Por Bruno
Rodríguez Parrilla
Discurso del ministro de Relaciones Exteriores de
Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, bajo el tema «Necesidad de poner fin al bloqueo
económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América
contra Cuba», en la sede de las Naciones Unidas, Nueva York, el 1ro. de
noviembre de 2017
Señor Presidente;
Excelentísimos señores Representantes Permanentes;
Distinguidos delegados:
Ciudadanos norteamericanos y cubanos residentes en los
Estados Unidos que se encuentran en esta sala:
Quisiera expresar al pueblo y gobierno de los Estados
Unidos, al alcalde Bill De Blasio; al gobernador Andrew Cuomo y demás
autoridades de Nueva York, así como a sus ciudadanos y muy especialmente a los
familiares de las víctimas, las más sentidas condolencias en nombre del pueblo
y gobierno cubanos, por el acto terrorista ocurrido en la tarde de ayer.
Expreso también sentidas condolencias a los pueblos y gobiernos de Argentina y Bélgica.
Expreso también sentidas condolencias a los pueblos y gobiernos de Argentina y Bélgica.
Expreso la más enérgica condena a las declaraciones
irrespetuosas, ofensivas e injerencistas de la Embajadora de los Estados Unidos
ante las Naciones Unidas contra Cuba y contra el gobierno cubano hace pocos
minutos proferidas.
Le recuerdo que los Estados Unidos, donde se cometen
flagrantes violaciones de los derechos humanos que suscitan profunda
preocupación de la comunidad internacional, no tienen ni la más mínima
autoridad moral para criticar a Cuba, un país pequeño, solidario, de amplia y
reconocida trayectoria internacional; un pueblo noble, trabajador y amistoso.
Habla ella a nombre del Jefe de un imperio que es
responsable de la mayor parte de las guerras que se libran hoy en el planeta y
que asesinan inocentes, y es el factor decisivo de inestabilidad mundial y de
gravísimas amenazas a la paz y a la seguridad internacional, pisoteando el
Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas que cínicamente ella
acaba de invocar.
No han sido 55 años, señora Embajadora, se equivoca en
su primera frase, han sido 26 de estas sesiones y más de un siglo del origen de
los hechos que hoy se discuten.
Ella miente, usa el mismo estilo que prevalece hoy en
la política estadounidense. Todo empezó antes de que existiera, incluso, la
Nación cubana. Cuando el pueblo cubano por vez primera se alza en armas en
1868, ya se habían desatado los apetitos anexionistas y de dominación de lo que
era y es hoy el imperialismo estadounidense.
En 1898, usando un pretexto –como caracteriza a la
historia moderna de los Estados Unidos–: la voladura del buque Maine en puerto
cubano, entraron como aliados de las fuerzas independentistas cubanas y
ocuparon el país después como invasores, impusieron la Enmienda Platt,
cercenaron la independencia y la soberanía de Cuba; tres ocupaciones militares
realizaron, impusieron 60 años de dominio absoluto que terminó el Primero de
Enero de 1959 con la entrada del Ejército Rebelde en La Habana y el triunfo de
la Revolución Cubana, que hasta hoy libra las mismas luchas que inspiraron a
nuestro pueblo hace más de 100 años (Aplausos).
Ella miente, ha usado una frase, supuestamente
atribuyendo a una fuente cubana una afirmación sobre la llamada Crisis de
Octubre o de los Misiles, que invito a que diga su fuente, a que diga su autor,
a que presente evidencias. Parece un twit de los que proliferan en este país en
estos tiempos de odio, división y política sucia (Aplausos).
Al triunfo de la Revolución Cubana, el gobierno de los
Estados Unidos fijó como objetivo el cambio de régimen. No es nueva la política
enunciada por el presidente Trump el 16 de junio, es la misma política, es una
vieja política anclada en el pasado.
Mencionó ella al ilustre embajador norteamericano
Adlai Stevenson. Se olvidó de comentar que fue él a quien correspondió el
triste deber, engañado por su gobierno, de mostrar, en una sesión del Consejo
de Seguridad, fotos de supuestos aviones cubanos, realmente estadounidenses,
con el emblema de la Fuerza Aérea Cubana, que el 15 de abril bombardearon la
ciudad de La Habana, provocaron numerosas bajas y fue entonces el preludio del
ataque de la invasión de Playa Girón o Bahía de Cochinos.
Esos bombardeos y la mentira involuntaria del
embajador Stevenson, quien había sido engañado por su gobierno, se produjeron,
incluso, antes de la declaración del carácter socialista de la Revolución
Cubana. Esos bombardeos fueron anteriores a la declaración del carácter
socialista de nuestra Revolución.
Ha hablado de la Crisis de Octubre.
Se habla en estos días del asesinato del presidente
Kennedy y la desclasificación de documentos. Ha sido ocultada al pueblo de los
Estados Unidos la verdad por demasiado tiempo. Desclasifíquese todo.
Pero si ella quiere hablar de estos temas, le sugiero
que lea el libro Entrenado para asesinar a Castro, del agente de la CIA
Veciana, que cuenta allí de su encuentro con el agente de la CIA David Phillips
y con Lee Harvey Oswald, en Dallas, en la tercera semana de septiembre de 1963.
Ha sido una historia de mentiras y agresiones: la
Operación Northwoods, la Operación Mangosta. Acaba de desclasificarse la
información de que en ese momento los Estados Unidos tenían preparados 261 000
soldados listos para una invasión directa a Cuba. Funcionaba en la Florida la
base de la CIA más grande de la historia hasta ese momento, con más de 700
oficiales, y hasta la creación de aquella base de la CIA, aún mayor, en Saigón.
Usa ella el estilo del juicio a Alicia en el país de
las maravillas: sentencia primero, el juicio después.
Hablo por mi pueblo, y hablo también por los que no
pueden llamar al presidente Trump y a la Embajadora de los Estados Unidos por
sus nombres, pero sienten y piensan como yo. Al menos ha reconocido ella el
absoluto aislamiento de los Estados Unidos en esta sala y en este mundo. ¡Están
solos en el tema del bloqueo a Cuba! (Aplausos.) Ignora ella el peso de la
verdad, subestima la fuerza de una idea justa en el fondo de una cueva, más
poderosa que un ejército, como decía José Martí, quien escribió llevando en su
pecho, en carta inconclusa, la siguiente frase: «Ya estoy todos los días en
peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber (...), de impedir a tiempo
con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados
Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América».
Embajadora, todo empezó hace mucho más que 26 años,
muchísimo más que 55 años. Junto a la agresión militar, la fabricación de
pretextos, los planes para una invasión directa, las medidas de asfixia
de nuestra economía, el terrorismo de Estado, la desestabilización y la
subversión, se propusieron –y cito el memorándum infame del subsecretario de
Estado Lester Mallory, firmado el 6 de abril de 1960– «…provocar el desengaño y
el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (...),
negándole a Cuba dinero y suministros, con el fin de reducir los salarios
nominales y reales.
Con el objetivo de “provocar hambre, desesperación y
el derrocamiento del gobierno”, fue creado el bloqueo contra Cuba».
Sin embargo, cuando el presidente Raúl Castro Ruz y el
presidente Barack Obama realizaron aquellos sorpresivos y esperanzadores
anuncios del 17 de diciembre de 2014, el presidente Obama, calificó el bloqueo
como fracasado y obsoleto, ineficaz respecto a sus objetivos, causante de daños
al pueblo cubano y de aislamiento al gobierno de los Estados Unidos.
Después lo describió como inútil para hacer avanzar los intereses
estadounidenses; fallido, sin sentido, inviable y una carga para los
ciudadanos, lo calificó.
Pero nunca se reconoció al bloqueo como una violación
flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de los cubanos, lo que
omitió cínicamente la Embajadora de los Estados Unidos hace unas horas; ni se
reconoció a este como un quebrantamiento del Derecho Internacional o un acto de
genocidio, según la Convención de Ginebra; ni se renunció a sus fines de
avasallamiento de nuestro pueblo. No obstante, el Presidente de los Estados
Unidos entonces declaró reiteradamente su decisión de emplear sus facultades
ejecutivas y de trabajar con el Congreso para levantar el bloqueo.
Un reflejo práctico de esta voluntad fue el voto en abstención de los Estados Unidos, en 2016, de esta resolución, sobre lo que la Embajadora de Estados Unidos acaba de burlarse.
Un reflejo práctico de esta voluntad fue el voto en abstención de los Estados Unidos, en 2016, de esta resolución, sobre lo que la Embajadora de Estados Unidos acaba de burlarse.
En este periodo, se produjeron progresos sustanciales
en materia de relaciones diplomáticas, diálogo y cooperación en áreas de mutuo
interés y beneficio; pero el bloqueo, en estos dos años pasados, en todo lo
fundamental, se mantuvo, aunque se adoptaron algunas decisiones ejecutivas que
modificaron su aplicación de forma muy limitada, pero en la dirección
positiva. Fue significativa la forma en que, dentro de la prohibición
legislativa de viajar a Cuba, que constituye una violación de los derechos y
las libertades civiles de los ciudadanos estadounidenses –que ella tampoco
menciona–, sin embargo, se expandió el uso de las licencias de viajes. Se
alcanzaron también resultados tangibles en materia de cooperación bilateral, en
beneficio mutuo, en ámbitos tan importantes como el del enfrentamiento al
terrorismo, al narcotráfico o al crimen digital.
Señor Presidente:
El pasado 16 de junio el presidente Donald Trump
proclamó al bloqueo como un eje fundamental de su política anticubana y anunció
un grupo de medidas dirigidas a su endurecimiento.
En un discurso anticuado y hostil, propio de la Guerra
Fría, y ante un auditorio compuesto, entre otros, por rancios batistianos,
anexionistas y terroristas, el gobernante estadounidense retomó gastadas
alegaciones sobre supuestas violaciones de los derechos humanos en Cuba para
justificar el fortalecimiento del bloqueo. En este podio se ha escuchado esta
mañana a su eco, a su caja de resonancia.
El presidente Trump no tiene la menor autoridad moral
para cuestionar a Cuba. Preside un gobierno de millonarios destinado a aplicar
medidas salvajes contra las familias de menos ingresos y los pobres de este
país, las minorías y los inmigrantes. Sigue un programa que alienta el odio y
la división. Pregona un peligroso excepcionalismo y supremacismo, disfrazado de
patriotismo, que provocará más violencia. Ignora la voluntad de los electores:
dos tercios de los estadounidenses y también de los cubanos residentes en los
Estados Unidos apoyan el fin del bloqueo.
Las
políticas vigentes en los Estados Unidos dañan a
los ciudadanos, impera la corrupción de la política, secuestrada por los
llamados «intereses especiales», es decir, los intereses y
el dinero corporativos; la falta de garantías de educación, salud y
seguridad
social, las restricciones a la sindicalización y la discriminación
terrible de
género.
Merecen condena el uso de la tortura, el asesinato de
afroamericanos por la policía, las muertes de civiles por sus tropas, el uso
indiscriminado y racialmente diferenciado de la pena de muerte, el asesinato,
la represión y vigilancia policial de inmigrantes, la separación de familias y
la detención o deportación de menores y las medidas brutales con que amenaza a
los hijos de inmigrantes ilegales que crecieron y se educaron en los Estados
Unidos.
Es el gobierno que perdió el voto popular.
La Embajadora de los Estados Unidos nos ha expresado
su sueño. Yo prefiero repetir el de Martin Luther King, cuando dijo: Sueño que
un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo.
Todos los hombres son creados iguales. Que repique la libertad (Aplausos).
Ha venido a decirnos que ella reconoce que el futuro
de la Isla descansa en las manos del pueblo cubano. Miente rotundamente, jamás
fue así en toda la historia. Es la historia del intento de la dominación y la
hegemonía sobre Cuba.
La política anunciada, se propone retrotraer las
relaciones a un pasado de confrontación para satisfacer espurios intereses de
círculos extremistas de la derecha estadounidense y de una frustrada y
envejecida minoría de origen cubano en la Florida.
El Memorando Presidencial estableciendo la política
hacia Cuba, incluye, entre otras medidas, nuevas prohibiciones a las relaciones
económicas, comerciales y financieras de compañías estadounidenses con empresas
cubanas. Restringe adicionalmente la libertad de viajar de los ciudadanos
estadounidenses con la eliminación de los viajes individuales en la categoría
de intercambios llamados «pueblo a pueblo», y medidas de vigilancia sobre el
resto de los visitantes de ese país.
En las últimas semanas, el presidente Donald Trump ha
reiterado en cuatro ocasiones diferentes, (incluyendo ante esta Asamblea el
pasado mes de septiembre,) que su gobierno no levantará el bloqueo a Cuba a
menos que esta realice cambios en su ordenamiento interno.
Reafirmo hoy que Cuba jamás aceptará condicionamientos
ni imposiciones y le recordamos al Presidente y a su Embajadora que este
enfoque, aplicado por una decena de sus predecesores, nunca ha funcionado ni va
a funcionar. Será uno más en la cuenta de una política anclada en el pasado.
Más recientemente, con el pretexto de las afecciones a
la salud de algunos diplomáticos en La Habana, sin que exista la menor
evidencia sobre su causa y origen –porque mienten cuando hablan de ataques o
incidentes–, ni resultados de las investigaciones en curso, el gobierno de los
Estados Unidos adoptó nuevas medidas de naturaleza política contra Cuba, que
profundizan el bloqueo y afectan las relaciones bilaterales en su conjunto.
Entre ellas, suspendió la emisión de visas de viajeros
y emigrantes cubanos en su Consulado en La Habana, lo que perjudica el derecho
de los ciudadanos a viajar libremente y visitar por periodos breves ese país,
como han hecho este año más de 163 000 cubanos, o dificulta seriamente la
reunificación familiar de otros bajo el acuerdo bilateral de conceder no menos
de 20 000 visas anuales de inmigrantes. La exigencia de una entrevista
presencial a los viajeros de Cuba en los consulados estadounidenses en terceros
países, y a los emigrantes en la sección consular estadounidense en Bogotá,
encarecerá enormemente los trámites y los hará inviables para una buena
parte de ellos. ¿Dónde están sus derechos en el discurso de los Estados Unidos?
No hay forma de justificar que se dañe a las personas
y a las familias para intentar alcanzar objetivos políticos contra el orden
constitucional en Cuba.
El gobierno estadounidense, con el propósito político
de limitar los viajes y dañar el turismo internacional a Cuba, también emitió
una infundada y absolutamente mendaz advertencia a los ciudadanos
estadounidenses para que eviten visitar nuestro país.
Mediante la injustificada expulsión del personal de
nuestro Consulado General en Washington, único en los Estados Unidos, ha
limitado gravemente la capacidad de este para proveer servicios a los viajeros
estadounidenses y especialmente a los cubanos residentes aquí, quienes tienen
absoluto derecho a visitar y relacionarse con normalidad con su nación.
Igualmente, redujo de manera arbitraria e infundada el
personal de nuestra Embajada, lo que ha provocado, entre otras consecuencias,
el desmantelamiento de su Oficina Económico-Comercial, con el avieso propósito
político de privar de interlocución al sector empresarial estadounidense,
genuinamente interesado en explorar las oportunidades de negocios existentes
aun dentro del marco restrictivo de las regulaciones del bloqueo.
No sorprende tampoco, con lo que ha dicho la señora
Embajadora aquí, ni antes sus líderes, que el Presidente de los Estados Unidos
no tome en cuenta el apoyo internacional unánime a los progresos que ahora
revierte, ni el similar reclamo al cese inmediato, total e incondicional del
bloqueo.
Señor Presidente:
Como expresó el Presidente Raúl Castro Ruz, el 14 de
julio pasado, «reafirmamos que cualquier estrategia que pretenda destruir a la
Revolución, ya sea mediante la coerción y las presiones o recurriendo a métodos
sutiles, fracasará. [...] Cuba tiene la voluntad de continuar negociando los
asuntos bilaterales pendientes con los Estados Unidos, sobre la base de la
igualdad y el respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país, y de
proseguir el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés común con
el gobierno norteamericano.
«Cuba y Estados Unidos pueden cooperar y convivir,
respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambos
países y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones
inherentes a su soberanía e independencia [...] o que negocie sus principios o
acepte condicionamientos de ningún tipo, como no lo hemos hecho nunca en la historia
de la Revolución». Fin de la cita (Aplausos).
Señor Presidente:
Cuba presenta hoy por vigésima sexta ocasión
consecutiva ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el proyecto de
resolución (titulado) «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y
financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».
En la actual coyuntura, este texto cobra especial
relevancia frente al retroceso que significan las acciones del nuevo gobierno
de los Estados Unidos contra Cuba.
El bloqueo constituye el mayor obstáculo para el
desarrollo económico y social del país y para la implementación del Plan
Nacional, en línea con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Es el principal
escollo para el desarrollo de las relaciones económicas, comerciales y
financieras de Cuba con los Estados Unidos y el resto del mundo.
Según los cálculos realizados de forma rigurosa por
instituciones cubanas, el bloqueo causó, en el año transcurrido desde abril de
2016 hasta abril de 2017, pérdidas a la economía cubana en el orden de 4 305
millones de dólares.
Esa cifra es alrededor del doble de lo que se
necesitaría como inversión extranjera directa anual para que la economía cubana
pueda avanzar sustancialmente hacia el desarrollo.
Los daños acumulados alcanzan la enorme cifra de 822
280 millones de dólares, calculados tomando en cuenta la depreciación del oro.
A precios corrientes, equivalen a 130 178 millones de dólares.
Decenas de bancos de terceros países han sido
afectados en el último periodo por la extrema y tenaz persecución de las
transacciones financieras cubanas.
El bloqueo es contrario al Derecho Internacional y su
aplicación agresivamente extraterritorial daña la soberanía de todos los
Estados. También lesiona los intereses económicos y empresariales en todas las
latitudes.
Señor Presidente:
La Embajadora de los Estados Unidos omitió mencionar
que el bloqueo constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los
derechos humanos de las cubanas y cubanos y califica como acto de genocidio a tenor
de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.
Es también un obstáculo para la cooperación internacional que Cuba brinda en
áreas humanitarias a 81 países del Sur.
Resultan incalculables los daños humanos que ha producido
la aplicación de esta política. No hay familia cubana ni servicio social en
Cuba que no sufra las privaciones y consecuencias del bloqueo. La emigración
cubana sufre también discriminación y perjuicios.
Durante el último año, la empresa cubana importadora y
exportadora de productos médicos, Medicuba S.A., realizó solicitudes para comprar insumos a 18 compañías estadounidenses que
rehusaron o nunca respondieron.
Otras, como la corporación estadounidense Promega,
reconocida por la elaboración de kits de diagnósticos para determinar la carga
viral en pacientes portadores de VIH-SIDA, hepatitis C o patologías renales, se
negó en junio del 2017 a vender sus productos a Medicuba S.A, alegando que el
Departamento del Tesoro mantiene sanciones comerciales que prohíben la venta de
sus productos a la Isla.
En esa propia fecha, y con el mismo argumento, se
recibió la negativa para el suministro a Cuba por parte de la compañía New
England Biolabs Inc., que comercializa una amplia gama de enzimas, como la
Proteinasa K, que es un reactivo que permite diagnosticar enfermedades virales
como el dengue, el zika y el chikungunya, así como otras enzimas con múltiples
usos para el diagnóstico de malformaciones congénitas de los fetos y para
determinar la compatibilidad que existe entre los donantes de órganos y los
pacientes que van a ser trasplantados de riñón, médula ósea, hígado, entre
otros.
Con el mismo argumento esa compañía se negó a realizar
suministros de naturaleza totalmente humanitaria a Cuba.
En abril del 2017, el proveedor alemán Eckert &
Ziegler Radiopharma Gmbh se negó a la misma compañía médica cubana el Generador
Ge-68/Ga-68, con sus componentes, el cual es un equipo empleado en el
diagnóstico del cáncer de próstata. Según la compañía, no era posible suministrar
el producto directamente a Cuba, ni tampoco a través de un tercer país, pues el
bloqueo lo impide.
El servicio de cardiología del Hospital Clínico
Quirúrgico «Hermanos Ameijeiras», necesita imperiosamente un dispositivo de
asistencia circulatoria para poder tratar el shock de origen cardiaco, la
cardiología intervencionista y para la electrofisiología, que permita la
recuperación de fallos cardíacos y la prolongación de la vida del paciente.
La compañía estadounidense Abiomed, líder en el
mercado mundial en esos productos, cuenta con el sistema Impella, ideal para
tratar esas afecciones. En septiembre del 2016 y en febrero del 2017, la
empresa Medicuba S.A., contactó a dicha compañía a fin de estudiar la
posibilidad de incorporar el producto al sistema de Salud en Cuba, la cual
hasta este minuto ha rehusado responder.
Señor Presidente:
Agradecemos profundamente a todos los gobiernos y
pueblos, parlamentos, fuerzas políticas y movimientos sociales, representantes
de la sociedad civil, organizaciones internacionales y regionales que han
contribuido con su voz y su voto, año tras año, a fundamentar la justeza y la
urgencia de la abolición del bloqueo.
Extendemos también nuestra gratitud a la amplia
mayoría del pueblo estadounidense por su apoyo a este loable propósito.
Ofende a la conciencia de la humanidad que la
Embajadora de los Estados Unidos se haya referido de esa manera injerencista e
inaceptable al gobierno bolivariano de Venezuela. Ofende al heroico pueblo
venezolano, a su unión cívico-militar, al gobierno bolivariano y chavista,
encabezado por el presidente Nicolás Maduro Moros.
Miente el gobierno de los Estados Unidos cuando
declara a Venezuela una amenaza a su seguridad nacional, que es, curiosamente,
la primera reserva certificada de hidrocarburos en el planeta.
Como escribió El Libertador Simón Bolívar, «… los
Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar de miseria la
América en nombre de la libertad». Le respondo a la Embajadora con las
palabras de Bolívar.
Estamos en medio de un limpio y constitucional proceso
electoral en Cuba, donde no se compran escaños ni prevalecen intereses
especiales, donde no hay campañas mendaces donde manda el dinero; elecciones en
las que no se manipula la voluntad de los electores; elecciones en las que no
se atiza la división y el odio.
Señor Presidente:
Encomiamos muy especialmente a todos los que han
expresado preocupación y rechazo por las medidas coercitivas anunciadas por el
actual gobierno estadounidense.
El pueblo cubano no renunciará jamás a construir una
Nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible
(Aplausos).
Persistiremos, con el consenso de nuestro pueblo y
especialmente el compromiso patriótico de los cubanos más jóvenes, en la lucha
antimperialista y en defensa de nuestra independencia, por la que ya han caído
decenas de miles de cubanos y hemos corrido los mayores riesgos, como
demostramos en Playa Girón y frente a todas las amenazas.
Guardaremos eterna lealtad al legado de José Martí y
de Fidel Castro Ruz (Aplausos).
Señor Presidente;
Distinguidos representantes permanentes;
Estimadas delegadas y delegados:
Nuestro pueblo sigue con esperanza este debate. En su
nombre, les solicito votar a favor del proyecto de resolución A/72/L.30,
«Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto
por los Estados Unidos de América contra Cuba».
Muchas gracias (Aplausos prolongados)
Exclamaciones de: «Viva Cuba!» «Cuba sí, bloqueo no!»
Fuente Granma.
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