguna decisión económica está despojada de connotaciones políticas. Es más, que no hay saber más político y politizado que el de la economía, dando al traste con los tecnócratas de ayer y hoy que sostienen que sus planes de ajuste y sus absurdas elucubraciones econométricas obedecen a meros cálculos técnicos y que son políticamente neutros.  Hoy ya nadie cree seriamente en esas patrañas, ni siquiera los personeros de la derecha (aunque se abstengan de confesarlo). Podría decirse, provocando la sonrisa socarrona de Marx desde el más allá, que hoy son todos marxistas pero a laMonsieur Jordan, ese personaje de El Burgués Gentilhombre de Moliere,  que hablaba en prosa sin saberlo. Por eso cuando estalló la nueva crisis general del capitalismo todos corrieron a comprar El Capital, comenzando por los gobernantes de los capitalismos metropolitanos. Es que la cosa era, y es, muy grave como para perder el tiempo leyendo las boberías de Milton Friedman, Friedrich von Hayek o las monumentales sandeces de los economistas del FMI, el Banco Mundial o el Banco Central Europeo, tan ineptos como corruptos y que por causa de ambas cosas no fueron capaces de pronosticar la crisis que, como un tsunami, está arrasando los capitalismos metropolitanos. Por eso, por méritos propios y por  vicios ajenos Marx está más vivo que nunca y el faro de su pensamiento arroja una luz cada vez más esclarecedora sobre las tenebrosas realidades del mundo actual.

Discurso ante la tumba de Marx (1883)

Escrito: Discurso pronunciado en inglés por F. Engels en el cementerio de Highgate en Londres, el 17 de marzo de 1883.Primera publicación: En alemán en el Sozialdemokrat del 22 de marzo de 1883.
Digitalización: Por José Ángel Sordo para el Marxists Internet Archive, 1999.
El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde , dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Harto pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca.
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza idológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él . El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.
Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un sólo campo que Marx no sometiese a investigación -y éstos campos fueron muchos, y no se limitó a tocar de pasada ni uno sólo- incluyendo las matemáticas, en la que no hiciese descubrimientos originales. Tal era el hombre de ciencia. Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el gozo que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionadora en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez en los últimos tiempos.
Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos. Primera Gaceta del Rin, 1842; Vorwärts de París, 1844; Gaceta Alemana de Bruselas, 1847; Nueva Gaceta del Rin, 1848-1849; New York Tribune, 1852 a 1861, a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de Trabajadores, que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiera creado ninguna otra cosa.
Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los repulicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal.Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.