En los EUA hay personas buenas y malas, como en Cuba, como en todas partes. Hay muchos estadounidenses que han demostrado en diferentes momentos históricos que aman a Cuba y son hermanos. Muchos otros nos han demostrado que nos pueden respetar y que pueden convivir con los cubanos como buenos vecinos y como buenos socios. Ahora bien, la élite de poder de los EUA, los imperialistas yanquis (como los llamamos) nos desprecian, de toda la vida, y ahora que somos socialistas, no nos quieren. No nos quieren ni nos querrán. “En los imperialistas no podemos confiar ni un tantico así… nada”, nos dijo el Ché Guevara. Cuanto nos legó Martí sobre los poderosos vecinos del Norte y cuanto aprendimos con Fidel. La realidad no ha cambiado por Obama y su visita recién concluida, y sus acciones desde el 17-12-2014. Nada ha cambiado. El Sr. Barack Hussein Obama, afro descendiente, con nombre musulmán, extracción social de clase media y su slogan de campaña enfocada al cambio, no es un político progresista ni socialista, ni es un hombre poderoso. Obama es simplemente el presidente del país más poderoso que ha conocido la humanidad, en el cual manda, gobierna y traza las estrategias una élite de poder que ha sido coherente con sus intereses imperiales a lo largo de la historia y que no importa qué partido gane las elecciones, esa élite gobernante continuará gobernando. Los que mandan en los EUA no nos quieren a los cubanos latinoamericanos, mucho menos a los cubanos socialistas, revolucionarios, hijos de Fidel. Apoyo la política del Gobierno Revolucionario de lograr un acercamiento porque puede resultar beneficiosa para ambos pueblos y para el mundo el que tengamos una convivencia civilizada y hasta que lleguemos a tener relaciones normales, después del levantamiento incondicional del bloqueo, de la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y haya una reparación por los daños causados que sea aceptable para los cubanos de “aquí”. No podemos confundirnos en estos momentos de agudización de la lucha ideológica: relaciones diplomáticas, sí; pasos hacia la normalización de relaciones, sí; relaciones comerciales, sí; respeto, mutuo, sí; concesiones en principios de soberanía nacional e ideológicos, no; relaciones normales con bloqueo, no; empoderamiento de un sector de cubanos pro-imperialistas yanquis y neo-anexionistas, no; olvido de la historia, nunca. Como podremos olvidar los muertos, los mutilados, como podremos olvidar los atentados, las guerras biológicas, como podremos olvidar la Helms-Burton y la Torricelli, las penurias, escaseces que nos provocaron y provocan con su política hostil, nunca olvidaremos. Nunca debemos olvidar que los Cinco finalmente regresaron a Cuba pero solo después de cumplir absurdas, injustas y largas condenas en prisión para sufrimiento de sus familias y del pueblo revolucionario. Sin embargo, creo que los pasos que se vienen dando en las relaciones Cuba-EUA son positivos y la visita a Cuba del Presidente Obama fue positiva. Que conste que para ambas partes porque no nos están haciendo ningún favor ni están reparando ninguna injusticia, son pasos de beneficio mutuo. Tengo la más absoluta convicción de que nosotros, los cubanos de “aquí”, los conocemos mejor a ellos y su modo de vida, que ellos a nosotros y nuestros valores; tengo la convicción de que, para una convivencia civilizada entre nuestros países, en este siglo XXI, nosotros estamos mejor preparados que ellos. La guerra es lo contrario de la paz. Amamos la paz. La libertad es lo que ansían los esclavos. El 1-1-1959, bajo la conducción de Fidel, Cuba alcanzó la plena libertad. La ignorancia es debilidad. La obra educacional de la Revolución hizo a los cubanos más fuertes y más libres. Ser cultos para ser libres, dijo el Maestro. Y el gran “señor de los cañones”, ni es hermano, ni amigo. Está por ver si llega a ser un buen vecino. Dice la voz popular cubana que “tu mejor vecino no es el que más te ayuda sino el que menos te jode”.
En los EUA hay personas buenas y malas, como en Cuba, como en todas partes. Hay muchos estadounidenses que han demostrado en diferentes momentos históricos que aman a Cuba y son hermanos. Muchos otros nos han demostrado que nos pueden respetar y que pueden convivir con los cubanos como buenos vecinos y como buenos socios. Ahora bien, la élite de poder de los EUA, los imperialistas yanquis (como los llamamos) nos desprecian, de toda la vida, y ahora que somos socialistas, no nos quieren. No nos quieren ni nos querrán. “En los imperialistas no podemos confiar ni un tantico así… nada”, nos dijo el Ché Guevara. Cuanto nos legó Martí sobre los poderosos vecinos del Norte y cuanto aprendimos con Fidel. La realidad no ha cambiado por Obama y su visita recién concluida, y sus acciones desde el 17-12-2014. Nada ha cambiado. El Sr. Barack Hussein Obama, afro descendiente, con nombre musulmán, extracción social de clase media y su slogan de campaña enfocada al cambio, no es un político progresista ni socialista, ni es un hombre poderoso. Obama es simplemente el presidente del país más poderoso que ha conocido la humanidad, en el cual manda, gobierna y traza las estrategias una élite de poder que ha sido coherente con sus intereses imperiales a lo largo de la historia y que no importa qué partido gane las elecciones, esa élite gobernante continuará gobernando. Los que mandan en los EUA no nos quieren a los cubanos latinoamericanos, mucho menos a los cubanos socialistas, revolucionarios, hijos de Fidel. Apoyo la política del Gobierno Revolucionario de lograr un acercamiento porque puede resultar beneficiosa para ambos pueblos y para el mundo el que tengamos una convivencia civilizada y hasta que lleguemos a tener relaciones normales, después del levantamiento incondicional del bloqueo, de la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y haya una reparación por los daños causados que sea aceptable para los cubanos de “aquí”. No podemos confundirnos en estos momentos de agudización de la lucha ideológica: relaciones diplomáticas, sí; pasos hacia la normalización de relaciones, sí; relaciones comerciales, sí; respeto, mutuo, sí; concesiones en principios de soberanía nacional e ideológicos, no; relaciones normales con bloqueo, no; empoderamiento de un sector de cubanos pro-imperialistas yanquis y neo-anexionistas, no; olvido de la historia, nunca. Como podremos olvidar los muertos, los mutilados, como podremos olvidar los atentados, las guerras biológicas, como podremos olvidar la Helms-Burton y la Torricelli, las penurias, escaseces que nos provocaron y provocan con su política hostil, nunca olvidaremos. Nunca debemos olvidar que los Cinco finalmente regresaron a Cuba pero solo después de cumplir absurdas, injustas y largas condenas en prisión para sufrimiento de sus familias y del pueblo revolucionario.
ResponderEliminarSin embargo, creo que los pasos que se vienen dando en las relaciones Cuba-EUA son positivos y la visita a Cuba del Presidente Obama fue positiva. Que conste que para ambas partes porque no nos están haciendo ningún favor ni están reparando ninguna injusticia, son pasos de beneficio mutuo.
Tengo la más absoluta convicción de que nosotros, los cubanos de “aquí”, los conocemos mejor a ellos y su modo de vida, que ellos a nosotros y nuestros valores; tengo la convicción de que, para una convivencia civilizada entre nuestros países, en este siglo XXI, nosotros estamos mejor preparados que ellos.
La guerra es lo contrario de la paz. Amamos la paz.
La libertad es lo que ansían los esclavos. El 1-1-1959, bajo la conducción de Fidel, Cuba alcanzó la plena libertad.
La ignorancia es debilidad. La obra educacional de la Revolución hizo a los cubanos más fuertes y más libres. Ser cultos para ser libres, dijo el Maestro.
Y el gran “señor de los cañones”, ni es hermano, ni amigo. Está por ver si llega a ser un buen vecino. Dice la voz popular cubana que “tu mejor vecino no es el que más te ayuda sino el que menos te jode”.