Por Hassan Pérez Casabona⃰
⃰Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
En medio de las avalanchas mediáticas imperiales, especializadas en
distorsionar la realidad de lo que sucede en diversas naciones, y en
propalar a los cuatro vientos la supuesta superioridad de la sociedad de
consumo, resulta vital que se multipliquen esfuerzos y proyectos, que
doten a los seres humanos de sólidos argumentos para desmontar dichas
estratagemas del gran capital transnacional. No en balde José Martí,
Apóstol de la independencia antillana, señaló que “De pensamiento es la
guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”.
Foto: Alfonso Gonzales. |
Con esa aspiración en el centro del dial (examinar con rigor teórico
disímiles cuestiones y contribuir además a responder la pregunta de,
¿qué hacer para superar un escenario sombrío?) tuvo lugar a lo largo de
tres jornadas la Conferencia Internacional El Capitalismo global en las
Américas. El foro académico, que sesionó en el Colegio Universitario San
Gerónimo de La Habana, fue convocado por la Red de Estudios Críticos
sobre el Capitalismo Global (Network for Critical Studies of Global Capitalism –NCSGC- por sus siglas en inglés) y la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y Caribeños (ADHILAC).
Uno de los paneles, dentro de la amplia agenda de trabajo prevista,
tomó como eje para el debate el tema La presidencia de Trump y el
reforzamiento de las concepciones neoliberales, neofascistas y el
autoritarismo en las relaciones internacionales. Con la conducción de
Marcelo del Castillo-Mussot, de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), se presentaron en el mismo diferentes ponencias. Alfonso
Gonzales, de la Universidad de Riverside, California, disertó sobre: El
trumpismo, el autoritarismo neoliberal y las políticas subalternas hacia
los latinos.
En su exposición, en referencia a un sistema en crisis, dijo que “Las
facciones del gran capital están manejando los aparatos del Estado. Las
figuras en las responsabilidades principales en Estados Unidos son
agentes de un sector desconectado con la realidad de la mayoría de las
personas. Pensemos en Trump, Rex Tillerson y otros muchos. Nunca en la
historia de Norteamérica hubo un gabinete repleto de multimillonarios,
expresión clara a la vez de la fractura entre la población y aquellos en
la cúpula gubernamental”.
El
libro de Alfonso Gonzales Reform without Justice: Latino Migrant
Politics and the Homeland Security State (Oxford University Press,
2013), ganó el premio Américo Paredes Book por el mejor libro en el
campo de los estudios sobre chicanos y latinos en Estados Unidos en el
2014.
En esa misma línea, explicó que “Existe una reconfiguración hacia un
Estado más represivo, el cual se aísla de los controles democráticos
clásicos para dar cabida a formas macabras. Ello está unido a una
creciente suspensión de los derechos civiles, criminalización de la
protesta y el libre pensamiento y retrocesos en numerosos áreas. El
nuevo modelo desarticuló las acciones implementadas durante las últimas
décadas”.
El politólogo chicano, quien manifestó que estar en Cuba en un evento
de esta naturaleza era un honor para él, se refirió a la necesidad de
pensar en el análisis de Gramsci, a la hora de discernir entre lo
coyuntural y lo orgánico. “Hay un capitalismo y un estado-nación en
crisis. La migración, más allá de que se presenta siempre
responsabilizando a los pobres, es una de las tantas manifestaciones del
fracaso de dicho modelo neoliberal”.
“El trumpismo plantea un proyecto ultranacionalista, argumentó, que
rechaza todo aquello que no se aviene a la percepción de las élites
dominantes, cuya base ideológica se remonta al origen de ese país.
Considero, asimismo, que la victoria en las elecciones presidenciales de
noviembre del 2016 es también resultado de una reacción, a la forma
ineficiente de los demócratas de generar un proyecto coherente para
atender las demandas de los movimientos alternativos y trazar un camino
de avance. Muchos, entre los que me incluyo, catalogaron como gran error
colocar a una figura desgastada de candidata. Hillary Clinton no gozó
de autoridad en muchos sectores, incluso era definida como mediocre, lo
contrario de un hombre como Bernie Sanders”, precisó.
En otro momento el analista destacó: “Entre el rosario de decisiones
nefastas adoptadas por Trump, está el bloqueo migratorio a los
ciudadanos de sietes países musulmanes, al igual que expandir las
capacides para deportar a inmigrantes. En las últimas semanas se han
sumado a esta tarea más de 15 mil nuevos efectivos, dos tercios de ellos
vinculados con el departamento de Seguridad Interna”.
“El Fiscal General, por otro lado, expresa sin pudor que van a
recolectar información procedente de las redes sociales de todos
aquellos que estimen, con el objetivo de utilizarla contra grandes
grupos. Estados Unidos puede deportar 40 mil inmigrantes por día en la
actualidad. Donald Trump, sin embargo, piensa que ello es insuficiente y
afirma que la infraestructura debe permitir sacar del país a 200 mil
personas cada 24 horas. En uno de los centros más grandes, en Adelanto,
California, las condiciones son infrahumanas. En los meses recientes
fallecieron allí seis personas”, añadió.
Ahondando en las maquinaciones de la administración republicana en
este ámbito, dijo que: “Están desmontando determinadas regulaciones que
beneficiaban a más de 2 millones 500 mil indocumentados. Quieren crear
un mecanismo donde es imprescindible hablar inglés para aspirar a entrar
a ese país, así como contar con empleos que proporcionen más de 100 mil
dólares de ingresos anuales. Es un ejemplo nítido de continuar el robo
de cerebros practicado durante décadas, al tiempo que rechazan las
solicitudes de los desfavorecidos”, amplió.
“Lo más preocupante es que vienen acendrando una visión donde los
blancos son superdotados y todos los demás estamos condenados únicamente
a ser proveedores de mano de obra barata para trabajar en los
servicios. El ascenso de Trump lo veo también como muestra de las
carencias de la izquierda y de la politología tradicional. Solo se le
presta atención al estudio de las elecciones y de cuántos salieron a
votar. El problema es mucho más complejo. Hay que concentrarse en el
examen de las ideas. Tenemos que profundizar en los conceptos y en
construir una nueva forma de hacer política. Lo esencial es las ideas
que pueden emerger de la sociedad. Vuelvo a Gramsci y la filosofía de la
praxis, como estímulo a no cejar en el empeño de un mundo mejor”,
concluyó.
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