De izquierda a derecha los-investigadores Duharte, Pérez, Nidia Alfonso, Tereschuck y Cruz |
Los seres humanos necesitamos de referentes a los que asirnos, máxime
cuando se intensifican los programas desde los centros de poder con el
propósito de “robarnos la capacidad de pensar”. En innumerables
ocasiones el Comandante en Jefe Fidel Castro denunció las maquinaciones
del capital transnacional, y de sus personeros en el ámbito político,
con la intención de “colonizar el pensamiento” de las grandes masas
populares. El líder de la Revolución Cubana se preguntó cómo podían
siquiera mencionar las palabras democracia o derechos humanos aquellos
que, desconectados de la vida real, detentaban riquezas estratosféricas,
en la misma medida en que eran la cúpula de un sistema responsable de
la exclusión, desde cualquier ángulo, de las tres cuartas partes de la
población mundial.
No es el planeta Tierra un mundo aséptico, ni tampoco tienen cabida
en él las supuestas actitudes neutrales. No en balde, más de veinte
siglos antes de que Marx y Engels revelaran esa aportación esencial para
entender cada pieza del rompecabezas que constituye la Concepción
Materialista de la Historia, un genio de todas las épocas como
Aristóteles sentenció: “Nada es apolítico bajo el sol”.
Se trata, a todas luces, de una “pelea contra viejos y nuevos
demonios”, en la cual los preteridos de siempre estamos obligados a
incrementar los conocimientos y análisis en nuestro morral. Solo así es
posible encarar un debate de ideas y no renunciar a levantar una
sociedad donde los valores intrínsecos a hombres y mujeres de todas las
geografías marquen los derroteros de nuestra especie, y no la cotización
en bolsas de valores de espalda a las demandas de personas de carne y
hueso.
Con esa premisa, la de multiplicar el arsenal de ideas a partir de la
investigación científica en el terreno económico y social, se celebró a
lo largo de dos jornadas (con intensas sesiones de trabajo organizadas
en diversos formatos) el Seminario Internacional “Tomando el cielo por
asalto”, convocado por el Departamento de Desarrollo Económico de la
Facultad de Economía de la Universidad de La Habana.
En el panel “A cien años de la Revolución de Octubre: desafíos de la
construcción del socialismo en el siglo XXI”, se presentaron las
ponencias “Las izquierdas y los actores sociales del siglo XXI”, de la
Dra. Nidia Alfonso, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales
“Raúl Roa García” (ISRI); “La idea de la integralidad en el marxismo”,
del Dr. Emilio Duharte, del Departamento de Teoría Sociopolítica de la
Facultad de Filosofía e Historia de la UH; “Conflictos con los
principios y valores cooperativos”, del Dr. Jesús Cruz, de la Facultad
de Economía; “El desarrollo del socialismo en la URSS en el contexto de
la Teoría de Marx”, del Dr. Vasily Tereschuk, del Instituto José Martí,
de Ucrania; “La experiencia socialista de Vietnam. Elementos teóricos y
prácticos”, del Dr. Ruvislei González, del Centro de Investigaciones de
Política Internacional (CIPI) y “Bases productivas de los problemas
sociales: las experiencias de Bolivia y Ecuador”, de la MSc. María del
Carmen Pérez, de la UH.
Si bien es imposible resumir cada una de las excelentes
presentaciones que tuvieron lugar en este y el resto de los espacios de
debate programados, es útil mencionar que, la Dra. Alfonso, por ejemplo,
destacó que (a partir del examen del documento “Consenso de Nuestra
América”, plataforma de trabajo aprobada recientemente por los
participantes en el Foro de Sao Paulo, la cual se concibe además como
texto al que es posible incorporar nuevas ideas) “La formación del
hombre nuevo resulta insustituible para asumir cualquier proyecto
contrahegemónico. Las principales batallas del socialismo tienen que ser
protagonizadas por sujetos con preparación y sensibilidad superior ante
los problemas a escala mundial, regional y local”.
¡Devuélvannos lo que teníamos!
Tereschuk, por su parte, en un impecable español, se preguntó: “¿Qué
cielo y qué asalto fue el que se tomó con la Revolución de Octubre.
Luego del colapso del socialismo en Europa del Este resultó enorme la
conmoción. Años atrás, por citar un caso que nos ayuda a hilvanar
algunas ideas, aparecieron en paredes de una fábrica en Ucrania diversos
carteles. En el primero se leía ´¡Devuélvannos el socialismo!´; el
segundo planteaba ´¡En la URSS no existía el socialismo!, mientras que
el tercero era aún más impactante ´¡Devuélvannos lo que teníamos!”.
En su recorrido por momentos singulares de aquella experiencia que se
extendió poco más de 70 años, reconoció: “La caída de la URSS fue algo
extraordinariamente profundo que impactó en todos los órdenes,
incluyendo la mente de millones de ciudadanos que sintieron se
desvanecían los sueños. Fue la etapa de envalentonamiento de la
ultraderecha, la que llegó a afirmar la estupidez del fin de la
historia”.
Consciente de la significación que entraña estudiar los procesos
históricos apuntó: “Necesitamos levantar nuevas banderas a partir de
interiorizar los factores que condujeron al fracaso de aquella
propuesta. ¿Por qué se perdió?, y ¿cuándo comenzó el retroceso?, son dos
de las muchas preguntas que debemos formularnos en ese estudio
abarcador, que trascienda además las posiciones comunes”.
El investigador ucraniano expuso además: “Para Marx se imponía que se
destaran las verdaderas capacidades humanas. En su criterio debía
asumirse la economía como actividad pedagógica, mientras que esta última
debía dejar de existir como cuestión desligada a la producción”.
El Dr. Ruvislei González, hizo una amplia presentación sobre las
etapas que distinguen el proceso de “Renovación” o “Do-moi” impulsado
desde 1986. La primera de ellas, definida como “inicial y de apertura”,
se extendió hasta 1996, mientras que la segunda, de “industrialización y
modernización” está pensada hasta el 2020. El especialista afirmó que
“En Vietnam no está en discusión el carácter dirigente del Partido, así
como todos los ciudadanos son iguales ente la Ley. Se trata de un modelo
de economía de mercado orientada al socialismo, cuya aspiración máxima
es construir un país próspero, fuerte, democrático, justo y civilizado.
En las últimas décadas esa nación asiática se ha convertido en una de
las 15 de más rápido desarrollo económico sostenido a nivel mundial”,
concluyó.
Una ciencia en construcción
En lo que representó una prolongación de dicho panel, por la
confluencia de las temáticas abordadas, se discutió en torno a los
trabajos “Los inicios de la transición política al socialismo en Cuba.
El dilema entre el poder formal y el real”, del Dr. Daniel Rafuls, del
Departamento de Teoría Sociopolítica de la Facultad de Filosofía e
Historia de la UH; “Desarrollo local y propiedad social. Elementos
imprescindibles en la construcción del socialismo cubano”, del MSc.
Elpidio Águila, de la Universidad Agraria de La Habana y “Repensar la
enseñanza de la Economía Política del socialismo”, de la Dra. Margarita
García, de la Facultad de Economía.
Rafuls, profundizando en cuestiones teóricas, afirmó: “Los primeros
pronunciamientos de los fundadores del marxismo acerca de la categoría
«Dictadura democrático revolucionaria de las masas populares» pueden
encontrarse en las valoraciones que ellos hicieron en sus trabajos La crisis y la contrarrevolución (C. Marx) y en Los debates en Berlín sobre la revolución (F.
Engels), donde analizaron la primera revolución democrático-burguesa
alemana (iniciada el 18 y 19) de marzo de 1848 que fue evaluada, por
ellos mismos, como la antítesis de la Gran Revolución Francesa del siglo
XVIII”.
Sobre esta línea añadió: “Un desarrollo ulterior de la teoría
marxista acerca de la «dictadura democrática» tuvo lugar a partir del
texto Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática (escrito
entre los meses junio-julio de 1905), donde Lenin evaluó los
acontecimientos que tuvieron lugar durante la primera revolución
democrático-burguesa rusa de 1905. Por esos años, mientras los
bolcheviques, de un lado, clamaban por la implantación de la república
democrática (burguesa), a través de una «dictadura
democrático-revolucionaria de obreros y campesinos» (incitando al
proletariado a jugar un papel director en ella), los mencheviques de
otro, secundaban la tradicional tendencia del economismo y la posición
del Partido Demócrata Constitucional (Partido principal de la burguesía
monárquica liberal) y abogaban por que las tareas del proletariado no
fueran políticas, es decir, no requirieran de la participación obrera en
el gobierno, sino que tenían un carácter eminentemente económico. (…)
Fue la revolución democrático-burguesa de febrero-marzo de 1917, sin
embargo, la que cambió un poco en Lenin la vieja concepción bolchevique,
fundamentada en Marx, acerca de la necesidad de ejercer la «dictadura
democrática» como vía imprescindible para hacer culminar la revolución
burguesa y crear las condiciones de la revolución proletaria”.
Sobre el caso antillano señaló: “La originalidad de la Revolución
Cubana no estuvo en confirmar las tesis marxistas y de Lenin acerca de
la dictadura democrático-revolucionaria de las masas populares para
superar el régimen feudal, ni en mostrar la necesidad de una primera
etapa, no socialista, donde se crearan las condiciones para la
socialización futura sino en su capacidad para iniciar el tránsito
político al socialismo sin un Partido Comunista que encabezara el
proceso, en medio de un gran desconocimiento y rechazo popular a la
palabra socialismo, y utilizando a los propios representantes de la
burguesía (que conformaban el llamado primer gobierno revolucionario
provisional), como portadores de un proyecto político nacional (a
primera vista democrático-liberal burgués) que, en el fondo, desde sus
propios comienzos, inició la destrucción de la máquina estatal
burocrático-burguesa (el elemento que, justamente, marca los objetivos
estratégicos de cualquier revolución socialista verdadera), desmontando
todas las estructuras básicas; políticas, económicas e
ideológico-culturales, del capitalismo”.
La Dra. Margarita García trató diferentes aspectos en su ponencia
relacionadas con Cuba, entre los que resaltó: “No podemos desconocer el
factor subjetivo en la implementación del nuevo modelo. Permanecen
estereotipos psicoideológicos y otras insuficiencias. La economía
política del socialismo hay que presentarla como una ciencia en
construcción y no como verdades absolutas. En cuanto a la propuesta de
programa para la asignatura, considero vital que el mismo contenga una
evaluación de las premisas objetivas y subjetivas del socialismo; que
haya claridad, desde el ángulo histórico, en la unidad y diferenciación
entre los intereses de los diversos actores que intervienen en los
cambios sociales y que se estimule la cultura de la polémica entre los
estudiantes”, acotó.
La mesa redonda “Política social para la construcción del socialismo.
Retos para Cuba”, bajo la conducción de la Dra. Silvia Odriozola, contó
con la participación de las doctoras Zoe Medina e Indira Galtés, así
como de los masters Laura Galeano y Henry Colina, todos jóvenes
profesores de la Facultad de Economía.
Medina señaló que más de 700 millones de personas viven en la pobreza
y que otros 800 millones están cerca del umbral de la misma. “Desde el
punto de vista del marxismo la pobreza es inherente a la lógica de
funcionamiento del Modo de Producción Capitalista. Ella es resultante
del proceso capitalista y debe asumirse como idea estructural, no
coyuntural”.
Galtés, en coautoría con Silvia Odriozola, presentó el trabajo
“Premisas para una política salarial en la construcción del socialismo
cubano. De lo deseado e ideal a lo posible en condiciones concretas”.
El parto de las ideas
El panel conclusivo del evento se dedicó a analizar “El pensamiento
económico de Fidel”. Con la coordinación del Dr. Ramón Pichs, director
del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, CIEM,
intervinieron en el mismo Juan Marcof, de la Facultad de Economía;
Jonathan Quiroz y José Luis Rodríguez, del CIEM, y quien suscribe estas
líneas.
Marcof se refirió a cuestiones básicas para la enseñanza. “En estas
asignaturas la docencia hay que identificarlas como el abordaje de
ciencias en constante evolución. Es necesario utilizar en toda su
amplitud el pensamiento económico socialista. Hay que propiciar espacios
sistemáticos de debate. Tengamos en cuenta que se ha producido un
envejecimiento del claustro y han arribado profesores muy jóvenes. En el
caso de Fidel su crítica al capitalismo es de extraordinario valor
teórico. Entre sus múltiples aportes debemos destacar en las clases la
idea del hombre como objeto y sujeto de las transformaciones
revolucionarias, su capacidad dialéctica, la lealtad a la clase
trabajadora y la necesidad de integración”.
Quiroz abordó el tema de las relaciones económicas internacionales en
Fidel. “Siempre recuerdo aquella idea suya de que le gustaba asistir al
parto de las ideas, expresión hermosa de los que significó para él la
actividad creativa. En esta esfera llama la atención el uso constante
que hizo del término de países subdesarrollados. De igual forma su
crítica a los tratados de libre comercio y la batalla que libró contra
el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). A lo largo de
toda su vida fustigó el orden internacional injusto y realizó numerosas
propuestas de como transformar ese patrón de relaciones”.
En una intervención que devino conferencia magistral el Dr. José Luis
Rodríguez, quien tuvo la posibilidad de trabajar junto al Comandante en
Jefe a lo largo de un cuarto de siglo, desde distintas
responsabilidades, se adentró en varias de las ideas de mayor calado
planteadas por el estadista antillano en este terreno. “Fidel concibió
el desarrollo como proceso político y económico. En diversas ocasiones,
entre ellas en 1978 y en el 2003, expresó que no podía haber política
sin economía, ni economía sin política. Para él la educación y la
ciencia constituyeron bases del desarrollo. Ahí están desde los primeros
momentos La Historia me absolverá y el discurso del 15 de
enero de 1960 en la Academia de Ciencias donde afirmó que el futuro de
nuestro país sería de hombres de ciencia y pensamiento”, precisó.
En un pormenorizado análisis, el destacado economista recorrió la
mayoría de las etapas de la revolución, desde el prisma de las ideas de
un hombre excepcional. “El pensamiento de Fidel no se puede eximir fuera
de los contextos globales. Recuerdo su discurso el 20 de diciembre de
1969 en la graduación de la Facultad de Economía, donde recibimos el
título esa jornada 244 profesionales, entre ellos la Dra. Margarita
García y yo, en el que definió el subdesarrollo como consecuencia del
capitalismo. La obra de Fidel tiene que ser estudiada con rigor para
extraer todas las enseñanzas que ella contiene”.
El autor de estas líneas, por su parte, presentó la ponencia: “El ser
humano como eje en el pensamiento de Fidel: una aproximación en los
albores del siglo XXI”. En la misma, entre diferentes asuntos, señalé:
“Dos rasgos inmanentes a su personalidad desde la adolescencia –que
tuvieron un peso en la instrumentación de las acciones asociadas con
esta etapa- son la capacidad de reinventarse y no dejar de experimentar,
como vía de validación en la práctica (y obviamente de rectificación
ante los errores) de sus ideas en cualquier ámbito. Lo impresionante en
su caso es que la reinversión nunca fue concebida como mutación,
abandono o metamorfosis del camino que recorrió de forma previa, sino
como afianzamiento del propósito cimero, aunque éste se presentara en
ocasiones con otra “envoltura” o “ropaje””.
Asimismo: “Dicha actitud explica su forma suigéneris de convertir
reveses tácticos en victorias estratégicas, en la misma medida que el
resurgimiento (entendido como la firmeza irrenunciable de una causa,
combinada con la destreza y flexibilidad para llevarla adelante,
reconociendo variaciones epocales, generacionales o de correlaciones
externas) significó progresión en el plano interno y en la voluntad de
acometer una tarea. A lo largo del tiempo Fidel (que comprendió como
pocos estrategas militares de cualquier latitud la diferencia entre una
escaramuza y el combate trascendente) no se debilitó con los fracasos
que enfrentó, sino que utilizó el caudal que esas experiencias
encerraron (poniendo el dedo sobre la llaga sin cortapisa alguna en las
causas que impidieron se materializara su propuesta) para redimensionar
la manera en que debía obrarse”.
“Si a muchos, a través de la historia, las derrotas los hicieron
sucumbir y abdicar de sus ideas, o atrincherarse de manera dogmática en
el sendero que los condujo al barranco, a Fidel, por el contrario, los
sinsabores lo estimularon para superarse, al tiempo en que sin renunciar
a la pasión, pero con mente ecuánime, incorporó como práctica de
trabajo que los desaciertos devinieran en fuente de valor para alimentar
su pensamiento estratégico. Aquí hay también una cualidad que debe
tenerse en cuenta a la hora de aproximarnos a su ejecutoria: en su
arsenal de combinaciones para vencer al adversario, y para superar las
limitaciones que el propio proyecto instauró, tuvieron cabida las ideas
más puras, pero también las experiencias que emanaron de los extravíos
del pasado. En esa línea su manera de proyectar las ideas fue más
robusta, pues estuvo permeada de una caudal al que accedió por vías
diversas”.
En el cierre del evento el Dr. Antonio Romero, decano de la Facultad
de Economía, y el MSc. Henry Colina, jefe del Departamento de Desarrollo
Económico, expresaron la satisfacción por los resultados del taller y
sugirieron la posibilidad de llevar adelante encuentro similares cada
año, con el objetivo de proseguir el estudio de temáticas de gran
trascendencia para vencer los complejos desafíos futuros. “Hay que
continuar tomando el cielo por asalto cada día”, expresó emocionado
Colina.
⃰Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
Fuente: Trabajadores.
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